sábado, 27 de octubre de 2012

GAIDEN 4: "Sora no Ao, Kaze no Yobu Koe" ("El cielo Azul, el llamado del Viento") Parte 2

 Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.


Gaiden 4
 Relato "Sora no Ao, Kaze no Yobu Koe"
( El cielo Azul, el llamado del Viento)
 Novela corta del pasado de Ensei
Posteado por 星期二的ruby
Traducido por Violet Raven
(Parte 2)


>ANTERIOR


***

“Probablemente no es manera de conseguir remplazos. Y todo porque día tras día, Shousenpuu (Pequeño Torbellino) es obligado a matar.”
Al principio, la expresión en los ojos de Chitasei se volvió severa. Meishou levantó los labios y sonrió con discreción.

“¿O será mi imaginación? Los sujetos que son derrotados o mueren a manos de Shousenpuu, eran los líderes principales, de alto rango. Además de conseguir cien monedas de oro y la promesa del jefe. ¿Seguro que no hay otra forma de seguir sacando a los muertos?”
“No es sólo eso. ¿Escuchaste cómo es que son enviados los aldeanos secuestrados a Shousenpuu?”
Meishou dejó escapar una carcajada burlona. Gracias a Shousenpuu, estos inútiles días se habían vuelto divertidos.
“Lo que vi fue interesante. Día tras día, su esgrima y su apariencia se hicieron más claros. A pesar de que él se seguía deteriorando, seguía asumiendo un aire de superioridad. ¿Cuánto tiempo más seguiría ensuciándose y continuar creyéndose especial? ¿No es adorable? Es como si fuera una estúpida e inocente doncella. Bello y elegante. El tiempo que lleva ha sido pisoteado ese chico tonto no es una sensación placentera.”
En respuesta a la crítica de Meishou, Chitasei habló con indiferencia.
“¿No es por experiencia propia que hablas de esa manera?”

Por un momento, la conducta de Chitasei se tornó mordaz.  Al parecer, hacía tiempo que admitía el hecho de ser asesinado por una espada, y por un tiempo su herida siguió sangrando. Aunque no era una herida severa, el dolor no cesaba hasta que fuera sanada.

“Discúlpeme… mis sentimientos interfirieron.”

Cuando su tono de voz se calmó, Meishou chasqueó la lengua más provocativamente y salió dando pasos fuertes.

De la mejilla de Chitasei brotaba sangre, la cual secó con una toalla, y volvió su atención a la lista de nuevos reclutas que recibió. De pronto, detuvo su mirada. En la columna donde se enlistaba la edad, extrañamente resaltaba uno de ellos, por lo cual tomó nota. –Trece años.

Por otro lado, los mencionados chicos, en su mayoría, cabían en la categoría de artes marciales. Este año, los hombres más valientes se habían superado y por eso se les llevaba fuera. La cuestión en realidad era, que Shousenpuu tal vez se igualaba a ellos.

“Lugar de nacimiento… dice “Umetarou”, ¿dónde está eso…?”

Sin pensarlo, echó una bocanada de aire.
‘Mi nombre es Rou Ensei.’
Murmuró entre dientes.

***

“¿Apodo?”

Ensei iba caminando. Gracias a una serie de eventos,  se había infiltrado en los Satsujinzoku, con un rostro similar a hace diez años, con ayuda del que posteriormente sería el entrenador a cargo del grupo de esgrima y al que Ensei respetaba. A pesar de este sujeto, él no se sentía incómodo.

“Hey. De cada nombre por separado, ¿cuál de los signos del zodiaco recuerdas? Porque si no lo haces, habría muchos idiotas, ¿no? ¡Y ayer alguien comió demasiado pescado y hubo una gran pelea! Por lo tanto, ¡haz lo que te digo! ¡Idiota! Al día siguiente, todos hicieron una competencia por los aperitivos. Es bastante claro, ¡¿no lo crees?! Tal como lo dije. Eso es porque estoy en el grupo de los chicos listos.”
Ensei llegó a tener la sensación de estar inscrito en el grupo de los inteligentes.
“En ese grupo de inteligentes del que hablas, está Chitasei.”
“¿Chitasei?”

“¡Él es el tercero al mando entre los grandes líderes! Al parecer es bastante inteligente, por eso lo nombraron así. Olvidé su nombre. Mira, es práctico tener un sobrenombre, ¿no? Así no lo olvidaría.”

Eso era muy cierto. Para él, que se asemejaba a un hermano mayor, era necesario tener un sobrenombre. Ensei no aparentaba en lo mínimo estar dentro del grupo de los inteligentes y sintió que en verdad, ya era demasiado tarde para incluirse en ese grupo. Tenía el presentimiento de que encararía a un compañero solitario, ingenuo e idiota que ejecutaría sus objetivos en vez de a un desconocido hermano mayor (Aniki).

“Con que ese sujeto es un estratega. Debí charlar con Chitasei respecto a elaborar un plan entero.”

Ensei puso una expresión indiferente y despreocupada, aparentando hacer una petición.

“Impresionante, ¿eh? ¿Qué clase de persona es?”

“Ese hombre es un misterio. Seguro que es un veterano, pero aunque se reúne con los grandes líderes, tal pareciera que no existe. Bueno, eso es porque los del grupo de inteligentes piensan demasiado, son tenebrosos y se quedan sin salir. Eso es lo que recuerdo. En los días lluviosos, se usa un impermeable, ¿cierto? Pues una ocasión él no durmió en toda la noche hasta que llegó a la gran conclusión de que no había que confundir la palabra ‘lluvia’ y ‘fantasma’. (Nota: aquí se refiere a dos símbolos 雨 = lluvia y 河童 = demonio de agua o fantasma, pero Chitasei se equivoca de kanjis ya que la palabra ‘impermeable’ se integra así 雨合羽)

Los ojos de Ensei se iluminaron. ‘… ¿Eso es todo?’

Había algo… diferente con los kanjis…

Tenía la sensación de que no era la palabra “雨河童”, pero además le daba la impresión de que la apariencia de los kanjis era distinta. Por mucho que se esforzara para emitir su opinión sobre los kanjis, le era imposible. Y sin embargo, casi desvía su atención hacia la disputa de la ‘lluvia’ y el ‘fantasma’, olvidando el nombre de Chitasei. Qué terrible ‘Aniki’ le había tocado. ¡¡Después de todo, él si estaba en el grupo de los inteligentes!!

“¿Tú también tienes un sobrenombre, Aniki?”

“Obviamente. Je, je, ¡el mío es magnífico! ¡Escucha, te vas a sorprender!  Mi apodo es –“

El sujeto anunció con arrogancia. “¡¡Tanmeijirou!” (Se escribe 短命二郎 y significa ‘segundo hijo de corta vida’)

“¡¿Tanmeijirou?!” Ensei definitivamente estaba sorprendido. ‘¡Tanmeijirou! ¡¿Esa fue mi reacción?!’

Primero que nada, ¿eso era bueno? Definitivamente, si. Alguien le había dado esa maravillosa seguridad. Antes de eso, ¿había que aplaudir? Era momento de ganarse su confianza, ¿no es así? Antes que nada, ¿eso le parecía magnífico? ‘Es importante que realice una actuación.’

El hermano Tanmeijirou sintió no comprender cuando la voz de Ensei salió de su boca con una reacción agitada, dejándole una impresión desagradable, ya que él pasaría a ser su pequeño subordinado.

“Muy bien, muy bien, dejaré que seas mi pequeño hermano de todas formas, “Tanmeisanrou” (significa ‘tercer hijo’)”


Esto resultó en que Ensei prácticamente saltara por los aires. ¡¡Ese era un apodo de mala suerte, viniendo de tan destacado alcornoque!!

“¡¡Aniki!! Yo soy diferente de ti, e intento vivir una larga vida, ¡por lo tanto, está bien que me pongas un nombre diferente!”

Aniki golpeó en la cara a Ensei.

“¡Idiota! ¡No es que quiera reducir mi tiempo de vida así como así! ¡Se trata de que ‘tu destino está marcado al haberme conocido porque éste será tu fin’! Llevar el nombre de ‘Tanmei’ (vida corta) nos hace compañeros al habernos conocido. ¡Compañeros!”

“¡Es un error!”

“¡Cállate! ¡No le des más vueltas al asunto!”

A pesar de eso, Ensei había sido golpeado. De cualquier manera, ese era un apodo aún más alejado de la camarilla intelectual.

Quizás Aniki se había autonombrado así. A pesar de eso, Aniki era la persona a cargo de los alimentos, ¿por qué tener un apodo así?

“Bueno, algo como haber realizado una hazaña sorprendente en la que pudieras tener experiencia y de ahí obtener un sobrenombre, es imposible en estos días, sin embargo. Por ejemplo, podrías derrotar a ‘Shousenpuu’, entre otras cosas.”

“¿Shousenpuu?”

Al Ensei voltearse a mirar a Aniki, notó que su expresión seria volvió a ser la de antes.

“… Hey, Sanrou, siento ser yo quien te está informando la situación con Shousenpuu.”

“¿Eh?”

“En verdad eres fuerte. La vez que derrotaste a diez de los principales hombres, fue admirable. Además, eras un chico tonto y adorable. Estaba complacido. Bien, pero, acercarse a Shousenpuu te hace valorar tu vida. Ese niño ha masacrado casi a cien sujetos que fueron atraídos por la recompensa y fueron a retarlo. ¡El chico es un monstruo!...  No es humano.”

El viento sacudió fuertemente las copas de los árboles. Ensei exhaló y alzó la vista al cielo… Se preguntó por qué tenía la sensación de que alguien lo llamaba. Desde el principio, fue igual que cuando estaba en el Monte Ginrou.

****

“Sobrevive.” Alguien parecía susurrar cerca de su oído.

Tenía una compresa húmeda y medicina untada en la herida. El joven, que una vez fue “Seien”, gritaba excesivamente a causa del intenso dolor, una y otra vez, forcejeando violentamente. Sin embargo, la persona que lo atendía, continuaba con el tratamiento perseverantemente. El interior de su consciencia era turbio, dejando solamente susurros repetitivos en su oído.

“Sobrevive… así sea en el abismo del infierno, hazlo.”

‘… ¿Por qué? ¿Con qué razón?’

-Después de despertar, en incontables ocasiones, el chico meditaba en estas palabras.

Momentos antes, el chico estaba deshaciéndose de aproximadamente cinco cadáveres, rodándolos por el suelo.  Ya era usual que, desde hacía largo tiempo, esto se convirtiera en un día cotidiano, y que él no pudiera sentir ninguna clase de emociones fuertes. Aún así, el sonido de pasos fugaces desvió su atención, luego de que un hombre de apariencia rudimentaria o campesina,  entró de pronto a la guarida del tigre a pesar de estar temblando. Parecía ser un aldeano común que había sido raptado de algún lado.

A pesar de que el hombre crujía los dientes, miró los cadáveres cruelmente apilados en el suelo, y al muchacho que estaba justo frente a sus ojos. El chico parecía ser muy joven, y tenía grilletes en ambas piernas y la cabeza, además de que las cadenas de hierro habían sido afianzadas. Si lograba matar a este niño, podría volver a casa –el líder asistente, Meishou, que le había dicho eso, lo había prometido. Sólo de esta forma podría sobrevivir. El aldeano, al que le fue provisto un cuchillo de hoja ancha, lo sujetó estrechamente y con fuerza.

En un instante, sus ojos se encontraron con los del muchacho. Como si se tratase de un duende sobrenatural con las órbitas de los ojos huecas, el aldeano se estremeció y dejó caer el cuchillo. El chico despertó su destreza. Al momento siguiente, la cabeza del hombre fue cortada y así terminó su vida. El chorro de sangre salió disparado al aire saltando en su mejilla, y el chico no movió las cejas. Sin embargo, de la cabeza del aldeano algo cayó espontáneamente al momento, y él sólo le dio un leve vistazo.  Parecía ser un juguete, como una pequeña flauta o silbato.

Inmediatamente, la siguiente víctima fue sacada, y en un parpadeo, el número de cadáveres aumentó a siete. Como era de esperarse, la respiración del muchacho se volvió irregular. Aunque el tratamiento en su herida había sido satisfactorio, los grilletes en sus pies que lucían pesados, eran similares a pesas de piedra.  Meishou reía al observar esto. Con gran precaución, éstos no eran puestos cerca de donde estaban las cadenas y la espada.

La mano de Meishou se desplazó en un movimiento recto.

Él alzó la espada en un reflejo, pero tardó demasiado. Era increíble el grado en que anteriormente podía haber manipulado elegantemente un abanico, pero ahora tanto la espada como su cuerpo se sentían pesados. La hoja de la torre (ajedrez) quedó atascada en su hombro derecho. No lo había perforado, pero era suficiente para que sus piernas estuvieran juntas y dirigidas hacia el muchacho. La espada estaba recargada en su hombro, pero pinchó su rodilla.

Se oyeron pasos mientras Meishou se alejaba.

“Sobrevive.”

‘… ¿Por qué? ¿Con qué razón?’

Pronto, los cadáveres de los aldeanos se pusieron pálidos. Había un acre olor a sangre y muerte. Era el mismo olor a podrido de la vulgar Corte Imperial. Sin embargo, el de este lugar lo era aún más, era crudo, como el fondo de un desagüe.

Los pasos de Meishou se acercaban. Naturalmente, era preciso decir que sin piedad, pisoteaba el orgullo del muchacho, era un hombre que se divertía destruyéndolo. Esto ni siquiera se acercaba a su fin, todos los días eran un infierno eterno en el que él se iba degenerando.

Este infierno era igual que el fondo de un canal, y sin embargo, qué sentido tenía decir “¡Sobrevive!”

La mano que empuñaba la cuchilla era intensa con la espada.

Meishou notó que se había detenido, teniendo gran precaución con sus piernas. Aún era algo peligroso para esta bestia reservar su fuerza física como si fuera pólvora. Imprudentemente, su voz despreocupada que era ininteligible, cambió a ser la misma de siempre, como era de esperarse.

“Huh. ¿Ese idiota está esparciendo rumores sobre Shousenpuu?”

Meishou vió a Ensei justo entonces, y saltó dando gritando.

“¡Oye, niño! ¿Otra vez estás escuchando? ¿Qué oíste?”

Si habitualmente el líder asistente Meishou no recordaba las caras de los recién llegados, este maldito simio era una excepción.

En el caso de los que se estaban entrenando, lo que sería cuestión de un mes, Meishou, siendo el segundo al mando, quería que hiciera todo lo que le dijera. Ensei no era lindo, Meishou no le tenía ningún respeto, y le hacía perder la paciencia que había logrado construir. Por encima de todo, el mirar a Ensei le crispaba los nervios. ¿Cómo es que, inevitablemente, tenía una terrible premonición? Parecía como si se estuviera olvidando de algo.

Hoy, el pequeño mono, que raramente tenía una expresión seria, había visto a ‘Shousenpuu’. Ante ese panorama, Meishou alzó las cejas. Lo que era más: lo que había visto, le había dado una expresión seria.

“¿Alguien escuchó la conversación acerca de ‘Shousenpuu’, pequeño mono? ¿Eso parece ser un desafío?”

 En silencio, Ensei vio siete cadáveres rodando por el suelo, y vio a ‘Shousenpuu’. Con sangre seca pegada en todo su cuerpo. En ambas piernas, grilletes de hierro y cadenas aseguradas. Con el rostro contraído, y su antes largo pelo, escondido donde no se le veía. Luego de eso, miró parte por parte para revisarlo, y al final, el chico vio que estaba lleno de sangre y grasa que se derrababa por el filo de una espada. A pesar de que él sólo traía consigo una vara y su voz.

“Hey, tú, sería bueno que te separaras gradualmente de esa espada, o después ya no podrás hacerlo, ¿cierto?”

Por primera vez, Shousenpuu alzó la cara. Por un momento, se cruzaron sus miradas.

Shousenpuu alzó la ceja sospechosamente. Los ojos del otro chico,  no eran críticos, ni compasivos, ni desdeñosos.

Es decir, por primera vez en sus vidas, los ojos de ambos chicos se encontraron por casualidad. No había en ellos ningún tipo de egoísmo al cual pudieran temer, eran ojos preocupados por su futuro cercano.  Pero el jovencito no entendió su significado.

Desde que nació, sus padres y hermanos e incluso sus opositores, habían llegado a vivir de acuerdo a lo establecido. El chico no tenía experiencia en ver a alguien fingir de esa manera.  Con excepción de su hermano menor, el chico no tenía la menor experiencia en abrir su corazón a los extraños, y no fue capaz de comprender esas palabras ni el significado de esa mirada transparente.

Ensei también estaba consciente de esa situación. Suspiró y agitó su largo y crecido cabello lacio.

“Qué remedio. Si no quieres hacerlo, tendré que intentar hacerlo yo.”

Ligeramente balanceó la vara en la que estaba recargado.

Por esa acción, Shousenpuu miró sus ojos. ‘Él es fuerte.’ El pícaro de antes y el chico que estaba ahí ahora, eran diferentes. Concienzudamente,  hasta los principios de las artes marciales, sin darse cuenta, era capaz de ir y entrar a ese lugar lleno de huesos y carne.

Exactamente en ese momento, el simpático Aniki de su grupo, Tanmeijirou, más furioso que nunca, entró precipitado al último minuto.

“¡¡Hey, Sanrou!! ¡Venir a hablar tú solo con Shousenpuu es un gran problema!”

“Perdón, Aniki. Tuve un presentimiento o algo así. Pero no tienes de qué preocuparte, todo está bien.”

En este intervalo, al enterarse del rumor, un puñado de sujetos se empezaron a reunir uno por uno con una ardiente curiosidad para ver quien mataría a Shousenpuu y si habría aparecido en el Satsujinzoku un héroe capaz de deshacerse de su “mayor temor”.

“Bien entonces, ¿empezamos?”

Ensei, de manera holgada, se paró frente a Shousenpuu. Él rió.

Shousenpuu fue tomado por sorpresa…  ¿cómo podía reír tan despreocupado este estúpido bajo tales circunstancias? En ese sitio, donde había tantos cadáveres revolcados, Ensei  únicamente miraba al muchacho.  En el caso del ex príncipe, él sólo lo miraba fijamente y en silencio. Si no fuera porque se trataba de un noble, seguramente cualquier otro chico ya habría muerto.

“… Gradualmente, tu verdadera personalidad se retraerá. Eso es inevitable. Sin muchas reservas. Y ya que soy muy fuerte, no importa cuánto te resistas, definitivamente te mataré. ¿Satisfecho?”

Por supuesto, esta vez para Seien, un recoveco de su subconsciente le suministró algo de alivio. ‘Sobrevive, y…’ alguien le estaba diciendo. Dicha voz no obedecía regla alguna. Y sin embargo, el hecho era que la lastimera voz estaba presente. Ya hacía vario tiempo que a esa voz se le podía oír lamentarse.

‘Es… es solitario, ¿no es así?’

Al escucharla, el chico empuñó la espada. Estaba en un lugar similar a al fondo de una alcantarilla, y no obstante,  era un milagro que él pudiera vivir ahí. Todos los días su destreza mejoraba y al asesinar a alguien, él moría hasta cierto grado. Meishou lo tenía inmovilizado y avanzando hacia la muerte, como a un perro, la presa le era arrojada y llevada tras la puerta.

‘¿Por qué?’

Por una eternidad, esto pareció un infierno repetitivo, y por si no se había dado cuenta, estaba tratando de vivir correctamente. ¿Por qué razón?

Pero ya todo se había terminado.

Con esto, pronto, alguien sería asesinado.

De repente, él alcanzó a escuchar la voz de su hermano menor nuevamente. Su cuerpo reaccionó contrario a su corazón, y acentuó su expresión de indiferencia. De esta manera, su habilidad vaciló. Aunque hasta ahora parecía igual, esta vez su cuerpo pareció estar vivo.

“Te concederé tu deseo.”

Un intervalo de viento dejó tras de sí apenas un susurro débil, casi inexistente, y Ensei se aprestó a usar su vara.

Sintió una sensación de alguien palmeando y aplicando una compresa. Después de eso, le fue colocado un vendaje, tímidamente, casi sin tocarlo. Se había ido acostumbrando al olor a sangre y paja seca, y había un aroma a viento veraniego. Misteriosamente y como si lo imaginara, si Seien abría los ojos un poco, el recuerdo de un techo no conocido le fue proyectado.

Justo entonces, la persona que enrollaba el vendaje dio un salto hacia atrás con una exclamación.

“¡Sanrou! ¡¡(Para mala suerte) Ya está despierto!! ¡Que venga el relevo, el relevo! ¡Tengo trabajo fuera! ¡Me voy de aquí!”

La persona dio un salto y salió corriendo a traer al sustituto, y unos animados pasos vinieron y se acercaron. El dueño de los pasos venía completamente sin vigilancia, además. La persona en cuestión se asomó casualmente y echó un vistazo a la cama de Seien, en la cual estaba durmiendo. El dueño de esos pasos, tenía lo que parecía ser una cara irreflexiva y optimista. Aparentemente ya no llevaba la vara, pero fue la cicatriz en la mejilla izquierda lo que sin duda, Seien reconoció.

“Hey. ¿Te sientes mejor? ¿Puedes levantarte? ¿Quieres algo de comer? En esa olla hay arroz cocido.”

“… ¿Por qué?”

Esa fue la primera vez que Ensei escuchó la voz de Shousenpuu. Su cara era la misma, era bonita, pero su voz completamente carente de calidez. Rodeado de una influencia decadente.

‘Parece un fantasma.’

Por dentro, estaba muerto.

“No me mataste.”

En cierto modo, logró conectar las lúgubres palabras. Ensei, entendiendo lo que quiso decir, estaba estupefacto.

“¿Huh? Eres un tonto. ¿No entiendes esa clase de cosas? Si eres idiota, ¿por qué no piensas un poquito? Si no lo comprendes, te lo diré.”

El muchacho, que parecía fantasma, alzó de forma huraña las cejas, ofendido. Desde que nació, en toda su vida jamás había experimentado el ser calificado como idiota, aunque al parecer así lo habían llamado ahora.

“Si te hubiera matado, habría estallado, desplegado mi fuerza física y mi ira habría crecido aún más. Habría matado casi completamente a todos sin pensar. De todos modos, desde hace tiempo decidí molestar y fastidiar a los debiluchos.”

Con una bocanada de aire, Ensei cerró la boca.

‘¿A quiénes?’

Su rostro proyectó la apariencia del llanto y la risa. Los preciosos fragmentos que estaban completamente olvidados se reunieron en su expresión facial… ¿Fragmentos que, lamentablemente habían sido olvidados…? Por un breve momento, Seien recordó algo.

“¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre? ¿Cómo es que todo el tiempo, la gente te llama por un nombre tan largo como ‘Shousenpuu’?”

En ese momento, la puerta que estaba abierta se bloqueó por completo una vez más. La sensación de que alguien apenas se asomaba, se desvaneció totalmente. Seien evitó su mirada que se sentía adormecida. Era la imagen del rechazo a todo. Y por supuesto, a Ensei también.

A Ensei no le preocupó mucho eso. Le inquietaba que se pusiera nervioso, como un animal herido saltaría sobre un cerdito.

“¿No tienes nombre? Bueno entonces, te pondré uno. ¿Qué te parece ‘Gorou’? Muy bien, de aquí en adelante serás ‘Gorou’.” (‘Gorou’ significa ‘el quinto hijo’)

‘¡¿Gorou?!’ El chico guardó silencio.

“¿Qué jodido nombre es ése?”

“Nada de eso. Como ya tengo a ‘Umetarou’ y ‘Ginjirou’, me faltan números, y Aniki me puso ‘Sanrou’. ‘Shirou’ sería de mala suerte, así que sólo queda ‘Gorou’. ¿No está bien?” (Shi = 4 representa mala suerte en japonés.)

“¿Te parece buena conclusión? Absolutamente, no.”

“Entiendo. ¿Hay algún nombre que te guste? Entonces, ¿qué tal ‘Tobigorou’?” (Tobi = relámpago)

Muy en el fondo, prefería ‘Tobi’ en vez de  ‘Moto-kimiko-sama’ (literalmente ex señorito joven príncipe), pensó. Esta clase de humillación era sólo el principio.

“¡¿Qué me hace ser ‘Gorou’?!”

“Entonces, ‘Yasagure-gorou´.” (‘Yasagure’ = niño fugitivo)

“¡¡Ya basta de ‘Gorou’!!”

Continuando con esto, Ensei propuso ‘Yakeppachi’ (desesperado), ‘Kokeshi’ (muñeca de madera sin extremidades), ‘Moyashi-bon’(niño frágil), ‘Aobyoutan’ (persona verde enferma), ‘Bou-chan’ (joven amo), etc., pero todos fueron rechazados. Como era de esperarse, Ensei se puso enojado.

“¡Qué tipo tan presumido eres! Entonces, ‘Takabii’ (prepotente).”

Seien se tambaleó. Quedó medio inconsciente cuando ese idiota le dijo eso directo a la cara.

“Ca… cállate. La cuestión principal aquí es ¡¿quién te dio el derecho de ponerme un nombre a tu propia conveniencia?!”

“¿Ya tienes uno? En lo que a mí respecta, en vez de recibir la recompensa por matarte, te recibí a ti.”

En lo que podría decirse que fue un momento, sin duda, la actitud de Seien se endureció frente a sus ojos.

“¡¿Y quién haría caso a tus órdenes y demás?!”

“¿Huh? ¡No esperaba nada de eso, ¿sabes?! Pero si te vuelves mi seguidor, nada menos, tendrás comida y cama aseguradas, y te daré tratamiento para tu herida. Nadie tratará de interferir, ¿sabes? Ahora, sé obediente y duérmete sin protestar.”

En lo que pareció un silencio desconcertante luego, apareció la sospecha y la precaución. Él en verdad parecía una bestia herida.

“… Y para ti… ¿qué ventaja representa?”

“¿Ventaja? Nada en particular. Mira, es como la experiencia de encontrar un gorrión herido o algo así, ¿cierto?”

La imagen de su hermano menor solo y murmurando, apareció para Seien.

“… En el caso de mi hermano menor, existe la experiencia de ser encontrado.”

“¡¿Hermano menor?! ¿Y fallaste?”  Era de esperarse de ‘Buttobi-gorou’.  ‘Oh, bueno, está bien.’

“Si alguien se lastima, como una cría de jabalí salvaje, ¿esperarías represalias de repente o algo así? Como es de esperar, es duro. Pero si no te preocupa, te repondrás y gritarás ¡he vuelto a mi hábitat!”

‘- ¿Volver? ¿ A dónde?’

Seien rio por la ironía. Ahora, a ciencia cierta, ¿qué clase de valor tendría su persona?  Sin embargo, no se aferraba a la tontería de creer a tal grado esa clase de palabras ingenuas. Hasta ahora, Seien había logrado vivir de esa manera, y luego de esto, seguiría siendo de la misma forma. Sin cambiar su silencio frío y su sospecha, Seien le dio un vistazo a Ensei.

“Qué explicación más estúpida. ¿Crees que siquiera voy a creerla?”

“Haz lo que quieras. Yo no me molesto particularmente con nada. Por lo tanto, eres libre de creerla o no creerla,  ¿cierto?”

El aparentemente presionado Seien, se percató de su falta de preparación, y Ensei, quejándose, pensaba en un nombre por el momento.

“Un nombre… un nombre, mmm… un nombre. –Shukusei.”

Inesperadamente, un nombre le salió, con una voz estúpida. El nombre era --. Un misterio. Al chico, le vino a la mente fugazmente un asunto importante.

“Tu nombre es ‘Sei’. Si no te gusta, puedes decirme tu verdadero nombre. Yo soy Ensei. Rou Ensei.”

El chico, que ahora se llamaba ‘Sei’, alzó las cejas. Rou Ensei, ¿eh?¿Sus padres estaban familiarizados con el dinero?

“En fin. Por ahora, ven a servirte algo de arroz. Aniki es la persona encargada de los alimentos, así que la comida es deliciosa.”

Ensei se inclinó en la estufa. Los ojos de Seien inconscientemente recorrieron su alrededor en busca de su espada, pero no estaba por ningún lado. en su pecho tenía la sensación de que algo lo golpeaba. Con una mirada rápida, vio que llevaba colgando del cuello un pequeño silbato.

… Y lo recordó. Era el silbato de juguete que tiró el aldeano al que asesinó. De una forma u otra, tenía la sensación de que Ensei era el que lo portaba. En lugar de la desaparecida espada, lo que tenía ahora era la flauta y Ensei.

Anteriormente, Ensei no había dicho nada. No hubo expresión de reproche alguna en sus ojos. Aunque Seien fuera despojado de esa flauta, como se despluma a un pollo, e incluso si la desechara, tenía la impresión de que Ensei no habría dicho nada.

“Haz lo que quieras.”

Él dijo que pensaría en el significado de esas palabras por sí mismo.

La punta de su barbilla tembló. La realidad que no quería ver, estaba frente a sus ojos. Los grilletes habían sido removidos de sus piernas. Sin embargo, ignoraba a dónde podría escapar o qué es lo que querría hacer. A Seien no le quedaba nada. Nadie. Al no ser un joven de la nobleza, no encontraba motivo para fugarse de este lugar similar al fondo de una alcantarilla, porque él mismo estaba vacío.

“… ¡Te concederé tu deseo!”

‘¿Deseo? Pero ni siquiera yo mismo sé cuál es mi deseo, ¿y tú dices saberlo?’

“Mira qué cara estás haciendo. Pareciera que estás buscando la verdad del universo o algo así. Mira, es arroz cocido. Yo lo preparé.”

Seien miró la apariencia del plato que le sirvió. En cuanto a la comida, era cuestión de supervivencia. Si continuaba sin comer en este agujero infernal, moriría en algún tiempo.

“¿Qué pasa? ¿Quieres descansar? ¿En serio? Esto está delicioso. Como eres una persona herida, ¡sólo será por tres días!”

“¡Estás equivocado! ¡¿Quién dijo tal cosa?! Está bien, dámelo.”

En opinión de Ensei, para ser un chico delicado y conflictivo y no tener casi ni pizca de consideración en cuanto a los alimentos, Seien abandonó su ayuno en apenas tres segundos.

La escena de ver comer al apuesto Seien sin pensar, tenía admirado a Ensei. A pesar de tener un plato era difícil, además, verlo harapiento, él tampoco había demostrado ese comportamiento antes. Él tenía una perseverancia tenaz, que hacía a Ensei admirarlo aún más. Además, en cierta forma, su familia también había comido con esta clase de finos modales. Al observar a este chico, sus recuerdos emergieron a torrentes.

“¿Quieres más?”

En silencio, Seien extendió el plato de madera. ‘¿Qué le ocurre a este sujeto prepotente?  Pero es bueno que coma para que recupere energías.’

“Ah, es cierto. Tienes cara de ser listo pero, ¿sabes escribir con caracteres? ¿Puedes escribir ‘impermeable’?”

Seien trató de ignorarlo, pero la humillación de este pelmazo que parecía idiota, lo hizo reconsiderar, y le arrebató el cuenco a Ensei. Con la punta de una rama y haciendo un chirrido, escribió en el piso.

雨合羽 (Impermeable="ame kappa")

Ensei miró fijamente, y asintió varias veces. ‘Correcto, así es. 雨 (Lluvia="ame") y  河童 (fantasma="kappa") estaría mal.’

‘Como suponía, él está en el grupo de los inteligentes.’

“Asombroso. Eres inteligente.”

“Alguien que no sabe escribir es un tonto.”

Seien fríamente escupió esas palabras, y Ensei se rascó la cabeza y sonrió amargamente. Era justo como él pensaba.

Seien, que decidió permanecer en la cama resentido y fingiendo no ver, luego de un compás de silencio, finalmente preguntó.

“Tú… ¿por qué estás aquí?”

Ensei frotó con las puntas de sus dedos la cicatriz de su mejilla izquierda. Dejó salir un suspiro y levemente sonrió. La respuesta era simple.

“Para destruir a los Satsujinzoku.”

Al día siguiente, Seien se enfermó del estómago, y los siguientes tres días se volvieron un suplicio debido a que pasó todo el tiempo con diarrea. La razón fue que con el clima de verano, el cocido de arroz que quedaba en la olla estaba podrido, pero Ensei y Tanmeijirou, quienes muy animadamente habían comido la papilla de arroz igualmente, se retorcían por el dolor de estómago. Encima de eso, el culpable, Ensei, compadecía a Seien diciendo “Estás enfermo porque eres débil” y cosas así, y respecto a golpearlo, era a causa de su absoluta determinación restante.

***

Fuente:  http://tuesday-white.livejournal.com/1244.html

***

GAIDEN 4: "Sora no Ao, Kaze no Yobu Koe" ("El cielo Azul, el llamado del Viento") Parte 1

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.

Gaiden 4
 Relato "Sora no Ao, Kaze no Yobu Koe"
( El cielo Azul, el llamado del Viento)
 Novela corta del pasado de Ensei
Posteado por 星期二的ruby
Traducido por Violet Raven
(Parte 1)



Nota del traductor 星期二的ruby: Esta es una traducción al inglés de la novela corta titulada Sora no Ao, Kaze No Yobu Koe, que trata del encuentro entre Ensei y Seiran a la edad de 14 años aproximadamente.

La versión china es realizada por Saiunkoku Tieba de Baidu, China.
La versión inglesa es editada por Tuesday.

Aclaraciones (del traductor a la versión inglesa):
1.    Mi nivel de inglés no es profesional. Por lo tanto,mi traducción puede ser mucho menos atractiva o incluso extraña, de las que han leído de traductores angloparlantes. Si encuentran alguna parte de mi traducción difícil de entender o torpe, háganmelo saber, y si fueran tan amables, ayúdenme con sugerencias para mejorarla, las cuales pueden dejarlas en la parte de comentarios.
2.    Dado que estaré traduciendo del chino al inglés, como saben, no puedo garantizar la fidelidad de la versión china, que es realizada no por una editorial china, sino por fans. Así que mi versión inglesa definitivamente será diferente de la versión japonesa hasta cierto punto.
3.    Como dije antes, no domino perfectamente el inglés. Traducir a un idioma diferente siempre es más difícil que traducir a la lengua materna, por lo que me tomará mucho más tiempo, lo que significa que el progreso en la traducción demandará MUCHA paciencia de su parte, y me disculpo por eso.

***


Las voces distantes alcanzaron sus oídos. Aquellas eran las inolvidables y dulces voces de sus hermanos mayores.

“Que niño tan desobediente eres. En verdad me pregunto en qué clase de adulto te convertirás cuando crezcas.”
“Jeje, ¿qué tal si te vuelves un oficial, igual que yo?”

Al escuchar a su segundo hermano mayor preguntar eso, Ensei asintió.

“¡Eso suena bien! ¡Si estamos juntos, yo puedo protegerte! Tu cuerpo es muy débil, y esos malvados oficiales deben tener montones de guardaespaldas malencarados. No puedes vencerlos tú solo. Así que yo me convertiré en un oficial y astuto luchador para ayudarte.”

Sorprendiéndose, el mayor de sus hermanos levantó la cabeza, mientras que su hermana mayor, que siempre era prudente, le advirtió.

“Ensei, está bien que seas travieso, pero debes convertirte en un hombre fuerte pero amable, de esa forma podrás proteger las cosas más valiosas para ti.”

Si la suerte y el infortunio van de la mano, ¿acaso tú, el dios que gobierna la Rueda de la Fortuna, esbozas una sonrisa desdeñosa al ver esta feliz escena, mientras haces girar de nuevo la rueda?

Y con un crujido, permites que siga girando.

-Al oír un extraño sonido de gotas cayendo, él miró al piso. Lo que vio fueron las cabezas rebanadas de sus hermanos y hermanas en medio de un charco de sangre, con los ojos sin vida. Todo lo que alguna vez tuvo, su pasado de ensueño, llegó a un abrupto final. Lo que siguió fue el “presente”, mucho peor que una pesadilla.

Y luego fue despertado por una risa burlona.

“Diez años. Te recordaré por diez años. Eso será suficiente, ¿no es así? Y después de diez años, te olvidaré a ti, el tercer hijo de la familia Rou, cuando llegues a la edad de quince años.”

Prólogo

‘¡Te mataré!’

Su visión se nubló con un rojo sangre.
Haciendo esfuerzo con sus hombros y barbilla, Ensei se arrastraba montaña abajo, con el cuerpo ardiéndole. Sus extremidades estaban completamente rotas y por tanto, inútiles. Todo su cuerpo, bañado en sudor, prácticamente echaba vapor. Bajo su mejilla izquierda corría un chorro de sudor, mojando la herida que ahí tenía, que estaba inflamada como si comenzara a supurar.

La desdichada escena escarlata –los despojos de su familia, la cabeza de su madre arrancada cual si fuera un juguete –llenaba su visión y no se desvanecía. Lo único que le habían dejado era su propia vida, y la herida en su mejilla.

‘¡Te mataré!’

Rechinó los dientes. Había un sabor a óxido en su boca.

“Debes convertirte en un hombre fuerte pero amable.”

‘Perdón, hermana, pero ya no puedo hacer eso.’

“No quiero olvidarme de esto.”

El recuerdo de esa escena, aunque traumática, era lo único que a Ensei le quedaba. Si debía sobrevivir con eso, necesitaba apoyarse de algo, y eso sería la venganza y el odio, a falta de los cuales, moriría. Y aún así, ¡cómo tenía deseos de morir ahora!

‘Desearía morirme ahora.’

De pronto, sintió el aliento de una bestia muy cerca de él. Alzando la vista, vio un lobo plateado, que había aparecido de la nada, parado sólo unos pasos adelante, mirándolo sin parpadear. El lobo era tan enorme y hermoso, que Ensei pensó estar, en realidad, soñando.

‘No me importaría ser devorado, si es por este lobo.’

La idea corrió por su mente. En ese momento, se sintió desesperadamente exhausto.

‘Quizás también voy a morir.
Ahora que lo pienso, ¿por qué me esfuerzo tanto en arrastrarme? A pesar de que quiero vengarme de ese hombre, ni siquiera puedo bajar la montaña. Además, soy sólo un hombre con los huesos rotos. Vengarme será increíblemente difícil. ¿Por qué no ser devorado por este lobo?

Pensándolo mejor, sólo tengo cinco años.

Si, sólo cinco. Ese demonio de hombre dijo que esperaría hasta que tuviera quince. ¡Qué carajo! Aún después de esos diez años, sólo tendré quince. Podría ganarle siempre que él fuera tan débil como mis hermanos mayores. Si no puedo encontrar al legendario maestro en artes marciales y rogarle que me enseñe, vengarme será absolutamente imposible.
Muy bien, eso es. Elijo morir. Mi vida terminará hoy. Dejen que este lobo me coma.’

Sin embargo, mientras el lobo se acercaba, él estaba asombrado al darse cuenta de que en verdad era una bestia gigante. El lobo empezó a olerlo en todas partes y luego le dio vuelta con su hocico. Una vez acostado, los ojos de Ensei se encontraron con los del lobo, e inmediatamente empezó a sudar.

‘¡¡Qué –qué horror-!!’

Era la primera vez que Ensei se sentía vivo desde que fue arrojado a la montaña. Estaba aterrorizado, realmente aterrorizado. Aunque ese hombre no lo había intimidado tanto, esta criatura era una presencia enteramente abrumadora. Incluso la idea de suicidarse quedó extinguida por el violento miedo. Al ver esa boca roja abriéndose, Ensei cerró los ojos inconscientemente. Sintió que la bestia lamió su mejilla y luego, su cuerpo entero. No pudo soportarlo y dio un salto.

“¡Oye, tú, lobo malo! ¡Si vas a comerme, que sea rápido! ¡Estoy muy asustado! ¿Huh?”

Ensei miró su cuerpo… ¿Qué…? Definitivamente, sus extremidades habían estado rotas.

“¿Cómo es que estoy de pie?”

El lobo, sin embargo, dio vuelta lentamente hacia otra dirección y estaba a punto de irse, como si hubiera cumplido su misión. Ensei se apresuró a atrapar su cola.

“¡Espera! ¡Cómeme antes de que te vayas! ¡Tonto! ¡Estaba preparado a morir! ¡No quería que me curaras-! Y ahora que lo has hecho -! ¡Maldición! ¡Tengo que seguir vivo!”

Mientras gritaba, Ensei comenzó a llorar. Tenía los ojos inundados de lágrimas. Aunque no comprendía cómo, su cuerpo ahora estaba restaurado, permitiéndole caminar, descender la montaña y buscar a ese hombre. Ya no moriría, tenía que seguir viviendo, en un mundo sin su familia, solo.

De haber muerto, habría podido quedarse con ellos para siempre. Pero eso ya no podía ser.

Ya no podía ser.

Ensei se frotó la cara con la cola del lobo, manchándola con lágrimas y mocos. Molesto, el lobo trató de jalar su cola, pero Ensei no la soltó.

‘¿Cuál es el problema, por un poco de mocos? Después de que me has causado muchos problemas.’

“¡Tú eres el responsable de esto -! ¿Me oyes? Ten esto en cuenta por mí, ya que yo no tengo mucho cerebro y puede que lo olvide. Mi familia es una de las de mejor clase en el mundo. Yo era feliz y libre todo el tiempo. Amaba a mi padre y madre, aunque a veces los agobiaba. Mi hermanita era muy linda. Mi hermano menor, aunque solía tener la apariencia de un pequeño mono, cada vez se parecía más a un humano y era adorable. ¡Definitivamente, no había niño más feliz en el mundo que yo!”

Gritando esto, Ensei cayó al suelo de pronto.

‘Si –Yo era muy feliz.’

‘Pero hoy, debo despedirme de ese yo que era feliz…’

La cara del cínico hombre apareció en su mente. Y supo que su odio, que apenas se había esfumado, volvía a encenderse otra vez. En algún rincón de su corazón, escuchó el sonido de su transformación. Era el sonido de una ruptura. Junto con la clase de emoción que lo separaría de su amable y dulce familia.

‘Muy bien –Voy a matarlo.’

“¡Jeh!” Los extremos de la boca de Ensei se arquearon hacia arriba. Formando una leve sonrisa perversa, de esas que jamás habían aparecido en su rostro.

‘Te haré lamentar el no haberme matado.’

“Espera y verás… Te mataré, cuando pasen diez años, te lo aseguro.”

Aturdido, repitió estas palabras, y luego lentamente cerró los ojos.

-Este era el preludio a su venganza. Ensei comprendió que esta sería su vida. Antes de que su energía fuera completamente consumida, se tomó un momento para llorar. Para despedirse de su amada familia y lamentarse de sí, ya que él nunca volvería a ser el mismo de antes.

Luego de observarlo por un rato, el lobo lo acunó con su cuerpo, como intentando protegerlo.


Parte 1


Ocho años después –


Con una vara en la mano, Ensei corría como el viento persiguiendo un jabalí salvaje.

“¡Ajá! ¡Esta es mi oportunidad!”

Lanzó la vara hacia el jabalí salvaje, la cual, con el golpe preciso y fuerte, ocasionó que el animal cayera al suelo. Ensei se apresuró a recogerlo, pero un lobo gigante bloqueó su camino.

“¡Hey! ¡Fuera de mi camino, Ginjirou! Es la comida mía y de mi maestro.”

El amo de la montaña –Ginjirou, como Ensei lo llamaba-estaba más grande que nunca, incluso para Ensei, que ya contaba con trece años.

“¿Qué pasa, Ginjirou? ¡Ooh!”

Quedó sorprendido al ver varias crías de jabalí alrededor del animal que yacía en el suelo.

“Debe ser su madre…”

 La madre jabalí, que antes estaba huyendo, ahora hacía frente a Ensei para defender a sus pequeños.

 “¡Rayos! Han llegado las crías de la mamá jabalí… Está bien, perdonaré tu vida.”

Pero a sus generosas palabras, siguieron los rugidos de su estómago. Tenía pensado que comer una comida abundante hoy, pero ahora se moría de hambre. Su estómago vacío gruñó tan fuerte, que hizo retroceder a Ginjirou.

“¡Rayos! Volveré a cenar pescado. Quiero carne –“

De pronto, Ginjirou empujó a Ensei ágilmente con su hocico, haciéndolo caer de espaldas y echó a correr cargándolo. Justo cuando Ensei estaba confundido, oyó el rugir de bestias. Y además…

‘Olor a humano –‘

Ensei empuñó su vara fuertemente, y al mismo tiempo, Ginjirou dio un enorme salto volador. Debajo de ellos, aparecieron las figuras de un oso salvaje y un hombre enfrentándolo. Ensei vio brillar la hoja de la espada del hombre a la luz del crepúsculo.

 “¡Idiota! ¿Cómo puedes luchar contra un oso? ¡Retrocede, ahora!”

Elevando la vara por encima de su cabeza, Ensei bajó de un salto de Ginjirou y asestó un golpe al oso en la frente. Sus manos sintieron que el cráneo del oso se quebró.

El oso quedó noqueado de espaldas, y Ensei oyó detrás de él, el sonido de la espada siendo enfundada.

“Gracias por salvarme la vida.”

Ensei volteó.

“¡Oye! ¿Acaso no te advirtió el líder del pueblo que esta en las faldas de la montaña, que no te internaras en el bosque después del atardecer?”

A primera vista, se veía que este hombre era un noble, que tenía una manera perfecta de conducirse. Aunque no lucía como un peleador experto, parecía bastante diestro con la espada. Sin duda, era por eso que fue tan tonto de apuntar con su espada a un oso.

En ese momento, algo apareció de repente detrás del hombre. Ensei estaba estupefacto.

“… ¿Por qué, una cría de jabalí? Debe ser la cría de ese jabalí salvaje. Entonces estás perdido, ¿eh?”

La cara de Ensei se tensó. Sería posible que –

“… ¿Estabas tratando de luchar con el oso para proteger al bebé jabalí?”

El hombre se rascó la cabeza y miró hacia otro lado.

“Pero tú lo hiciste también, ¿no? Para protegerme.”

“¡Yo no tengo problema! ¡Soy joven y fuerte! ¡Pero la gente mayor no debería esforzarse!”

Avergonzado, el hombre cambió el tema de conversación.

“¿Ese lobo plateado de antes, es el amo de la montaña?”

“¿Ginjirou? Ah, casi lo olvido. ¡Ése Ginjirou me botó y se fue!”

Por muy gigante que fuera, era un experto en desaparecer por los aires.

“¿Ginjirou? Entiendo por qué lo llamas ‘Gin’ pero, ¿por qué ‘Jirou’? ¿Dónde quedó el ‘Tarou’?”

Ensei pensó que era divertido que un noble le preguntara tal cosa con semejante seriedad. Qué sujeto tan extraño.

“Tenía un árbol de ciruelo en mi casa, al cual lo llamaba Umetarou. Así que después se me ocurrió Ginjirou.”

Ensei se echó al oso a su espalda. Visto desde atrás, era como si su cabeza estuviera siendo tragada por la del oso. Justo cuando el hombre estaba a punto de preguntar qué iba a hacer con el oso, el estómago de Ensei empezó a gruñir como un tambor.

“En serio, ¿a qué has venido a este lugar?”

“He venido a visitar al legendario maestro en artes marciales, el maestro Nan.” Respondió el hombre, presentándose.

“Mi nombre es –Sa Enjun.”

***
“¡Está delicioso! ¡Eres un gran cocinero, viejo!”

Una vez en casa, en la cima de la Montaña del Lobo Plateado, Ensei se daba un festín con el guisado que Enjun hizo. Era la primera vez que probaba un guisado de oso tan delicioso.

“Al principio, pensé que eras un oficial que venía a arrestar a mi maestro. ¡Ah, genial!”

Enjun pensó que era mejor mantener en silencio su verdadera identidad como oficial de la corte.

“¿Por qué? ¿Qué hizo tu maestro?”

“Nada… sólo carece un poquito de sentido común…”

En realidad, no era sólo “un poquito”.

Si Ensei era suficientemente desgarbado, nada menos, su maestro no conocía los principios más fundamentales de la vida humana. Tenía un escaso concepto del dinero, y robaba vacas y ovejas de la villa que estaba en las faldas de la montaña. Desenterraba rábanos de los campos y devastaba los huertos de manzanas diciendo, “Escucha, Ensei, hoy te mostraré cómo llevar una vida confortable en las montañas” lo cual frustraba en demasía a Ensei, quien pensaba que era normal obedecer a los maestros.

‘¡Pero no somos ladrones! ¿’Vivir una vida confortable en las montañas’? ¿Qué demonios?’

Pero los aldeanos, incluyendo a su líder, eran personas despreocupadas en su mayoría. “Ensei-san, está bien, en verdad. La montaña pertenece a su amo, y somos nosotros quienes hemos tomado prestadas las laderas de la montaña. Todos nuestros cultivos están a disposición del amo de la montaña” solían decir a menudo, y adoraban a Ginjirou y a su maestro cual si fueran dioses, minimizando lo que hacían.

“Los aldeanos de las cercanías están agradecidos contigo y el maestro Nan porque han eliminado a los bandidos.”

“Ah… es eso…”

“¿Por qué estás tan deprimido?”

Con cara de preocupación, Ensei bajó sus palillos. Él había persuadido a su maestro a dejar de comportarse como monos en las montañas, causándoles problemas a los demás, y de ayudar más a las personas. Fue entonces que comenzaron a trabajar como guardaespaldas, lo cual ya había sido hacía mucho. Aunque ya no actuaban como ladrones en la villa, aún…

“Aun así, nada ha cambiado. Los ladrones corrompen a los oficiales y son liberados de prisión cuando acaso son arrestados. No se puede hacer nada a menos de que haya un cambio en el gobierno.”

Enjun discretamente abrió más los ojos.

“Ensei… ¿cuántos años tienes?”

“¿Huh? Tengo trece.”

Su respuesta le recordó a otro jovencito de su edad. Enjun sonrió amargamente.

“… Ustedes dos son totalmente diferentes.”

“¿Huh? ¿Yo y quién? ¿Tu nieto?”

“No, el segundo príncipe de esta nación.”

“¡¿Príncipe?! ¿Qué es eso?”

Enjun volvió a sonreír. Completamente opuesto a Ensei, el frío segundo príncipe, quien era demasiado inteligente.

… Sin embargo, él se había ido. Enjun se mordió el labio ante el amargo recuerdo que lo invadió.

Mientras que no fue capaz de prevenir que el segundo príncipe fuera exiliado, aún quedaba algo que debía hacer, por lo cual había venido a la provincia Sa.

“He venido a encomendarle una misión a los guardaespaldas de la Montaña del Lobo Plateado.”

Ensei levantó la cabeza. Había estado en paz, como siempre, hasta ahora, antes de oír las siguientes palabras de Enjun.

“La misión es destruir a los Ladrones de la Espada Asesina (Satsujinzoku).”

En ese preciso instante, la expresión de Ensei cambió de repente, ante lo cual Enjun se estremeció.

Su cara, previamente risueña y animada, se había desvanecido como si se hubiese quitado una máscara, sin dejar ni un rastro de emoción. Sus profundos y negros ojos, se tornaron fríos y vacíos, cual infierno de sangre cuajada, como un abismo fantasmal.

Enjun sintió que, sin saberlo, había abierto una caja enterrada en lo profundo de su alma, y que no debía ser abierta.

***

De pronto, Ensei miró hacia la puerta. Enjun miró en la misma dirección, y fue sorprendido por la abrupta aparición de otra persona.

“¡Maestro! Es raro que venga directo a casa sin rehuir ruborizado.”

“¿De qué estás hablando? Yo también he progresado -¡Soy el maestro! ¡Comparado contigo, que eres el estudiante, mi progreso es un paso hacia adelante por cada tres que doy hacia atrás, todos los días!”

“¡A eso se le llama retroceder!”

En un parpadeo, el hombre se había sentado en el lado opuesto a Enjun, del otro lado de la olla de guisado. Era un hombre llamativo: alta y delgada figura, pero aún así bien proporcionada; un par de ojos que asemejaban a los de una bestia; pelo largo y plateado hasta la cintura, con un tinte pelirrojo; y su edad era un misterio, que podía asegurarse que tuviera treinta o cincuenta sin que a nadie le sorprendiera.

“¡¡Ah, maestro!! ¡Fue muy difícil preparar este guisado, así que no se lo coma tan rápido!”

‘¿Huh?’ Enjun echó un vistazo a la olla y no encontró nada –hasta hace un segundo había bastante comida ahí –no quedaba nada. ‘Imposible, si se acaba de sentar.’

Enjun golpeó la olla con su cuchara, airadamente.

“Por mí no hay problema, pero el viejo Enjun ha estado ocupado sirviéndome la comida ¡y no ha probado bocado! Eso es de muy mala educación, ¿no lo cree?”

“¿Ah, si? Entonces, me voy, gracias por la comida.”

“¡Maestro! ¿En serio se irá? Ya es muy tarde, y esta persona ha venido a pedirle su ayuda.”

El maestro Nan se rascó la oreja como si no le importara.

“Ensei, ve afuera a jugar con Ginjirou.”

Entonces, agarró a Ensei de la cabeza y lo arrojó a través de la ventana, como si fuera una pelota.

“¡Aah!” gritó Ensei mientras salía volando junto con su vara.

Enjun empezó a sudar frío. Aunque ya lo había escuchado de Sou Shungai, (el nombre real de Sou Taifu) realmente era un maestro severo.

Su melena plateada ondeó. El maestro Nan fijó la mirada en Enjun. Era como ser mirado fijamente por una bestia.

“Qué invitado tan inoportuno. Pero ya que ayudaste a la cría del jabalí, eres el invitado de honor de la montaña. No puedo menos que escuchar tu petición.”

Si Ginjirou era el amo de la montaña, él sería el dios de la montaña, pensó Enjun.

***

Ensei, que había sido echado fuera, estaba recostado en el pajar con la cabeza recargada en Ginjirou, mirando el cielo nocturno.


“-La misión es destruir a los Ladrones de la Espada Asesina (Satsujinzoku).”

Su corazón latía y su cuerpo temblaba –la visión escarlata regresaba a su mente.

Hacía largo tiempo que la cicatriz en su mejilla no le dolía tan intensamente. Ensei tomó aliento profundamente.

De repente, Ginjirou dio un salto, haciendo que Ensei se cayera de su panza blanca, y aterrizara en el pajar. Las manos que lo ayudaron a levantarse no eran las de su maestro.

“Viejo Enjun, ¿qué pasa?”

Ginjirou huyó hacia otro sitio. Siempre evitaba estar cerca de otros humanos, igual que el maestro Nan.

“Nada. Es sólo que el maestro Nan me pidió que durmiera afuera, en el pajar.”

“¡Por Dios, ¿cómo puede hacer eso?! ¡Puedes quedarte en mi cama!”

“No, está bien. Es bastante cómodo aquí.”

Enjun se acostó como si nada en el pajar, junto a Ensei. La paja seca olía como el amanecer. Enjun cerró los ojos.

“… He retirado mi petición. Por favor, olvídalo.”

Pasó un buen rato y Ensei no dijo nada. Justo cuando Enjun se empezaba a preguntar si se había quedado dormido, una voz ligeramente ronca y antinatural alcanzó sus oídos.

“Mi maestro te lo dijo, ¿cierto? Te contó mi pasado. Gracias, viejo, pero yo iré.”

Enjun miró el perfil de Ensei, el cual parecía tan frágil como la porcelana, con una lacrimosa sonrisa.

“… Soy tan estúpido. Aun habiendo olvidado a mi familia, sigo teniendo el rostro, la voz y todo acerca de ese hombre, grabado en mi mente. Soy un idiota, todo lo contrario de otras personas. Sin embargo, esto es lo único que le queda al estúpido de mí. Así que yo emprenderé la misión. Ha llegado el momento de que yo abandone esta montaña y regrese a mi mundo.”

El recuerdo de su familia se había desvanecido. Incluso en sus sueños, sus rostros se habían empezado a volver vagos hacía algún tiempo, que Ensei no podía recordar. –Alguna vez pensó que esto nunca lo olvidaría, sin importar lo que pasara.

Ahora que había olvidado incluso los semblantes de su familia, no estaba haciendo esto por nadie más. Lo hacía por él mismo. Dejaría este mundo sin sentido, a pesar de que era más seguro que cualquier otro lugar.

Ensei sonrió en silencio. Enjun nunca había visto una sonrisa más triste.

‘Aunque logres disuadirlo, probablemente irá.  Incluso si tiene que ir él solo. Porque ya se ha dado cuenta de que es su destino, y no tú, quien lo está llamando.’

Era demasiado tarde para arrepentirse. Enjun no podía decir nada que retuviera a Ensei. Ensei cerró los ojos en sus cálidos brazos, y una solitaria lágrima rodó por su mejilla.

Los ocho años que vivió junto con su maestro y Ginjirou en esa montaña lo habían protegido, y sin embargo, éste no era su mundo. No, era él quien no podía considerar este lugar como su mundo.

En el fondo, era Ensei el que era incapaz de romper el juramento que se había hecho a sí mismo. Una vez congelado, su odio nunca se derritió. Las frías tinieblas siempre estuvieron acechando en un lugar dentro de su corazón. Aunque intentó fingir que lo había olvidado, no lo hizo, hasta el último momento.

‘Lo siento, maestro, Ginjirou.’

Ensei, al no haberlos elegido, dejó la montaña y volvió a su mundo, junto con el odio del que no pudo deshacerse al final.


****

El maestro Nan estaba observando las estrellas en la cima del acantilado. Un lobo plateado le hacía compañía a sus espaldas, en silencio.

“Ginjirou, ¿por qué trajiste a Ensei aquí?”

Ese no era el verdadero nombre del lobo, pero casi todos lo llamaban así.

Luego de un momento, se escuchó una voz profunda.

‘… Porque daba lástima.’

Ésta era, en realidad, la voz del lobo plateado, la cual parecía como si, asombrosamente, saliera de la mente de alguien.

´Esa fue la primera vez que comprendí la clase de sentimiento que era la compasión, amo.’

“¿Qué te causó lástima de él –que se precipitaba hacia el asado de res tan pronto se despertaba, que se incendiaba el trasero y salía corriendo a gritos, se caía de cabeza al río, se hundía hasta el fondo y se desmayaba?”

‘… Si, es cierto. Aquella vez pensé que ese incidente era sólo una ilusión.’

Fue Ginjirou el que sacó a Ensei, que estaba agitándose en el agua, del río. Estaba asombrado de lo tonto que era el niño, y luego se dio cuenta de que sin querer, lo había salvado otra vez.

Sin embargo, ese incidente no fue una ilusión.

‘… Lo encontré justo antes de que él sufriera un colapso. Antes de colapsar, me pidió que yo recordara lo feliz que había sido, ya que él quizás lo olvidaría.’

En ese momento, Ginjirou fue testigo del momento en que el pequeño Ensei se sumergió en el odio.

Quizás habría sido mejor matarlo en ese entonces, Ginjirou siempre lo creyó, incluso ahora. De hecho, él había ido ahí para matarlo, a ese intruso que causó disturbios por días en la montaña, cuya aura inusualmente mortal hacía que hasta los animales salvajes retrocedieran. Después de salvarlo por capricho, Ginjirou no le prestó atención.

Pero el infante rescatado comenzó a llorar. Culpando a Ginjirou de salvarlo. Ahora tenía que seguir viviendo, el niño dijo.

‘Tengo que seguir vivo…’ Diciendo esto, Ensei se derrumbaba en silencio, como un cacharro haciéndose añicos.

‘Haberlo traído aquí… Tal vez lo lamento.’

“Ginjirou, en realidad, la vida de Ensei estaba destinada a terminar ese día.”

‘¿Será que yo… cambié todo eso?’

“No, siempre fue Ensei el que cambió el destino, llamándote y haciéndote cambiar de opinión. Su estrella del destino, el sol –el sol –puede iluminar y cambiar su entorno, pero nada puede cambiar al sol.”

Sin embargo, para ser exactos, la estrella del destino de Ensei estaba muy lejos de ser el sol.

Durante esos ocho años, Ensei desarrolló su fuerza a base de esfuerzo propio y una extraña obsesión por las espadas.

Al principio, se ponía pálido con sólo ver una espada, a lo cual seguían los temblores y vómito. Y aun así, tomaba la espada una y otra vez. Aunque sólo pasaba una pequeña parte del día practicando esgrima, le dedicaba cuerpo y alma cuando lo hacía, progresando a una velocidad milagrosa. A decir verdad, lo que había estado creciendo a pasos agigantados no era su destreza con la espada, sino su destreza para matar.

Cada que terminaba la práctica, se apresuraba a meterla debajo del pajar, le echaba un vistazo rápido y la alejaba de una patada. Sin embargo, él dormía cada tercer día en el pajar.

Es así como Ensei pasó esos ocho años.

La espada era, por así decirlo, una “enajenación” para Ensei –algo a lo que no podía renunciar por ninguna causa, aunque claramente él sabía que estaba mal y lo odiaba.

El maestro Nan estaba mirando al cielo estrellado. Había una estrella tenue parpadeando, como si sobreviviera con su último aliento.

“¿Es eso lo que está llamando a mi estudiante…?”

Así como Ensei había llamado a Ginjirou, alguien estaba llamando a Ensei. Si Ensei no abandonaba la montaña ahora, la estrella caería y Ensei no volvería a ver al dueño de esa estrella en toda su vida.

‘Es probable que Ensei vaya. Pero, ¿después, qué?’

‘Maestro… mi vista esta cegada por el color carmín, como un charco de sangre.’

Sólo una vez, Ensei había preguntado esto y llorado, porque no podía soltar la espada que tenía en la mano.

‘Sé que no está bien, estoy afligido. Pero, ¿qué más puedo hacer?’

Él sabía la respuesta, haber llegado angustiado estaba mal. El niño había pasado los últimos ocho años riendo bajo el sol; no obstante, su sombra había crecido y se había vuelto más oscura noche tras noche. ¿Quién podía decirle que estaba mal? Y, ¿quién le daría la respuesta “correcta”, una que fuera igual en peso a su corazón roto?

El maestro Nan no pudo responder a ninguna pregunta.

Sólo pudo hacerle una promesa.

‘… Si un día llegas a perderte a ti mismo, yo haré que duermas en paz con mis propias manos. Te enterraré al pie del árbol de ciruelo que está en tu casa, e iré a visitarte todos los días junto con Ginjirou, antes de que te conviertas en polvo.’

Ensei sonrió como si las cadenas de so corazón hubiesen sido rotas, bajó la espada y se quedó dormido.

“Pero si tú ya no estuvieras aquí, Ginjirou y yo estaríamos muy tristes.” Se dijo a sí mismo el maestro Nan.


Parte 2

“Ya veo, con que Sa Enjun-dono se ha movido…” En el grupo de los Satsujinzoku, en una sección del Monte Ryou, escuchando el reporte, un hombre estaba de pie solo y murmurando.

Chitasei , que ostentaba el tercer puesto en el grupo, y con una mente muy por encima del resto podía mover libremente los recursos en todas las direcciones, alzó la voz.

“Así que dices que, entre otras cosas, Sa Ejnun fue al Monte Ginrou, ¿qué con eso? ¿Qué tanto éxito crees que tendrá al haber ido al Monte Ginrou? En diez años, las tropas del gobierno no han hecho nada.”

El líder asistente, Meishou, miró a Chitasei con sumo sarcasmo. Llevaban diez años juntos y a Meishou aún no le agradaba ese hombre. Anteriormente, Meishou estaba a cargo de ejecutar  sin ayuda, un plan diseñado. La cuestión es que Meishou fue hecho a un lado por la imperiosa voz del jefe Chougai. El caso es que a Meishou le fue imposible digerir el que él ocupara el tercer puesto al mando, pero sobre todo, eso era algo que su estómago no podía entender.  La naturaleza de Chitasei era desconocida.

Sin embargo, quedaban pocos miembros en los Satsujinzoku, por lo que Meishou lo aprobó simple y llanamente hablando.

“En el Monte Ginrou, muchas veces ese grupo de gente representó un dolor de cabeza, impidiendo nuestros saqueos, aunque después de todo, enviamos una tropa pequeña, ¿no es verdad?”

Chitasei cerró sus ojos, poblados de largas pestañas. Prudentemente. “Entiendo.” Murmuró.

“… Te has puesto algo inquieto. Sinceramente, veo que no has descuidado la precaución.”

Ante el retiro de sumisión desesperada, Meishou se puso aún más irritado. Al final, aún más, lo que Chitasei hacía le crispaba los nervios. Por último, Meishou le lanzó de manera visiblemente descortés, un pergamino de bambú.

“Los reclutas de este mes.”

Viendo el grosor del pergamino, Chitasei frunció el ceño. Tal vez, hasta ahora, era la lista más gruesa.

“… Son muchos los enlistados, ¿no es así?”



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Fuente: http://hi.baidu.com/ruby_tuesday/item/5135bec0a0f28866f7c95d92

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