viernes, 29 de diciembre de 2017

Saiunkoku Monogatari Archivo Secreto ‘Pregúntale a Mis Huesos’ ~ FLOR DE INVIERNO ~ Chouka

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.

SAIUNKOKU MONOGATARI HISTORIA SECRETA: FLOR DE INVIERNO (CHOUKA)
Parte 2 de 8
Posteado por Whalin
Traducido por Violet Raven

ANTERIOR

Muy bien, chicos, ¡es hora de autoflagelarse con otra parte depresiva de Flor de Invierno!
¡Muchas gracias a @abrownfeminist y @silverfoxkit por leer esto y localizar todos mis tontos errores!

Como antes:

¡NO LEER A MENOS QUE ESTÉN PREPARADOS PARA SER SPOILEADOS SOBRE EL FINAL DE LAS NOVELAS LIGERAS! El anime termina muuucho antes de las novelas.

Chouka

El día que Chouka nació, el mundo estaba congelado en nieve.

Ryuuki recordaba que esa noche, en el jardín sumido en la nieve, era difícil cortar flores como siempre lo hacía. Ese día, las flores que él escogió fueron blancas y rojas.

Chouka.

Era un nombre que sugería labios rojos como una camelia roja, y piel como una camelia blanca. El cuervo, posado en el árbol, no podía siquiera imaginar tal cosa al mirar a la llorosa y peli azabache hija del Emperador, que más se asemejaba a un mono, que a un humano.

Ese año, antes de que la nieve se derritiera, Shuurei falleció.

Su matrimonio, que no duró siquiera un año, terminó ese día.

Ni siquiera Ryuuki supo si había sido feliz durante ese tiempo. Tanto los momentos felices como los dolorosos se cruzaban entre sí, causando que las lágrimas rodaran por su rostro.

Mientras sostenía a Chouka, él se dio cuenta de que el dolor no desaparecería. Como un invierno sin fin, los días se repetían. Y así, se volvió realidad.

Sin embargo, algo cambió.

Desde el día del funeral, cuando Ryuuki estaba ausente, Chouka lloraba. Las damas de compañía responsables de su cuidado iban a buscarlo a dondequiera que estuviera, y hacían que regresara con Chouka. Ryuuki dormía con ella en su cama, y tenía una cuna dispuesta en su oficina. Y así cada mañana, él salía con Chouka arropada sobre su brazo derecho.

Colocaba a su hija en la cuna, y poco después, los oficiales entraban a verla. Tanto militares y oficiales del gobierno pasaban junto al Emperador y mecían la cuna de Chouka. Permanecían allí durante unos momentos, hasta que la hacían llorar y luego huían. Eran terribles.

Incluso cuando él tenía que visitar otros departamentos, llevaba a Chouka con él. “¡No tenemos la confianza de poder evitar que ella llore hasta que el Emperador regrese!”, habían lamentado las damas de compañía. Así, más que lucir como un Emperador que amaba a su hija, parecía que él la vigilaba por compulsión.

Ambos fueron bien recibidos en los cuatro ministerios y los seis departamentos (aunque era claro que a quien daban la bienvenida no era a Ryuuki). En contraste, los oficiales de la sesión matutina de la Corte, decían fríamente “No la traiga”. Sin embargo, cuando las discusiones políticas comenzaban, Ryuuki miraba a Chouka durmiendo sobre su rodilla, y tomaba una decisión.

Cuando Chouka tenía hambre, cuando accidentalmente rodaba y no podía volver a su posición original, o cuando su padre era torpe, ella lloraba durante estos momentos necesarios. Aparte de eso, ella era tranquila y dormía cuando quería. Durante los raros momentos en que se portaba quisquillosa, él la sacaba afuera a caminar. Era un cambio de rutina agradable.

Incluso cuando ella comenzó a bajarse de su cuna y gatear, Chouka no hacía ruido. De hecho, lo que más molestaba a Ryuuki era que había ocasiones en que olvidaba su existencia, hasta que ella agarraba su pierna y balbuceaba.

A mitad de la noche, Chouka lloraba. Ryuuki cargaba a su hija y daba una vuelta por los jardines del palacio, tarareando una canción de cuna. Desde que Shuurei había muerto, a él no le daban ganas de dormir, así que no había problema. Mientras miraba el rostro dormido de Chouka, se encontraba a sí mismo cabeceando. Ambos terminaban tirados en una habitación vacía de la Residencia Imperial. En esas mañanas, él despertaba con una cobija y con Shuuei o Seiran cerca de él riendo y diciendo “Buenos días, su Majestad”.

A veces, él dejaba a Chouka en manos de otra persona y se aventuraba a salir solo. Si su hija lo perseguía, él se daba la vuelta y desistía de salir. Si sus ojos oscuros sólo seguían su camino, él salía a caminar.

Cuando ocurría esto último, él caminaba por el palacio sintiendo que que no habría problema si él sólo desapareciera. Cuando volvía a la Residencia Imperial, Chouka estaba más quieta que lo usual. Se veía desanimada y no se le acercaba.

Aquellos días, aun cuando él no tenía a quién dárselas, Ryuuki seguía cortando flores. Cuando veía que su hija estaba tan deprimida como él, se le acercaba con flores en la mano y la abrazaba fuertemente.

Cada vez que hacía eso, comenzaba a pensar. El día en que se vería forzado a abandonar a Chouka, llegaría con seguridad. Quizás no hoy ni mañana, sino un día. Ella quedaría completamente sola. Eso era algo que lo preocupaba profundamente.

Así, aun cuando sentía que no podía caminar más, él seguía el camino de vuelta hacia ella. Mientras su hija no cambiara su mundo sin color, o el apático camino que él había recorrido solo, con certeza se sentía diferente cuando abrazaba a su hija cerca de su corazón.

Luego de transcurrir algunos años, él se dio cuenta de que había algo extraño acerca de ella.

Ella de pronto despertaba a mitad de la noche, y volteaba su pequeño rostro hacia la luna. Mientras caminaba por los jardines con Ryuuki por la tarde, estiraba sus manos hacia el viejo árbol de cerezo que estaba cerca de la Cámara Celestial.

Durante la sesión matutina de la Corte, ella miraba al lado izquierdo de Ryuuki, donde no había nadie parado. Era el lugar donde el consejero del Emperador debía estar. Él meditaba si es que no estaría viendo el fantasma de Yuushun.

Sin embargo, al parecer, los demás aparte de Ryuuki estaban más confundidos por la apariencia externa de Chouka.

Cuando tenía cuatro o cinco años, siendo una princesa de mejillas como las perlas y largas pestañas, ella jugaba sola en la oficina del Emperador.

“Ella no se parece en nada a Kou Shuurei”, comentó un oficial de alto rango, y se marchó.

“Ahh, Shuurei-dono si que dio a luz a una hermosa niña, si sólo yo tuviera veinte años…” Pronunció Shuuei, demasiado honestamente. Él habría sido perseguido por un furioso Seiran.

Por aquel tiempo, Chouka todavía no hablaba mucho.

Su hermano mayor, Riou, y los tres asistentes (Seiran, Shuuei, Kouyuu) estaban profundamente preocupados, pero a Ryuuki no le molestaba mucho.

Incluso cuando las damas de compañía o los viejos amigos de Shuurei le hablaban afectuosamente, ella sólo respondía con palabras sueltas.

En cuanto a Ryuuki, cuando ella hablaba, él dejaba descansar su pincel y esperaba, tocaba un koto dorado (él sólo sabía tocar dos canciones, pero al parecer, a su hija no le importaba), y la llevaba a caminar a sus lugares favoritos.

Su hija tenía un gusto extraño. Sus lugares favoritos eran la mansión del retirado Sou Taifu, la casa de su abuelo Shouka y la Cámara Celestial.

Por aquellos días, una dama de compañía mayor llevó a Chouka a una habitación diferente, y sus días de dormir arropada junto a su padre se terminaron. Como de costumbre, Ryuuki no dormía bien, pero ya no había necesidad de vagar por el palacio tarareando canciones de cuna.

Él dedicaba muchas de sus noches a su trabajo, pero a veces cuando tocaba el koto en uno de los pabellones, aparecía Shuuei tomado de la mano de Chouka. En esas noches, ellos paseaban como en los viejos tiempos.

Aunque él ya no llevaba cargando a Chouka con él a la corte, ella venía todos los días a buscar a su padre por su propia voluntad. Las damas de compañía alzaban las cejas, pero Ryuuki la dejaba hacer lo que le complaciera.

Chouka se recostaba en un cojín en la esquina de su oficina, leía libros y estudiaba. Cuando ellos estaban libres, Riou u otros oficiales importantes se convertían en sus profesores.

Shin Suou, que había viajado a varias regiones, y Tou Eigetsu, venían a visitar el palacio y a contarle historias de todo el país. Ella los escuchaba y les pedía tranquilamente “Por favor, permítanme escuchar sus historias de nuevo.”

Aunque ella apenas abría la boca, ellos estaban conscientes de que podía memorizar, palabra por palabra, sus charlas políticas.

Se quedaba mirando lugares vacíos por largo tiempo en el jardín, cuando nadie estaba ahí. Durante la noche, ella se ausentaba de su recámara y no hacía caso a las llamadas de sus damas de compañía.
Cuando Ryuuki iba en su búsqueda, la encontraba en los jardines de verano o en los corredores, luciendo abatida.

“¿Estás buscando a Shuurei?” Le preguntó Ryuuki una vez.

Ella se volteó y lo miró.

“Padre quiere ir a buscarla, pero yo no iré a buscar a Madre. Estoy buscando a una persona diferente.” Ella respondió misteriosamente.

Aunque no entendía a quién se refería, Ryuuki se dio cuenta de que ella había comprendido su deseo interno. Él la alzó en brazos y la llevó de vuelta.

Luego que pasó un tiempo más, cuando ella estaba a punto de cumplir siete años, hizo una petición inusual.

“Quiero una jaula para aves.” Ella dibujó la imagen de una jaula.

“¿Sólo la jaula? ¿Qué hay del ave?” le preguntó él.

“Creo que trataré de atrapar una por mí misma.” Ella respondió por escrito.

Él había esperado un gorrión o una paloma. Pero lo que encontró en la jaula plateada que estaba preparada en su oficina, fue un cuervo negro azabache. Él casi se golpea la cabeza con un pilar cuando lo vio.

¡Un cuervo! No un ave pequeña, sino un gran cuervo. ¿Cómo hizo para atraparlo…?

“El cuervo voló dentro de la jaula.” Fue todo lo que ella dijo.

No era nada bonito. Ryuuki se sentaba en su escritorio y trabajaba, tontamente sintiendo como si el ave lo mirara críticamente. Él no se podía calmar. Recordaba esa sensación intimidante de alguna parte… Cuando sus ojos se encontraban con los del cuervo, la imagen de un hombre veinteañero con cabello negro, le venía a la mente. Con una expresión altiva y ojos cínicos, un hombre vestido a la usanza de una época antigua.

Aunque Ryuuki no conocía a tal hombre, cuando se encontraba con la mirada del ave, recordaba algo.
El cuervo negro le sostenía la mirada y luego se volteaba.

“Te va a arrancar los dedos de una mordida.”

Chouka no prestó atención a la advertencia de Ryuuki, y pasó los dedos por entre el enrejado de la jaula. El ave simplemente la ignoró, mientras ella acariciaba su negro plumaje.

Pero un tiempo más tarde, Ryuuki al volver a su oficina vio a Chouka, decaída, parada frente a la jaula vacía.

Al principio, creyó que el ave había escapado, pero luego notó que la puerta de la jaula aún estaba cerrada. Parecía que el cuervo simplemente se había esfumado como humo, de la jaula cerrada.
Todo ese día, Chouka estuvo deprimida hasta un grado asombroso.

Esa ave siniestra se ha ido. ¡Qué alivio! Ryuuki pensó, pero definitivamente no podía decir algo así cuando la miraba.

Chouka estaba de pie frente a la jaula cerrada, pensando. Puso agua y comida dentro y abrió la puerta de la jaula. Aunque el cuervo ya no estaba ahí, la puerta se encontraba abierta y el nivel del agua disminuía. Esas ocasiones, Chouka parecía ligeramente feliz.

Las ventanas están todas cerradas, así que ¿cómo es que la jaula está medio abierta y sin agua…? Ryuuki se preguntaba.

Pero al parecer, Chouka estaba misteriosamente tranquila con tales acontecimientos.

Un tiempo luego de este incidente, las antiguas damas de compañía de Shuurei comenzaron a enseñarle a Chouka a tocar el erhu, pero ella simplemente no podía tocarlo muy bien. Seiran y su hermano mayor, Riou, estaban un tanto decepcionados.

Ryuuki no estaba particularmente decepcionado cuando la escuchaba. Sin embargo, la persona en cuestión se refugió en su habitación, practicando el erhu para que su padre lo pudiera escuchar.
Una noche, Chouka llegó a tocar la puerta del dormitorio de Ryuuki, con lágrimas en los ojos. Lo más sorprendente era que un solitario cuervo acompañaba a Chouka, casi como si fuera un chaperón. Ambos entraron a la recámara de Ryuuki.

No puede ser el mismo cuervo que estaba dentro de la jaula… Pensó Ryuuki.

Él no pudo convencerse a sí mismo de ahuyentar al ave, así que le dio la bienvenida junto a su hija.

Chouka, vacilante, tocó el erhu hecho a su medida. Ryuuki y el cuervo escucharon hasta el final.

La esposa de Ryuuki, Shuurei, había sido una excelente cocinera, pero el té de su padre, Shouka, se decía que era asqueroso. Pero él amaba a Shouka, y estaba triste cuando ya no pudo beber su horrible té.

“Es malo, pero sería triste si ya no pudiera volver a escucharlo de nuevo”, decía Ryuuki en respuesta a la interpretación de su hija.

Chouka abrazó fuertemente al cuervo y besó sus plumas, casi como si le estuviera agradeciendo.
“Está lleno de gérmenes…”, protestó Ryuuki calladamente. El cuervo asomó sus garras y Ryuuki imaginó lo doloroso que sería recibir un pinchazo de ellas.

Chouka sólo practicaba con su erhu delante de Ryuuki. Todos los días, él escuchaba el sonido de su pobre interpretación. Dentro de ese mundo gris en el que caminaba, él a veces era capaz de sonreír.

Otras personas la veían a ella como un reemplazo de Shuurei. Pero para Ryuuki, al igual que sólo había una Shuurei, sólo había una sola Chouka.

Él acompañaba su erhu con su koto, repartiendo su tiempo entre ella y su trabajo. Y así las cosas comenzaban a volver un poco a la normalidad.

Ella no tocaba solamente por Ryuuki (había ocasiones en que ella realmente no quería dejar que nadie escuchara), pero a veces hacía excepciones.

El día en que ellos ya no pudieron beber el horrible té de Shouka, ella se sentó junto a Ryuuki en señal de duelo y tocó el erhu para él, más diestramente de lo que lo había hecho en el pasado, hasta que las cuerdas se rompieron.

Así como así, los días pasaron mientras la luna hacía su ciclo y las estaciones cambiaban.

Ryuuki y Chouka no cambiaron mucho, pero gradualmente la atmósfera a su alrededor lo hizo.

Al volverse mayor Chouka, las damas de compañía obstinadamente insistían que ella no debería asistir a la Corte. Se volvía una preocupación que ella estuviera expuesta al ridículo con los oficiales del palacio.

“Ella no se parece nada a su madre.”

Para esos tiempos, ella de pronto comprendió el otro significado de las palabras que pronunció una vez un oficial.

“Parece que ella no puede hablar.”

“También es extraña. Sale a caminar por ahí en medio de la noche.”

“¿Acaso no le falta bastante inteligencia también?”

“Su madre, Kou Shuurei, era considerada uno de los mejores oficiales. A comparación de ella, es una decepción.”

“Pero, es bueno que sea obediente.”

“El actual heredero al trono es el Príncipe Riou, pero si alguien se casara con la Princesa Chouka, existe la posibilidad de que se volvieran sucesores al trono…”

Su hermano mayor Riou y los asistentes (Shuuei, Kouyuu y Seiran) estaban indignados por los rumores, pero Ryuuki no hizo nada en particular al respecto.

Para un extraño, comparada con Sai Rin y Jyuusan-hime que tenían poder en la Corte imperial, o Shuuran que fue escalando rápidamente rangos y ascendiendo, la silenciosa Chouka no era rival.

Mientras que habría sido fácil para Ryuuki o Riou concederles sus deseos, por ejemplo, revocando el permiso de que Chouka asistiera a la Corte, Ryuuki sabía que sería imposible que una orden así saliera de su boca.

Aunque él no lo ordenó, gradualmente, la posibilidad de que Chouka vagara libremente, fue reducida.
Le fueron asignadas a la Princesa, damas de compañía mayores, de unos cincuenta o sesenta años, y las restricciones crecían cada día. Ella era acompañada de un oficial o una dama de compañía a toda hora, y la gente a la que podía ver era seleccionada cuidadosamente.

Seiran, Shuuei y Riou argumentaban que las damas de compañía eran muy estrictas, pero Ryuuki no se involucró.

Eran muy pocos podían vislumbrar a la Princesa por el palacio. Las especulaciones y rumores sobre la Princesa circulaban por la Corte y también fuera del palacio.

Seguía sin haber una nueva consorte o concubinas en el palacio. El joven Emperador que había perdido a su Emperatriz estaba ajeno a las charlas sobre matrimonio. Ya habían pasado más de diez años.

La Corte Imperial asumió que no habría más hijos del linaje del Emperador, aparte de Chouka. El prometido de la única Princesa Imperial se volvió un tema bastante especulado en la Corte.

Aunque con altibajos, el reinado de Ryuuki continuó.

Y Chouka llegó a los quince años.


NOTAS DE LA TRADUCCIÓN:

He decidido dejar Sentoukyuu sin traducir. La cueva de los Iluminados me suena extraño. (Esta nota aplica sólo para la versión en inglés, yo si dejé el término “Cámara Celestial”, aunque no sea demasiado preciso, pero siento que suena bien. –Violet-)

Hay un giro abrupto de la novela en esta sección, cuando Ryuuki empieza a hablar sobre el té de Shouka. Lo volví a leer literalmente como tres veces para asegurarme de que no se me fuera nada. Reacomodé algunas líneas en esta sección para que la traducción fuera menos abrupta. Básicamente, mientras escucha tocar a Chouka, él recuerda que a veces disfrutamos cosas horribles que nuestros seres queridos hacen, simplemente porque los amamos. Espero haberlo transmitido claramente.

MIS PENSAMIENTOS:

Oh, Shouka, eras demasiado bueno para esta serie. Aún no puedo creer que hayas muerto así.

Chouka, eres muy extraña y me encantas. Ahora entiendo por qué todos los spoilers que leí sobre esta novela hablaban de lo “misteriosa” que eras.

(PD: Sé que realmente ya no hay nadie que haga arte dedicado a esta serie, pero mataría por ver un fanart de Chouka haciendo todas esas cosas raras, y a Seiran y compañía con cara de ‘¿qué demonios?’ mientras que a Ryuuki no le importa.)



          *********


Posteado el 14 de marzo 2016. Por whalin.

http://theyseemewhalin.tumblr.com/post/126754182321/saiunkoku-monogatari-translation-masterpost



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hola, gracias por tu comentario y estoy completamente de acuerdo, es una hermosa historia. Saludos

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Hola, la siguiente parte está en el boton de "Continuar"

      Eliminar