sábado, 20 de junio de 2009

VOLUMEN 1 (prólogo, parte 1 y parte 3 con diálogos)

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.


SAIUNKOKU MONOGATARI
PRÓLOGO
(Traducción parcial)
Versión en inglés por Ysabet
Traducido por Violet Raven

Déjenme contarles un poco acerca de la historia del país de Saiunkoku.

Hace mucho tiempo, en una era donde los demonios de los bosques de las montañas arrasaban el país, un joven hombre comenzó un viaje en medio de aquél caos interminable. Luchando contra los monstruos, y trayendo paz y seguridad a los habitantes, siguió con su viaje interminable.

Conmovidos por el espíritu de ese hombre, ocho seres iluminados (sen) fueron atraídos hacia él. Ran-sen (Índigo), Kou-sen (Carmesí), Heki-sen (Verde), Kou-sen (Amarillo), Haku-sen (Blanco), Koku-sen (Negro), Sa-sen (Café) y Shi-sen (Púrpura). Llevando los colores como nombres, eventualmente fueron llamados “Los Ocho Sabios de los Colores”, y utilizaron sus poderes místicos para ayudar al joven.

El nombre de ese joven era Sougen. Con ayuda de la sabiduría de los “Ocho Iluminados”, sentó las bases para la fundación de la nación, trayendo el amanecer de una nueva era para la gente y fue el primer Emperador de Saiunkoku.

Después de la muerte de Sougen, los “Ocho Iluminados” desaparecieron. Sin embargo, un elegante recinto fue construido en señal de respeto para los seres iluminados, conocido como Sentoukyuu (Cámara Celestial) que se dice, permanece en alguna parte de los jardines del Palacio Imperial.

Historia de Saiunkoku, autor desconocido.


Prólogo

Entrada la noche, una reunión secreta entre los tres Altos Consejeros tuvo lugar en el interior del Palacio.

“…Este es un serio problema.”

“Si, nada podría ser peor que esto.”

“Ya ha pasado casi medio año desde que Su Majestad subió al trono.”

“Las cosas no han mejorado, ¿o si…?”

“Pensé que todo tomaría su curso de alguna forma…”

“Los viejos tampoco entendemos las tendencias actuales.”

“¡Tonto! Como si alguien pudiera entender esa clase de cosas.” Les gruño molesto, uno de los tres viejos consejeros, el más temperamental. En su juventud, fue un famoso guerrero en el frente de batalla, y aunque ahora pasaba de los 60, su carácter no había cambiado mucho desde entonces.

“Pero, si las cosas siguen así…”

“Cierto. A este paso, en cualquier momento podrían aparecer toda clase de consejeros deshonestos e hipócritas.”

“Más que eso, antes podría aparecer un villano que ambicione el trono.”

“En este momento, lo más importante es…”

Hablando con mucha más sensatez que los otros, uno de los ancianos consejeros murmuró con una mueca. “Tenemos que hacer algo respecto a ese rumor que se esparce afuera del Palacio.”

El silencio se apoderó de la habitación. Era cierto que ese rumor que había mencionado, era el problema en sí mismo.

“T-tienes razón.”

Otra persona limpió el sudor de su frente y aclaró su garganta. “Antes que preocuparnos por la aparición de consejeros deshonestos, primero tenemos que ocuparnos de los intereses del pueblo.”

“¡P-p-pero hemos hecho todo lo que podíamos!”

“¿Qué más podemos hacer?”

Como nadie tenía más ideas que aportar, la reunión secreta cayó en confusión, cuando una persona, que hasta entonces había permanecido en silencio, finalmente dijo. “Yo tengo una idea.”

El que habló era el consejero más antiguo del país y al sonido de su voz, los demás callaron. Todos lo miraban con expectación.

“…Después de todo, hay un viejo dicho…” Dijo el anciano consejero de barba blanca y muy larga, sonriendo con sabiduría. “…que el mayor enemigo del hombre es su esposa.”


PARTE 1
“SIEMPRE HAY OPORTUNIDAD PARA UN BUEN NEGOCIO”
(Fragmento)

El templo era bien conocido por el hermoso sonido de un erhu que fluía a ciertas horas del día. Su ejecución era tan buena, que los clientes se detenían en los restaurantes y casas de té cercanas para escuchar su sonido. Y aunque la gente de la ciudad amaba los sonidos de aquél instrumento, amaban aún más a la jovencita que lo tocaba. La única que no lo sabia era esa chica.

Usualmente, después de finalizar las lecciones del día, los niños le pedían a Kou Shuurei que tocara para ellos. Ese día, sin embargo, en lugar de una canción, la chica interpretó para ellos una historia de Saiunkoku que era muy popular entre los niños.

Shuurei terminó la historia como siempre lo hacía, con los últimos ecos de la música “…y de esa forma, los ocho iluminados desaparecieron. Pero se dice que siguen viviendo entre la gente. Así que es posible que aún ahora, ellos estén viviendo entre nosotros.”

Fue hasta que Shuurei sonrió y pronunció la palabra “Fin”, cuando los niños que estaban a su alrededor y que la escuchaban atentamente, dejaron salir un profundo suspiro.

“Oye, oye, Shuurei-sensei.”

“¿Si?”

“¿El Sentoukyuu (Cámara Celestial) realmente sigue en el palacio?”

Shuurei dejó a un lado el erhu , sonriendo mientras contestaba. “Si”. Ella acarició la cabeza del pequeño. “Ahora es conocido como Sentoushou (Ministerio de la Cueva de los Iluminados) pero Seiran dice que aún permanece en una esquina de los jardines del Palacio Imperial.”

“¿Alguna vez lo has visto, Shuurei-sensei?” le preguntó una linda pequeña con dos trenzas enroscadas en la cabeza, sus ojos brillaban mientras la miraba, con sus manos en las rodillas de Shuurei.

Shuurei suspiró ante esa pregunta. “Desafortunadamente no. A mí también me gustaría verla aunque sea sólo una vez, pero está en el Palacio. Si pudiera hacer los Exámenes Imperiales podría entrar, pero sólo los hombres pueden presentarlos.”

“Si ese es el caso, entonces yo aprobaré los Exámenes, me convertiré en un Oficial y me casaré contigo. ¡Así podré llevarte al Palacio!”

Shuurei sonrió al chiquillo que hablaba con tanta confianza. “¿En serio? Eso sería maravilloso. Pero tienes que estudiar mucho más duro para hacerlo, Ryuushin. Olvidaste tu tarea de ayer, ¿no es así?”

“Ah, eso…”

La pequeña con trenzas enroscadas sacó la lengua al nervioso chiquillo y se aferró a Shuurei. “Mmm, eso será absolutamente imposible para ti. Después de todo, nunca haces la tarea.”

“Probablemente sería más rápido si, en lugar de convertirte en Oficial, intentaras entrar en las fuerzas Imperiales como Seiran y convertirte en un consejero militar, Ryuushin.”

“Ah, tienes razón. Soy bueno peleando, sólo peleando.”

“Pero eres muy débil cuando se trata de tu mamá o de Shuurei-sensei. Eso no es bueno, ¿o sí?”

“¡Chicos!” La cara del chiquillo se tornó de un rojo brillante y temblaba. En ese momento, alguien llamó a la puerta del templo.

“Lo siento mucho. ¿Tienes un momento, Señorita?”

Shuurei se sorprendió mucho al ver la alta figura que entró. “Seiran, ¿qué estás haciendo aquí?”

“Ah, es Seiran.”

“¡Seiran, juguemos a los samurai!”

Los niños rápidamente se arremolinaron alrededor del joven, y Seiran sonrió irónicamente. “Mmm, lo siento. Estoy muy ocupado hoy. Será en otra ocasión.”

Golpeó suavemente en la cabeza a uno de los niños cuando éste protestó, y se dirigió a Shuurei. “Señorita, tienes que volver a casa inmediatamente. Ha venido un invitado.”

Esta vez, todos los niños protestaron.

Shuurei se quejó para sus adentros por la visita inesperada. ‘Grandioso. Y yo que tenía un “trabajo” importante para hoy. ¿Quién será el idiota que vino tan de repente?’ Pensó mientras se levantaba. Dio unas palmadas en las cabezas de los chiquillos que se agarraban a su ropa, con insistente nostalgia.

“Lo siento. Esto es todo por hoy. No olviden lo que estudiamos hoy, ¿si? Ryuushin tampoco olvides tu tarea de hoy, ¿está bien?” Shuurei le hizo un guiño antes de salir a la calle acompañada de Seiran. Sacudió ligeramente la cabeza y miró a Seiran con curiosidad. “A propósito, Seiran, ¿qué haces por aquí a estas horas del día? ¿No se supone que hoy debes estar en la Corte Imperial?

“Si… pero me pidieron acompañar al invitado que fue a la casa…”

“¿Regresaste a casa por un asunto personal de nuestro invitado…? ¿Acaso es alguien muy importante?”

“Si, bueno…”

Shuurei comenzó a sospechar por su respuesta ambigua. A pesar de su gentil apariencia, Seiran era un espadachín muy hábil. Y, pese a no tener básicamente ningún apoyo de la familia Kou –la familia de Shuurei- se las arregló bastante bien para ascender de rango con una velocidad sin precedentes y ahora gozaba de cierto prestigio como miembro de la milicia. De acuerdo, si se ve desde la perspectiva de la Corte Imperial no era gran cosa, pero si tenía tanta influencia sobre los superiores de Seiran, entonces el invitado era importante para Shuurei.

“No sé quién o por qué vino a verme esa persona, pero lo más apropiado en estas situaciones es avisar, ¿no crees? Llamándome así de repente… gracias a esto, mis planes han quedado arruinados. Completamente arruinados.”

Apretando los puños, Shuurei se volvió a mirar a Seiran. Se aferró a él llorando, “¿Qué vamos a hacer, Seira-a-a-n? ¡Este mes volveremos a estar en números rojos! ¡Y yo que había encontrado un buen trabajo qué hacer, pero ahora se fue todo al carajo! Realmente pensé que podríamos comer arroz este mes, pero otra vez será cebada… ¡Cebada…! ¡Esa solitaria línea que divide en dos a la cebada! Esa línea que la distingue del arroz. Se volverá a burlar de mí diciendo ‘No soy arroz’. ¡Aaahh, no puedo creerlo, no puedo creerlo! ¡Voy a odiar a ese invitado por el resto de mi vida!”

“S-señorita, nadie diría tal cosa, y la cebada no habla.”

Seiran se percató de que varios curiosos los miraban. Ya que estaban en medio de la calle haciendo el ridículo, lo más lógico es que la gente que pasaba por ahí los mirara sorprendidos.

“Está bien. Yo también buscaré más trabajos de medio tiempo. También tenemos que apurarnos a reponer las tejas que se llevó el tifón que hubo recientemente, de otra forma, tendremos problemas en temporada de lluvias. Después de todo, las cubetas no son tan baratas. Si puedes comprar las tejas, yo me ocuparé de las reparaciones, así podremos costearlo. También veré qué puedo traer del Palacio para reparar el enrejado… Así que, por favor no llores. Realmente me gustan tus guisados de cebada, además de que son muy nutritivos.”

“Ahhh, lo siento. Siempre te molesto demasiado, Seiran. Si tan sólo el tonto de mi padre fuera un poco más responsable, las cosas no estarían así.”

“Por favor, no te preocupes por eso.”

“Ni siquiera podemos pagarte un salario, y aún así te has quedado con nosotros cuando todos los demás se han ido. Seguramente somos los únicos que tenemos a un oficial militar respetable que lleva las cuentas en un restaurante, escribe cartas para otros o que le hace los recados a los comerciantes.”

“…” Seiran pensó que probablemente eso era cierto.

“Tu salario es suficiente como para que te mantengas tú mismo, pero como estás con nosotros, todo lo que ganas lo gastas en el mantenimiento de la casa y la comida… Por favor, perdóname por no ser capaz de decirte que no te preocuparas por nosotros y que encontraras trabajo en una residencia mejor. Pero- pero si encuentras un mejor trabajo, no te preocupes por nosotros, ¿está bien?”

“Señorita,” Seiran cortó las palabras de Shuurei con una sonrisa. “No te preocupes por eso. No tengo intenciones de irme de su lado, aunque me lo pidan. Jamás he pensado en ello como una molestia. Todo lo contrario, estoy realmente feliz de poder pagar la deuda que tengo con ustedes.”

“Deuda…”

“Hace 13 años, ustedes me acogieron en su casa sin saber siquiera de dónde vengo. He decidido devolver esa amabilidad por el resto de mi vida. Así que no hay absolutamente ninguna necesidad de que te preocupes por eso.”

“Seira-a-a-n…” La cara de Shuurei volvió a ensombrecerse. “Aaahh, ¡¿por qué nos pagan tan poco?! ¡Aunque nuestra clase social es tan alta… odio esto!”

“…” Palmeando la espalda de Shuurei, Seiran silenciosamente asintió ante ese comentario.

Es verdad, SOLO su clase social es alta…

Era obvio que su estatus social era alto, pues llevaba el apellido Kou.

Saiunkoku se divide en ocho provincias: Ran (Índigo), Kou (Carmesí), Heki (Verde), Ko (Amarillo), Haku (Blanco), Koku (Negro), Sa (Café) y Shi (Púrpura). Los nombres de las provincias conservan el mismo nombre desde hace mucho tiempo, pero hace unos 600 años, el Emperador de entonces tuvo la extraña idea de hacer que las familias nobles de cada provincia cambiaran sus apellidos. El Señor de la Provincia Ran tomó el apellido Ran, el de la Provincia Kou, recibió el apellido Kou y así sucesivamente. Al mismo tiempo, el uso del apellido de las ocho familias de nobles quedó prohibido para los plebeyos, como una clara distinción de que quienes llevaran los nombres de los ocho colores, pertenecían a la nobleza más alta. Ya que la capital –donde se encontraba la Corte Imperial- se encontraba en la Provincia Shi y que seguía a cargo del Emperador, el apellido Shi se convirtió (hasta ahora) en el apellido de la Familia Imperial.

Durante esa intervención de 600 años, el sistema de gobierno cambió de ser un sistema feudal provincial, con familias de nobles, para dar paso al sistema de una corte central Imperial. A pesar de esos cambios, las siete familias –excepto la familia Shi, por su estatus completamente diferente a las demás- seguían siendo muy poderosas.

Mientras que el camino para ser un oficial –posición que anteriormente había sido ocupada por los hijos de los aristócratas- estaba ahora abierto a la gente común, y a pesar de que habían transcurrido décadas desde que comenzaron a ser promovidos a través del sistema de Exámenes Imperiales, la mayoría de los candidatos que lograban pasar a la última etapa de selección seguían siendo de las siete familias. Cuando el sistema de Exámenes Imperiales comenzó a funcionar, las siete familias utilizaron pródigamente su fortuna acumulada para desarrollar el talento de su gente. El resultado de esto fue que, uno tras otro, los hombres más capacitados salieron de las siete familias y así, su poder se incrementó notablemente. Naturalmente, como Oficiales de alto rango, recibían un generoso salario, así que de todas formas, las siete familias salían ganando.

Kou Shuurei pertenecía a una de esas familias y además, era la princesa y descendiente directa de la familia. Los Kou eran, junto con los Ran, una de las más distinguidas entre las siete familias. El apellido del Emperador, Shi (Púrpura), venía de la mezcla de Kou (Carmesí) y Ran (Índigo) y desde que el Emperador cambió los apellidos de las familias, les otorgó esos dos apellidos a las dos familias más influyentes.

‘… En verdad, la Señorita debería ser atendida por varias damas de compañía y vivir un estilo de vida refinado.’

De cualquier forma, Shuurei no debería estar llorando por tales problemas y tampoco debería estar comiendo sólo cebada ese mes, o agobiándose por no saber qué hacer a causa de la falta de dinero para remplazar las tejas del techo y que necesitaban ser reparadas, pensando que el techo colapsaría en la temporada de lluvias.

¿Por qué la princesa de una familia con un linaje tan noble como el de la familia Kou estaba viviendo en tales condiciones?

Aparentemente el hijo mayor de la casa principal de los Kou -Shouka, el padre de Shuurei- siempre fue un simpático estudiante, así que la gente empezó a murmurar que no era el más adecuado para convertirse en el jefe de la familia. Mientras que el siguiente hermano estaba demasiado capacitado para serlo. Así, en su lecho de muerte, el padre de Shouka decidió heredar el liderazgo de la familia al más joven de los hermanos. Ya que Shouka desde siempre pensó que él mismo no era el más adecuado para responsabilizarse de encabezar la familia, aceptó felizmente este último deseo.

De cualquier forma, una vez que su hermano menor se hizo cargo de la familia, la posición de Shouka como el mayor empezó a ser incómoda. Después de pensarlo, se decidió que él, su esposa y su hija abandonaran la Provincia Kou. Y ya que sería inapropiado dejar al hijo mayor de los Kou sin un lugar dónde vivir, los Kou mandaron construir una residencia en la Provincia Shi y le prepararon un puesto de alto rango dentro de la Corte Imperial. Así, Shouka se mudó a la Provincia Shi –tomando a Seiran a su cargo cuando lo encontró desmayado en la nieve, mientras se mudaba a la Provincia Shi- y llegó a vivir en la casa en la que reside actualmente.

Aunque en realidad se convirtió en un Oficial de alto rango en la Corte Imperial, su posición no era nada importante, pues estaba al cuidado de algo muy valioso (específicamente los archivos) y mucha gente ni siquiera sabía que existía tal posición. A causa de esto, el Ministerio de Finanzas, que estaba a cargo de los salarios, frecuentemente se olvidaba de pagarle su salario. Ya que Shouka no era el tipo de persona que se quejaba por algo así, a través de los años, su paga fue disminuyendo gradualmente, lo que arrojó como resultado que toda la familia –Shouka, Shuurei y Seiran- tuviera que trabajar. Y ya que usualmente se la pasaba absorto en los archivos, no era de mucha ayuda, por lo que la responsabilidad de salir a ganar el sustento recayó en Shuurei y Seiran.

Seiran, recordaba el pasado con una mirada perdida.

Nunca pensamos en lo mucho que costaría mantener esa casa tan grande…

Al principio, Shuurei y Seiran estaban muy optimistas. No consideraban necesario vivir entre lujos. Imaginaron que sólo tendrían que ganar dinero suficiente para alimentar a tres personas. Sin embargo…

Ellos nunca imaginaron que los costos por mantener esa absurdamente grande residencia en condiciones habitables, se llevaría más de la mitad de sus ganancias. Y mientras sus ingresos disminuían, sus necesidades económicas se iban incrementando. Aún cuando estrictamente le ordenaron a Shouka que se asegurara de cobrar su sueldo, sus palabras se las llevó el viento. Parecía como si una vez que Shouka marchaba al trabajo y se encerraba en los archivos, cualquier otro pensamiento desaparecía de su mente.

“Señorita… Señorita siempre te esfuerzas mucho. Todos los días haces los quehaceres de la casa, das clases a los niños del templo, trabajas casi hasta el anochecer… En verdad, debes considerar este como tu día libre. Además, pronto me aumentarán el sueldo, así que…”

Shuurei levantó la cabeza y su cara se llenó de alegría. “¿Quieres decir que vas a ser promovido de nuevo? ¡Eso es maravilloso, Seiran! Muy bien, festejaremos esta noche.”

“¿Eh? Pero…”

“¡Está bien! Aunque no tengamos muchos ingredientes, hay muchas formas de prepararlos. Aquí es donde tengo que demostrar mis cualidades. Tú solo mira, te sorprenderás con el festín que prepararé.”

Seiran rió discretamente mientras veía caminar a Shuurei por la calle de muy buen humor.

Él estaba especialmente feliz con el carácter de Shuurei, que se alegraba no por su aumento de sueldo, sino por su promoción.

***

“¡¿Shou Taishi de los Tres Altos Consejeros de la Corte?!”

Shuurei estaba en shock por la respuesta que Seiran le dio, después mostrarse reacio a decirle quién era su invitado. Su sorpresa fue tal que casi termina desparramando por todos lados las hojas para el té mientras abría la tetera. Estuvo cerca, las hojas del té no eran baratas. Sin embargo, las palabras de Seiran fueron demasiado para ella.

Los Tres Altos Consejeros de la Corte…

“¡¿Por… por qué, por qué vino una persona así a visitarme?!”

“No lo sé.”

Seiran no tenía la más mínima idea. Cuando Shou Taishi le dijo: “Me gustaría hablar con la princesa de la familia Kou. Por favor arregla una cita con ella.” Por un instante no pudo comprender lo que el otro le dijo. Por alguna razón, no pudo conectar la palabra “Princesa” con Shuurei y la casa en la que Seiran trabajaba tampoco había tanta gente como para arreglar un encuentro de esa clase. Y aunque alguien viniera a visitar a la princesa durante el día, seguro que ella estaría fuera trabajando.

“… ¿Quieres decir que mi padre está hablando ahora con esa persona…?”

“… Si.”

“¿Sin ofrecerle una taza de té?”

“… No pudo encontrar el juego de té.”

Seiran sonrió cansadamente y puso algunos panecillos dulces para acompañar el té en una charola.

Platos y palillos estaban tirados por toda la cocina como si un ladrón hubiera estado husmeando por ahí. Sin embargo, el juego de té permanecía en su lugar… Aparentemente, había estado buscando exhaustivamente el juego de té, pero sus esfuerzos no dieron frutos. Era inútil contar con la habilidad del amo de la casa para los asuntos domésticos.

“…Bueno, aprecio su intención de querer servir el té al invitado. Si consideras cómo es normalmente, es todo un logro para él.”

Shuurei suspiró profundamente y tomó la bandeja que contenía lo necesario para preparar el té.

En ese momento, sus movimientos cambiaron instantáneamente. Enderezó su espalda y sus pasos se hicieron más cortos. Seiran, como siempre, no pudo evitar admirar sus extremadamente finos modales. Era rara la oportunidad de observar modales tan finos, incluso más que los de las damas de compañía de la Residencia Imperial.

Como resultado, Seiran siempre pensaba que era una pérdida de tiempo continuar con esas maneras. Shuurei había adquirido tantos conocimientos y había sido tan bien educada en etiqueta simplemente para terminar sus días en la ciudad.

Cuando llegaron al salón, podía escucharse el sonido de una risa ligera proveniente del interior. Shuurei alzó ligeramente las cejas en señal de sorpresa.

“…Parece que tienen una conversación muy animada aunque supuestamente mi padre nunca ha sido un gran conversador. Me pregunto si tienen intereses similares…”

La otra posibilidad era que Shou Taishi era quien estaba manteniendo la conversación. Probablemente… no, sin duda era esto último.

Mientras Shuurei reafirmaba su expresión, Seiran entró al salón. Se inclinó frente al señor de la casa y al invitado, “La Señorita Shuurei ha regresado.”

“Ah, bien.” El hombre que mostraba una gentil sonrisa en el rostro era el señor de la casa, Kou Shouka. Estaba cerca de los cuarenta, pero ya que no llevaba barba, lucía más joven, casi cerca de los treinta. “Mmm… ah… ¿el té…?”

Seiran no pudo evitar sonreír ante la temerosa pregunta de su señor. “La Señorita lo traerá enseguida. También hay algunos manjuus dulces que tanto le agradan.”

La cara de Shouka se iluminó con sus palabras.

Seiran casi estalla en risas al ver la respuesta tan abierta de su señor, pero rápidamente se contuvo. Sería impropio reír tan fuerte, ya que en esos momentos, Shouka no era el único que estaba allí.

Luchando por mantener su expresión seria, Seiran abrió lentamente la puerta.

Introduciéndose lentamente en la habitación, Shuurei depositó en la mesa la bandeja que llevaba. Entonces dio tres pasos y se inclinó.

Pag.19 *** pag 22***

“…Shuurei-dono, Seiran-dono… me disculpo por la urgencia de mi visita, pero tengo que hacerles una petición.”

Shuurei y Seiran enderezaron sus espaldas.

“Si deciden aceptar, como gratitud, les pagaré esta cantidad.”

Shou Taishi extendió su arrugada mano derecha.

Seiran se sorprendió por la repentina mención del dinero. Sin embargo, Shuurei reaccionó diferente.

“—¡Quinientas monedas! ¡De oro!”

La mirada de Shuurei cambió. Era una suma increíble de dinero. Era suficiente para alimentar a una familia de 5 personas por 10 años. Sin embargo, era el precio justo para reparar o quizás renovar esa residencia tan ridículamente grande y también suficiente para permitirse un lujo cotidiano, en otras palabras, permitirse el privilegio de comer arroz todos los días.

“¡Lo haré! ¡Sea lo que sea, sólo déjemelo a mí!”

Adiós a la cebada. Adiós a las carreras con las cubetas en los días lluviosos. En ese momento, eso era todo lo que había en su cabeza.

“En ese caso,” Shou Taishi ni siquiera le preguntó si no se retractaría de su decisión. Si ella se arrepentía, sería un problema.

“En cuanto a Seiran-dono, entrarás temporalmente como guardia personal para servir al Emperador.” Era un salto imposible para su posición. Seiran se cuestionó lo que acababa de escuchar.

En seguida, Shou Taishi le dijo pesadamente a Shuurei: “…Shuurei-dono, quiero que entres a la Residencia Imperial y te conviertas en la esposa del Emperador.”

La cara de Shuurei en ese instante era algo digno de ver, como diría más tarde Seiran.


PARTE 3
“LA VERDAD EN LA OSCURIDAD”
(Fragmento)

En medio de tal oscuridad, los pétalos de cerezo continuaban cayendo sin fin. Una figura se acercó. Cuando él se percató de mi presencia, sonrió. Como un pequeño murmullo, un cálido sentimiento se esparció en mi corazón. Era tan feliz…

Cuando intentaba acercarme, esa persona regresó por donde vino.

“¿…rmano…?”

Corriendo tras la figura que se hacía más distante. Pero, sin importar lo mucho que corriera, la distancia se acrecentaba.

La mano que se extendía tan desesperadamente era tan diminuta, como una hoja de maple.

“¿Por qué…?”

Tenía ganas de llorar. Era la única persona que estaba ahí para mí.

“No te vayas. No te vayas.”

“No me dejes solo.”

Los pétalos de cerezo volaron. Se convirtieron en wisterias (comúnmente conocidas como “flor de la pluma”), se convirtieron en osmanthus (otra especie de flor nativa de Asia)… se convirtieron en copos de nieve.

La figura se mezcló entre la nieve y desapareció.

Yo seguí esperando. En la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Siempre.

“No te vayas.”

Ni siquiera podía decir esas palabras.

“No te vayas.”

Justo cuando pensé que iba a caer de rodillas por la desesperación, alguien sujetó mi mano firmemente desde atrás.

Sorprendido… me volví lentamente para mirar.

Lo primero que ví al despertar, fue el rostro familiar de un guardia.

“¿Sei…ran…?

“Discúlpeme por entrar sin su permiso. Estaba gritando entre sueños…”

El Emperador se levantó lentamente de la cama. Después de cenar con Shuurei y regresar a sus habitaciones, aparentemente se quedó dormido.

Estaba cubierto de un sudor frío. Cuando pensó en limpiar el sudor de su frente, el Emperador finalmente se dio cuenta de que estaba sujetando la mano de Seiran.

Levantó su brazo mientras seguía sosteniendo esa mano, Seiran se apresuró a explicar. “Ahh… mmm, usted levantó su mano y sin pensar, yo… le ruego me perdone.”

El Emperador todavía estrechando esa mano, la sacudió arriba y abajo un par de veces.

“…¿Su Majestad?”

Deteniendo su acción, el Emperador sonrió.

“¿Qué tal si duermes conmigo esta noche, Seiran?”

Seiran se congeló al instante. La expresión en su rostro era como si hubiera tomado vinagre puro, pero era obvio que estaba intentando con todas sus fuerzas, encontrar una forma de salir de esa situación. El Emperador inclinó ligeramente la cabeza.

“No quieres hacerlo.”

“No… cada quien tiene sus propias preferencias. Eso es…”

“Estoy bromeando.” Dijo el Emperador a un nervioso Seiran y sonrió. “Acabo de decidirlo. No dormiré contigo.”

“Uff…”

“Sería demasiado desperdicio.”

“…”

Seiran, sabiamente, permaneció en silencio.

El Emperador miró atentamente a Seiran.

“… Como lo pensé, Seiran, ¿no eres demasiado masculino? Aún cuando somos de edades similares.

Ante esa afirmación tan solemne, Seiran una vez más estaba en problemas para contestar.

“He estado pensando recientemente, que aparentemente Shuurei confía más en ti que en mí.”

“…”

“Eres un buen hombre, por eso lo comprendo. Además, han vivido juntos por mucho tiempo. Pero como esposo de Shuurei, hay veces en que eso me molesta.”

“…”

“Así que creo que iré a acortar las distancias con mi esposa.”

El Emperador hablaba bastante serio. Seiran, tratando de percibir sus intenciones, le preguntó titubeante. “¿Y d-de qué forma…?”

El Emperador inclinó su cabeza y se detuvo a pensar por un momento, cuando de repente se le ocurrió un plan. “Ya sé. Haré que me llame por mi nombre a mí también.”

De mala gana soltó la mano de Seiran y saltó fuera de la cama.

“No necesitas hacer guardia esta noche en mis habitaciones.”

El Emperador comenzó a caminar hacia la salida llevando sólo su ropa de dormir, sorprendiendo a Seiran.

“¡Espere un momento!”

“¿Mmh?”

“¡Va a pescar un resfriado! Aunque es primavera, las noches han estado muy frías, así que debería ponerse algo encima.”

El Emperador rió. “Aunque Shuurei me gusta, también me gustas tú, Seiran.”

Dejando a un maravillosamente sorprendido y helado Seiran, el Emperador terminó de salir de la habitación vestido únicamente con su ropa de dormir.

***

La luna brillaba fuertemente esa noche.

El Emperador recordó el mes que había transcurrido mientras la fría brisa tocaba sus mejillas.

Su corazón estaba inesperadamente tranquilo. Entonces pensó que quizás ese era el verdadero significado de estar en paz. A pesar de los regaños de Shuurei, por alguna razón eso lo hacía muy feliz, aunque esa relajación en su rostro provocaba aún más el enojo de Shuurei. Tanto deseaba seguir experimentando esa sensación, que le había mentido en muchas cosas, pero el pensaba que eso estaba bien porque –la cara de Shuurei cuando se enojaba era muy linda.

Tener a alguien que se preocupe por uno.

Que eso le trajera tanta felicidad.

El Emperador volvió la mirada hacia sus palmas. Tantas cosas que sería capaz de atrapar con sus manos. ¿Sería la sonrisa de Shuurei una de esas cosas? Entonces se dio cuenta de que si cerraba su mano, podía atraparla. Pero si continuaba como hasta ahora, y dejaba sus manos abiertas, ésta se le escurriría entre los dedos.

Hasta entonces, él sólo había tenido lo más básico en sus manos.

Shouka, su rincón en los Archivos, el tiempo que pasó en ese lugar… aunque esas cosas eran muy importantes para él, eran muy pequeñas. Pero el había pensado que así estaban bien las cosas. Desde hace mucho, había renunciado a desear demasiado… excepto por una cosa.

Fue por eso que tomó el trono que no quería. Para él, sólo era una posición temporal. Él no era quien debía estar ahí. Protegería el trono vacío, siendo un Emperador sólo de nombre, para cuando regresara “esa persona”. Fue por eso que, aún habiendo subido al trono, se negaba a ser el Emperador.

Pero entonces conoció a Shuurei.

Pensaba en la posibilidad de tener su singular calidez. Sin embargo, eso sería como dejar ir ese deseo que tan fervientemente había esperado todo ese tiempo. Ella era una consorte. A menos de que él fuera el Emperador, ella no podría ser suya. Una brisa sopló. Él miró la palma de su mano… y después de un largo momento, lentamente su puño se cerró.

***

Shusui se asomó a mirar la luna.

“El tiempo vuela, ¿verdad? Ya ha pasado un mes.”

Shuurei se reclinó en el sofá y suspiró.

“Es muy cierto. Me pregunto si valió la pena haber venido aquí.”

“Por supuesto.”

*** pag 76
Pag 84***

Por la noche, mientras leía un libro en los Archivos, Shouka levantó ligeramente una de sus cejas cuando se percató que tenía un visitante.

“…¿Kouyuu-dono?”

“…Siento molestarlo tan tarde. ¿Estaría bien si duermo en los Archivos esta noche?” Viendo la tremenda fatiga en su cara, Shouka inmediatamente se dio cuenta del problema. Sin embargo, el cortés de Shouka no diría algo como ‘Otra vez te perdiste, ¿verdad?’.

“Por supuesto, ponte cómodo. Aunque el lugar es algo pequeño.”

“Como siempre, se lo agradezco.”

A pesar de estar en silencio mucho tiempo, Kouyuu estaba muy deprimido o más bien molesto por haberse perdido en la oficina de Asuntos Civiles, donde trabajaba. Ni siquiera pensó que la razón de esto fue que no salió en compañía de alguien, como acostumbraba hacerlo. Quizás era posible que el espíritu maligno de algún superior esparciera alguna pócima para arruinar el sentido de orientación de los demás. Él tenía la sensación de que también habían movido cualquier punto de referencia. O quizá, podría ser…

“…Kouyuu-dono.”

El sonido de la voz de Shouka, sacó a Kouyuu de sus pensamientos paranoicos.

“Ah, ¿¡si!?”

“Me enteré que fuiste llamado por el Ministro de Asuntos Civiles, ¿pasó algo?”

Inseguro porque no sabía si Shouka había descubierto su nerviosismo momentáneo, Kouyuu sonrió discretamente.

“…Si, sobre el trabajo, un poco… Ah, es cierto, hay algo que quería preguntarle.”

“¿Qué es?”

“Ya pasó un mes desde que me asignaron como el profesor del Emperador. Durante este tiempo, me he estado preguntando muchas cosas.”

La expresión de Shouka cambió ligeramente. Kouyuu continuó, completamente serio.

“…Le preguntaré sin rodeos. ¿Podría ser que el Emperador…”

***

A la mañana siguiente, Shuurei despertó lentamente.

‘…No sé por qué, pero siento una calidez. Aparte de eso, siento algo muy pesado encima de mí. Es algo extrañamente confortable.’

“Ummm…”

Mientras seguía en medio de sus sueños, una puerta abriéndose se escuchó.

“Consorte Kou, ya es de…”

‘No es la voz de Shusui…’ pensó ella extrañamente, mientras sus palabras eran cortadas repentinamente por los sonidos de alguien corriendo y cerrando la puerta.

“…?”

Shuurei intentó estirar su cuerpo. Pero éste no se movía.

¿Qué es lo que tenía encima? O más bien, ¿qué es lo que se estaba colgando de ella que no la dejaba levantarse? Todavía medio dormida, Shuurei obligó a sus ojos a abrirse. Dando un vistazo, se encontró con un rostro frente a ella. Al mirar las largas pestañas que tenía frente a ella, Shuurei sintió un poco de envidia.

‘(…Ahh, pensándolo bien, su sola mirada es muy bonita, ¿verdad?...)’

Es muy diferente a la impresión que deja su forma tan infantil de hablar, pero…

Shuurei despertó completamente en ese momento.

“¡Hey, Su Majestad! ¡Despierta! ¡Ya suéltame Majestad!

“Umm…”

Ryuuki, aún somnoliento, abrió los ojos. Al encontrar a Shuurei en sus brazos, acarició su mejilla con el dorso de su mano y le sonrió feliz. Luego, apretó más su abrazo.

“Dijiste que me llamarías por mi nombre…”

Y se volvió a dormir.

Shuurei gritó.

“¡No te duermas! ¡Despierta! ¡Levántate! ¡Levántate ya…!”

La sirvienta que había ido a despertarla hoy no había sido Shusui, y ese fue el fin de su suerte.

Los rumores se esparcieron más rápido que lo que ellos tardaron en tomar el desayuno.

“¡El Emperador pasó la noche con una mujer!” Eran rumores infundados, sin embargo, Shuurei no podía desmentirlos porque supuestamente era su esposa.

Y ya que ella no decía nada cuando los sirvientes lo mencionaban sólo se limitaba a quejarse con un “No es agradable”. Kourin, con lágrimas de felicidad, terminó de preparar las cosas para el desayuno tres veces más rápido de lo usual y salió volando como si su presencia allí fuera un estorbo y los dejó solos. No había ni un solo sirviente en la habitación, más que Shusui, quien los miraba tímidamente desde un rincón.

Shuurei levantó la cabeza. Le dirigió la mirada a Ryuuki, quien calmadamente comía su desayuno con cierto aire de resentimiento. A pesar de eso, extrañamente parecía de buen humor.

“…Ahh, rayos. ¿Por qué traspasaste la almohada-?”

“Tu cara está roja.”

“…”

Shuurei le aventó su taza de té. Sin embargo, Ryuuki la atrapó sin problemas. Ya se estaba acostumbrando.

“Eso es peligroso.”

“A diferencia de ti, ¡yo no soy inmune a esa clase de cosas! ¡Idiota, eres de lo peor!”

Shuurei cayó sobre la mesa.

“Ahh… ¿Qué van a pensar mi padre y Seiran cuando escuchen este estúpido rumor?... ¿qué voy a hacer si se lo creen?”

Ryuuki frunció el ceño molesto. Shouka está bien pero, “¿Por qué mencionas a Seiran?”

“¡Es… es… es que…! Es el corazón de una chica. No lo entenderías.” Fue la extraña explicación de Shuurei. Pero, de alguna forma, tenía sentido. “…Oye.”

“¿Qué?”

“…Realmente no pasó nada, ¿verdad?” Ciertamente, Shuurei sólo tenía una vaga idea de esas cosas y por eso no podía determinar por sí misma si en realidad había o no sucedido algo. Para empezar, si al Emperador le atraían los hombres, tales cosas no pasarían pero, por si acaso. Sólo por si acaso…

Sin embargo, Ryuuki desvió la mirada. Shuurei palideció.

***pag 90
Pag 93**

“Oye, Seiran, ¿escuchaste lo de la otra noche?”

Seiran sonrió interiormente ante la sonrisa sugerente de Shuuei. Ya se esperaba exactamente esa pregunta.

“…¿Te refieres a lo de la Señorita y Su Majestad?”

“Exacto. ¿Tú que piensas?”

“Ya que lo preguntas… creo que no sucedió nada.”

“¿Qué? ¿Por qué piensas eso?... Ahh, ahora que recuerdo, tú hiciste la guardia en su habitación la otra noche, ¿cierto?”

“Si. Él dijo que quería acortar las distancias con su esposa y se fue.”

“…Seiran, sólo hay una forma de acortar las distancias entre marido y mujer.”

“No esperaba que la forma de acortar distancias con una mujer fuera que te llamara por tu nombre.”

Seiran sonrió con sarcasmo con el silencio de Shuuei.

“Eso sin mencionar que Su Majestad estuvo durmiendo una siesta en su habitación, tanto así que bien pudo quedarse dormido en medio de una plática o algo similar.”

“Estás muy tranquilo. No es divertido si no puedo molestarte… jajaja.”

Seiran se retiraba en ese momento, cuando Shuuei enredó su brazo alrededor de su cuello.

“¿Q-qué?”

“¿Tienes alguna razón para estar tan confiado? Hay algo entre tú y Shuurei-dono.”

“¿Q-qué estás diciendo? No hay nada.”

Seiran trató de escapar, pero Shuuei no lo dejaría ir.

“Pensándolo bien, es una situación bastante agradable. Shouka-sama, tú y Shuurei-dono viviendo juntos. Siendo el guardián del tesoro de Shouka-sama, no dudo que hayas tenido un montón de oportunidades, ya que estás en tus veintes y eres todo un hombre. Vamos, confiesa.”

“Y-ya te dije que no hay nada.”

Los dos hombres armaban un escándalo peleando en el jardín cuando repentinamente el agudo sonido de alguien practicando balanceos, se escuchó. Ambos, siendo mucho más diestros en esgrima que el promedio, se detuvieron al instante ante tal sonido.

“…Ese sonido.”

“Si, es alguien muy hábil… Pero, ¿por qué en este lugar en vez del campo de prácticas?

Ambos se miraron el uno al otro y se adentraron profundamente en el jardín.

Asomaron sus cabezas para mirar. El que estaba ahí era…

“¡¿Sou Taifu?!”

Ambos alzaron la voz sin pensar. Al sonido de sus voces, Sou Taifu detuvo sus ejercicios y se dio la vuelta.

“El joven de la familia Ran… y tú eres…”

Sou Taifu miró a Seiran y entrecerró los ojos ligeramente. Luego de un momento, le apuntó con su espada.

“…Menos mal. Pelea conmigo.”

La espada apuntaba hacia un sorprendido Seiran.

“Ehh… ¿y-yo?”

“Así es.”

Shuuei, con una mirada de interés, dio una carcajada y retrocedió.

***

Ignorando la consternación de Seiran, Sou Taifu lanzó su ataque. No había piedad en sus pasos. Seiran rápidamente lo contuvo con su espada, dejándose escuchar el agudo sonido del choque de metales.

“…Lo detuviste bastante bien.”

“¡General Shou…!”

***

“Seiran, ¿verdad?”

“S-si.”

Tomando nuevamente su espada, él intentó contraatacar, pero Sou Taifu fácilmente bloqueó su movimiento.

“¿Cuántos años tienes?”

“V-veintiuno.”

“¿En verdad?”

Shuuei escuchando la conversación a lo lejos, entrecerró los ojos.

“Escuché que hace 13 años, Shouka te acogió. ¿Qué hacías antes de eso?”

“Ah, mmm…”

En el instante que se distrajo con esa pregunta, su espada fue golpeada y lanzada fuera de sus manos. En este punto, la espada de Sou le apuntaba directo a la garganta.

“…Eres muy bueno. A primera vista, parecería que es tu estilo propio.”

Mientras Sou Taifu hablaba, bajó su espada y le enfundó.

“Pero lo que se aprende siendo tan joven no desaparece tan fácilmente. La técnica de tu estilo de pelea es muy similar a la de alguien que conozco.”

Toda expresión se esfumó del rostro de Seiran. Sou Taifu lanzó una rápida mirada a Shuuei.

“…Sin duda el joven de la familia Ran también lo notó. Después de todo, pertenece a la familia Ran y además tiene el estatus de un general.”

Shuuei simplemente se encogió de hombros. Seiran silenciosamente retiró su espada.

Sou Taifu continuó. “…Pensé que jamás volvería a ver ese estilo. Porque todos los que lo aprendieron, excepto uno, están muertos. Ryuuki fue instruido personalmente por mí, y no lo conoce.”

“La única persona que queda, fue exiliada hace mucho tiempo.”

“… ese príncipe solía llamarme General Sou, justo como lo acabas de hacer.”

**
Seiran, al final, no dijo nada.

****

“No tiene importancia, ¿o sí?” Dijo Shouka indiferente.

“En otras palabras, durmieron en la misma cama juntos, ¿cierto? Si no pasó nada, no hay razón para sentirse molesto.”

Shuurei apretó su puño temblando.

“…Papá, ya tengo 16 años. ¡Y él es un hombre de 19 años!”

“Has hecho muchas veces lo mismo con Seiran.”

Shouka miró a su hija confundido.

“Aún ahora, cuando hay una tormenta de truenos, ¿quién es la que se queda pegada a Seiran gritando toda la noche?”

Las mejillas de Shuurei se sonrojaron fuertemente.

“¡E-eso es diferente!”

“…¿En serio?”

“No importa. Pensé que estabas preocupado y por eso vine directo aquí.”

“¿Preocupado? Se supone que a Su Majestad le gustan los hombres. Además de que no creo que sea el tipo de persona que forzaría a alguien.”

“…”

Shuurei se derrumbó sobre el escritorio. Tenía la sensación de que hubiera sido mejor si él se hubiera preocupado.

“Es cierto, tengo algo para ti.”

Recordándolo, Shouka sacó una pequeña caja de madera. Los ojos de Shuurei se agrandaron cuando vio lo que había en su interior.

“…¡¿De dónde sacaste esto?!”

“Lo obtuve de un conocido.”

Era un pequeño y brillante juego de té plateado. De un trabajo fino y delicado. Shuurei sólo tuvo que echarle un vistazo para percatarse de que estaba hecho de plata pura.

“Lo obtuviste… ¡pero eso es algo muy costoso!”

Shouka inclinó suavemente la cabeza. “Mmm… bueno, ya que esa persona es tan rica, probablemente sí sea muy costoso. No creo que debas preocuparte por eso.”

“…Para ser alguien que se la pasa enterrado en los Archivos, tienes buenas relaciones con gente muy importante.”

‘Siempre pensé que mi padre era un poco distraído, pero ahora veo que conoce a mucha gente.’ Para Shuurei, eso fue una sorpresa.

***pag 99
Pag103***

Por la noche, Kouyuu estaba otra vez en los Archivos. Shuuei permanecía frente a él. Como Shouka estaba encerrado en otra habitación, ellos dos eran los únicos entre los estantes.

Shuuei se recargó contra un librero.***

“Shouka-sama se ocupó de sus estudios y Sou Taifu le enseñó artes marciales… así que él ha recibido lecciones desde hace casi 10 años. En otras palabras, Su Majestad ha tenido a los mejores instructores literarios y militares del país.”

“…El Emperador ha estado aquí todos los días desde que amanece hasta que anochece***

Pag106***

“…Por cierto, me enteré que fuiste llamado por tu superior.”

La expresión de Kouyuu cambió a una dura y penetrante mirada digna de la persona más talentosa de la corte.

“¿Cómo lo supiste?”

“Escuché que pasaste medio día deambulando en el Ministerio de Asuntos Civiles.”

Su dura expresión se derrumbó al instante.

“¡C-c-c-cállate! Lo que pasa es…”

“Si, si. ¿Y?”

Mientras su cara estaba sonriente, sus ojos no lo estaban para nada.

“…¿Qué sucedió?”

Kouyuu cerró la boca. Toda expresión desapareció de sus penetrantes ojos. Después de un momento dijo. “…Me dio un juego de té de plata pura para Shuurei.”

La sonrisa se desvaneció del rostro de Shuuei.

***pag 107
Pag 111***

A la mañana siguiente.

Shuurei estaba en shock al encontrar la cara de Ryuuki frente a sus ojos.

“¿P-p-p-por qué? Me quedé dormida en la esquina del cuarto con una manta para evitar que se repitiera lo de ayer por la mañana, así que, ¿por qué estoy en una confortable cama, sin mencionar que me están abrazando como ayer?”

“Ah, yo te traje aquí a mitad de la noche.”

Dijo Ryuuki calmadamente mientras comía su desayuno. Shuurei se sonrojó y golpeó la mesa.

“¡¿P-p-p-por qué hiciste tal cosa?!”

“Pero, es tu cama.”

“¡Yo quería dormir en el suelo!”

“Si duermes en una superficie dura, te dolerán las articulaciones al día siguiente.”

Extrañamente, su comentario tenía mucha razón. Sin embargo, el enojo de Shuurei no se disipó tan fácilmente.

“Aunque ese sea el caso, ¡no hay razón para que termináramos durmiendo en esa forma!”

Ryuuki continuó comiendo un momento más antes de responder seriamente. “Pero tu cuerpo es tan suave y es tan agradable dormir acurrucado a tu lado, que en verdad pude dormir muy bien.”

La cara de Shuurei se volvía más roja a cada momento. No por el enojo, sino por la vergüenza. Ella tenía ganas de gritar, pero su boca no emitió ningún sonido. Nadie nunca le había dicho esas cosas.

(¡Alguien que me entierre a mí o a este estúpido Emperador aquí mismo!) Vociferaba Shuurei en su interior y echó a patadas a Ryuuki para que tomara sus lecciones de la tarde él solo.

***pag 112

Esa noche…

“…Deja de merodear y entra.”

Ryuuki, que había estado dando vueltas por el jardín cercano a la habitación de Shuurei, volteó al escuchar esa voz. Se sintió aliviado al ver que Shuurei había vuelto a la normalidad.

Después de un momento de duda…

“Espera un momento, ¿no es esto tan valioso como un tesoro nacional?” Empezó a decir Shuurei, pero se detuvo al ver la cara de Ryuuki. Ella miró la horquilla para el cabello que tintineaba claramente.

“…Es hermoso. ¿Tú lo escogiste?”

Ryuuki asintió y Shuurei no pudo evitar sonreír.

“Gracias.”

Él le dijo que nunca antes había hecho un regalo. Sin duda, esta era la primera vez que le había dado un presente a alguien, sin mencionar el tipo de regalo que eligió. Shuurei agarró algo de su cabello y puso el adorno en él.

“¿Cómo me veo?”

Ryuuki sonrió felizmente. “…Hermosa.”

Shuurei se sonrojó. Si había algo por qué temerle a Ryuuki, era por su afición a expresar sus ideas honestamente.

“Me rindo. Tocaré el erhu para ti, así que entra.”

Los ojos de Ryuuki se abrieron con sorpresa.

Y así, desde esa noche, ya no estuvo solo.


Fuente: http://www.randomfandom.com/shadow/saiunkoku/novels/index.htm

*****

¿Qué les pareció? Ahora sí me quedó más clara la razón de que la familia de Shuurei estuviera casi en la ruina total...

XDD Shouka olvidándose de cobrar su sueldo... con razón Shuurei tenía que andar de aquí para allá tronándose los dedos.

También algo que se me hace interesante es el hecho de que Ryuuki en verdad no tenía idea de que Shuurei no era su esposa realmente, creo que por eso se hizo tantas ilusiones desde el principio... XDD y cuando la engaña haciéndole creer que si había pasado "algo" entre ellos...
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