Nota
aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su
original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita
al final.
SAIUNKOKU MONOGATARI HISTORIA SECRETA: FLOR DE INVIERNO (CAMINANDO A LAS SOMBRAS DEL PALACIO)
Parte 3 de 8
Posteado por
Whalin
¡Aquí
estáaaaa!
Muchas
gracias a @ihavetobenkyou por ayudarme con algo de la traducción (y escucharme
vociferar sobre Saiunkoku por casi TRES horas ayer), y a @abrownfeminist por
revisarlo y asegurarse que no posteara la basura que escupe directamente mi
cerebro. <3 o:p="">3>
Como
siempre, SPOILERS MASIVOS DEL FINAL DE LAS NOVELAS LIGERAS DE SAIUNKOKU
MONOGATARI.
Esta es la
parte tres de mi traducción de Flor de Invierno, una historia de Pregúntale a
mis Huesos (Ask my Bones no se me ocurre de qué otra forma ponerlo en español –
Violet -).
Ahora,
agárrense para OTRA edición depresiva de esta historia.
Caminando a las Sombras del
Palacio
“Huuu… Te
descartaron, ¿eh, Kouyuu?”
La mano que
sostenía el retrato del prospecto a pretendiente en la oficina de Ryuuki, lo
arrojó al suelo. (1) Éste golpeo el piso con un ruido seco. La pila de
pergaminos llenos con propuestas de matrimonio era tan alta, que uno pensaría
que provenían del pasado, de la oficina del Ministerio de Asuntos Civiles de un
joven Kouyuu. Era casi nostálgico.
Kouyuu,
quien en su propio tiempo había sido conocido por su inexorable manera de
deshacerse de las propuestas matrimoniales, había dicho al principio “Debe
haber alguno que valga la pena si escarbas en ese montón, así que
definitivamente no puedes quemar ninguno.” En lo respectivo a si existía
alguien digno de Chouka, nadie le preguntó al Primer Ministro.
“No me
rechazaron a mí, sino a mi hijo.” Refunfuñó Kouyuu.
Ryuuki miró
el tamaño de la deprimente montaña de propuestas detrás de él. Primero, habían
llegado de las ocho familias, luego de los nobles. En seguida, fueron los
oficiales militares y comerciantes. Ahora, incluso los oficiales novatos
estaban enviándolas…
No era él
quien las recibía, así que desde que ella cumplió los doce o trece años, él
llamó a Chouka (y también a Kouyuu como testigo) y le mostró las propuestas,
pergamino por pergamino.
Chouka
educadamente miró cada una de ellas y las puso encima de la montaña de papeles.
En silencio hizo una reverencia a Ryuuki, Kouyuu y a la pila como
disculpándose, levantó la cabeza y se marchó.
Hoy era el
día en que el segundo hijo de Kouyuu fue enviado a la pila de propuestas
rechazadas.
“¿Qué es lo
que pretende mi hija, destrozando a todos los hijos de personas importantes…?
Ella incluso descalificó a nuestra arma secreta, el hijo mayor de Shuuei, que
es tan alabado por ser un genio.”
“¿Quién es
tu arma secreta? Ese tonto ingenuo, la única parte de su carácter que se
asemeja a su padre es que viene a la Residencia Imperial a jugar. Así que, como
Primer Ministro, definitivamente yo no podré aceptarlo, aunque se iguale a
Chouka.”
“No, es bien
sabido que la fama de los tres apuestos hermanos Ran, es que ellos no se
parecen a su padre… También vi que habías desechado la propuesta del hijo de
Riku Seiga sin permiso.”
“Idiota.
¡Esa debería ser quemada en silencio! A pesar de ser joven, no tiene fallas.
Eso me enfurece.”
Kouyuu, que
había sido un joven muy exitoso (Ryuuki también lo había sido), dijo “Él parece
demasiado bueno para ser verdad, no tiene nada de encantador.” Con esa clase de
misterioso razonamiento, en secreto había puesto la propuesta en la pila de
rechazados.
“….al igual
que cierto hijo del Primer Ministro. Lo lamento.”
“Qué se le
va a hacer. En primer lugar, él es un novato que se conforma con ser Bougen
cuando el grado de Jougen fue ocupado por algún joven desconocido en los
exámenes de este año. Él no será el esposo de Chouka con esa actitud.”
“Kouyuu… tú…
tú te has vuelto como Rei… no, como Seiran.”
Ellos
escucharon el sonido de la pila que estaba detrás de ellos, convirtiéndose en
una avalancha.
“Pero Chouka
ya tiene quince años, y ha rechazado a todos los pretendientes destacados de un
tajo. ¿Quién queda? No es que me preocupe en particular… Kouyuu, ¿por qué esa
expresión sombría?”
Kouyuu se
puso nervioso, cruzando y descruzando los brazos.
“En
realidad, hablando francamente, ¿hay alguna persona a quien Chouka ame?”
finalmente, él pronunció. “Aunque haga enojar a los soldados apostados en la
Residencia Imperial, ella se escabulle para salir a la Corte. A veces viene
aquí para ayudarte a ti o a mí, pero otras veces parece que anda buscando a alguien.”
“…Kouyuu.
Eres muy agudo. Yo también he pensado eso.”
Incluso con
quince años, Chouka seguía dejando su habitación a mitad de la noche. Ryuuki ya
no iba en su búsqueda, pero a veces cuando él estaba caminando por el palacio,
bajo la brillante luz de luna, la veía. ¿Es que estaba persiguiendo a alguien?
Chouka observaba atentamente cada propuesta y el retrato que la acompañaba. Él
pensaba que tal vez existía una razón de que ella los rechazara a todos…
“B… b…
bueno, ¡eso es todo! ¿Qué vamos a hacer su Majestad? ¡Riou cumplirá cuarenta
dentro de poco! Es cierto que luce más joven, pero hay muchos otros problemas.
Como sea, ¡no podemos darnos el lujo de dejar de buscar un pretendiente ahora!”
“… Kouyuu.”
“Lo sé.
Todos los primeros amores son no correspondidos. Te obligue a escucharme en
silencio diciendo eso muchas veces. Y cada vez tú ponías una cara entristecida.
¡Pero!”
Un oficial
vino a buscarlo, así que Kouyuu abruptamente terminó su argumento. Antes de
irse, su expresión se hizo sombría.
“… Su Majestad.
Tú sabes que no podemos continuar de esta manera. Ella es la única Princesa de
este país. Si no podemos encontrarle un compañero decente, después de que tú y
yo ya no estemos para protegerla, Chouka será infeliz. Si ella cae en manos de
los de la facción noble, o del hijo de Riku Seiga, sería mejor que ella se
convirtiera en concubina de Riou. Mi hijo o uno de los de Shuuei, dondequiera
que estén, estarían bien. También me enoja el hecho de que no hayas tratado de
controlar ninguno de los rumores sobre la Princesa.”
“…”
“Y aunque sé
que te vas a oponer, este otoño haré que traigan a Eigetsu al palacio.”
Los ojos de
Ryuuki se abrieron. Pasó un momento.
“… Si eso es
lo que dice Kouyuu. Supongo que no hay nada que pueda hacer.” Dijo él,
sonriendo dolorosamente.
Kouyuu se
dio vuelta hacia la puerta y se marchó. Ryuuki quedó solo en el cuarto. Apagó
la vela de un soplido. La oscuridad se esparció. Por la ventana abierta, la luz
de luna brillaba tenuemente hacia dentro del cuarto.
Era
primavera. Desde la última vez que había visto a Shuurei, quince primaveras
habían ido y venido. Ella debía estar cansada de esperar. Afuera, las nubes
estaban suspendidas sobre la brumosa luna primaveral. Él no estaba seguro desde
cuando, pero en el árbol había un cuervo negro.
Ryuuki posó
ambas manos sobre su abdomen… Incluso Riou, que era bastante experto en
medicina, no lo había notado. ¿Por qué Kouyuu tenía que tener tan buenos
instintos? Pero él tenía el presentimiento de que Kouyuu era el único que lo
había adivinado.
Ya avanzada
la noche, Ryuuki permaneció así solo en su oficina. Luego se levantó de su
silla, sujetando a Kanshou en su mano. Salió a dar una caminata de media noche
en el oscuro y durmiente palacio: más allá de los archivos en los que había
pasado tiempo con Shouka, más allá de los corredores en los que había caminado
con Ouki, más allá del abanico de plumas dejado por Yuushun en la oficina del
Primer Ministro, (3) más allá del jardín del cual había recogido flores para
Shuurei todos los días… Cuando levantó los ojos, vio la Cámara Celestial. La
vista causó una extraña y zumbante sensación en su pecho…
De cara a
las flores, el dejó su linterna en el pavimento y dio un paso adelante. Un
momento después, una esencia familiar flotó hacia él. Sin ser vistas, a espaldas
de Ryuuki, dos figuras tomaron su sitio a cada lado de él. Ryuuki se relajó al
ver a Shuuei y a Seiran.
“¿En qué
estás pensando, su Majestad?” preguntó amablemente Shuuei, parado a su
izquierda.
“Mmm…”
Respondió vagamente Ryuuki.
Llevándose
al par junto a él bajo la luz de luna, esta noche también le dio la espalda a
la Cámara Celestial y se dirigió en dirección a la Corte. La puerta estaba
abierta. Ya fuera de día o de noche, la puerta permanecía abierta todo el
tiempo. Dentro del salón, no había luces y la oscuridad se asentaba en todos
los rincones. La mayor de sus aflicciones, el lugar que estaba lleno sólo de
amargura y recuerdos dolorosos, estaba ahí adelante.
Las sesiones
de la Corte a las cuales él diligentemente asistía los trescientos sesenta y
cinco días del año…
Ryuuki entró
a la sala, haciendo a un lado la oscuridad. Era como si el pasado volviera a la
vida cada vez que él entraba ahí. Penosamente, penosamente, su corazón crujía
en su pecho y sus pies se movían como si fueran jalados por una fuerza
invisible.
Shuuei y
Seiran encendieron una vela tras otra mientras caminaban. Se detuvieron al
final del salón. Los ojos de Ryuuki se vieron atraídos por la sombra del trono
púrpura intenso que parpadeaba a la luz de las velas.
El trono en
el que él se había sentado por tanto tiempo.
¿Cuántas
veces había tenido la difícil tarea de enviar lejos a Shuurei, Seiran, Shuuei…
y ocasionalmente incluso a Kouyuu también? Siendo dejado atrás en este trono,
sentado solo. ¿Por cuánto tiempo más tenía que seguir haciendo esto?
Si volteara
la cabeza, podría ver los interminables techos del palacio a través de la
puerta abierta. Para Ryuuki, sentado en el trono, ese escenario era lo único
que veía. Él sólo esperaba el día en que sus súbditos volvieran a casa. En ocasiones,
ellos nunca volvían. Aun así, él continuaba sentado en el trono. Incluso al día
siguiente de los funerales de sus seres amados…
¿En qué
estás pensando, su Majestad?
Mucho tiempo
atrás, Chouka había atrapado un cuervo. Éste se había desvanecido de la jaula
cerrada como si fuera humo, y se volvió libre.
¿También
estaría bien que él fuera libre?
“Al final,
si le preguntara a Kouyuu si yo podría levantarme de este trono y salir fuera,
él se enfadaría, ¿no es cierto…?” El sonido de su voz resonó por el salón
desierto. Bajo la luz de luna, los árboles de cerezos se agitaban.
Los labios
de Shuuei se curvaron pícaramente, mientras cruzaba ambos brazos. “¿Por qué no
intentas preguntarle a Kouyuu, mi señor? Aunque yo ya conozco la respuesta.”
“… ¿Ustedes
no me van a detener?”
Una amable
sonrisa afloró en el rostro de Seiran, mientras inclinaba la cabeza.
“Preguntando tales cosas ahora. Cumplir tus deseos es nuestro trabajo. Encima,
ya has hecho suficiente. ¿No debería estar bien ahora?” La luz de la vela parpadeó.
“Si tú fueras a descansar…”
Los tres
miraron la brumosa luna. La primavera en que una Shuurei de dieciséis años
había entrado a la Residencia Imperial, había sido hace treinta años.
“Si
Chouka-sama aceptara, le daría a cualquiera de mis hijos que quisiera. Creo que
ellos podrían darle una vida pacífica en la provincia Ran. El mayor quizás sea
más adecuado, porque se parece a mí.”
Ryuuki y
Seiran pausaron ante estas últimas palabras.
“Ryuuki…
claramente él tiene amnesia. Por favor, ¡quema las propuestas de sus tres hijos
también! ¿En verdad vas a entregarle a Chouka-sama al que se parezca a su padre
de tal forma que siempre va al Distrito Rojo y a la Residencia Imperial a
jugar?”
“Mmm…
tratándose del clan Ran, parece que el dinero no será problema, ¿eh?”
“¿¿Estás
diciendo algo que la Señorita(4) diría??”
“¡Por
supuesto que tales preocupaciones serían inexistentes! Y en lo que él se parece
a mí es su seriedad.”
Ryuuki frotó
su barbilla, y pensó en la montaña de propuestas en su oficina. “Más o menos
puedo adivinar en qué está pensando Chouka.”
En el curso
de los últimos dos años, Chouka se había visto más atada por las restricciones
que nunca. Aun así, ella sin falta se ausentaba de la Residencia Imperial y
aparecía en la oficina de Ryuuki para ayudarlo con varios asuntos. Kouyuu y
Riou además, incitaban la ira de las damas de compañía y guardias y se la
llevaban de vuelta a la Residencia Imperial. “¿Quién es esa extraña belleza?”
preguntaban los oficiales de la corte. Y así surgieron más rumores.
Sin embargo,
al aumentar las restricciones, se volvió difícil para Chouka desaparecer, y las
veces en que era vista, disminuyeron. Una vez cada tres días… una vez cada diez
días… una vez al mes. Aun así, Chouka no le decía nada a Ryuuki. Se limitaba a
recorrer a pie el palacio de noche a la luz de la luna, persiguiendo aunque sea
un poquito de libertad. Ryuuki no creía que ella estuviera vagando
irreflexivamente por el palacio.
Él compartió
sus pensamientos con Shuuei y Seiran. El par se veía aturdido.
“Ahora que
lo mencionas, eso parece posible. Ella es hija de mi Señorita, después de todo.
Parece que es algo que ella haría.”
“Su
Majestad… ¿es por eso que mencionabas lo de una salida?”
Ryuuki
sujetó a Kanshou con ambas manos “… Supongo.” Admitió él. “Sin embargo, para
ese propósito, serán necesarios más preparativos. Cuando llegue el momento,
¿ustedes me ayudarán?”
Shuuei y
Seiran parecían llenos de alegría. “Como desees…” susurraron ellos,
desapareciendo en la noche.
Ryuuki
abandonó la entrada de la Corte y se dirigió en dirección a la Cámara
Celestial, y las flores de cerezo flotaban como nevada en el viento.
Una chica de
cabello negro estaba parada en la tenue luz, al pie del árbol de cerezo. Por un
momento, Chouka creyó que el cuervo posado sobre el árbol había notado su
presencia, pero era sólo una ilusión. No había nada ahí, y al parecer no había
cerca nadie más.
Treinta años
antes, este era el sitio al que Ryuuki convocaba a Shuurei. Pero ahora, parada
sola en ese punto, parecía que sólo estaba Chouka.
“Chouka,”
una voz llamó en el viento. Bajo la luz de la luna, ella distraídamente levantó
la cabeza. Sus grandes, astutos y oscuros ojos eran un regalo de Shuurei.
Gracias al
exceso de entusiasmo de las tropas Sakura, esta era la primera vez que Ryuuki
había visto a su hija en un mes.
Al
acercarse, él olió incienso.
“…
¿Estuviste en el mausoleo?”
“… Si. Para
dedicar flores e incienso… porque no sé si podré escabullirme para el
aniversario de los difuntos.”
El
aniversario de la muerte de Yuushun era al comienzo del otoño, y el de Shuurei
era casi a fines de invierno. Sin embargo, durante la primavera y verano
también había aniversarios de difuntos.
Ellos eran
personas que tenían una profunda relación con Ryuuki, pero hasta ahora la única
que no les había ofrecido incienso había sido Chouka. Quizás tenía un motivo
para hacerlo este año. Quizás era la misma razón por la que Ryuuki rondaba en
las sombras en el palacio.
Ryuuki le
agradeció a su hija por el incienso. Ella inclinó la cabeza y siguió a su padre,
caminando por detrás.
“… Padre,
¿no ha venido ningún asistente contigo? Hace unos momentos, creí escuchar pasos
de dos personas…”
“… No, estoy
solo.”
Chouka de
pronto volteó la cabeza. Ryuuki advirtió otra fragancia además del incienso. Un
solitario jovencito estaba parado detrás de ellos, a la distancia. Claramente
no había estado durmiendo, ya que estaba deambulando con la ropa revuelta (y,
por cierto, no era ropa de día).
Ryuuki y
Chouka lo miraron tan fijamente que no habría sido una sorpresa que se les
salieran los ojos.
Sin darles
ninguna opción, el hombre se les aproximó. Lucía como si hubiera sido sacado de
una pintura. Magnífico y elegante, sin temor ante la idea de haber sido
descubierto. Al acercarse el joven a Ryuuki, se inclinó sobre una de sus
rodillas.
“Si fueron
los pasos de dos personas los que escuchaste, debe haber sido mi presencia.”
Normalmente,
Ryuuki permitía a las personas levantarse inmediatamente, pero dudó ante la
nostálgica fragancia. “Levántate”, finalmente dio su consentimiento.
Sin
preguntar su identidad, Ryuuki siguió caminando con Chouka y el joven, bajo la
luna de primavera. Al llegar a los límites de los aposentos del Emperador,
Ryuuki le dio las gracias al joven. Pensó en entrar, pero el joven parecía
reacio a marcharse. Con una reverencia, Chouka se retiró primero.
“… Caminando
por el palacio a media noche sin asistentes, ¿eso es normal?”
“¿Chouka?”
“No, estoy
hablando de su Majestad. Aunque no puedo decir que no noté eso de la Princesa,
también.” El joven habló de frente a Ryuuki. En contraste a su elegante
apariencia, sus palabras eran placenteramente honestas.
“Si. Porque
mis únicos asistentes son Ran Shuuei y Shi Seiran. Esta noche fue peculiar. Me
tomaron con la guardia baja. Ese perfume, no creí que hubiera otra persona que
lo usara. No volverá a ocurrir. Bienvenido de vuelta.” Con esas palabras,
Ryuuki se dio vuelta sobre sus talones y se marchó sin voltear atrás.
Al volver a
su recámara a dormir, encontró demasiado brillantes las velas. Las apagó hasta
que sólo quedo una sola. No tenía sueño, así que puso a Kanshou en la cama y él
se sentó en la silla. Se sentía mejor que de costumbre.
Habría sido
mejor que no llamara a Chouka, huh… Reflexionó Ryuuki.
Obligó a su
mente a dejar de pensar en el jovencito, y volcó sus pensamientos a la Corte
Imperial. Por primera vez, el final estaba a la vista. Él no sentía el más
mínimo remordimiento.
Cerró los
ojos con fuerza.
¿Desde
cuándo el sonido que escuchaba ya no era el de la voz de Shuurei cantando? En
vez de eso, era el sonido de Chouka tocando pobremente el erhu hasta que las
cuerdas se rompían, lo que resonaba en sus oídos.
Ese año,
Ryuuki pasó sus noches caminando por el palacio meditando. El verano estaba
anormalmente frío, lo que causó que la Corte estuviera perturbada pensando si
se trataría de un mal presagio. Además, Kouyuu empezó a traerle medicina todas
las mañanas y noches.
Durante uno
de esos momentos, Ryuuki le confió sus pensamientos a Kouyuu. Contrario a su
imaginación, Kouyuu no estaba enojado. En lo más mínimo.
Era uno de
esos momentos en que Ryuuki deseo no haber nombrado a Kouyuu Primer Ministro.
Pero ya que eran tres ‘los corazones del Emperador’ (5), no había manera de que
lo tratara por separado. (Este párrafo no me queda muy claro – Violet -)
Aun así, en
sus caminatas por el palacio de noche, se volvió costumbre para él no sólo
encontrar a Chouka, sino a Kouyuu. “Apúrate y ve a casa”, cuando Ryuuki se
quejaba con el Primer Ministro que no tenía sentido de orientación, Ryuuki se
sentía obligado a volver también.
Por el
contrario, ya fuera en la tarde o la noche, raramente podía ver a Chouka.
Cuando Riou trataba de visitarla, las damas de compañía le decían “Afecta su
futuro el que alguien que no guarda relación sanguínea con ella vaya y venga a
su antojo de sus aposentos.” Las visitas le eran negadas, y el que ignoraran
sus derechos como Príncipe Heredero lo hacía enfurecer. “Eso no es diferente a
una prisión”, decía él con resentimiento cada vez que intentaba visitarla.
El otoño de
ese año, Koyuu trajo a Eigetsu al palacio. Poco después, llegó el invierno.
“He elegido
a esta persona.”
Cuando
Ryuuki vio el nombre que Kouyuu le mostró, se preguntó si había algún error.
Una noche de otoño, Ryuuki le había hecho dos peticiones a Kouyuu,
concernientes al cumpleaños número dieciséis de Chouka.
Kouyuu
trabajó mucho tras bastidores respecto a la primera petición, pero la persona
que él seleccionó fue una sorpresa. Ryuuki se veía algo afligido, pero asintió.
Después de todo, era algo que su Primer Ministro ya fallecido, había decidido.
El Año Nuevo
pasó, y los saludos de inicio de año terminaron. El cumpleaños de Chouka sería
en unos días.
Ryuuki
miraba caer la nieve afuera de la ventana desde su cama, traía puesto un haori.
Estaba acompañado de Kouyuu, como en las noches otoñales. Él había pasado la
mayoría de este año tranquilamente así con Kouyuu. Pero parecía que sin
importar de cuánto tiempo dispusieran, nunca era suficiente. Eso lo hacía
recordar las sensaciones de ese último año que había pasado con Shuurei.
Ese día, él
había obsequiado a Kouyuu un haori con un cordón trenzado de ocho colores.
Kouyuu era el único al que había regalado tal objeto hasta ahora. Para los
oficiales de la Corte Imperial, esto era testimonio de que el puesto de Primer
Ministro era el más grande de todos.
“Kouyuu.
Cuando pienses que las reflexiones políticas de Riou o Riku Seiga son
incorrectos, da tu opinión. Estoy dejando todo en tus manos.”
Kouyuu
pareció querer hablar, pero igual que la blanca nieve, el silencio parecía
extenderse eternamente.
Ryuuki no
había creído que sintiera algún remordimiento al final, pero cuando miró el
rostro de Kouyuu, su corazón titubeó.
Pausadamente,
Kouyuu aceptó el haori.
“… así que,
Kouyuu, por un poco de tiempo… por favor, hazte cargo después.”
Con el haori
en sus brazos, Kouyuu se arrodilló frente a Ryuuki e inclinó la cabeza. Su
rostro estaba escondido.
“Estaré
esperando tu regreso, mi Señor.”
La nieve
caía pesadamente allá afuera, en el mundo.
“Si.” Dijo
Ryuuki sin pensar.
NOTAS DE LA
TRADUCCIÓN
(1) Estas
propuestas matrimoniales vienen con una carta y un retrato.
(2) Los tres
mejores lugares de los exámenes Imperiales son: Jougen, Bougen y Tanka.
(3) El kanji
que se usa para los puestos de Primer Ministro de Kouyuu y Yuushun son
diferentes. El kanji de Yuushun implica un mayor rango. Lo más que puedo
aproximar la traducción es “Jefe Primer Ministro” (lo cual no existe) y el
otro, Primer Ministro. El puesto de Yuushun nunca fue cubierto después de su
muerte.
(4) Así es
como Seiran se dirigía a Shuurei. En japonés, sería Ojou-sama. ¿La gente tiene
alguna preferencia en esto? ¿Ama, mi Señora, Señorita? ¿Cuál debería usar? (Creo
que se entiende bastante bien solo con Señorita, creo. – Violet -)
(5) Esto es
confuso en el original también. Supongo que eso se refiere a que Shuuei, Seiran
y Kouyuu serían como los tres ‘corazones’ del Emperador.
MIS
PENSAMIENTOS (WHALIN):
Me gusta
Ryuuki mucho más en esta sección. Aún no sabemos mucho de Chouka, pero sé que
tiene mucho más diálogo en la siguiente sección.
Había
olvidado lo mucho que me gusta Kouyuu hasta esta sección. Siento que va a ser
uno de mis personajes favoritos en esta historia.
¿¿Cómo es
que Riou tiene casi cuarenta?? Desearía que mi juego completo de novelas no
estuviera en América. No puedo recordar su edad cuando lo presentaron la
primera vez. Aunque, supongo que si Ryuuki tiene casi cincuenta, no hay mucha
diferencia para que Riou tenga casi cuarenta.
Seguro que
hay más que podría escribir de mis impresiones de esta sección, pero las
guardaré para otro momento.
¡Espero que
lo hayan disfrutado!
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Posteado el
20 de marzo 2016. Por whalin.
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