Nota aclaratoria:
El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en
inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al
final.
Gaiden 4
Relato "Sora no Ao, Kaze no Yobu Koe"
( El cielo Azul, el llamado del Viento)
Novela corta del pasado de Ensei
Posteado por 星期二的ruby
Traducido por Violet Raven
(Parte 1)
Nota del traductor 星期二的ruby: Esta es una traducción al inglés de la novela corta titulada Sora no Ao, Kaze No Yobu Koe, que trata del encuentro entre Ensei y Seiran a la edad de 14 años aproximadamente.
La versión china es realizada por Saiunkoku Tieba de Baidu, China.
La versión inglesa es editada por Tuesday.
Aclaraciones (del traductor a la versión inglesa):
1. Mi nivel de inglés no es profesional. Por lo tanto,mi traducción puede ser mucho menos atractiva o incluso extraña, de las que han leído de traductores angloparlantes. Si encuentran alguna parte de mi traducción difícil de entender o torpe, háganmelo saber, y si fueran tan amables, ayúdenme con sugerencias para mejorarla, las cuales pueden dejarlas en la parte de comentarios.
2. Dado que estaré traduciendo del chino al inglés, como saben, no puedo garantizar la fidelidad de la versión china, que es realizada no por una editorial china, sino por fans. Así que mi versión inglesa definitivamente será diferente de la versión japonesa hasta cierto punto.
3. Como dije antes, no domino perfectamente el inglés. Traducir a un idioma diferente siempre es más difícil que traducir a la lengua materna, por lo que me tomará mucho más tiempo, lo que significa que el progreso en la traducción demandará MUCHA paciencia de su parte, y me disculpo por eso.
***
Las voces distantes alcanzaron sus oídos. Aquellas eran las inolvidables y dulces voces de sus hermanos mayores.
“Que niño tan desobediente eres. En verdad me pregunto en qué clase de adulto te convertirás cuando crezcas.”
“Jeje, ¿qué tal si te vuelves un oficial, igual que yo?”
Al escuchar a su segundo hermano mayor preguntar eso, Ensei asintió.
“¡Eso suena bien! ¡Si estamos juntos, yo puedo protegerte! Tu cuerpo es muy débil, y esos malvados oficiales deben tener montones de guardaespaldas malencarados. No puedes vencerlos tú solo. Así que yo me convertiré en un oficial y astuto luchador para ayudarte.”
Sorprendiéndose, el mayor de sus hermanos levantó la cabeza, mientras que su hermana mayor, que siempre era prudente, le advirtió.
“Ensei, está bien que seas travieso, pero debes convertirte en un hombre fuerte pero amable, de esa forma podrás proteger las cosas más valiosas para ti.”
Si la suerte y el infortunio van de la mano, ¿acaso tú, el dios que gobierna la Rueda de la Fortuna, esbozas una sonrisa desdeñosa al ver esta feliz escena, mientras haces girar de nuevo la rueda?
Y con un crujido, permites que siga girando.
-Al oír un extraño sonido de gotas cayendo, él miró al piso. Lo que vio fueron las cabezas rebanadas de sus hermanos y hermanas en medio de un charco de sangre, con los ojos sin vida. Todo lo que alguna vez tuvo, su pasado de ensueño, llegó a un abrupto final. Lo que siguió fue el “presente”, mucho peor que una pesadilla.
Y luego fue despertado por una risa burlona.
“Diez años. Te recordaré por diez años. Eso será suficiente, ¿no es así? Y después de diez años, te olvidaré a ti, el tercer hijo de la familia Rou, cuando llegues a la edad de quince años.”
Prólogo
‘¡Te mataré!’
Su visión se nubló con un rojo sangre.
Haciendo esfuerzo con sus hombros y barbilla, Ensei se arrastraba montaña abajo, con el cuerpo ardiéndole. Sus extremidades estaban completamente rotas y por tanto, inútiles. Todo su cuerpo, bañado en sudor, prácticamente echaba vapor. Bajo su mejilla izquierda corría un chorro de sudor, mojando la herida que ahí tenía, que estaba inflamada como si comenzara a supurar.
La desdichada escena escarlata –los despojos de su familia, la cabeza de su madre arrancada cual si fuera un juguete –llenaba su visión y no se desvanecía. Lo único que le habían dejado era su propia vida, y la herida en su mejilla.
‘¡Te mataré!’
Rechinó los dientes. Había un sabor a óxido en su boca.
“Debes convertirte en un hombre fuerte pero amable.”
‘Perdón, hermana, pero ya no puedo hacer eso.’
“No quiero olvidarme de esto.”
El recuerdo de esa escena, aunque traumática, era lo único que a Ensei le quedaba. Si debía sobrevivir con eso, necesitaba apoyarse de algo, y eso sería la venganza y el odio, a falta de los cuales, moriría. Y aún así, ¡cómo tenía deseos de morir ahora!
‘Desearía morirme ahora.’
De pronto, sintió el aliento de una bestia muy cerca de él. Alzando la vista, vio un lobo plateado, que había aparecido de la nada, parado sólo unos pasos adelante, mirándolo sin parpadear. El lobo era tan enorme y hermoso, que Ensei pensó estar, en realidad, soñando.
‘No me importaría ser devorado, si es por este lobo.’
La idea corrió por su mente. En ese momento, se sintió desesperadamente exhausto.
‘Quizás también voy a morir.
Ahora que lo pienso, ¿por qué me esfuerzo tanto en arrastrarme? A pesar de que quiero vengarme de ese hombre, ni siquiera puedo bajar la montaña. Además, soy sólo un hombre con los huesos rotos. Vengarme será increíblemente difícil. ¿Por qué no ser devorado por este lobo?
Pensándolo mejor, sólo tengo cinco años.
Si, sólo cinco. Ese demonio de hombre dijo que esperaría hasta que tuviera quince. ¡Qué carajo! Aún después de esos diez años, sólo tendré quince. Podría ganarle siempre que él fuera tan débil como mis hermanos mayores. Si no puedo encontrar al legendario maestro en artes marciales y rogarle que me enseñe, vengarme será absolutamente imposible.
Muy bien, eso es. Elijo morir. Mi vida terminará hoy. Dejen que este lobo me coma.’
Sin embargo, mientras el lobo se acercaba, él estaba asombrado al darse cuenta de que en verdad era una bestia gigante. El lobo empezó a olerlo en todas partes y luego le dio vuelta con su hocico. Una vez acostado, los ojos de Ensei se encontraron con los del lobo, e inmediatamente empezó a sudar.
‘¡¡Qué –qué horror-!!’
Era la primera vez que Ensei se sentía vivo desde que fue arrojado a la montaña. Estaba aterrorizado, realmente aterrorizado. Aunque ese hombre no lo había intimidado tanto, esta criatura era una presencia enteramente abrumadora. Incluso la idea de suicidarse quedó extinguida por el violento miedo. Al ver esa boca roja abriéndose, Ensei cerró los ojos inconscientemente. Sintió que la bestia lamió su mejilla y luego, su cuerpo entero. No pudo soportarlo y dio un salto.
“¡Oye, tú, lobo malo! ¡Si vas a comerme, que sea rápido! ¡Estoy muy asustado! ¿Huh?”
Ensei miró su cuerpo… ¿Qué…? Definitivamente, sus extremidades habían estado rotas.
“¿Cómo es que estoy de pie?”
El lobo, sin embargo, dio vuelta lentamente hacia otra dirección y estaba a punto de irse, como si hubiera cumplido su misión. Ensei se apresuró a atrapar su cola.
“¡Espera! ¡Cómeme antes de que te vayas! ¡Tonto! ¡Estaba preparado a morir! ¡No quería que me curaras-! Y ahora que lo has hecho -! ¡Maldición! ¡Tengo que seguir vivo!”
Mientras gritaba, Ensei comenzó a llorar. Tenía los ojos inundados de lágrimas. Aunque no comprendía cómo, su cuerpo ahora estaba restaurado, permitiéndole caminar, descender la montaña y buscar a ese hombre. Ya no moriría, tenía que seguir viviendo, en un mundo sin su familia, solo.
De haber muerto, habría podido quedarse con ellos para siempre. Pero eso ya no podía ser.
Ya no podía ser.
Ensei se frotó la cara con la cola del lobo, manchándola con lágrimas y mocos. Molesto, el lobo trató de jalar su cola, pero Ensei no la soltó.
‘¿Cuál es el problema, por un poco de mocos? Después de que me has causado muchos problemas.’
“¡Tú eres el responsable de esto -! ¿Me oyes? Ten esto en cuenta por mí, ya que yo no tengo mucho cerebro y puede que lo olvide. Mi familia es una de las de mejor clase en el mundo. Yo era feliz y libre todo el tiempo. Amaba a mi padre y madre, aunque a veces los agobiaba. Mi hermanita era muy linda. Mi hermano menor, aunque solía tener la apariencia de un pequeño mono, cada vez se parecía más a un humano y era adorable. ¡Definitivamente, no había niño más feliz en el mundo que yo!”
Gritando esto, Ensei cayó al suelo de pronto.
‘Si –Yo era muy feliz.’
‘Pero hoy, debo despedirme de ese yo que era feliz…’
La cara del cínico hombre apareció en su mente. Y supo que su odio, que apenas se había esfumado, volvía a encenderse otra vez. En algún rincón de su corazón, escuchó el sonido de su transformación. Era el sonido de una ruptura. Junto con la clase de emoción que lo separaría de su amable y dulce familia.
‘Muy bien –Voy a matarlo.’
“¡Jeh!” Los extremos de la boca de Ensei se arquearon hacia arriba. Formando una leve sonrisa perversa, de esas que jamás habían aparecido en su rostro.
‘Te haré lamentar el no haberme matado.’
“Espera y verás… Te mataré, cuando pasen diez años, te lo aseguro.”
Aturdido, repitió estas palabras, y luego lentamente cerró los ojos.
-Este era el preludio a su venganza. Ensei comprendió que esta sería su vida. Antes de que su energía fuera completamente consumida, se tomó un momento para llorar. Para despedirse de su amada familia y lamentarse de sí, ya que él nunca volvería a ser el mismo de antes.
Luego de observarlo por un rato, el lobo lo acunó con su cuerpo, como intentando protegerlo.
Parte 1
Ocho años después –
Con una vara en la mano, Ensei corría como el viento persiguiendo un jabalí salvaje.
“¡Ajá! ¡Esta es mi oportunidad!”
Lanzó la vara hacia el jabalí salvaje, la cual, con el golpe preciso y fuerte, ocasionó que el animal cayera al suelo. Ensei se apresuró a recogerlo, pero un lobo gigante bloqueó su camino.
“¡Hey! ¡Fuera de mi camino, Ginjirou! Es la comida mía y de mi maestro.”
El amo de la montaña –Ginjirou, como Ensei lo llamaba-estaba más grande que nunca, incluso para Ensei, que ya contaba con trece años.
“¿Qué pasa, Ginjirou? ¡Ooh!”
Quedó sorprendido al ver varias crías de jabalí alrededor del animal que yacía en el suelo.
“Debe ser su madre…”
La madre jabalí, que antes estaba huyendo, ahora hacía frente a Ensei para defender a sus pequeños.
“¡Rayos! Han llegado las crías de la mamá jabalí… Está bien, perdonaré tu vida.”
Pero a sus generosas palabras, siguieron los rugidos de su estómago. Tenía pensado que comer una comida abundante hoy, pero ahora se moría de hambre. Su estómago vacío gruñó tan fuerte, que hizo retroceder a Ginjirou.
“¡Rayos! Volveré a cenar pescado. Quiero carne –“
De pronto, Ginjirou empujó a Ensei ágilmente con su hocico, haciéndolo caer de espaldas y echó a correr cargándolo. Justo cuando Ensei estaba confundido, oyó el rugir de bestias. Y además…
‘Olor a humano –‘
Ensei empuñó su vara fuertemente, y al mismo tiempo, Ginjirou dio un enorme salto volador. Debajo de ellos, aparecieron las figuras de un oso salvaje y un hombre enfrentándolo. Ensei vio brillar la hoja de la espada del hombre a la luz del crepúsculo.
“¡Idiota! ¿Cómo puedes luchar contra un oso? ¡Retrocede, ahora!”
Elevando la vara por encima de su cabeza, Ensei bajó de un salto de Ginjirou y asestó un golpe al oso en la frente. Sus manos sintieron que el cráneo del oso se quebró.
El oso quedó noqueado de espaldas, y Ensei oyó detrás de él, el sonido de la espada siendo enfundada.
“Gracias por salvarme la vida.”
Ensei volteó.
“¡Oye! ¿Acaso no te advirtió el líder del pueblo que esta en las faldas de la montaña, que no te internaras en el bosque después del atardecer?”
A primera vista, se veía que este hombre era un noble, que tenía una manera perfecta de conducirse. Aunque no lucía como un peleador experto, parecía bastante diestro con la espada. Sin duda, era por eso que fue tan tonto de apuntar con su espada a un oso.
En ese momento, algo apareció de repente detrás del hombre. Ensei estaba estupefacto.
“… ¿Por qué, una cría de jabalí? Debe ser la cría de ese jabalí salvaje. Entonces estás perdido, ¿eh?”
La cara de Ensei se tensó. Sería posible que –
“… ¿Estabas tratando de luchar con el oso para proteger al bebé jabalí?”
El hombre se rascó la cabeza y miró hacia otro lado.
“Pero tú lo hiciste también, ¿no? Para protegerme.”
“¡Yo no tengo problema! ¡Soy joven y fuerte! ¡Pero la gente mayor no debería esforzarse!”
Avergonzado, el hombre cambió el tema de conversación.
“¿Ese lobo plateado de antes, es el amo de la montaña?”
“¿Ginjirou? Ah, casi lo olvido. ¡Ése Ginjirou me botó y se fue!”
Por muy gigante que fuera, era un experto en desaparecer por los aires.
“¿Ginjirou? Entiendo por qué lo llamas ‘Gin’ pero, ¿por qué ‘Jirou’? ¿Dónde quedó el ‘Tarou’?”
Ensei pensó que era divertido que un noble le preguntara tal cosa con semejante seriedad. Qué sujeto tan extraño.
“Tenía un árbol de ciruelo en mi casa, al cual lo llamaba Umetarou. Así que después se me ocurrió Ginjirou.”
Ensei se echó al oso a su espalda. Visto desde atrás, era como si su cabeza estuviera siendo tragada por la del oso. Justo cuando el hombre estaba a punto de preguntar qué iba a hacer con el oso, el estómago de Ensei empezó a gruñir como un tambor.
“En serio, ¿a qué has venido a este lugar?”
“He venido a visitar al legendario maestro en artes marciales, el maestro Nan.” Respondió el hombre, presentándose.
“Mi nombre es –Sa Enjun.”
***
“¡Está delicioso! ¡Eres un gran cocinero, viejo!”
Una vez en casa, en la cima de la Montaña del Lobo Plateado, Ensei se daba un festín con el guisado que Enjun hizo. Era la primera vez que probaba un guisado de oso tan delicioso.
“Al principio, pensé que eras un oficial que venía a arrestar a mi maestro. ¡Ah, genial!”
Enjun pensó que era mejor mantener en silencio su verdadera identidad como oficial de la corte.
“¿Por qué? ¿Qué hizo tu maestro?”
“Nada… sólo carece un poquito de sentido común…”
En realidad, no era sólo “un poquito”.
Si Ensei era suficientemente desgarbado, nada menos, su maestro no conocía los principios más fundamentales de la vida humana. Tenía un escaso concepto del dinero, y robaba vacas y ovejas de la villa que estaba en las faldas de la montaña. Desenterraba rábanos de los campos y devastaba los huertos de manzanas diciendo, “Escucha, Ensei, hoy te mostraré cómo llevar una vida confortable en las montañas” lo cual frustraba en demasía a Ensei, quien pensaba que era normal obedecer a los maestros.
‘¡Pero no somos ladrones! ¿’Vivir una vida confortable en las montañas’? ¿Qué demonios?’
Pero los aldeanos, incluyendo a su líder, eran personas despreocupadas en su mayoría. “Ensei-san, está bien, en verdad. La montaña pertenece a su amo, y somos nosotros quienes hemos tomado prestadas las laderas de la montaña. Todos nuestros cultivos están a disposición del amo de la montaña” solían decir a menudo, y adoraban a Ginjirou y a su maestro cual si fueran dioses, minimizando lo que hacían.
“Los aldeanos de las cercanías están agradecidos contigo y el maestro Nan porque han eliminado a los bandidos.”
“Ah… es eso…”
“¿Por qué estás tan deprimido?”
Con cara de preocupación, Ensei bajó sus palillos. Él había persuadido a su maestro a dejar de comportarse como monos en las montañas, causándoles problemas a los demás, y de ayudar más a las personas. Fue entonces que comenzaron a trabajar como guardaespaldas, lo cual ya había sido hacía mucho. Aunque ya no actuaban como ladrones en la villa, aún…
“Aun así, nada ha cambiado. Los ladrones corrompen a los oficiales y son liberados de prisión cuando acaso son arrestados. No se puede hacer nada a menos de que haya un cambio en el gobierno.”
Enjun discretamente abrió más los ojos.
“Ensei… ¿cuántos años tienes?”
“¿Huh? Tengo trece.”
Su respuesta le recordó a otro jovencito de su edad. Enjun sonrió amargamente.
“… Ustedes dos son totalmente diferentes.”
“¿Huh? ¿Yo y quién? ¿Tu nieto?”
“No, el segundo príncipe de esta nación.”
“¡¿Príncipe?! ¿Qué es eso?”
Enjun volvió a sonreír. Completamente opuesto a Ensei, el frío segundo príncipe, quien era demasiado inteligente.
… Sin embargo, él se había ido. Enjun se mordió el labio ante el amargo recuerdo que lo invadió.
Mientras que no fue capaz de prevenir que el segundo príncipe fuera exiliado, aún quedaba algo que debía hacer, por lo cual había venido a la provincia Sa.
“He venido a encomendarle una misión a los guardaespaldas de la Montaña del Lobo Plateado.”
Ensei levantó la cabeza. Había estado en paz, como siempre, hasta ahora, antes de oír las siguientes palabras de Enjun.
“La misión es destruir a los Ladrones de la Espada Asesina (Satsujinzoku).”
En ese preciso instante, la expresión de Ensei cambió de repente, ante lo cual Enjun se estremeció.
Su cara, previamente risueña y animada, se había desvanecido como si se hubiese quitado una máscara, sin dejar ni un rastro de emoción. Sus profundos y negros ojos, se tornaron fríos y vacíos, cual infierno de sangre cuajada, como un abismo fantasmal.
Enjun sintió que, sin saberlo, había abierto una caja enterrada en lo profundo de su alma, y que no debía ser abierta.
***
De pronto, Ensei miró hacia la puerta. Enjun miró en la misma dirección, y fue sorprendido por la abrupta aparición de otra persona.
“¡Maestro! Es raro que venga directo a casa sin rehuir ruborizado.”
“¿De qué estás hablando? Yo también he progresado -¡Soy el maestro! ¡Comparado contigo, que eres el estudiante, mi progreso es un paso hacia adelante por cada tres que doy hacia atrás, todos los días!”
“¡A eso se le llama retroceder!”
En un parpadeo, el hombre se había sentado en el lado opuesto a Enjun, del otro lado de la olla de guisado. Era un hombre llamativo: alta y delgada figura, pero aún así bien proporcionada; un par de ojos que asemejaban a los de una bestia; pelo largo y plateado hasta la cintura, con un tinte pelirrojo; y su edad era un misterio, que podía asegurarse que tuviera treinta o cincuenta sin que a nadie le sorprendiera.
“¡¡Ah, maestro!! ¡Fue muy difícil preparar este guisado, así que no se lo coma tan rápido!”
‘¿Huh?’ Enjun echó un vistazo a la olla y no encontró nada –hasta hace un segundo había bastante comida ahí –no quedaba nada. ‘Imposible, si se acaba de sentar.’
Enjun golpeó la olla con su cuchara, airadamente.
“Por mí no hay problema, pero el viejo Enjun ha estado ocupado sirviéndome la comida ¡y no ha probado bocado! Eso es de muy mala educación, ¿no lo cree?”
“¿Ah, si? Entonces, me voy, gracias por la comida.”
“¡Maestro! ¿En serio se irá? Ya es muy tarde, y esta persona ha venido a pedirle su ayuda.”
El maestro Nan se rascó la oreja como si no le importara.
“Ensei, ve afuera a jugar con Ginjirou.”
Entonces, agarró a Ensei de la cabeza y lo arrojó a través de la ventana, como si fuera una pelota.
“¡Aah!” gritó Ensei mientras salía volando junto con su vara.
Enjun empezó a sudar frío. Aunque ya lo había escuchado de Sou Shungai, (el nombre real de Sou Taifu) realmente era un maestro severo.
Su melena plateada ondeó. El maestro Nan fijó la mirada en Enjun. Era como ser mirado fijamente por una bestia.
“Qué invitado tan inoportuno. Pero ya que ayudaste a la cría del jabalí, eres el invitado de honor de la montaña. No puedo menos que escuchar tu petición.”
Si Ginjirou era el amo de la montaña, él sería el dios de la montaña, pensó Enjun.
***
Ensei, que había sido echado fuera, estaba recostado en el pajar con la cabeza recargada en Ginjirou, mirando el cielo nocturno.
“-La misión es destruir a los Ladrones de la Espada Asesina (Satsujinzoku).”
Su corazón latía y su cuerpo temblaba –la visión escarlata regresaba a su mente.
Hacía largo tiempo que la cicatriz en su mejilla no le dolía tan intensamente. Ensei tomó aliento profundamente.
De repente, Ginjirou dio un salto, haciendo que Ensei se cayera de su panza blanca, y aterrizara en el pajar. Las manos que lo ayudaron a levantarse no eran las de su maestro.
“Viejo Enjun, ¿qué pasa?”
Ginjirou huyó hacia otro sitio. Siempre evitaba estar cerca de otros humanos, igual que el maestro Nan.
“Nada. Es sólo que el maestro Nan me pidió que durmiera afuera, en el pajar.”
“¡Por Dios, ¿cómo puede hacer eso?! ¡Puedes quedarte en mi cama!”
“No, está bien. Es bastante cómodo aquí.”
Enjun se acostó como si nada en el pajar, junto a Ensei. La paja seca olía como el amanecer. Enjun cerró los ojos.
“… He retirado mi petición. Por favor, olvídalo.”
Pasó un buen rato y Ensei no dijo nada. Justo cuando Enjun se empezaba a preguntar si se había quedado dormido, una voz ligeramente ronca y antinatural alcanzó sus oídos.
“Mi maestro te lo dijo, ¿cierto? Te contó mi pasado. Gracias, viejo, pero yo iré.”
Enjun miró el perfil de Ensei, el cual parecía tan frágil como la porcelana, con una lacrimosa sonrisa.
“… Soy tan estúpido. Aun habiendo olvidado a mi familia, sigo teniendo el rostro, la voz y todo acerca de ese hombre, grabado en mi mente. Soy un idiota, todo lo contrario de otras personas. Sin embargo, esto es lo único que le queda al estúpido de mí. Así que yo emprenderé la misión. Ha llegado el momento de que yo abandone esta montaña y regrese a mi mundo.”
El recuerdo de su familia se había desvanecido. Incluso en sus sueños, sus rostros se habían empezado a volver vagos hacía algún tiempo, que Ensei no podía recordar. –Alguna vez pensó que esto nunca lo olvidaría, sin importar lo que pasara.
Ahora que había olvidado incluso los semblantes de su familia, no estaba haciendo esto por nadie más. Lo hacía por él mismo. Dejaría este mundo sin sentido, a pesar de que era más seguro que cualquier otro lugar.
Ensei sonrió en silencio. Enjun nunca había visto una sonrisa más triste.
‘Aunque logres disuadirlo, probablemente irá. Incluso si tiene que ir él solo. Porque ya se ha dado cuenta de que es su destino, y no tú, quien lo está llamando.’
Era demasiado tarde para arrepentirse. Enjun no podía decir nada que retuviera a Ensei. Ensei cerró los ojos en sus cálidos brazos, y una solitaria lágrima rodó por su mejilla.
Los ocho años que vivió junto con su maestro y Ginjirou en esa montaña lo habían protegido, y sin embargo, éste no era su mundo. No, era él quien no podía considerar este lugar como su mundo.
En el fondo, era Ensei el que era incapaz de romper el juramento que se había hecho a sí mismo. Una vez congelado, su odio nunca se derritió. Las frías tinieblas siempre estuvieron acechando en un lugar dentro de su corazón. Aunque intentó fingir que lo había olvidado, no lo hizo, hasta el último momento.
‘Lo siento, maestro, Ginjirou.’
Ensei, al no haberlos elegido, dejó la montaña y volvió a su mundo, junto con el odio del que no pudo deshacerse al final.
****
El maestro Nan estaba observando las estrellas en la cima del acantilado. Un lobo plateado le hacía compañía a sus espaldas, en silencio.
“Ginjirou, ¿por qué trajiste a Ensei aquí?”
Ese no era el verdadero nombre del lobo, pero casi todos lo llamaban así.
Luego de un momento, se escuchó una voz profunda.
‘… Porque daba lástima.’
Ésta era, en realidad, la voz del lobo plateado, la cual parecía como si, asombrosamente, saliera de la mente de alguien.
´Esa fue la primera vez que comprendí la clase de sentimiento que era la compasión, amo.’
“¿Qué te causó lástima de él –que se precipitaba hacia el asado de res tan pronto se despertaba, que se incendiaba el trasero y salía corriendo a gritos, se caía de cabeza al río, se hundía hasta el fondo y se desmayaba?”
‘… Si, es cierto. Aquella vez pensé que ese incidente era sólo una ilusión.’
Fue Ginjirou el que sacó a Ensei, que estaba agitándose en el agua, del río. Estaba asombrado de lo tonto que era el niño, y luego se dio cuenta de que sin querer, lo había salvado otra vez.
Sin embargo, ese incidente no fue una ilusión.
‘… Lo encontré justo antes de que él sufriera un colapso. Antes de colapsar, me pidió que yo recordara lo feliz que había sido, ya que él quizás lo olvidaría.’
En ese momento, Ginjirou fue testigo del momento en que el pequeño Ensei se sumergió en el odio.
Quizás habría sido mejor matarlo en ese entonces, Ginjirou siempre lo creyó, incluso ahora. De hecho, él había ido ahí para matarlo, a ese intruso que causó disturbios por días en la montaña, cuya aura inusualmente mortal hacía que hasta los animales salvajes retrocedieran. Después de salvarlo por capricho, Ginjirou no le prestó atención.
Pero el infante rescatado comenzó a llorar. Culpando a Ginjirou de salvarlo. Ahora tenía que seguir viviendo, el niño dijo.
‘Tengo que seguir vivo…’ Diciendo esto, Ensei se derrumbaba en silencio, como un cacharro haciéndose añicos.
‘Haberlo traído aquí… Tal vez lo lamento.’
“Ginjirou, en realidad, la vida de Ensei estaba destinada a terminar ese día.”
‘¿Será que yo… cambié todo eso?’
“No, siempre fue Ensei el que cambió el destino, llamándote y haciéndote cambiar de opinión. Su estrella del destino, el sol –el sol –puede iluminar y cambiar su entorno, pero nada puede cambiar al sol.”
Sin embargo, para ser exactos, la estrella del destino de Ensei estaba muy lejos de ser el sol.
Durante esos ocho años, Ensei desarrolló su fuerza a base de esfuerzo propio y una extraña obsesión por las espadas.
Al principio, se ponía pálido con sólo ver una espada, a lo cual seguían los temblores y vómito. Y aun así, tomaba la espada una y otra vez. Aunque sólo pasaba una pequeña parte del día practicando esgrima, le dedicaba cuerpo y alma cuando lo hacía, progresando a una velocidad milagrosa. A decir verdad, lo que había estado creciendo a pasos agigantados no era su destreza con la espada, sino su destreza para matar.
Cada que terminaba la práctica, se apresuraba a meterla debajo del pajar, le echaba un vistazo rápido y la alejaba de una patada. Sin embargo, él dormía cada tercer día en el pajar.
Es así como Ensei pasó esos ocho años.
La espada era, por así decirlo, una “enajenación” para Ensei –algo a lo que no podía renunciar por ninguna causa, aunque claramente él sabía que estaba mal y lo odiaba.
El maestro Nan estaba mirando al cielo estrellado. Había una estrella tenue parpadeando, como si sobreviviera con su último aliento.
“¿Es eso lo que está llamando a mi estudiante…?”
Así como Ensei había llamado a Ginjirou, alguien estaba llamando a Ensei. Si Ensei no abandonaba la montaña ahora, la estrella caería y Ensei no volvería a ver al dueño de esa estrella en toda su vida.
‘Es probable que Ensei vaya. Pero, ¿después, qué?’
‘Maestro… mi vista esta cegada por el color carmín, como un charco de sangre.’
Sólo una vez, Ensei había preguntado esto y llorado, porque no podía soltar la espada que tenía en la mano.
‘Sé que no está bien, estoy afligido. Pero, ¿qué más puedo hacer?’
Él sabía la respuesta, haber llegado angustiado estaba mal. El niño había pasado los últimos ocho años riendo bajo el sol; no obstante, su sombra había crecido y se había vuelto más oscura noche tras noche. ¿Quién podía decirle que estaba mal? Y, ¿quién le daría la respuesta “correcta”, una que fuera igual en peso a su corazón roto?
El maestro Nan no pudo responder a ninguna pregunta.
Sólo pudo hacerle una promesa.
‘… Si un día llegas a perderte a ti mismo, yo haré que duermas en paz con mis propias manos. Te enterraré al pie del árbol de ciruelo que está en tu casa, e iré a visitarte todos los días junto con Ginjirou, antes de que te conviertas en polvo.’
Ensei sonrió como si las cadenas de so corazón hubiesen sido rotas, bajó la espada y se quedó dormido.
“Pero si tú ya no estuvieras aquí, Ginjirou y yo estaríamos muy tristes.” Se dijo a sí mismo el maestro Nan.
Parte 2
“Ya veo, con que Sa Enjun-dono se ha movido…” En el grupo de los Satsujinzoku, en una sección del Monte Ryou, escuchando el reporte, un hombre estaba de pie solo y murmurando.
Chitasei , que ostentaba el tercer puesto en el grupo, y con una mente muy por encima del resto podía mover libremente los recursos en todas las direcciones, alzó la voz.
“Así que dices que, entre otras cosas, Sa Ejnun fue al Monte Ginrou, ¿qué con eso? ¿Qué tanto éxito crees que tendrá al haber ido al Monte Ginrou? En diez años, las tropas del gobierno no han hecho nada.”
El líder asistente, Meishou, miró a Chitasei con sumo sarcasmo. Llevaban diez años juntos y a Meishou aún no le agradaba ese hombre. Anteriormente, Meishou estaba a cargo de ejecutar sin ayuda, un plan diseñado. La cuestión es que Meishou fue hecho a un lado por la imperiosa voz del jefe Chougai. El caso es que a Meishou le fue imposible digerir el que él ocupara el tercer puesto al mando, pero sobre todo, eso era algo que su estómago no podía entender. La naturaleza de Chitasei era desconocida.
Sin embargo, quedaban pocos miembros en los Satsujinzoku, por lo que Meishou lo aprobó simple y llanamente hablando.
“En el Monte Ginrou, muchas veces ese grupo de gente representó un dolor de cabeza, impidiendo nuestros saqueos, aunque después de todo, enviamos una tropa pequeña, ¿no es verdad?”
Chitasei cerró sus ojos, poblados de largas pestañas. Prudentemente. “Entiendo.” Murmuró.
“… Te has puesto algo inquieto. Sinceramente, veo que no has descuidado la precaución.”
Ante el retiro de sumisión desesperada, Meishou se puso aún más irritado. Al final, aún más, lo que Chitasei hacía le crispaba los nervios. Por último, Meishou le lanzó de manera visiblemente descortés, un pergamino de bambú.
“Los reclutas de este mes.”
Viendo el grosor del pergamino, Chitasei frunció el ceño. Tal vez, hasta ahora, era la lista más gruesa.
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Fuente: http://hi.baidu.com/ruby_tuesday/item/5135bec0a0f28866f7c95d92
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OMG! Que triste, de verdad, con la personalidad de Ensei nadie podría siquiera imaginar que había tenido una experiencia así de traumatica o.O, bueno, de todas formas algo parecido sucede con muchos otros personajes tambien, como Seiran y Kouyuu :( Este Gaiden no lo había visto en ninguna parte, gracias por traducirlo, me alegra que no te hayas olvidado de la pagina... Lastima que aun no han traducido ni siquiera al ingles el final de la novela, pero bueno, tendremos que ser pacientes x'DDDDD
ResponderEliminarGracias a ti Etsuko-chan y a todos los que siguen este blog a pesar del tiempo...la verdad es muy alentador ver que aún siguen interesad@s en esta novela y que siguen llegando más y más nuevos afiliados!
ResponderEliminarAl respecto de este GAIDEN, aprovecho para comentar que no me habían dado muchas ganas de publicarlo no por falta de ganas, sino que esta es una traduccion de la traducción de la traducción jajaja... pero es en serio, esta es la versión de Baidu (China) que viene primero del japones-chino y del chino-ingles y finalmente la hice del inglés-español.... es por eso que puse mucho empeño en apegarme lo más posible al texto que se presenta para no deformar más la idea original, que la verdad no sé que tan fiel sea al japones... además de que me parece que le falta una tercera parte que no han traducido aún.
En fin, espero que les guste este aporte y sigan comentando!!
Besos!!