domingo, 1 de abril de 2018

Saiunkoku Monogatari Archivo Secreto ‘Pregúntale a Mis Huesos’ ~ FLOR DE INVIERNO ~ Luciérnaga


Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.

SAIUNKOKU MONOGATARI HISTORIA SECRETA: FLOR DE INVIERNO (LUCIÉRNAGA)
Parte 5 de 8
Posteado por Whalin
Traducido por Violet Raven


¡Y aquí estamos!

Esta es la quinta parte de Flor de Invierno. Pueden encontrar mis traducciones anteriores aquí.

Una gran mención a @abrownfeminist que siempre hace que mis traducciones suenen 500% mejores de lo que suenan cuando las escupo en el papel.

Como siempre: SPOILERS MASIVOS DEL FINAL DE LAS NOVELAS LIGERAS DE SAIUNKOKU MONOGATARI. LEAN BAJO SU PROPIO RIESGO.

Esta sección es enoooorme, ¡así que vamos!

Luciérnaga


A un costado del río que corría por la Provincia Ran, un cuervo estaba posado en un árbol. Quizás era el truco de la luz, pero sus ojos parecían casi púrpuras. Desde arriba, él escuchaba los chismorreos de la gente yendo y viniendo del mercado.

“Parece que no han visto a Su Majestad Ryuuki por más de un año…”

“Su condición es mala, así que el Príncipe Riou ha estado actuando en su lugar… pero todavía me preocupa.”

“Cuando aún era joven, Su Majestad brindó mucha ayuda a nuestra Provincia Ran para auxiliar en los daños de la gran inundación.”

“Parece que el Primer Ministro Li y el Príncipe Riou ostentan el verdadero poder, y ellos tienen prisionero a Su Majestad…”

Los misteriosos ojos del cuervo siguieron la figura de una persona abriéndose paso a empujones entre la multitud.

Chouka apartó la capucha de sus ojos. Ella sintió las miradas en su dirección, pero lo que estas veían no era a ella, sino más bien al pequeño pato que iba guiando con una correa. Era un peculiar pato índigo que ella había atrapado junto con su padre en Kyuusaikou.

Ellos habían atrapado tres patos en un intento por venderlos, pero eventualmente les dio hambre. Así que con su padre… y también con sus escoltas, ellos dividieron entre todos, dos de los patos. El último pato restante miró a Chouka con temor.

“Esta es la primera vez que he visto a alguien convertir patos índigo en carne asada para comerlos”, murmuraron los escoltas. Más tarde fueron reprendidos por Shuuei-oji y Seiran-oji, que habían estado ausentes en el momento. Ellos ignoraban que podían intercambiar un solo pato vivo por cien piezas de oro. El Clan Ran solicitaba un permiso para la caza de patos.

(… Kyuusaikou… quiero ir ahí de nuevo… me pregunto por qué los pandas son tan blancos y negros…)
La mirada de Chouka bajó hasta sus manos. El agua salada de la Provincia Ran había secado su negro cabello y su piel estaba quemada. En el palacio, ella parecía tan blanca como un huevo. Ahora su cascarón externo estaba fragmentado. Sin embargo, el hecho de que no tocara bien el erhu, no había cambiado mucho.

Su padre también estaba cubierto de una ligera capa de mugre igual que ella, pero sus facciones también habían cambiado ligeramente. Era como una piedra desgastada por el viento. Sin embargo, la misteriosa impresión que daba era la misma, su mirada era fuerte y amable. Ni siquiera había perseguido a un ladrón que se robó su cartera. Chouka siguió su rastro y tampoco los persiguió, pero cuando su bolsa de medicinas fue robada, ella los siguió con todas sus fuerzas y los atrapó.

De cara en dirección al gran barco que estaba en el río, Chouka levantó la cabeza y miró el cielo azul de su primer verano en la Provincia Ran.

Un año y medio había transcurrido desde el invierno en que había abandonado el palacio junto con su padre. De turistas por la Provincia Shi, ellos habían visitado las tumbas de los padres de su madre, Shouka y Shoukun, y del abuelo de Riou, Ouki.

En el verano, fueron a la Provincia Sa, donde Shuurei había sido gobernadora a los diecisiete años. En otoño, visitaron la Provincia Kou, a donde Shuurei, con dieciocho años, había acudido presurosa como oficial del Gyoshidai y solucionar el problema de las langostas…

Cuando era joven, Kouyuu oji-sama había viajado al Monte Kou por el bien de su padre. Al cruzar la montaña y entrar a la Provincia Haku, él tuvo una experiencia terrible debido a la nieve.

“Kouyuu cruzó la montaña con el anciano Ryo-jiisan, así que la pasaron muy mal”, se quejó Ryuuki. Sus escoltas y sus dos oji-san les enseñaron, y todos los días hacían medicina para curar la congelación.

Por ese tiempo, Ryuuki además habló de la vez que él dejó la capital. Las historias que él no había contado mientras ellos estaban en el palacio, a veces se las contaba. Cuando ella era niña, Chouka se mostraba fascinada por las historias de los oficiales regionales, pero amaba más las historias de su padre.

Chouka viajaba junto a su padre, siguiendo las pisadas dejadas en el camino que su madre había recorrido en su juventud.

“Yo era diferente a Shuurei, que viajó por todo el país, era muy inútil”, su padre decía con frecuencia, pero era sorprendentemente experto sobre las zonas a las que ellos viajaban. Su madre, que había sido apodada “Los Ojos del Emperador”, le había contado al soberano, relatos de sus viajes cuando regresaba.

Escuchando con atención las historias relatadas por los oficiales del Gyoshidai que viajaban por todo el país, de Shuuei oji-san y Seiran oji-san que habían sido enviados a diferentes regiones, y de otros súbditos, Chouka también llegó gradualmente a comprender. Ella ya había visitado la mayor parte del país con su padre, y había visto muchos distritos y ciudades.

Para Chouka, esto ya no era un viaje para buscar al cuervo negro.

El viento sureño sopló a través del gran río, su otra orilla estaba más allá de la vista. El barco en el que ella había llegado con su padre, estaba zarpando hacia un lugar desconocido.

Luego de visitar las tumbas y viajar a Kyuusaikou, Chouka y su padre habían ido a ver varios ríos y lagos que se inundaron en el mismo período que estalló la plaga de langostas. En respuesta a esto, el Vice Gobernador de ese tiempo, Kyou Bunchuu, junto con el clan Ran, habían construido un gran canal, el cual incluso hasta estos días los protegía contra las inundaciones.

Aunque ellos no conocían a nadie en este lugar, cuando su padre preguntaba, la gente los orientaba con las direcciones, los invitaba a sus casas y ofrecía a sus hijos como acompañantes.

Haku Raien, Kan Hishou, Ryuu Shibi, Jyun Iku, Ouyou Gyoku, Rai Shunshin…

Ellos le entregaban a Chouka comida y costosas medicinas, y luego se iban.

Durante ese año y medio que pasó siguiendo los pasos de su padre, poco a poco, el corazón de Chouka, empezó a cambiar.

Chouka secó su frente ligeramente sudorosa, con el dorso de su mano y espió dentro de la enésima tienda de medicinas, con una expresión sombría. Ella no había notado que se había separado de su escolta desde hacía rato, pero cuando vio que la tienda no tenía la hierba espiritual que necesitaba, se deprimió.

El escolta le había informado sobre la medicina de su padre, ya que él tenía una carta de Kouyuu oji-san. Cuando Chouka la leyó, comenzó a hervir medicina día y noche. Incluso cuando su padre la encontró por primera vez moliendo hierbas como preparación, él no le dijo que se detuviera.

Chouka estaba tan perdida en sus pensamientos que tardó en darse cuenta que había sido elegida como objetivo por unos maleantes. Algunos de ellos se aproximaron a ella por detrás. Chouka volteó hacia abajo a ver al pato índigo (que valía cien monedas de oro) con su correa frente a ella. Al parecer, su objetivo era el pato. Qué problemático. Ella tenía planeado usar el pato para pagar por la medicina…

Entonces, su mirada de pronto se vio atraída hacia un cuervo negro doblando sus alas negras, que estaba a un lado del camino. Extrañamente, nadie más en la multitud parecía verlo. La mirada púrpura del cuervo, se quedó grabada en la mente de Chouka.

El corazón de Chouka comenzó a palpitar en su pecho.

De pronto, el cuervo desvió la mirada, pero seguía ahí.

Chouka jaló al pato índigo de la correa, cambiando de ruta. Cuando alguien se cruzó entre ella y el cuervo, el cuervo desapareció. Sin embargo, al buscarlo ella vio su cola azabache en otro lugar. Chouka lo persiguió.

Finalmente, el cuervo se detuvo y se posó en la marquesina de un edificio. Esta era la tienda de medicina número treinta y cinco que visitaba.

Los ojos de Chouka se posaron en unos ramos de flores alineados frente a la tienda. Cuando ella señaló algunos de ellos al tendero, alguien desde atrás de ella pagó en su lugar.

“Chouka-sama.”

Ella detectó su fragancia en el aire. Su escolta tenía su capucha sobre sus ojos.

“… Finalmente te encontré. Te informé que yo había hecho algunos arreglos, ya que la hierba que buscas no está disponible en este mercado. Comprendo que estés preocupada, pero caminar tú sola por ahí…”

Chouka alzó la cara inquieta, para mirarlo, y él desvió la mirada, ansioso.

“… bueno… Es decir, los preparativos están completos. La medicina será traída en un barco.”

Chouka finalmente se sintió aliviada y bajó la cabeza, agradeciéndole. Cuando ella intentó devolverle el pago de las flores, él se negó.

“Yo llevaré las flores.” Dijo él, tomando las flores de los brazos de Chouka.

Al mirar ella las marquesinas del edificio, no había quedado rastro del hermoso cuervo.

Era raro que Shijaku-sama pagara por algo. Mientras caminaban por la orilla del río, Chouka miró el ramo de flores en sus brazos. Ella estiró la mano y tocó uno de los pétalos. Ella no lo había visto gastar dinero, ni siquiera cuando estaba coqueteando con mujeres.

Con sólo aparecer, cuando ella y su padre fueron enviados a prisión por el pato índigo, habían sido liberados. Sin embargo, lo más misterioso era que cuando él la acompañaba, el precio de las cosas se hacía más barato. Ya fuera en un restaurante o una posada, si había una mujer atendiendo, el precio se rebajaba hasta ser básicamente gratis. Al principio, él estaba dispuesto a pagar, pero luego de un mes de su viaje, él dejó de sacar su cartera. Medio año después, se volvió una costumbre depender de sus gastos de viaje.

“Chouka… hemos hecho que un gran genio huya de casa, ¿eh?” su padre había lamentado.

“En este absurdo viaje, he aprendido del frío viento del mundo. Tienes que usar todo lo que puedas. Su Majestad y la Princesa se encontraron con un carterista, y entraron sin cuidado en una posada administrada por esclavistas. Primero y ante todo, ¿sería posible que ustedes recibieran obsequios como yo lo hago, por mi aparición?” el susodicho genio los interrumpió de un tajo, golpeando una piedra para encender el fuego. “Si Padre no los hubiera detenido, se habría vuelto un sangriento duelo entre Shuuei-oji, que había empuñado su espada, y Shijaku.”

Chouka se preguntó si él sería la encarnación de alguna deidad guardián, ya que todos le hacían ofrendas. Este ramo… si, debía ser la forma en que las estatuas guardianas, ocasionalmente devolvían un regalo.

Shijaku, que estaba parado junto a ella, se quitó la pesada capucha y habló, claramente molesto.

“… Princesa, no soy la encarnación de una deidad guardián. Soy humano. Además, estas flores son de mi parte para Chouka-sama. No las compré con la intención de regalárselas a otras mujeres.”

Era bastante misterioso, y aunque Shijaku nunca lo había declarado abiertamente durante ese medio año, parecía que era capaz de leer los pensamientos de Chouka.

Ella se preguntó cómo responder… se estiró y tocó una de las flores de nuevo.

“Gracias…”

Él rápidamente guardó silencio.

“Por cierto, Princesa, sobre la medicina… Esos ingredientes crudos y la preparación de la medicina milagrosa…” Al ver la mirada angustiada en los oscuros ojos de Chouka, él cambió de opinión. “… No, tal vez sería mejor que no lo sepas. A mí tampoco me preocupa particularmente…”

El cuervo negro abrió sus alas y voló hacia el vacío cielo. Chouka peinó su cabello detrás de sus ojos y lo miró hasta que desapareció de la vista.

Chouka esparció las flores a lo largo de la costa mientras caminaba. Era algo que su padre había hecho en Kyuusaikou. Chouka era incapaz de olvidar la imagen de su padre esa vez, y ella misma quería hacerlo.

Los lirios flotaron por el enorme río infinito.

Shijaku observó los lirios flotar junto a ella, y levantó la vista hacia el claro cielo de la Provincia Ran. Inusualmente, murmuró para sí.

“Me gustaría mostrar a Su Majestad, otros sitios de la Provincia Ran aparte de Kyuusaikou… pero no sé si debería hacer que él hiciera algo tan poco razonable.”

“¿Qué tal si tratas de preguntarle a mi Padre sobre eso? Padre es… bastante débil tratándose de Shijaku-sama, creo yo. La primavera de hace dos años… fue la primera vez que vi que Padre permitió a alguien acompañarlo en sus caminatas nocturnas.”

“Estoy seguro de que mañana también seré incapaz de hablar con él. Hasta ahora, he pedido hablar con él miles de veces, y todas me han sido negadas.”

“Debes estar ya cansado de ver la cara de Padre ahora. Has pasado cada día con él desde hace año y medio. Padre en verdad te ama.”

“… Estás muy habladora hoy, ¿eh?”

“Quiero animarte. La razón de que Shijaku-sama nos siga, seguramente es para estar al lado de Padre… La Provincia Ran que quieres mostrarle a Padre, a mí también me gustaría verla.”

Él respondió abruptamente, con una sombra oscura cayendo sobre su expresión. Su voz se había apagado un tanto.

“… Es que particularmente, estoy aquí por el bien de Su Majestad… pero si su Majestad no estuviera aquí, yo no estaría en esta clase de lugar.”

Chouka se dio la vuelta para mirarlo. Chouka seguía los pasos de su padre durante su viaje, y cuando se perdía en sus pensamientos, Shijaku iba y la supervisaba. Lo contrario también era cierto. Durante el último año y medio, ellos habían pensado cuidadosamente.

Percatándose de que había hablado en voz alta, él pasó sus dedos por sus flequillos, ocultando su cara.

“… Chouka-sama, ¿planean continuar con este viaje para siempre? Ahora, no veo que ese sea el caso, pero…”

Luego de que una ráfaga de viento pasó por ellos, Chouka, que muy pocas veces hablaba, abrió la boca.

“Padre…” ella murmuró, “aunque se supone que él está de vacaciones, no parece estar descansando mucho.”

Ella se preguntó si su padre en verdad dormía. Por la noche, ella se percataba de pronto, que su padre había desaparecido del campamento o la posada. Se la pasaba merodeando con Shuuei-oji o Seiran-oji. Y cada vez, Chouka se ponía ansiosa.

Ya sea que estuviera en el viaje, o en el palacio, Chouka se dio cuenta de que no existía diferencia. Desde que dejaron el palacio, Chouka se había convertido casi en una persona diferente, pero su padre no había cambiado. Su padre…

Cuando ellos ataron el pequeño bote en la costa, su padre había empezado a leer cartas. Ella había viajado con su padre a diversas regiones los trescientos sesenta y cinco días, siguiéndolo en su búsqueda del hombre de cabello negro. A veces, ella se preguntaba hasta cuándo estaría bien que el viaje de su padre continuara.

Ella miró al cielo de la Provincia Ran. Era el segundo verano que transcurría desde que abandonaron el palacio…

… Chouka-sama, ¿planean continuar con este viaje para siempre?

Chouka ya había decidido dónde debían pasar el tercer verano.

Ryuuki leía las cartas de la Corte en la costa donde ellos habían atado el pequeño bote, suspirando. Kanshou estaba cerca, igual que el cuervo que había aterrizado en la orilla del bote. Ryuuki y el cuervo voltearon en la misma dirección. Un tembloroso pato caminaba guiado por Chouka, y un joven que había heredado la belleza de sus dos padres, caminaban hacia ellos.

Ran Shijaku.

Ryuuki lo había visto de pronto, esa noche de primavera, y había reconocido su identidad inmediatamente. Envuelto en la fragancia secreta de su padre, Ryuuki inmediatamente había sucumbido ante el maravilloso joven. La primera vez que escuchó el nombre del escolta de Chouka, no podía creer que fuera el mismo joven. Él había sonreído amargamente.

(Pensar que la persona que Kouyuu había elegido por encima de todos los demás, fuera el hijo mayor de Shuuei…)

Shuuei y Kouyuu, que en su juventud parecían ineludiblemente atados uno al otro, con sus interminables dimes y diretes. Era nostálgico pensar en esos tiempos ahora.

Lo más increíble de todo, era Chouka misma.

Incontables pretendientes le habían sido presentados en la Residencia Imperial…

(Ella no lo recuerda… aun cuando yo le mostré su retrato. Si yo fuera él, me hubiera recluido a mí mismo. ¿No debería estar avergonzado por su honor…? Si, cuando pienso en mi yo del pasado y Shuurei, mi corazón duele inútilmente.)

Era un alivio que Shijaku, habiendo notado que ella había olvidado su propuesta, hubiera guardado silencio y evitado el tema.

Pero, a diferencia de su padre Shuuei, que desplegaba su sonrisa y amor a las mujeres del mundo, el hijo resistía tajantemente las tentaciones de las mujeres hermosas, a menos de que necesitara algo. De hecho, él trataba a Chouka y a Ryuuki con respeto, pero no era demasiado amigable. Esta era su personalidad original. En otras palabras, si fuera por Ryuuki y Chouka, él haría cosas que no le gustaban, tranquilamente. Él además se aseguraba de cubrir sus hospedajes en las posadas, al igual que la comida y ropa. Chouka no lo había notado para nada, pero Shijaku nunca le había dado nada a ella que hubiera recibido de otras mujeres. (Pero él le daba a Ryuuki bollos de carne y cosas que recibía.)

… Su disposición para hacer cualquier cosa por su amo, ciertamente se asemejaba a la de Shuuei.
Ryuuki sonrió.

Esa fragancia le quedaba perfectamente. Por mucho tiempo, se negó a ser un oficial del gobierno. Visitaba la Corte para ofrecer sus saludos de Año Nuevo a nombre del clan Ran y Ryuuki había escuchado que era reconocido por su excelencia en las artes literarias y militares.

Mientras las olas rompían contra la costa, Chouka y Shijaku continuaron su camino hacia él, lado a lado.

A veces, Ryuuki se angustiaba. Shijaku poseía algo de conocimientos en las artes mágicas, y a veces elaboraba talismanes. Por alguna razón, él pegaba esos talismanes en la frente de Ryuuki. También luchaba ferozmente contra el cuervo posado al lado del camino, por razones desconocidas. Chouka también reaccionaba extrañamente al cuervo, pero en lo que a Ryuuki concernía, él protestaba ante la posibilidad de que Shijaku arruinara su bello rostro.

En cualquier caso, parecía que no había ningún “secreto que ambos pudieran ocultar”. Él los miró atentamente para ver si había alguna señal hoy, pero no pudo encontrar nada.

“Haaa…” Ryuuki miró al cuervo que estaba junto a él y suspiró. “Diecisiete y veintiún años. Es una diferencia de cuatro años. De alguna forma, parece que Shijaku simplemente no es el tipo de Chouka… Si fuera yo, y Shuurei y yo hubiésemos pasado juntos un año y medio, estoy seguro de que nos habríamos casado mucho antes.”

“Tonto, no hables en sueños. El hecho de que fueras rechazado, no cambiará.”

Ryuuki miró al cuervo.

El cuervo miró agudamente en dirección a Chouka y Shijaku, y luego caminó de derecha a izquierda por la orilla del bote.

… No… justo ahora… él estaba seguro de haber escuchado la voz de un arrogante hombre pronunciando un ácido comentario… ¿estaba escuchando cosas?

En ese momento, Shijaku se acercó a él.

“¿Podemos dar un recorrido por otros lugares?” le ofreció. “A menos que se oponga a una larga estadía en la Provincia Ran…” añadió titubeante.

Ryuuki escuchó el ímpetu del gran río que no había cambiado por miles de años. Los lirios que Chouka había lanzado al agua, llegaron flotando desde la lejanía. Él tenía la intención de partir, pero con el olor de esa fragancia flotando en el aire, finalmente dijo,  “Vayamos.”

Shijaku se veía preocupado. Incluso cuando Ryuuki se negaba a cumplir los deseos de Shijaku, el joven nunca parecía decepcionado con él.

Eso tocó una fibra sensible de Ryuuki, aunque él no supo por qué.

(… ¿Por qué?)

Mientras él doblaba las cartas, escuchó su conversación.

“Chouka-sama, Kyuusaikou y los pandas… la Provincia Ran, ¿eso está acorde a tus gustos?”

Chouka asintió, y él continuó sin dudarlo.

“Entonces… ¿vendrías a la Provincia Ran de nuevo algún día? Conmigo… aunque escuchara tu pobre interpretación con el erhu todos los días, no me cansaría de ello.”

Ryuuki contuvo el aliento, y el cuervo se congeló también.

“Si. Después de muchas décadas, por favor, guíame de nuevo.”

Ryuuki dejó caer las cartas ante la tonta respuesta de su hija.

Esto no estaba bien… lo irritaba. Al parecer, Chouka se convertiría en la novia de un cuervo, después de todo…

Ryuuki miró al cuervo que tal vez se convertiría en su yerno, y vio que se estaba acicalando sus lustrosas plumas negras.

“Está bien, después de muchas décadas, mmm. Ya espero con ansias el día en que toques horriblemente el erhu para mí”, Shijaku continuó ecuánime.

Sin pensarlo, Shijaku volteó y miró furioso al cuervo. El cuervo retrocedió algunos pasos. Ryuuki empezó a recoger las cartas que se habían caído.

Shijaku no se alteró en lo más mínimo. Miró al cuervo a los ojos y sonrió.

“… Si lo ponemos en una jaula, el cuervo también podría venir, por supuesto.”

El cuervo se estremeció de miedo.

Era difícil saber si Shijaku estaba hablando en serio o bromeando. La sangre de Shuuei, definitivamente corría por sus venas.

(Pero, ¿¿¿qué fue eso de… “Después de muchas décadas”??? No te entiendo, hija…)

Ya que el cielo estaba teñido con los colores del atardecer, Ran Shijaku y Chouka comenzaron a preparar el bote.

El futuro estaba aquí.

Ellos se preparaban para partir. Hacia algún lugar. ¿A dónde?

Los dos lo ignoraban por completo. Se voltearon hacia Ryuuki. A Ryuuki le encantaba verlos con una mirada tan seria en sus rostros. No era un problema tan serio, después de todo. Sin embargo, Shijaku se detuvo, esperando.

En ese momento, Ryuuki quería estar con ellos un poco más, hacer lo que fuera estaba bien. Él quería vigilarlos a dondequiera que fueran.

Si tal deseo pudiera hacerse realidad…

Los tardíos vientos del verano soplaron a través del gran río. Ryuuki decidió dar una caminata por la costa. Al levantarse, sus piernas le temblaron terriblemente.

Agarrando a Kanshou, Ryuuki caminó por la orilla del río al atardecer.

En mitad de la noche, Ryuuki se escabulló fuera de la posada que estaba en el paso de la montaña, y caminió entre los oscuros árboles.

Chouka y Shijaku le habían traído hierbas medicinales y lo obligaron a tomarlas. “Esto te dará sueño”, le habían dicho, pero él no tenía sueño. Desde que Shuurei se fue, eso no había cambiado.

La parpadeante luz de incontables luciérnagas titilaba en el oscuro bosque. Cuando él emergió del bosque de luciérnagas, se encontraba en la decimotercera cordillera de la Provincia Ran. El cielo nocturno de verano se extendía por encima de él, sin fin. Abrazando a Kanshou debajo de su brazo, cruzó el bosque, con ambas manos ocultas en sus mangas. Él se paró ahí, en medio del cielo estrellado.

… Luego de un momento, un olor familiar llegó hasta su nariz. Ryuuki sonrió con ironía. Siempre que estaba solo, sin falta, ya sea Chouka o Shijaku venían a buscarlo. Era extraño. Desde mucho tiempo atrás, Ryuuki siempre creyó que incluso si él desaparecía, nadie vendría a buscarlo.

“Va a dañar su salud”, dijo Shijaku ansiosamente detrás de él.

“Mmm”, respondió Ryuuki, perdido en sus pensamientos. Ryuuki notó que el joven guardó silencio, y se volteó para mirarlo.

“… ¿Qué pasa, Shijaku? ¿Hay algo que te esté molestando?”, preguntó discretamente.

Shijaku caminó hacia él con sus pies aplastando el césped debajo. Él se inclinó sobre una rodilla.
La expresión de Shijaku era tan desolada y apesadumbrada, que Ryuuki estiró la mano y pasó un dedo por la sien del joven.

“¿Qué pasa?” preguntó de nuevo.

Shijaku bajó la mirada. “En Kyuusaikou… Su Majestad habló de su pasado con mi padre…”

“… Descuidadamente. Cuando tú estás cerca, termino hablando de cosas innecesarias.”

“Cuando escuché que Su Majestad había venido hasta la Provincia Ran sólo por el bien de mi padre…”
Es cierto. Durante su juventud, había sido difícil estar en el trono, y no había visto otra alternativa, así que había encargado todo a Yuushun, y se dirigió a Kyuusaikou con Shouka y Jyuusan-hime. Él había ido tras Shuuei, quien había devuelto su flor y abandonado a Ryuuki por voluntad propia.

“Eso me irrita y me frustra… En verdad, creo que yo soy más capaz que mi Padre.”

“Mmm… eso no lo niego.”

Durante su viaje, comparado con Shuuei, que sólo diría lo que le venía a la mente, este joven ciertamente demostró que era confiable.

“Si estás cansado de estar desempleado y de acompañar a Chouka y a mí en nuestro viaje, puedes volverte oficial en alguna parte. Tratándose de ti, serás muy solicitado.”

“Yo rogaría mil veces por estar al lado de Su Majestad.”

Ryuuki no sonrió.

“Si lo que desea de mí, es que renuncie al apellido del clan Ran, como mi padre hizo en Kyuusaikou, lo haré en cualquier oportunidad.”

“… No es necesario hacer eso. Y aunque Shuuei fue repudiado, él siguió siendo un hombre del clan Ran hasta la médula. Me agradaba ese Shuuei… Y el color índigo te queda perfectamente bien. No lo rechaces.”

“¿Por qué no soy lo suficientemente bueno como mi padre…?”

“No es que carezcas de algo… es sólo que no puedes ser tú.”

Primero ira, después frustración y finalmente, desesperación brillaron en los ojos de Shijaku. Mirando su expresión, Ryuuki no pudo evitar una sensación de deja vú. De alguna parte de su mente, un recuerdo con esas mismas emociones, afloro. Un recuerdo de mucho tiempo atrás…

Mirando las oscuras montañas de la Provincia Ran, Ryuuki lanzó un suspiro y repitió la misma respuesta.

“Mis únicos asistentes son Shuuei y Seiran. Sólo con ellos dos está bien… No es necesario nadie más.”
Hace treinta años, al dirigirse a Gojyougen para enfrentar a Ou Ki, sólo Shuuei había estado a su lado. Incluso ahora, el anaranjado amanecer esparciéndose sobre la cordillera montañosa esa mañana, estaba fresco en su mente. El Ran Shijaku frente a él ahora, se arrodillaba de la misma forma que Shuuei lo había hecho. Él podía escuchar su voz, desde el muy, muy distante pasado.

Ran Shuuei estará a su lado, mi Señor. Hasta el final…

Hasta el final…

“Mientras que otros ofrecen su lealtad, el único que además tuvo permitido ofrecer su vida, fue Shuuei. Nadie antes ni después, sólo tu padre… De eso… me he arrepentido muchas veces. Todavía me arrepiento.”

En medio de las titilantes luciérnagas, él miró hacia abajo al Shijaku arrodillado frente a él. Sus ojos mostraban su determinación por ofrecer su corazón entero.

“… Shijaku, las profundidades de tu corazón se asemejan mucho a Shuuei. Así que no puedo elegirte a ti. Él fácilmente pudo hacer a un lado al clan Ran y todo lo demás, por el amo que él había escogido. Así era Shuuei.”

Pero Ryuuki ya no deseaba eso. Una luciérnaga aterrizó en el negro cabello de Shijaku. Él se parecía a Shuuei, pero Ryuuki le tenía cariño a este hijo mayor, que era diferente a su propia manera. Él no quería perderlo…

“No renuncies a nada por mí. Yo ya he recibido a Shuuei. Eso es más que suficiente. Elige a otro amo que no sea yo, uno mejor. Incluso Riou está bien. La persona a la que sirvas, será tan afortunada como yo lo fui al aceptar a Shuuei. Además, durante este último año y medio has llegado a conocerme bien. Debes estar un tanto cansado de mí ahora.”

Él estiró un dedo para ahuyentar la luciérnaga del cabello de Shijaku. Cuando iba a retirar su mano, el joven la alcanzó y la atrapó.

“Usted es el único amo que yo quiero”, la brisa veraniega transportó el susurro de Shijaku. “Su Majestad, mi intención no es reemplazar a mi padre. La posición que le dio a mi padre, la cual decidió no volver a dársela a nadie… ese lugar, es lo que quiero. Si lo ha estado lamentando, yo aceptaré su arrepentimiento. Si puedo hacer eso, mis acciones no serán en vano.”

“Si usted me rechaza mil veces, yo seguiré pidiéndoselo dos mil veces más.”

Shijaku inclinó la cabeza, presionando la fría mano de Ryuuki contra su frente.

“No importa cuántas veces me rechace, está bien. Si se trata de usted, puedo soportarlo. Pero por favor… no se vaya a ninguna parte. Hasta que yo logre alcanzar el lugar al que llegó mi padre. No todavía…”

Finalmente, Ryuuki recordó su deseo por desaparecer. Sus recuerdos se presentaron rápidamente frente a sus ojos.

Mientras las estrellas caían del cielo nocturno de verano, el sonido de un koto, que ni siquiera Riou podía replicar, resonó en sus oídos.

“¿Por qué no soy lo suficientemente bueno?”

Esas habían sido sus propias palabras. Él vio a su yo del pasado frente a sus ojos.

“Ou Ki, ¿no soy bueno?”

Antes de Gojyougen, después del clan de la montaña. Hace mucho, mucho tiempo, pasando por el oscuro camino cubierto de nieve, en su juventud había perseguido el sonido del koto de Ou Ki. Sin importar las veces que estirara su mano, la respuesta era la misma. No eres bueno.

Él nunca había mirado atrás, hasta el final. Nunca había notado a Ryuuki. Sin importar cómo fuera tratado, que no fuera reconocido, lo deplorable, lo miserable que fuera, sin rendirse, Ryuuki lo había perseguido.

Un día. Un día él también se uniría a Ou Ki en el mismo lugar.

Sin darse cuenta, ya habían pasado todos esos años.

Si Ryuuki lo reflexionaba, él ahora tenía la misma edad que Ou Ki durante Gojyougen. Este jovencito que lo seguiría sin duda a dondequiera que fuera, le recordaba a sí mismo en aquel tiempo. Él no había pensado que el hijo de Shuuei deseara estar a su lado.

Si Shuuei estuviera aquí, ¿qué clase de expresión tendría? Ryuuki, inesperadamente, se encontró a sí mismo pensando en ello.

Por favor… no se vaya a ninguna parte.

La brisa revoloteó entre los árboles. Ryuuki retiró su mano de entre las de Shijaku, y la posó sobre el cabello del joven. Shijaku había solicitado incontables veces verlo, pero Ryuuki nunca había tenido intenciones de hacerlo. Porque él se parecía a Shuuei. Kouyuu lo sabía, y aún así había elegido a Shijaku… él se preguntó si su Primer Ministro hizo la elección correcta.

Durante el último año y medio, con esa familiar fragancia cerca, él había disfrutado observar a Shijaku y Chouka. Eso era mejor que no verlo hasta el final, por supuesto.

“Te expreso mi gratitud por guiarnos a través de la Provincia Ran. Fue una buena idea. Debes estar cansado. Puedes volver a la posada a descansar… Después de que yo haya meditado un poco, también volveré.” Dijo Ryuuki al joven.

… Después de esto, Ryuuki permaneció parado bajo el pabellón estrellado. Una vez más, esa fragancia flotó en el aire. Esta vez, era el padre. Shuuei apareció de entre el bosque, linterna en mano.

“… ¿Piensas en los asuntos de la Corte, Majestad?”

“Si. Me preocupa Kouyuu. Él no ha dicho nada, pero…”

Shuuei echó una ojeada a Shijaku, que dormía a los pies de un árbol. Ryuuki, avergonzado, se rascó la mejilla.

“… es mi culpa, Shuuei. Parecía que no volvería a la posada solo, así que lo obligué a dormir.”

“Habría sido mejor darle un coscorrón. ‘Soy más capaz que mi padre’, mocoso estúpido. Encima de eso, vas y le dices una tontería, que podía superar a su padre.”

“¡Parece que tu hijo mayor te supera en su amor y respeto hacia mí!”

“Estoy bromeando”, Shuuei sonrió. Ryuuki no pudo evitar sonreír también.

Se quedaron de pie, lado a lado, mirando la cordillera de la Provincia Ran, las luciérnagas parpadeando a su alrededor.

“Tu tierra natal es preciosa, Shuuei…”

“Si. Las estrellas brillan en el cielo, ¿no es así? Mi tierra, es un lugar del que estoy muy orgulloso. No deseo que vengas aquí sólo a visitar una tumba… además, Shijaku ha sido así desde hace mucho tiempo. Su deseo de conocerte desde que era un niño, no ha cambiado.”

“…”

“¿Mi hijo no es bueno?”

“No es bueno”, susurró Ryuuki.

La sonrisa de Shuuei era agridulce, como si estuviera un poco contento.

Ryuuki levantó la cara para mirar el cielo estrellado.

Había dejado el palacio hacía año y medio para ir en busca del hombre que había llenado sus pensamientos. A dondequiera que iba, sentía que no era la primera vez que estaba ahí. El camino que se extendía delante de él, estaba lleno de las huellas de aquellos que conocía.

“… al volver a mi lado, los regalos que recibía eran las historias acerca de los viajes.”

“Eso es porque Shuurei-dono era tus ojos.”

“No, lo que he venido a ver es el mundo después de que Shuurei se fue.”

Shuuei volvió los ojos hacia Ryuuki, que estaba junto a él.

“Después de que perdí a Shuurei, ustedes recorrieron el país y me dejaban oír sus relatos.”

Él visualizó las veces en que Shuuei y Seiran habían guiado al ejército en nombre de Ryuuki por todo el país y las veces que Kouyuu había ido a varias regiones. Las figuras de Rou Ensei y Shin Suou, que habían seguido las huellas dejadas por Shuurei, y las figuras de todos los vasallos y oficiales del gobierno que lo habían apoyado, aparecieron delante de sus ojos.

Desde que había ascendido al trono a los dieciocho años, ya habían transcurrido más de treinta años.
Desde que Shuurei, igual que un cometa cayendo del cielo, se había sumido en el sueño eterno ese nevado día, diecisiete años habían ido y venido.

La linterna se balanceó.

A diferencia de su padre, Senka, y Shuurei, él había sido arrojado a este camino que ya había sido labrado.

Sa Enjun, Sou Shungai y Kai Yu se habían ido… Yuushun, Ou Ki y Riou Anju también habían partido. Shuurei, sin esperar la llegada de la primavera, se había quedado dormida frente a sus ojos. Después de eso, él había visto a Shouka cerrar los ojos junto al sonido del erhu de Chouka. Chouka se sentó al lado de Ryuuki, tocando su erhu hasta que las cuerdas se rompieron tres veces seguidas.

¿Por qué continuaba con vida y seguía andando? Era un misterio, incluso para Ryuuki.

¿Cuál es tu razón de vivir?

Mucho tiempo antes, Ou Ki le dijo que pensara en eso él mismo.

¿Qué es lo que en verdad quieres hacer…?

“No hice un trabajo muy bueno. No soy un gobernante destacado como mi padre Senka, no puedo ver el futuro del país como Ruka y mi lealtad y amor por este país no son nada en comparación al de Ou Ki y Shuurei. Pero a pesar de mis deficiencias, fui bendecido con ustedes como vasallos. Más que para mí, ustedes dieron todo por este país. Eso lo comprendo.”

El interminable conflicto en el norte, que había sido azotado por la hambruna y los saqueos, finalmente había llegado a su fin por las Provincias Haku y Koku. La Provincia Sa, que no tenía recursos naturales, había trabajado junto al clan Hyou para reunir eruditos de todas partes del país. En la Provincia Ran, Ou Ki había abolido la costumbre de sacrificar personas en las aguas cuando navegaban sitios peligrosos, sustituyendo a las personas con manjuus. Incluso cuando las langostas incubaron en la Provincia Kou, el problema fue resuelto en breve.

“Su Majestad… ¿dices que no hiciste un buen trabajo? Me voy a enfadar.”

“… No, si yo estaba en el trono, siempre quise hacer eso.”

La linterna de Shuuei traqueteó en el viento.

“Cuando pienso sobre lo que pude haber hecho sin perder nada si no hubiese sido el Emperador, quería hacer eso.”

La voz de Shuuei sonó más allá de las luciérnagas. “Si. Eso lo sé.”

Era cierto. Shuuei, que siempre había estado detrás de él, debió haberlo notado. ¿Desde cuándo es que había visto a Ryuuki cambiar frente a sus ojos, para volverse alguien tambaleante y que se esforzaba por arrastrar sus pesadas piernas?

Su padre Senka, Ruka y Ou Ki, habían sido tan fuertes como el acero. No importó lo mucho que él luchara contra sus propias debilidades, había sido incapaz de obtener su fortaleza. El tiempo se había detenido en su mundo marchito.

“… Si estás cansado, vendré corriendo y te llevaré. Ya te lo he dicho.”

“Pronto te lo pediré.”

“¿Ah, si? Siempre dices eso”, Shuuei se volteó hacia Ryuuki, con la linterna en la mano. “Es cierto, aunque ya te lo he dicho, tú sigues andando. Incluso cuando quieras colapsar, cuando pienses que no puedes seguir adelante. Incluso en este mundo sin Shuurei-dono, has llegado muy lejos… mi Señor.”

Shuuei puso su mano en el pecho. La linterna brilló como las estrellas en el cielo.

“… Estaba feliz. Incluso cuando tu amada murió, tú seguiste aquí. A pesar de que definitivamente no querías hacerlo, tú seguiste viviendo, seguiste siendo el Emperador… Continuaste caminando. Éramos tan felices. Porque nosotros queríamos servir a tu lado por mucho tiempo.”

A espaldas de Shuuei, se desplegaba la nación, con el cielo iluminado de estrellas y luciérnagas. La linterna centelleó en la oscuridad.

“Este es tu país, mi Señor… Debido a ti, constantemente estuvimos corriendo por todas partes. Alguien que odia la guerra y no acepta fácilmente la derrota, queríamos vivir por ti, que eres tan benévolo… Mi Señor, tanto Seiran como yo sabemos… tu razón de vivir.”

“…”

Shuuei le ofreció su mano, sin la linterna. Ryuuki miró la cariñosa y tentadora mano. Durante los tiempos difíciles, tal como había prometido Shuuei, él siempre le ofreció su mano. Cada vez que lo hacía, Ryuuki quería soltar a Kanshou y descansar… Ahora también.

Un sonido resonó en el matorral que estaba detrás de él. Las luciérnagas danzaban salvajemente en el bosque. Alguien más había decidido venir a caminar por ahí también. Al parecer, Chouka había venido a buscarlo esta vez.

Ryuuki dirigió su mirada hacia la cordillera de la montaña Ryuuga, y frunció el ceño.

“… Desde el año anterior, el clima ha estado mal. Los fríos inviernos y escasas cosechas han continuado. Es preocupante.”

Ryuuki no notó la expresión mitad asombrada, mitad orgullosa, en la cara de Shuuei, y tampoco que Shuuei había retirado su mano.

“… hey, Su Majestad. Durante este año y medio, en la fortuna de Chouka-sama y Shijaku, la persona cuya figura se reflejará en tus ojos será diferente, creo. No será Shuurei-dono, ni nosotros…”

“Mmm. Es el anciano que Chouka busca, ¿no? ¿Qué debo hacer? ¿Tú no apoyarás a Shijaku?”

“No es un anciano. Por cierto, estoy enfadado con mi hijo mayor. Poder despertar junto a una hermosa mujer por un año y medio y no hacer nada al respecto, qué idiota. ¡¡No puedo creer que lleve mi propia sangre!!”

“Es cierto. Su cara es mucho más refinada comparada a la tuya, pero él es bastante anticuado. Incluso cuando me tomo la molestia de dejarlos a solas, en vez de escabullirse en su cuarto para un encuentro amoroso, siempre viene tras de mí. Realmente no se parece a ti en lo más mínimo.”

“… No, e… espera. Él en verdad es mi hijo, el que tuve con mi esposa… definitivamente…”

“Mmm… tu esposa iba muy seguido a casa de Shouka para limpiar y hacer otras cosas…”

“¡¡Su Majestad, por favor, para!! ¡No inventes historias de que él es hijo de otro hombre! ¡¿No estabas hablando hace un momento sobre lo mucho que se parece a mí?!”

Ryuuki rió entre dientes. Al igual que las raíces daban la base a un árbol, Shuuei había dado sus ojos al hijo que actualmente estaba durmiendo.

“Su Majestad, aquello de lo que hablaba Shijaku, tú ya lo sabes.”

La persona por la que un Ran doblaría las rodillas, ¿acaso tal persona existía…?

Las palabras que Ran Shuuei había dicho inmoderadamente, eran las mismas de su hijo, quien se negaba a convertirse en un oficial.

“… A diferencia de mi esa vez, Shijaku ya ha elegido. No fue al Emperador Senka, a la Princesa Ruka o a Ou Ki-dono, sólo te escogí a ti. Mi hijo es igual, porque tú eres muy benévolo.”

“Él se parece a ti, así que no podría tratarlo fríamente… ¿por qué yo? A mí me llamaban Emperador idiota.”

Shuuei rió. Ryuuki había tenido una sola esposa, y había dicho que no necesitaba a nadie más aparte de Shuuei y Seiran. Cuando algo malo ocurría durante el viaje, sin enfadarse, él perdonaba a los demás. Eso había conmovido el corazón de Shijaku. Caminar junto al Emperador, y ver el país que él había construido, ¿cómo podría darse por vencido? ¿Cómo no desear convertirse en el corazón de este Emperador? Este era el camino que Shi Ryuuki había recorrido, cubierto de heridas e incontables pérdidas. Por tanto tiempo…

Ryuuki miró a Shijaku durmiendo, y luego miró en dirección a Chouka.

Chouka se abrió paso entre las luciérnagas, buscando en direcciones al azar. Ella se hacía visible gracias a la luz de Seiran, ya que él relajadamente caminaba tras de ella con su linterna. Cuando él salía a caminar con Shuuei o Seiran, Chouka con frecuencia se despertaba y lo seguía.

Chouka había cambiado tanto desde que dejó el palacio. Ella había perseguido y atrapado a un ladrón de carteras, y cuando se hallaban hospedados con algún amigo de alguna provincia, ella recibía muchas medicinas. A veces, cuando se sentía ansiosa, tocaba el erhu para ella misma. El cambio más sorprendente de todos era que ella había comenzado los preparativos para hacer el examen nacional.
Parado al lado de Shuuei, Ryuuki ladeó la cabeza, mirando a Chouka, que estaba perdida en el bosque de luciérnagas.

“Ella de pronto tomó el examen regional. Todo lo que dijo fue ‘Lo haré’. Ella no se veía muy complacida al respecto, así que quizás calificará muy pobremente… me pregunto por qué de pronto quiso hacerlo…”

“… Su Majestad, en realidad no estaba seguro antes, pero finalmente comprendo la razón de que estuviera tan reacia a hacer el examen nacional hasta ahora…”

“¿Huh? No lo comprendo. Es como lo que dijo Ran Ryuuren en el pasado ‘No tengo intención de ser un oficial, pero creo que haré el examen’. Si Shuurei estuviera viva, probablemente la empezaría a sermonear.”

Actualmente, los exámenes nacionales sólo se hacían una vez cada tres años, así que la matrícula de aspirantes se llenaba con estudiantes competentes que se hubieran preparado cuidadosamente para ello. A pesar de no tener deseos de ser un oficial, ella había robado despiadadamente la oportunidad a uno de esos estudiantes y a pesar de que posiblemente lo haría deficientemente, había pasado a la segunda etapa del examen. Es más, él nunca la había visto estudiando. En verdad estaba haciendo las cosas al estilo de Ryuuren.

“Ugh… me… me disculpo por el comportamiento de Ryuuren, en verdad… No, olvídalo. Como estaba diciendo, Chouka-sama no tiene deseos de convertirse en oficial, sin embargo, en este año y medio, ella ha descubierto algo diferente que quiere hacer.” Dijo Shuuei misteriosamente. “Además, Chouka-sama está estudiando. Siempre está recitando los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos en el camino, a ella misma, a mí, a Seiran, a Shijaku, a los champiñones, a los letreros del camino y al cuervo que una vez atrapó.”

“No… lo último que dijiste… mi hija es muy extraña… ¿no es así?...”

“Bueno… si ella se vuelve oficial, tal vez pase muchos años en un puesto regional… Ella quería conocer más sobre otras cosas, así que no hizo el examen. Después de todo, pasó quince años dentro del palacio. Ella es igual a mi hijo, que testarudamente se negó a considerar el entrar al servicio de otra persona. ¿Entiendes?”

“Para nada. Pero si lo pienso bien, desde que dejamos el palacio, sus paseos nocturnos han cesado.”

Desde hacía mucho tiempo, ella deambulaba por las noches. Pero en el curso de ese año y medio, había dormido bastante bien, además de las veces que despertaba como reloj y salía a buscar a Ryuuki. Ryuuki, sin embargo, seguía igual que siempre, dando caminatas perdido en sus pensamientos.

Quizás dejar el palacio había sido bueno para Chouka.

Chouka finalemente se dio cuenta de su paradero, y emergió del bosque con sonido de crujido, rodeada de luciérnaga. Detrás de ella, Seiran estaba recargado en un árbol, con la linterna en la mano.

Chouka miró a Shuuei, a Seiran y a Shijaku dormido, y pareció aliviada.

“Padre, ¿por qué no descansas?” susurró, y continuó “… en la tarde también estabas leyendo cartas con el sello oficial.”

“Ah. Parece que Riou está inquieto por una decisión, así que estaba pensando en mi respuesta…”

Chouka se quedó en silencio.

Ryuuki pensó en esa noche de invierno en que su Primer Ministro lo había visto partir, inclinándose ampliamente sobre sus rodillas. Sin importar los meses que pasaran, la voz de Kouyuu retumbaba en sus oídos.

Estaré esperando tu regreso, mi Señor…

“… Padre, lo he pensado desde hace un tiempo. Voy a regresar a la Corte Imperial.”

Ryuuki levantó las cejas ante el abrupto anuncio de su hija.

“¿Tú? ¿Sola? ¿Qué vas a hacer cuando regreses? Tú querías dejar el palacio, ¿no es así?”

“Si. En ese momento, si. Sin embargo, ahora hay algo que quiero hacer en el palacio. Puedo buscar a esa persona de nuevo, pero esto sólo puedo hacerlo en este momento.”

“¿Algo que sólo puedes hacer ahora, en el palacio? ¿Qué es?”

“…”

Chouka se quedó callada. Su expresión era igual a la de esa noche nevada en que había huido de la Residencia Imperial. Una expresión que decía que su corazón ya había decidido.

De alguna parte, él escuchó el sonido del batir de unas alas. Debe ser el cuervo, pensó Ryuuki. Si lo pensaba bien, desde la vez que el cuervo desapareció de la jaula plateada, Chouka nunca volvió a decir ‘Quiero conservarlo’.

El misterioso anciano que no habían encontrado y el rostro de la persona que buscaba Ryuuki, se mezclaban. Era misterioso, pero cuando estaba con Chouka, los recuerdos que habían estado enterrados profundamente en su mente, flotaban a la superficie por un momento.

El hombre que él estaba buscando, y la persona que Chouka perseguía…

Ryuuki se apegó a esa idea.

“Porque nunca he visto a esa persona feliz.”

Sólo por esa razón, Chouka había decidido dejar el palacio.

Parecía que ella quería hablar, pero mantuvo silencio. El único que habló esa noche era Ryuuki.

“… Chouka. He estado pensando en ese extraño anciano que buscas. Quizás yo sepa su paradero. Incluso si buscas por todo el país, probablemente sea inútil. Si hay una posibilidad de encontrarlo, sólo hay un lugar. ¿Quieres escucharlo?”

Chouka levantó la cabeza. Cuando tenía quince años, ella había escogido su camino en la vida por primera vez.

“¿Harás cualquier cosa por el bien de ese hombre? Incluso si eso conlleva una vida de sufrimiento, ¿estás preparada para tomar la mano de ese hombre? Incluso si transcurre toda tu vida, tu deseo tal vez no se cumpla. Aún así, ¿quieres verlo?”

Al igual que cuando tenía quince años, la Chouka de diecisiete años, no respondió inmediatamente.

A la chispeante luz de las luciérnagas, Chouka volteó a ver al país que se extendía por debajo. Su mirada era más profunda de lo que era hace año y medio. Ella era diferente a la chica del palacio que sólo miraba al cielo en busca del cuervo.

“… está bien si no lo dices. No importa dónde esté, no podrás reunirte con él de inmediato.”

Quiero verlo.

Eso resonó en los oídos de Ryuuki. Era mucho más fuerte por no haberlo puesto en palabras.

Un día, el deseo de Ryuuki se vería cumplido.

Pero eso sería después de que él terminarar de solucionar la situación que tenía frente a él. Por alguna razón, parecía que a Chouka le quedaban asuntos importantes en el palacio. ¿Y los suyos?

Estaré esperando tu regreso, mi Señor…

Kanshou se sentía caliente en la mano de Ryuuki.

Él levantó la cara para mirar el estrellado cielo de la Provincia Ran. Una fría brisa sopló.

Detrás de él, sin hacer sonido alguno, Shuuei y Seiran se arrodillaron. Chouka se puso rígida, incontables luciérnagas volaban en el aire. Las dos linternas sostenidas por Shuuei y Seiran, parpadearon.

“Entonces, yo también volveré. Shuuei, Seiran… acompáñenme.”

Sus dos asistentes inclinaron sus cabezas.

“… aunque quizás no quede mucho tiempo,” agregó Shuuei.

“Lo sé.” Ryuuki asintió.

“Estás en medio de tus vacaciones”, Chouka rápidamente protesto, con voz discreta.

Ryuuki se encogió de hombros. “Decidí hacerlo hasta que tú regresaras. Hace mucho tiempo, cuando huí del palacio, Shouka me acompañó a Kyuusaikou, así que decidí hacer lo mismo. Pero tú eres completamente diferente a mí; tú no te desanimas. Tampoco puedo dejar que Shijaku continúe desempleado por siempre. Él se volverá como Shuuei en el pasado… ¿Qué, realmente creíste que estaba de viaje para visitar a mi amigo?”

Mirando su rostro, ella parecía que en verdad no había pensado que su intención desde un inicio fuera proteger a su hija.

Sus dos asistentes rieron disimuladamente, arrodillados. Ryuuki pareció enojado, pero luego dejó salir una sonrisa irónica.

“… Además, también quiero regresar pronto.”

Sus largas, largas vacaciones. Viajando por el país, en busca de un hombre sin rostro.

Mucho tiempo antes, él había querido ver a ese hombre y preguntarle algo. Si era ahora, tal vez recibiría una respuesta.

Era el decimoséptimo año desde que Shuurei había muerto.

¿Cuál es tu razón para vivir?

Shuuei y Seiran levantaron sus rostros. Aunque miles de veces quiso huir, él continuó sentado en el trono por más de treinta años. La razón de que él hubiera vuelto cada vez, igual que ahora, pudo pronunciarla.

No hay nada más que pueda hacer.

No era una razón noble o importante. Igual que su razón para abandonar el palacio era buscar al hombre sin rostro.

“No hay nada más que pueda hacer, por alguna razón, realmente quiero ver la cara de Kouyuu…”

En lo alto del cielo, una estrella solitaria, cayó. Era casi como si él pudiera escuchar su descenso. Como si estuviera en un sueño, las luciérnagas remontaron enérgicamente en el aire. Ryuuki pasó caminando en el espacio entre Shuuei y Seiran.

Durante este viaje que había durado año y medio, Ryuuki había visto una estrella caer del cielo cinco veces.

Cada vez, él escuchaba esa voz.

Estaré esperando tu regreso, mi Señor…

… en lo alto de un árbol, el cuervo de ojos púrpuras miraba la oscura cordillera de la Provincia Ran, desde el ahora vacío bosque de luciérnagas. Irónicamente, se sentía deprimido.

Ese país que, no importando lo mucho que hubieran visto, nunca conocerían, incluso ahora que él lo tenía frente a sus ojos. Él había visto los estragos de la guerra, los campos arder y había escuchado el atronador sonido de los cascos de los caballos de los soldados. Este desolado mundo, en el que las vidas tomadas por numerosos emperadores se habían convertido en una montaña de esqueletos. Eso se había repetido por miles de años. Incluso la paz actual, no era sino un efímero sueño.

Mientras reía desdeñosamente, él escuchó el extraño sonido de un erhu. Sin pensarlo, él regresó por el bosque de luciérnagas. Siempre que estaba cerca de esa chica, ese mundo desdibujado, salía a la vista. Caminando a lo largo de una rama, él extendió su cuello hacia la posada.

No estaba claro cómo es que la Princesa lo vio. Él debería aparecer como un cuervo frente a ella, pero ella había mencionado algo estúpido como haberlo visto tambaléandose… quizás ella lo había visto como un anciano…

Él había borrado todos los recuerdos de su persona, de aquellas personas de la época del fallecido emperador Senka, y Sou Shungai había fallecido. No quedaba nadie en este mundo que lo recordara. Y sin embargo, la Princesa lo había encontrado incontables veces.

Voy a volver a la Corte Imperial…

Él hizo algo fuera de lugar. Abandonó la rama, y aterrizó junto a la chica que tocaba el erhu sola en su cuarto, plegando las alas. La Princesa lució sorprendida, pero continuó moviendo el arco a través de las cuerdas.

El timbre del erhu se agotó. Luego de un momento, ella en silencio lo alzó y lo abrazó contra su pecho.

Las manos de la chica estaban cubiertas de rasguños por su viaje. Ella acarició sus alas, plumas y estómago. La chica era cálida, pero él era frío. Era casi como si él estuviera robándole la calidez de su cuerpo. Ella se estremeció y tembló, pero se negó a soltarlo.

Al sumirse la luna en el cielo, la mano de ella se detuvo. El cuervo abrió los ojos. Gracias a su cuerpo, incluso las puntas de sus plumas se sentían cálidas. Esa… no era una mala sensación…

La chica lo levantó con ambas manos rasguñadas, y presionó un beso en sus plumas.

Como si intentara calentar su corazón congelado.

El cuervo levantó sus ojos hacia ella, como cuestionándola.

“… Cuando termine lo que tengo que hacer, vendré a buscarte de nuevo. Cuando eso pase, por favor, escucha mi erhu una vez más… no importa cuántas décadas pasen…” Chouka lo depositó en la cama, despidiéndose por su larga separación.

Sus ojos denotaban que ella había decidido no mirar atrás.

… Por más de mil años, él no había tenido una persona a su lado que poseyera esos ojos.


NOTAS DE LA TRADUCCIÓN:

Kyuusaikou: Bahía de los Nueve Colores, sitio al que van en la segunda temporada del anime.
Es muy seguro que esa hierba espiritual sea algo inventado.

Chouka habla mucho más casualmente a Shijaku. No sé si eso se debe a que la única persona con la que ella habla aparte de él, es Ryuuki.

Para aquellos que no lo entendieron, la esposa de Shuuei es Shusui. Es por eso que Shijaku tiene conocimientos de las artes mágicas, y el porqué Ryuuki bromea con que el padre de Shijaku pudiera ser Shouka.

Todo lo que parece inexacto en este capítulo, es aún más ambiguo en el texto original. Hay algunas secciones que lo acomodé como me pareció. Tal vez más adelante lo cambie si es necesario.

Chouka piensa que Shijaku es como un espíritu guardian, como este: Hay un cuento de hadas en Japón sobre una pareja de ancianos que le pone ropa a las estatuas y recibe un regalo a cambio. Eso es a lo que se refiere Chouka aquí. (Gracias a Google)

Probablemente hay más, pero he estado escribiendo esto desde hace casi una hora, y no quisiera hacerlo. Así que, ¡avísenme si hay algo que no hayan entendido!


MIS PENSAMIENTOS (WHALIN):

Está bien, todos estamos confundidos *da golpecitos en la cabeza del lector*

Realmente me gusta la dinámica entre Shijaku y Chouka, pero creo que es el eterno shipeo en mí.

Chouka no tiene tiempo para los hombres, tiene cosas qué hacer en el palacio. (Además de que está de cierta forma enamorada de un ave, así que es complicado).

Ya casi hemos terminado, sólo restan algunos capítulos más.



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Posteado el 2 de abril 2016. Por whalin.
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1 comentario:

  1. Gracias! He ido del último hacia atrás un poco arrevesada yo sin embargo quería conocer la verdad de lo que le había pasado a todos

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