Nota aclaratoria: El siguiente
texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores
referencias, consultar la fuente que se cita al final.
SAIUNKOKU
MONOGATARI HISTORIA SECRETA: FLOR DE INVIERNO (LUCIÉRNAGA)
Parte 5 de 8
Posteado por
Whalin
Traducido
por Violet Raven
¡Y aquí
estamos!
Esta es la
quinta parte de Flor de Invierno. Pueden encontrar mis traducciones anteriores
aquí.
Una gran
mención a @abrownfeminist que siempre hace que mis traducciones suenen 500%
mejores de lo que suenan cuando las escupo en el papel.
Como
siempre: SPOILERS MASIVOS DEL FINAL DE LAS NOVELAS LIGERAS DE SAIUNKOKU
MONOGATARI. LEAN BAJO SU PROPIO RIESGO.
Esta sección
es enoooorme, ¡así que vamos!
Luciérnaga
A un costado
del río que corría por la Provincia Ran, un cuervo estaba posado en un árbol.
Quizás era el truco de la luz, pero sus ojos parecían casi púrpuras. Desde
arriba, él escuchaba los chismorreos de la gente yendo y viniendo del mercado.
“Parece que
no han visto a Su Majestad Ryuuki por más de un año…”
“Su
condición es mala, así que el Príncipe Riou ha estado actuando en su lugar…
pero todavía me preocupa.”
“Cuando aún
era joven, Su Majestad brindó mucha ayuda a nuestra Provincia Ran para auxiliar
en los daños de la gran inundación.”
“Parece que
el Primer Ministro Li y el Príncipe Riou ostentan el verdadero poder, y ellos
tienen prisionero a Su Majestad…”
Los
misteriosos ojos del cuervo siguieron la figura de una persona abriéndose paso
a empujones entre la multitud.
Chouka
apartó la capucha de sus ojos. Ella sintió las miradas en su dirección, pero lo
que estas veían no era a ella, sino más bien al pequeño pato que iba guiando
con una correa. Era un peculiar pato índigo que ella había atrapado junto con
su padre en Kyuusaikou.
Ellos habían
atrapado tres patos en un intento por venderlos, pero eventualmente les dio
hambre. Así que con su padre… y también con sus escoltas, ellos dividieron
entre todos, dos de los patos. El último pato restante miró a Chouka con temor.
“Esta es la
primera vez que he visto a alguien convertir patos índigo en carne asada para
comerlos”, murmuraron los escoltas. Más tarde fueron reprendidos por Shuuei-oji
y Seiran-oji, que habían estado ausentes en el momento. Ellos ignoraban que
podían intercambiar un solo pato vivo por cien piezas de oro. El Clan Ran
solicitaba un permiso para la caza de patos.
(…
Kyuusaikou… quiero ir ahí de nuevo… me pregunto por qué los pandas son tan
blancos y negros…)
La mirada de
Chouka bajó hasta sus manos. El agua salada de la Provincia Ran había secado su
negro cabello y su piel estaba quemada. En el palacio, ella parecía tan blanca
como un huevo. Ahora su cascarón externo estaba fragmentado. Sin embargo, el
hecho de que no tocara bien el erhu, no había cambiado mucho.
Su padre
también estaba cubierto de una ligera capa de mugre igual que ella, pero sus
facciones también habían cambiado ligeramente. Era como una piedra desgastada
por el viento. Sin embargo, la misteriosa impresión que daba era la misma, su
mirada era fuerte y amable. Ni siquiera había perseguido a un ladrón que se
robó su cartera. Chouka siguió su rastro y tampoco los persiguió, pero cuando
su bolsa de medicinas fue robada, ella los siguió con todas sus fuerzas y los
atrapó.
De cara en
dirección al gran barco que estaba en el río, Chouka levantó la cabeza y miró
el cielo azul de su primer verano en la Provincia Ran.
Un año y
medio había transcurrido desde el invierno en que había abandonado el palacio
junto con su padre. De turistas por la Provincia Shi, ellos habían visitado las
tumbas de los padres de su madre, Shouka y Shoukun, y del abuelo de Riou, Ouki.
En el
verano, fueron a la Provincia Sa, donde Shuurei había sido gobernadora a los
diecisiete años. En otoño, visitaron la Provincia Kou, a donde Shuurei, con
dieciocho años, había acudido presurosa como oficial del Gyoshidai y solucionar
el problema de las langostas…
Cuando era
joven, Kouyuu oji-sama había viajado al Monte Kou por el bien de su padre. Al
cruzar la montaña y entrar a la Provincia Haku, él tuvo una experiencia
terrible debido a la nieve.
“Kouyuu
cruzó la montaña con el anciano Ryo-jiisan, así que la pasaron muy mal”, se
quejó Ryuuki. Sus escoltas y sus dos oji-san les enseñaron, y todos los días
hacían medicina para curar la congelación.
Por ese
tiempo, Ryuuki además habló de la vez que él dejó la capital. Las historias que
él no había contado mientras ellos estaban en el palacio, a veces se las
contaba. Cuando ella era niña, Chouka se mostraba fascinada por las historias
de los oficiales regionales, pero amaba más las historias de su padre.
Chouka
viajaba junto a su padre, siguiendo las pisadas dejadas en el camino que su
madre había recorrido en su juventud.
“Yo era
diferente a Shuurei, que viajó por todo el país, era muy inútil”, su padre
decía con frecuencia, pero era sorprendentemente experto sobre las zonas a las
que ellos viajaban. Su madre, que había sido apodada “Los Ojos del Emperador”,
le había contado al soberano, relatos de sus viajes cuando regresaba.
Escuchando
con atención las historias relatadas por los oficiales del Gyoshidai que
viajaban por todo el país, de Shuuei oji-san y Seiran oji-san que habían sido
enviados a diferentes regiones, y de otros súbditos, Chouka también llegó
gradualmente a comprender. Ella ya había visitado la mayor parte del país con
su padre, y había visto muchos distritos y ciudades.
Para Chouka,
esto ya no era un viaje para buscar al cuervo negro.
El viento
sureño sopló a través del gran río, su otra orilla estaba más allá de la vista.
El barco en el que ella había llegado con su padre, estaba zarpando hacia un
lugar desconocido.
Luego de
visitar las tumbas y viajar a Kyuusaikou, Chouka y su padre habían ido a ver
varios ríos y lagos que se inundaron en el mismo período que estalló la plaga
de langostas. En respuesta a esto, el Vice Gobernador de ese tiempo, Kyou
Bunchuu, junto con el clan Ran, habían construido un gran canal, el cual
incluso hasta estos días los protegía contra las inundaciones.
Aunque ellos
no conocían a nadie en este lugar, cuando su padre preguntaba, la gente los
orientaba con las direcciones, los invitaba a sus casas y ofrecía a sus hijos
como acompañantes.
Haku Raien,
Kan Hishou, Ryuu Shibi, Jyun Iku, Ouyou Gyoku, Rai Shunshin…
Ellos le
entregaban a Chouka comida y costosas medicinas, y luego se iban.
Durante ese
año y medio que pasó siguiendo los pasos de su padre, poco a poco, el corazón
de Chouka, empezó a cambiar.
Chouka secó
su frente ligeramente sudorosa, con el dorso de su mano y espió dentro de la
enésima tienda de medicinas, con una expresión sombría. Ella no había notado
que se había separado de su escolta desde hacía rato, pero cuando vio que la
tienda no tenía la hierba espiritual que necesitaba, se deprimió.
El escolta
le había informado sobre la medicina de su padre, ya que él tenía una carta de
Kouyuu oji-san. Cuando Chouka la leyó, comenzó a hervir medicina día y noche.
Incluso cuando su padre la encontró por primera vez moliendo hierbas como
preparación, él no le dijo que se detuviera.
Chouka
estaba tan perdida en sus pensamientos que tardó en darse cuenta que había sido
elegida como objetivo por unos maleantes. Algunos de ellos se aproximaron a
ella por detrás. Chouka volteó hacia abajo a ver al pato índigo (que valía cien
monedas de oro) con su correa frente a ella. Al parecer, su objetivo era el
pato. Qué problemático. Ella tenía planeado usar el pato para pagar por la
medicina…
Entonces, su
mirada de pronto se vio atraída hacia un cuervo negro doblando sus alas negras,
que estaba a un lado del camino. Extrañamente, nadie más en la multitud parecía
verlo. La mirada púrpura del cuervo, se quedó grabada en la mente de Chouka.
El corazón
de Chouka comenzó a palpitar en su pecho.
De pronto,
el cuervo desvió la mirada, pero seguía ahí.
Chouka jaló
al pato índigo de la correa, cambiando de ruta. Cuando alguien se cruzó entre
ella y el cuervo, el cuervo desapareció. Sin embargo, al buscarlo ella vio su
cola azabache en otro lugar. Chouka lo persiguió.
Finalmente,
el cuervo se detuvo y se posó en la marquesina de un edificio. Esta era la
tienda de medicina número treinta y cinco que visitaba.
Los ojos de
Chouka se posaron en unos ramos de flores alineados frente a la tienda. Cuando
ella señaló algunos de ellos al tendero, alguien desde atrás de ella pagó en su
lugar.
“Chouka-sama.”
Ella detectó
su fragancia en el aire. Su escolta tenía su capucha sobre sus ojos.
“…
Finalmente te encontré. Te informé que yo había hecho algunos arreglos, ya que
la hierba que buscas no está disponible en este mercado. Comprendo que estés
preocupada, pero caminar tú sola por ahí…”
Chouka alzó
la cara inquieta, para mirarlo, y él desvió la mirada, ansioso.
“… bueno… Es
decir, los preparativos están completos. La medicina será traída en un barco.”
Chouka
finalmente se sintió aliviada y bajó la cabeza, agradeciéndole. Cuando ella
intentó devolverle el pago de las flores, él se negó.
“Yo llevaré
las flores.” Dijo él, tomando las flores de los brazos de Chouka.
Al mirar
ella las marquesinas del edificio, no había quedado rastro del hermoso cuervo.
Era raro que
Shijaku-sama pagara por algo. Mientras caminaban por la orilla del río, Chouka
miró el ramo de flores en sus brazos. Ella estiró la mano y tocó uno de los
pétalos. Ella no lo había visto gastar dinero, ni siquiera cuando estaba
coqueteando con mujeres.
Con sólo
aparecer, cuando ella y su padre fueron enviados a prisión por el pato índigo,
habían sido liberados. Sin embargo, lo más misterioso era que cuando él la
acompañaba, el precio de las cosas se hacía más barato. Ya fuera en un
restaurante o una posada, si había una mujer atendiendo, el precio se rebajaba
hasta ser básicamente gratis. Al principio, él estaba dispuesto a pagar, pero
luego de un mes de su viaje, él dejó de sacar su cartera. Medio año después, se
volvió una costumbre depender de sus gastos de viaje.
“Chouka…
hemos hecho que un gran genio huya de casa, ¿eh?” su padre había lamentado.
“En este
absurdo viaje, he aprendido del frío viento del mundo. Tienes que usar todo lo
que puedas. Su Majestad y la Princesa se encontraron con un carterista, y
entraron sin cuidado en una posada administrada por esclavistas. Primero y ante
todo, ¿sería posible que ustedes recibieran obsequios como yo lo hago, por mi
aparición?” el susodicho genio los interrumpió de un tajo, golpeando una piedra
para encender el fuego. “Si Padre no los hubiera detenido, se habría vuelto un
sangriento duelo entre Shuuei-oji, que había empuñado su espada, y Shijaku.”
Chouka se
preguntó si él sería la encarnación de alguna deidad guardián, ya que todos le
hacían ofrendas. Este ramo… si, debía ser la forma en que las estatuas
guardianas, ocasionalmente devolvían un regalo.
Shijaku, que
estaba parado junto a ella, se quitó la pesada capucha y habló, claramente
molesto.
“… Princesa,
no soy la encarnación de una deidad guardián. Soy humano. Además, estas flores
son de mi parte para Chouka-sama. No las compré con la intención de
regalárselas a otras mujeres.”
Era bastante
misterioso, y aunque Shijaku nunca lo había declarado abiertamente durante ese
medio año, parecía que era capaz de leer los pensamientos de Chouka.
Ella se
preguntó cómo responder… se estiró y tocó una de las flores de nuevo.
“Gracias…”
Él
rápidamente guardó silencio.
“Por cierto,
Princesa, sobre la medicina… Esos ingredientes crudos y la preparación de la
medicina milagrosa…” Al ver la mirada angustiada en los oscuros ojos de Chouka,
él cambió de opinión. “… No, tal vez sería mejor que no lo sepas. A mí tampoco
me preocupa particularmente…”
El cuervo
negro abrió sus alas y voló hacia el vacío cielo. Chouka peinó su cabello
detrás de sus ojos y lo miró hasta que desapareció de la vista.
Chouka
esparció las flores a lo largo de la costa mientras caminaba. Era algo que su
padre había hecho en Kyuusaikou. Chouka era incapaz de olvidar la imagen de su
padre esa vez, y ella misma quería hacerlo.
Los lirios
flotaron por el enorme río infinito.
Shijaku
observó los lirios flotar junto a ella, y levantó la vista hacia el claro cielo
de la Provincia Ran. Inusualmente, murmuró para sí.
“Me gustaría
mostrar a Su Majestad, otros sitios de la Provincia Ran aparte de Kyuusaikou…
pero no sé si debería hacer que él hiciera algo tan poco razonable.”
“¿Qué tal si
tratas de preguntarle a mi Padre sobre eso? Padre es… bastante débil tratándose
de Shijaku-sama, creo yo. La primavera de hace dos años… fue la primera vez que
vi que Padre permitió a alguien acompañarlo en sus caminatas nocturnas.”
“Estoy
seguro de que mañana también seré incapaz de hablar con él. Hasta ahora, he
pedido hablar con él miles de veces, y todas me han sido negadas.”
“Debes estar
ya cansado de ver la cara de Padre ahora. Has pasado cada día con él desde hace
año y medio. Padre en verdad te ama.”
“… Estás muy
habladora hoy, ¿eh?”
“Quiero
animarte. La razón de que Shijaku-sama nos siga, seguramente es para estar al
lado de Padre… La Provincia Ran que quieres mostrarle a Padre, a mí también me
gustaría verla.”
Él respondió
abruptamente, con una sombra oscura cayendo sobre su expresión. Su voz se había
apagado un tanto.
“… Es que
particularmente, estoy aquí por el bien de Su Majestad… pero si su Majestad no
estuviera aquí, yo no estaría en esta clase de lugar.”
Chouka se
dio la vuelta para mirarlo. Chouka seguía los pasos de su padre durante su
viaje, y cuando se perdía en sus pensamientos, Shijaku iba y la supervisaba. Lo
contrario también era cierto. Durante el último año y medio, ellos habían
pensado cuidadosamente.
Percatándose
de que había hablado en voz alta, él pasó sus dedos por sus flequillos,
ocultando su cara.
“…
Chouka-sama, ¿planean continuar con este viaje para siempre? Ahora, no veo que
ese sea el caso, pero…”
Luego de que
una ráfaga de viento pasó por ellos, Chouka, que muy pocas veces hablaba, abrió
la boca.
“Padre…”
ella murmuró, “aunque se supone que él está de vacaciones, no parece estar
descansando mucho.”
Ella se
preguntó si su padre en verdad dormía. Por la noche, ella se percataba de
pronto, que su padre había desaparecido del campamento o la posada. Se la
pasaba merodeando con Shuuei-oji o Seiran-oji. Y cada vez, Chouka se ponía
ansiosa.
Ya sea que
estuviera en el viaje, o en el palacio, Chouka se dio cuenta de que no existía
diferencia. Desde que dejaron el palacio, Chouka se había convertido casi en
una persona diferente, pero su padre no había cambiado. Su padre…
Cuando ellos
ataron el pequeño bote en la costa, su padre había empezado a leer cartas. Ella
había viajado con su padre a diversas regiones los trescientos sesenta y cinco
días, siguiéndolo en su búsqueda del hombre de cabello negro. A veces, ella se
preguntaba hasta cuándo estaría bien que el viaje de su padre continuara.
Ella miró al
cielo de la Provincia Ran. Era el segundo verano que transcurría desde que
abandonaron el palacio…
…
Chouka-sama, ¿planean continuar con este viaje para siempre?
Chouka ya
había decidido dónde debían pasar el tercer verano.
Ryuuki leía
las cartas de la Corte en la costa donde ellos habían atado el pequeño bote,
suspirando. Kanshou estaba cerca, igual que el cuervo que había aterrizado en
la orilla del bote. Ryuuki y el cuervo voltearon en la misma dirección. Un
tembloroso pato caminaba guiado por Chouka, y un joven que había heredado la
belleza de sus dos padres, caminaban hacia ellos.
Ran Shijaku.
Ryuuki lo
había visto de pronto, esa noche de primavera, y había reconocido su identidad
inmediatamente. Envuelto en la fragancia secreta de su padre, Ryuuki
inmediatamente había sucumbido ante el maravilloso joven. La primera vez que
escuchó el nombre del escolta de Chouka, no podía creer que fuera el mismo
joven. Él había sonreído amargamente.
(Pensar que
la persona que Kouyuu había elegido por encima de todos los demás, fuera el
hijo mayor de Shuuei…)
Shuuei y
Kouyuu, que en su juventud parecían ineludiblemente atados uno al otro, con sus
interminables dimes y diretes. Era nostálgico pensar en esos tiempos ahora.
Lo más
increíble de todo, era Chouka misma.
Incontables
pretendientes le habían sido presentados en la Residencia Imperial…
(Ella no lo
recuerda… aun cuando yo le mostré su retrato. Si yo fuera él, me hubiera
recluido a mí mismo. ¿No debería estar avergonzado por su honor…? Si, cuando
pienso en mi yo del pasado y Shuurei, mi corazón duele inútilmente.)
Era un
alivio que Shijaku, habiendo notado que ella había olvidado su propuesta,
hubiera guardado silencio y evitado el tema.
Pero, a
diferencia de su padre Shuuei, que desplegaba su sonrisa y amor a las mujeres
del mundo, el hijo resistía tajantemente las tentaciones de las mujeres
hermosas, a menos de que necesitara algo. De hecho, él trataba a Chouka y a
Ryuuki con respeto, pero no era demasiado amigable. Esta era su personalidad original.
En otras palabras, si fuera por Ryuuki y Chouka, él haría cosas que no le
gustaban, tranquilamente. Él además se aseguraba de cubrir sus hospedajes en
las posadas, al igual que la comida y ropa. Chouka no lo había notado para
nada, pero Shijaku nunca le había dado nada a ella que hubiera recibido de
otras mujeres. (Pero él le daba a Ryuuki bollos de carne y cosas que recibía.)
… Su
disposición para hacer cualquier cosa por su amo, ciertamente se asemejaba a la
de Shuuei.
Ryuuki
sonrió.
Esa fragancia
le quedaba perfectamente. Por mucho tiempo, se negó a ser un oficial del
gobierno. Visitaba la Corte para ofrecer sus saludos de Año Nuevo a nombre del
clan Ran y Ryuuki había escuchado que era reconocido por su excelencia en las
artes literarias y militares.
Mientras las
olas rompían contra la costa, Chouka y Shijaku continuaron su camino hacia él,
lado a lado.
A veces,
Ryuuki se angustiaba. Shijaku poseía algo de conocimientos en las artes
mágicas, y a veces elaboraba talismanes. Por alguna razón, él pegaba esos
talismanes en la frente de Ryuuki. También luchaba ferozmente contra el cuervo
posado al lado del camino, por razones desconocidas. Chouka también reaccionaba
extrañamente al cuervo, pero en lo que a Ryuuki concernía, él protestaba ante
la posibilidad de que Shijaku arruinara su bello rostro.
En cualquier
caso, parecía que no había ningún “secreto que ambos pudieran ocultar”. Él los
miró atentamente para ver si había alguna señal hoy, pero no pudo encontrar
nada.
“Haaa…”
Ryuuki miró al cuervo que estaba junto a él y suspiró. “Diecisiete y veintiún
años. Es una diferencia de cuatro años. De alguna forma, parece que Shijaku
simplemente no es el tipo de Chouka… Si fuera yo, y Shuurei y yo hubiésemos
pasado juntos un año y medio, estoy seguro de que nos habríamos casado mucho
antes.”
“Tonto, no
hables en sueños. El hecho de que fueras rechazado, no cambiará.”
Ryuuki miró
al cuervo.
El cuervo
miró agudamente en dirección a Chouka y Shijaku, y luego caminó de derecha a
izquierda por la orilla del bote.
… No… justo
ahora… él estaba seguro de haber escuchado la voz de un arrogante hombre
pronunciando un ácido comentario… ¿estaba escuchando cosas?
En ese
momento, Shijaku se acercó a él.
“¿Podemos
dar un recorrido por otros lugares?” le ofreció. “A menos que se oponga a una
larga estadía en la Provincia Ran…” añadió titubeante.
Ryuuki
escuchó el ímpetu del gran río que no había cambiado por miles de años. Los
lirios que Chouka había lanzado al agua, llegaron flotando desde la lejanía. Él
tenía la intención de partir, pero con el olor de esa fragancia flotando en el
aire, finalmente dijo, “Vayamos.”
Shijaku se
veía preocupado. Incluso cuando Ryuuki se negaba a cumplir los deseos de
Shijaku, el joven nunca parecía decepcionado con él.
Eso tocó una
fibra sensible de Ryuuki, aunque él no supo por qué.
(… ¿Por
qué?)
Mientras él
doblaba las cartas, escuchó su conversación.
“Chouka-sama,
Kyuusaikou y los pandas… la Provincia Ran, ¿eso está acorde a tus gustos?”
Chouka
asintió, y él continuó sin dudarlo.
“Entonces…
¿vendrías a la Provincia Ran de nuevo algún día? Conmigo… aunque escuchara tu
pobre interpretación con el erhu todos los días, no me cansaría de ello.”
Ryuuki
contuvo el aliento, y el cuervo se congeló también.
“Si. Después
de muchas décadas, por favor, guíame de nuevo.”
Ryuuki dejó
caer las cartas ante la tonta respuesta de su hija.
Esto no
estaba bien… lo irritaba. Al parecer, Chouka se convertiría en la novia de un
cuervo, después de todo…
Ryuuki miró
al cuervo que tal vez se convertiría en su yerno, y vio que se estaba
acicalando sus lustrosas plumas negras.
“Está bien,
después de muchas décadas, mmm. Ya espero con ansias el día en que toques
horriblemente el erhu para mí”, Shijaku continuó ecuánime.
Sin
pensarlo, Shijaku volteó y miró furioso al cuervo. El cuervo retrocedió algunos
pasos. Ryuuki empezó a recoger las cartas que se habían caído.
Shijaku no
se alteró en lo más mínimo. Miró al cuervo a los ojos y sonrió.
“… Si lo
ponemos en una jaula, el cuervo también podría venir, por supuesto.”
El cuervo se
estremeció de miedo.
Era difícil
saber si Shijaku estaba hablando en serio o bromeando. La sangre de Shuuei,
definitivamente corría por sus venas.
(Pero,
¿¿¿qué fue eso de… “Después de muchas décadas”??? No te entiendo, hija…)
Ya que el
cielo estaba teñido con los colores del atardecer, Ran Shijaku y Chouka
comenzaron a preparar el bote.
El futuro
estaba aquí.
Ellos se
preparaban para partir. Hacia algún lugar. ¿A dónde?
Los dos lo
ignoraban por completo. Se voltearon hacia Ryuuki. A Ryuuki le encantaba verlos
con una mirada tan seria en sus rostros. No era un problema tan serio, después
de todo. Sin embargo, Shijaku se detuvo, esperando.
En ese
momento, Ryuuki quería estar con ellos un poco más, hacer lo que fuera estaba
bien. Él quería vigilarlos a dondequiera que fueran.
Si tal deseo
pudiera hacerse realidad…
Los tardíos
vientos del verano soplaron a través del gran río. Ryuuki decidió dar una
caminata por la costa. Al levantarse, sus piernas le temblaron terriblemente.
Agarrando a
Kanshou, Ryuuki caminó por la orilla del río al atardecer.
En mitad de
la noche, Ryuuki se escabulló fuera de la posada que estaba en el paso de la
montaña, y caminió entre los oscuros árboles.
Chouka y
Shijaku le habían traído hierbas medicinales y lo obligaron a tomarlas. “Esto
te dará sueño”, le habían dicho, pero él no tenía sueño. Desde que Shuurei se
fue, eso no había cambiado.
La
parpadeante luz de incontables luciérnagas titilaba en el oscuro bosque. Cuando
él emergió del bosque de luciérnagas, se encontraba en la decimotercera
cordillera de la Provincia Ran. El cielo nocturno de verano se extendía por
encima de él, sin fin. Abrazando a Kanshou debajo de su brazo, cruzó el bosque,
con ambas manos ocultas en sus mangas. Él se paró ahí, en medio del cielo
estrellado.
… Luego de
un momento, un olor familiar llegó hasta su nariz. Ryuuki sonrió con ironía.
Siempre que estaba solo, sin falta, ya sea Chouka o Shijaku venían a buscarlo.
Era extraño. Desde mucho tiempo atrás, Ryuuki siempre creyó que incluso si él
desaparecía, nadie vendría a buscarlo.
“Va a dañar
su salud”, dijo Shijaku ansiosamente detrás de él.
“Mmm”,
respondió Ryuuki, perdido en sus pensamientos. Ryuuki notó que el joven guardó
silencio, y se volteó para mirarlo.
“… ¿Qué
pasa, Shijaku? ¿Hay algo que te esté molestando?”, preguntó discretamente.
Shijaku
caminó hacia él con sus pies aplastando el césped debajo. Él se inclinó sobre
una rodilla.
La expresión
de Shijaku era tan desolada y apesadumbrada, que Ryuuki estiró la mano y pasó
un dedo por la sien del joven.
“¿Qué pasa?”
preguntó de nuevo.
Shijaku bajó
la mirada. “En Kyuusaikou… Su Majestad habló de su pasado con mi padre…”
“…
Descuidadamente. Cuando tú estás cerca, termino hablando de cosas
innecesarias.”
“Cuando
escuché que Su Majestad había venido hasta la Provincia Ran sólo por el bien de
mi padre…”
Es cierto.
Durante su juventud, había sido difícil estar en el trono, y no había visto
otra alternativa, así que había encargado todo a Yuushun, y se dirigió a
Kyuusaikou con Shouka y Jyuusan-hime. Él había ido tras Shuuei, quien había
devuelto su flor y abandonado a Ryuuki por voluntad propia.
“Eso me
irrita y me frustra… En verdad, creo que yo soy más capaz que mi Padre.”
“Mmm… eso no
lo niego.”
Durante su
viaje, comparado con Shuuei, que sólo diría lo que le venía a la mente, este
joven ciertamente demostró que era confiable.
“Si estás
cansado de estar desempleado y de acompañar a Chouka y a mí en nuestro viaje,
puedes volverte oficial en alguna parte. Tratándose de ti, serás muy
solicitado.”
“Yo rogaría
mil veces por estar al lado de Su Majestad.”
Ryuuki no
sonrió.
“Si lo que
desea de mí, es que renuncie al apellido del clan Ran, como mi padre hizo en
Kyuusaikou, lo haré en cualquier oportunidad.”
“… No es
necesario hacer eso. Y aunque Shuuei fue repudiado, él siguió siendo un hombre
del clan Ran hasta la médula. Me agradaba ese Shuuei… Y el color índigo te
queda perfectamente bien. No lo rechaces.”
“¿Por qué no
soy lo suficientemente bueno como mi padre…?”
“No es que
carezcas de algo… es sólo que no puedes ser tú.”
Primero ira,
después frustración y finalmente, desesperación brillaron en los ojos de
Shijaku. Mirando su expresión, Ryuuki no pudo evitar una sensación de deja vú.
De alguna parte de su mente, un recuerdo con esas mismas emociones, afloro. Un
recuerdo de mucho tiempo atrás…
Mirando las
oscuras montañas de la Provincia Ran, Ryuuki lanzó un suspiro y repitió la
misma respuesta.
“Mis únicos
asistentes son Shuuei y Seiran. Sólo con ellos dos está bien… No es necesario
nadie más.”
Hace treinta
años, al dirigirse a Gojyougen para enfrentar a Ou Ki, sólo Shuuei había estado
a su lado. Incluso ahora, el anaranjado amanecer esparciéndose sobre la
cordillera montañosa esa mañana, estaba fresco en su mente. El Ran Shijaku
frente a él ahora, se arrodillaba de la misma forma que Shuuei lo había hecho.
Él podía escuchar su voz, desde el muy, muy distante pasado.
Ran Shuuei
estará a su lado, mi Señor. Hasta el final…
Hasta el
final…
“Mientras
que otros ofrecen su lealtad, el único que además tuvo permitido ofrecer su vida,
fue Shuuei. Nadie antes ni después, sólo tu padre… De eso… me he arrepentido
muchas veces. Todavía me arrepiento.”
En medio de
las titilantes luciérnagas, él miró hacia abajo al Shijaku arrodillado frente a
él. Sus ojos mostraban su determinación por ofrecer su corazón entero.
“… Shijaku,
las profundidades de tu corazón se asemejan mucho a Shuuei. Así que no puedo
elegirte a ti. Él fácilmente pudo hacer a un lado al clan Ran y todo lo demás,
por el amo que él había escogido. Así era Shuuei.”
Pero Ryuuki
ya no deseaba eso. Una luciérnaga aterrizó en el negro cabello de Shijaku. Él
se parecía a Shuuei, pero Ryuuki le tenía cariño a este hijo mayor, que era
diferente a su propia manera. Él no quería perderlo…
“No
renuncies a nada por mí. Yo ya he recibido a Shuuei. Eso es más que suficiente.
Elige a otro amo que no sea yo, uno mejor. Incluso Riou está bien. La persona a
la que sirvas, será tan afortunada como yo lo fui al aceptar a Shuuei. Además,
durante este último año y medio has llegado a conocerme bien. Debes estar un
tanto cansado de mí ahora.”
Él estiró un
dedo para ahuyentar la luciérnaga del cabello de Shijaku. Cuando iba a retirar
su mano, el joven la alcanzó y la atrapó.
“Usted es el
único amo que yo quiero”, la brisa veraniega transportó el susurro de Shijaku.
“Su Majestad, mi intención no es reemplazar a mi padre. La posición que le dio
a mi padre, la cual decidió no volver a dársela a nadie… ese lugar, es lo que
quiero. Si lo ha estado lamentando, yo aceptaré su arrepentimiento. Si puedo
hacer eso, mis acciones no serán en vano.”
“Si usted me
rechaza mil veces, yo seguiré pidiéndoselo dos mil veces más.”
Shijaku
inclinó la cabeza, presionando la fría mano de Ryuuki contra su frente.
“No importa
cuántas veces me rechace, está bien. Si se trata de usted, puedo soportarlo.
Pero por favor… no se vaya a ninguna parte. Hasta que yo logre alcanzar el
lugar al que llegó mi padre. No todavía…”
Finalmente,
Ryuuki recordó su deseo por desaparecer. Sus recuerdos se presentaron
rápidamente frente a sus ojos.
Mientras las
estrellas caían del cielo nocturno de verano, el sonido de un koto, que ni
siquiera Riou podía replicar, resonó en sus oídos.
“¿Por qué no
soy lo suficientemente bueno?”
Esas habían
sido sus propias palabras. Él vio a su yo del pasado frente a sus ojos.
“Ou Ki, ¿no
soy bueno?”
Antes de
Gojyougen, después del clan de la montaña. Hace mucho, mucho tiempo, pasando
por el oscuro camino cubierto de nieve, en su juventud había perseguido el
sonido del koto de Ou Ki. Sin importar las veces que estirara su mano, la
respuesta era la misma. No eres bueno.
Él nunca
había mirado atrás, hasta el final. Nunca había notado a Ryuuki. Sin importar
cómo fuera tratado, que no fuera reconocido, lo deplorable, lo miserable que
fuera, sin rendirse, Ryuuki lo había perseguido.
Un día. Un
día él también se uniría a Ou Ki en el mismo lugar.
Sin darse
cuenta, ya habían pasado todos esos años.
Si Ryuuki lo
reflexionaba, él ahora tenía la misma edad que Ou Ki durante Gojyougen. Este
jovencito que lo seguiría sin duda a dondequiera que fuera, le recordaba a sí
mismo en aquel tiempo. Él no había pensado que el hijo de Shuuei deseara estar
a su lado.
Si Shuuei
estuviera aquí, ¿qué clase de expresión tendría? Ryuuki, inesperadamente, se
encontró a sí mismo pensando en ello.
Por favor…
no se vaya a ninguna parte.
La brisa
revoloteó entre los árboles. Ryuuki retiró su mano de entre las de Shijaku, y
la posó sobre el cabello del joven. Shijaku había solicitado incontables veces
verlo, pero Ryuuki nunca había tenido intenciones de hacerlo. Porque él se
parecía a Shuuei. Kouyuu lo sabía, y aún así había elegido a Shijaku… él se
preguntó si su Primer Ministro hizo la elección correcta.
Durante el
último año y medio, con esa familiar fragancia cerca, él había disfrutado
observar a Shijaku y Chouka. Eso era mejor que no verlo hasta el final, por
supuesto.
“Te expreso
mi gratitud por guiarnos a través de la Provincia Ran. Fue una buena idea.
Debes estar cansado. Puedes volver a la posada a descansar… Después de que yo
haya meditado un poco, también volveré.” Dijo Ryuuki al joven.
… Después de
esto, Ryuuki permaneció parado bajo el pabellón estrellado. Una vez más, esa
fragancia flotó en el aire. Esta vez, era el padre. Shuuei apareció de entre el
bosque, linterna en mano.
“… ¿Piensas
en los asuntos de la Corte, Majestad?”
“Si. Me
preocupa Kouyuu. Él no ha dicho nada, pero…”
Shuuei echó
una ojeada a Shijaku, que dormía a los pies de un árbol. Ryuuki, avergonzado,
se rascó la mejilla.
“… es mi
culpa, Shuuei. Parecía que no volvería a la posada solo, así que lo obligué a
dormir.”
“Habría sido
mejor darle un coscorrón. ‘Soy más capaz que mi padre’, mocoso estúpido. Encima
de eso, vas y le dices una tontería, que podía superar a su padre.”
“¡Parece que
tu hijo mayor te supera en su amor y respeto hacia mí!”
“Estoy
bromeando”, Shuuei sonrió. Ryuuki no pudo evitar sonreír también.
Se quedaron
de pie, lado a lado, mirando la cordillera de la Provincia Ran, las luciérnagas
parpadeando a su alrededor.
“Tu tierra
natal es preciosa, Shuuei…”
“Si. Las
estrellas brillan en el cielo, ¿no es así? Mi tierra, es un lugar del que estoy
muy orgulloso. No deseo que vengas aquí sólo a visitar una tumba… además,
Shijaku ha sido así desde hace mucho tiempo. Su deseo de conocerte desde que
era un niño, no ha cambiado.”
“…”
“¿Mi hijo no
es bueno?”
“No es
bueno”, susurró Ryuuki.
La sonrisa
de Shuuei era agridulce, como si estuviera un poco contento.
Ryuuki
levantó la cara para mirar el cielo estrellado.
Había dejado
el palacio hacía año y medio para ir en busca del hombre que había llenado sus
pensamientos. A dondequiera que iba, sentía que no era la primera vez que
estaba ahí. El camino que se extendía delante de él, estaba lleno de las
huellas de aquellos que conocía.
“… al volver
a mi lado, los regalos que recibía eran las historias acerca de los viajes.”
“Eso es
porque Shuurei-dono era tus ojos.”
“No, lo que
he venido a ver es el mundo después de que Shuurei se fue.”
Shuuei
volvió los ojos hacia Ryuuki, que estaba junto a él.
“Después de
que perdí a Shuurei, ustedes recorrieron el país y me dejaban oír sus relatos.”
Él visualizó
las veces en que Shuuei y Seiran habían guiado al ejército en nombre de Ryuuki
por todo el país y las veces que Kouyuu había ido a varias regiones. Las
figuras de Rou Ensei y Shin Suou, que habían seguido las huellas dejadas por
Shuurei, y las figuras de todos los vasallos y oficiales del gobierno que lo
habían apoyado, aparecieron delante de sus ojos.
Desde que
había ascendido al trono a los dieciocho años, ya habían transcurrido más de
treinta años.
Desde que
Shuurei, igual que un cometa cayendo del cielo, se había sumido en el sueño
eterno ese nevado día, diecisiete años habían ido y venido.
La linterna
se balanceó.
A diferencia
de su padre, Senka, y Shuurei, él había sido arrojado a este camino que ya
había sido labrado.
Sa Enjun,
Sou Shungai y Kai Yu se habían ido… Yuushun, Ou Ki y Riou Anju también habían
partido. Shuurei, sin esperar la llegada de la primavera, se había quedado
dormida frente a sus ojos. Después de eso, él había visto a Shouka cerrar los
ojos junto al sonido del erhu de Chouka. Chouka se sentó al lado de Ryuuki,
tocando su erhu hasta que las cuerdas se rompieron tres veces seguidas.
¿Por qué
continuaba con vida y seguía andando? Era un misterio, incluso para Ryuuki.
¿Cuál es tu
razón de vivir?
Mucho tiempo
antes, Ou Ki le dijo que pensara en eso él mismo.
¿Qué es lo
que en verdad quieres hacer…?
“No hice un
trabajo muy bueno. No soy un gobernante destacado como mi padre Senka, no puedo
ver el futuro del país como Ruka y mi lealtad y amor por este país no son nada
en comparación al de Ou Ki y Shuurei. Pero a pesar de mis deficiencias, fui
bendecido con ustedes como vasallos. Más que para mí, ustedes dieron todo por
este país. Eso lo comprendo.”
El
interminable conflicto en el norte, que había sido azotado por la hambruna y
los saqueos, finalmente había llegado a su fin por las Provincias Haku y Koku.
La Provincia Sa, que no tenía recursos naturales, había trabajado junto al clan
Hyou para reunir eruditos de todas partes del país. En la Provincia Ran, Ou Ki
había abolido la costumbre de sacrificar personas en las aguas cuando navegaban
sitios peligrosos, sustituyendo a las personas con manjuus. Incluso cuando las
langostas incubaron en la Provincia Kou, el problema fue resuelto en breve.
“Su
Majestad… ¿dices que no hiciste un buen trabajo? Me voy a enfadar.”
“… No, si yo
estaba en el trono, siempre quise hacer eso.”
La linterna
de Shuuei traqueteó en el viento.
“Cuando
pienso sobre lo que pude haber hecho sin perder nada si no hubiese sido el
Emperador, quería hacer eso.”
La voz de
Shuuei sonó más allá de las luciérnagas. “Si. Eso lo sé.”
Era cierto.
Shuuei, que siempre había estado detrás de él, debió haberlo notado. ¿Desde
cuándo es que había visto a Ryuuki cambiar frente a sus ojos, para volverse
alguien tambaleante y que se esforzaba por arrastrar sus pesadas piernas?
Su padre
Senka, Ruka y Ou Ki, habían sido tan fuertes como el acero. No importó lo mucho
que él luchara contra sus propias debilidades, había sido incapaz de obtener su
fortaleza. El tiempo se había detenido en su mundo marchito.
“… Si estás
cansado, vendré corriendo y te llevaré. Ya te lo he dicho.”
“Pronto te
lo pediré.”
“¿Ah, si?
Siempre dices eso”, Shuuei se volteó hacia Ryuuki, con la linterna en la mano.
“Es cierto, aunque ya te lo he dicho, tú sigues andando. Incluso cuando quieras
colapsar, cuando pienses que no puedes seguir adelante. Incluso en este mundo
sin Shuurei-dono, has llegado muy lejos… mi Señor.”
Shuuei puso
su mano en el pecho. La linterna brilló como las estrellas en el cielo.
“… Estaba
feliz. Incluso cuando tu amada murió, tú seguiste aquí. A pesar de que
definitivamente no querías hacerlo, tú seguiste viviendo, seguiste siendo el
Emperador… Continuaste caminando. Éramos tan felices. Porque nosotros queríamos
servir a tu lado por mucho tiempo.”
A espaldas
de Shuuei, se desplegaba la nación, con el cielo iluminado de estrellas y
luciérnagas. La linterna centelleó en la oscuridad.
“Este es tu
país, mi Señor… Debido a ti, constantemente estuvimos corriendo por todas
partes. Alguien que odia la guerra y no acepta fácilmente la derrota, queríamos
vivir por ti, que eres tan benévolo… Mi Señor, tanto Seiran como yo sabemos… tu
razón de vivir.”
“…”
Shuuei le
ofreció su mano, sin la linterna. Ryuuki miró la cariñosa y tentadora mano.
Durante los tiempos difíciles, tal como había prometido Shuuei, él siempre le
ofreció su mano. Cada vez que lo hacía, Ryuuki quería soltar a Kanshou y
descansar… Ahora también.
Un sonido
resonó en el matorral que estaba detrás de él. Las luciérnagas danzaban
salvajemente en el bosque. Alguien más había decidido venir a caminar por ahí
también. Al parecer, Chouka había venido a buscarlo esta vez.
Ryuuki
dirigió su mirada hacia la cordillera de la montaña Ryuuga, y frunció el ceño.
“… Desde el
año anterior, el clima ha estado mal. Los fríos inviernos y escasas cosechas
han continuado. Es preocupante.”
Ryuuki no
notó la expresión mitad asombrada, mitad orgullosa, en la cara de Shuuei, y
tampoco que Shuuei había retirado su mano.
“… hey, Su
Majestad. Durante este año y medio, en la fortuna de Chouka-sama y Shijaku, la
persona cuya figura se reflejará en tus ojos será diferente, creo. No será
Shuurei-dono, ni nosotros…”
“Mmm. Es el
anciano que Chouka busca, ¿no? ¿Qué debo hacer? ¿Tú no apoyarás a Shijaku?”
“No es un
anciano. Por cierto, estoy enfadado con mi hijo mayor. Poder despertar junto a
una hermosa mujer por un año y medio y no hacer nada al respecto, qué idiota.
¡¡No puedo creer que lleve mi propia sangre!!”
“Es cierto.
Su cara es mucho más refinada comparada a la tuya, pero él es bastante
anticuado. Incluso cuando me tomo la molestia de dejarlos a solas, en vez de
escabullirse en su cuarto para un encuentro amoroso, siempre viene tras de mí.
Realmente no se parece a ti en lo más mínimo.”
“… No, e…
espera. Él en verdad es mi hijo, el que tuve con mi esposa… definitivamente…”
“Mmm… tu
esposa iba muy seguido a casa de Shouka para limpiar y hacer otras cosas…”
“¡¡Su
Majestad, por favor, para!! ¡No inventes historias de que él es hijo de otro
hombre! ¡¿No estabas hablando hace un momento sobre lo mucho que se parece a
mí?!”
Ryuuki rió
entre dientes. Al igual que las raíces daban la base a un árbol, Shuuei había
dado sus ojos al hijo que actualmente estaba durmiendo.
“Su
Majestad, aquello de lo que hablaba Shijaku, tú ya lo sabes.”
La persona
por la que un Ran doblaría las rodillas, ¿acaso tal persona existía…?
Las palabras
que Ran Shuuei había dicho inmoderadamente, eran las mismas de su hijo, quien
se negaba a convertirse en un oficial.
“… A
diferencia de mi esa vez, Shijaku ya ha elegido. No fue al Emperador Senka, a
la Princesa Ruka o a Ou Ki-dono, sólo te escogí a ti. Mi hijo es igual, porque
tú eres muy benévolo.”
“Él se
parece a ti, así que no podría tratarlo fríamente… ¿por qué yo? A mí me
llamaban Emperador idiota.”
Shuuei rió.
Ryuuki había tenido una sola esposa, y había dicho que no necesitaba a nadie
más aparte de Shuuei y Seiran. Cuando algo malo ocurría durante el viaje, sin
enfadarse, él perdonaba a los demás. Eso había conmovido el corazón de Shijaku.
Caminar junto al Emperador, y ver el país que él había construido, ¿cómo podría
darse por vencido? ¿Cómo no desear convertirse en el corazón de este Emperador?
Este era el camino que Shi Ryuuki había recorrido, cubierto de heridas e
incontables pérdidas. Por tanto tiempo…
Ryuuki miró
a Shijaku durmiendo, y luego miró en dirección a Chouka.
Chouka se
abrió paso entre las luciérnagas, buscando en direcciones al azar. Ella se
hacía visible gracias a la luz de Seiran, ya que él relajadamente caminaba tras
de ella con su linterna. Cuando él salía a caminar con Shuuei o Seiran, Chouka
con frecuencia se despertaba y lo seguía.
Chouka había
cambiado tanto desde que dejó el palacio. Ella había perseguido y atrapado a un
ladrón de carteras, y cuando se hallaban hospedados con algún amigo de alguna
provincia, ella recibía muchas medicinas. A veces, cuando se sentía ansiosa,
tocaba el erhu para ella misma. El cambio más sorprendente de todos era que
ella había comenzado los preparativos para hacer el examen nacional.
Parado al
lado de Shuuei, Ryuuki ladeó la cabeza, mirando a Chouka, que estaba perdida en
el bosque de luciérnagas.
“Ella de
pronto tomó el examen regional. Todo lo que dijo fue ‘Lo haré’. Ella no se veía
muy complacida al respecto, así que quizás calificará muy pobremente… me
pregunto por qué de pronto quiso hacerlo…”
“… Su
Majestad, en realidad no estaba seguro antes, pero finalmente comprendo la
razón de que estuviera tan reacia a hacer el examen nacional hasta ahora…”
“¿Huh? No lo
comprendo. Es como lo que dijo Ran Ryuuren en el pasado ‘No tengo intención de
ser un oficial, pero creo que haré el examen’. Si Shuurei estuviera viva,
probablemente la empezaría a sermonear.”
Actualmente,
los exámenes nacionales sólo se hacían una vez cada tres años, así que la
matrícula de aspirantes se llenaba con estudiantes competentes que se hubieran
preparado cuidadosamente para ello. A pesar de no tener deseos de ser un
oficial, ella había robado despiadadamente la oportunidad a uno de esos
estudiantes y a pesar de que posiblemente lo haría deficientemente, había
pasado a la segunda etapa del examen. Es más, él nunca la había visto
estudiando. En verdad estaba haciendo las cosas al estilo de Ryuuren.
“Ugh… me… me
disculpo por el comportamiento de Ryuuren, en verdad… No, olvídalo. Como estaba
diciendo, Chouka-sama no tiene deseos de convertirse en oficial, sin embargo,
en este año y medio, ella ha descubierto algo diferente que quiere hacer.” Dijo
Shuuei misteriosamente. “Además, Chouka-sama está estudiando. Siempre está
recitando los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos en el camino, a ella misma, a
mí, a Seiran, a Shijaku, a los champiñones, a los letreros del camino y al
cuervo que una vez atrapó.”
“No… lo
último que dijiste… mi hija es muy extraña… ¿no es así?...”
“Bueno… si
ella se vuelve oficial, tal vez pase muchos años en un puesto regional… Ella
quería conocer más sobre otras cosas, así que no hizo el examen. Después de
todo, pasó quince años dentro del palacio. Ella es igual a mi hijo, que
testarudamente se negó a considerar el entrar al servicio de otra persona.
¿Entiendes?”
“Para nada.
Pero si lo pienso bien, desde que dejamos el palacio, sus paseos nocturnos han
cesado.”
Desde hacía
mucho tiempo, ella deambulaba por las noches. Pero en el curso de ese año y
medio, había dormido bastante bien, además de las veces que despertaba como
reloj y salía a buscar a Ryuuki. Ryuuki, sin embargo, seguía igual que siempre,
dando caminatas perdido en sus pensamientos.
Quizás dejar
el palacio había sido bueno para Chouka.
Chouka
finalemente se dio cuenta de su paradero, y emergió del bosque con sonido de
crujido, rodeada de luciérnaga. Detrás de ella, Seiran estaba recargado en un
árbol, con la linterna en la mano.
Chouka miró
a Shuuei, a Seiran y a Shijaku dormido, y pareció aliviada.
“Padre, ¿por
qué no descansas?” susurró, y continuó “… en la tarde también estabas leyendo cartas
con el sello oficial.”
“Ah. Parece
que Riou está inquieto por una decisión, así que estaba pensando en mi
respuesta…”
Chouka se
quedó en silencio.
Ryuuki pensó
en esa noche de invierno en que su Primer Ministro lo había visto partir,
inclinándose ampliamente sobre sus rodillas. Sin importar los meses que
pasaran, la voz de Kouyuu retumbaba en sus oídos.
Estaré
esperando tu regreso, mi Señor…
“… Padre, lo
he pensado desde hace un tiempo. Voy a regresar a la Corte Imperial.”
Ryuuki
levantó las cejas ante el abrupto anuncio de su hija.
“¿Tú? ¿Sola?
¿Qué vas a hacer cuando regreses? Tú querías dejar el palacio, ¿no es así?”
“Si. En ese
momento, si. Sin embargo, ahora hay algo que quiero hacer en el palacio. Puedo
buscar a esa persona de nuevo, pero esto sólo puedo hacerlo en este momento.”
“¿Algo que
sólo puedes hacer ahora, en el palacio? ¿Qué es?”
“…”
Chouka se
quedó callada. Su expresión era igual a la de esa noche nevada en que había
huido de la Residencia Imperial. Una expresión que decía que su corazón ya
había decidido.
De alguna
parte, él escuchó el sonido del batir de unas alas. Debe ser el cuervo, pensó
Ryuuki. Si lo pensaba bien, desde la vez que el cuervo desapareció de la jaula
plateada, Chouka nunca volvió a decir ‘Quiero conservarlo’.
El misterioso
anciano que no habían encontrado y el rostro de la persona que buscaba Ryuuki,
se mezclaban. Era misterioso, pero cuando estaba con Chouka, los recuerdos que
habían estado enterrados profundamente en su mente, flotaban a la superficie
por un momento.
El hombre
que él estaba buscando, y la persona que Chouka perseguía…
Ryuuki se
apegó a esa idea.
“Porque
nunca he visto a esa persona feliz.”
Sólo por esa
razón, Chouka había decidido dejar el palacio.
Parecía que
ella quería hablar, pero mantuvo silencio. El único que habló esa noche era
Ryuuki.
“… Chouka.
He estado pensando en ese extraño anciano que buscas. Quizás yo sepa su
paradero. Incluso si buscas por todo el país, probablemente sea inútil. Si hay
una posibilidad de encontrarlo, sólo hay un lugar. ¿Quieres escucharlo?”
Chouka
levantó la cabeza. Cuando tenía quince años, ella había escogido su camino en
la vida por primera vez.
“¿Harás
cualquier cosa por el bien de ese hombre? Incluso si eso conlleva una vida de
sufrimiento, ¿estás preparada para tomar la mano de ese hombre? Incluso si
transcurre toda tu vida, tu deseo tal vez no se cumpla. Aún así, ¿quieres
verlo?”
Al igual que
cuando tenía quince años, la Chouka de diecisiete años, no respondió
inmediatamente.
A la
chispeante luz de las luciérnagas, Chouka volteó a ver al país que se extendía
por debajo. Su mirada era más profunda de lo que era hace año y medio. Ella era
diferente a la chica del palacio que sólo miraba al cielo en busca del cuervo.
“… está bien
si no lo dices. No importa dónde esté, no podrás reunirte con él de inmediato.”
Quiero
verlo.
Eso resonó
en los oídos de Ryuuki. Era mucho más fuerte por no haberlo puesto en palabras.
Un día, el
deseo de Ryuuki se vería cumplido.
Pero eso
sería después de que él terminarar de solucionar la situación que tenía frente
a él. Por alguna razón, parecía que a Chouka le quedaban asuntos importantes en
el palacio. ¿Y los suyos?
Estaré
esperando tu regreso, mi Señor…
Kanshou se
sentía caliente en la mano de Ryuuki.
Él levantó
la cara para mirar el estrellado cielo de la Provincia Ran. Una fría brisa
sopló.
Detrás de
él, sin hacer sonido alguno, Shuuei y Seiran se arrodillaron. Chouka se puso
rígida, incontables luciérnagas volaban en el aire. Las dos linternas
sostenidas por Shuuei y Seiran, parpadearon.
“Entonces,
yo también volveré. Shuuei, Seiran… acompáñenme.”
Sus dos
asistentes inclinaron sus cabezas.
“… aunque
quizás no quede mucho tiempo,” agregó Shuuei.
“Lo sé.”
Ryuuki asintió.
“Estás en
medio de tus vacaciones”, Chouka rápidamente protesto, con voz discreta.
Ryuuki se
encogió de hombros. “Decidí hacerlo hasta que tú regresaras. Hace mucho tiempo,
cuando huí del palacio, Shouka me acompañó a Kyuusaikou, así que decidí hacer
lo mismo. Pero tú eres completamente diferente a mí; tú no te desanimas.
Tampoco puedo dejar que Shijaku continúe desempleado por siempre. Él se volverá
como Shuuei en el pasado… ¿Qué, realmente creíste que estaba de viaje para
visitar a mi amigo?”
Mirando su
rostro, ella parecía que en verdad no había pensado que su intención desde un
inicio fuera proteger a su hija.
Sus dos
asistentes rieron disimuladamente, arrodillados. Ryuuki pareció enojado, pero
luego dejó salir una sonrisa irónica.
“… Además,
también quiero regresar pronto.”
Sus largas,
largas vacaciones. Viajando por el país, en busca de un hombre sin rostro.
Mucho tiempo
antes, él había querido ver a ese hombre y preguntarle algo. Si era ahora, tal
vez recibiría una respuesta.
Era el
decimoséptimo año desde que Shuurei había muerto.
¿Cuál es tu
razón para vivir?
Shuuei y
Seiran levantaron sus rostros. Aunque miles de veces quiso huir, él continuó
sentado en el trono por más de treinta años. La razón de que él hubiera vuelto
cada vez, igual que ahora, pudo pronunciarla.
No hay nada
más que pueda hacer.
No era una
razón noble o importante. Igual que su razón para abandonar el palacio era
buscar al hombre sin rostro.
“No hay nada
más que pueda hacer, por alguna razón, realmente quiero ver la cara de Kouyuu…”
En lo alto
del cielo, una estrella solitaria, cayó. Era casi como si él pudiera escuchar
su descenso. Como si estuviera en un sueño, las luciérnagas remontaron
enérgicamente en el aire. Ryuuki pasó caminando en el espacio entre Shuuei y
Seiran.
Durante este
viaje que había durado año y medio, Ryuuki había visto una estrella caer del
cielo cinco veces.
Cada vez, él
escuchaba esa voz.
Estaré
esperando tu regreso, mi Señor…
… en lo alto
de un árbol, el cuervo de ojos púrpuras miraba la oscura cordillera de la
Provincia Ran, desde el ahora vacío bosque de luciérnagas. Irónicamente, se
sentía deprimido.
Ese país
que, no importando lo mucho que hubieran visto, nunca conocerían, incluso ahora
que él lo tenía frente a sus ojos. Él había visto los estragos de la guerra,
los campos arder y había escuchado el atronador sonido de los cascos de los
caballos de los soldados. Este desolado mundo, en el que las vidas tomadas por
numerosos emperadores se habían convertido en una montaña de esqueletos. Eso se
había repetido por miles de años. Incluso la paz actual, no era sino un efímero
sueño.
Mientras
reía desdeñosamente, él escuchó el extraño sonido de un erhu. Sin pensarlo, él
regresó por el bosque de luciérnagas. Siempre que estaba cerca de esa chica,
ese mundo desdibujado, salía a la vista. Caminando a lo largo de una rama, él
extendió su cuello hacia la posada.
No estaba
claro cómo es que la Princesa lo vio. Él debería aparecer como un cuervo frente
a ella, pero ella había mencionado algo estúpido como haberlo visto
tambaléandose… quizás ella lo había visto como un anciano…
Él había borrado
todos los recuerdos de su persona, de aquellas personas de la época del
fallecido emperador Senka, y Sou Shungai había fallecido. No quedaba nadie en
este mundo que lo recordara. Y sin embargo, la Princesa lo había encontrado
incontables veces.
Voy a volver
a la Corte Imperial…
Él hizo algo
fuera de lugar. Abandonó la rama, y aterrizó junto a la chica que tocaba el
erhu sola en su cuarto, plegando las alas. La Princesa lució sorprendida, pero
continuó moviendo el arco a través de las cuerdas.
El timbre
del erhu se agotó. Luego de un momento, ella en silencio lo alzó y lo abrazó
contra su pecho.
Las manos de
la chica estaban cubiertas de rasguños por su viaje. Ella acarició sus alas,
plumas y estómago. La chica era cálida, pero él era frío. Era casi como si él
estuviera robándole la calidez de su cuerpo. Ella se estremeció y tembló, pero
se negó a soltarlo.
Al sumirse
la luna en el cielo, la mano de ella se detuvo. El cuervo abrió los ojos.
Gracias a su cuerpo, incluso las puntas de sus plumas se sentían cálidas. Esa…
no era una mala sensación…
La chica lo
levantó con ambas manos rasguñadas, y presionó un beso en sus plumas.
Como si
intentara calentar su corazón congelado.
El cuervo
levantó sus ojos hacia ella, como cuestionándola.
“… Cuando
termine lo que tengo que hacer, vendré a buscarte de nuevo. Cuando eso pase,
por favor, escucha mi erhu una vez más… no importa cuántas décadas pasen…”
Chouka lo depositó en la cama, despidiéndose por su larga separación.
Sus ojos
denotaban que ella había decidido no mirar atrás.
… Por más de
mil años, él no había tenido una persona a su lado que poseyera esos ojos.
NOTAS DE LA
TRADUCCIÓN:
Kyuusaikou:
Bahía de los Nueve Colores, sitio al que van en la segunda temporada del anime.
Es muy
seguro que esa hierba espiritual sea algo inventado.
Chouka habla
mucho más casualmente a Shijaku. No sé si eso se debe a que la única persona
con la que ella habla aparte de él, es Ryuuki.
Para
aquellos que no lo entendieron, la esposa de Shuuei es Shusui. Es por eso que
Shijaku tiene conocimientos de las artes mágicas, y el porqué Ryuuki bromea con
que el padre de Shijaku pudiera ser Shouka.
Todo lo que
parece inexacto en este capítulo, es aún más ambiguo en el texto original. Hay
algunas secciones que lo acomodé como me pareció. Tal vez más adelante lo
cambie si es necesario.
Chouka
piensa que Shijaku es como un espíritu guardian, como este: Hay un cuento de
hadas en Japón sobre una pareja de ancianos que le pone ropa a las estatuas y
recibe un regalo a cambio. Eso es a lo que se refiere Chouka aquí. (Gracias a
Google)
Probablemente
hay más, pero he estado escribiendo esto desde hace casi una hora, y no
quisiera hacerlo. Así que, ¡avísenme si hay algo que no hayan entendido!
MIS PENSAMIENTOS (WHALIN):
Está bien,
todos estamos confundidos *da golpecitos en la cabeza del lector*
Realmente me
gusta la dinámica entre Shijaku y Chouka, pero creo que es el eterno shipeo en
mí.
Chouka no
tiene tiempo para los hombres, tiene cosas qué hacer en el palacio. (Además de
que está de cierta forma enamorada de un ave, así que es complicado).
Ya casi
hemos terminado, sólo restan algunos capítulos más.
*********
Posteado el
2 de abril 2016. Por whalin.
http://theyseemewhalin.tumblr.com/post/126754182321/saiunkoku-monogatari-translation-masterpost
Gracias! He ido del último hacia atrás un poco arrevesada yo sin embargo quería conocer la verdad de lo que le había pasado a todos
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