Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.
>ANTERIOR
Mientras los reportes eran traídos por mensajeros urgentes de cada provincia uno tras otro, las sesiones de emergencia de la corte continuaban día y noche consecutivamente. Sin embargo, desde que el mando del ejército fue transferido a Ou Ki, en realidad la toma de decisiones respecto a asuntos importantes gradualmente recayó en manos de Ou Ki y Son Ryouou.
“¿Entonces la Provincia Heki se ha vuelto como una zona aislada a causa de las langostas y los terremotos?... Todas las ciudades y la capital provincial están incomunicadas. La cadena de mando se ha esfumado, y probablemente la armada provincial y el pueblo están en estado de caos. –Oye, Kouki, ¡¿qué pasó con Kei Na-chan?!”
Kei Na-chan. Aunque Kouki frunció el ceño, no dijo nada. En vista del reporte que había sido enviado por uno de los inspectores antes, ni el mismo Kouki podía decir algo sarcástico.
“… El gobernador de la Provincia Heki, Kei Ka-dono, una vez que fue a recorrer la zona de desastre, y mientras estaba dando instrucciones, rescató a una madre y su hijo que quedaron atrapados en uno de los frecuentes terremotos, y cayó por un acantilado. Después hubo un deslave… Es decir que está desaparecido. Ya ha pasado medio mes, así que el informe dice que han perdido la esperanza de haya sobrevivido.”
Cayó un silencio, como si el agua hubiera salpicado el lugar. Esta vez, hasta los ojos de Ou Ki se abrieron por completo. Ni qué decir de la expresión endurecida de Kan Hishou y Kou Kijin, al igual que la del Ministro de Justicia, Rai Shunshin. El actual gobernador de la Provincia Heki, Kei Na, era un famoso oficial de la misma generación que Ou Ki y Son Ryouou. El que existieran tantos oficiales de la generación del Emperador anterior y cómo los jóvenes oficiales de la generación de los presentes Ministros hacían lo que les placía, se debía mayormente a que figuras importantes como Kei Na habían resistido cuando la presión aumentaba. Son Ryouou levantó la vista al cielo. Pese a que Kei Na se quejaba abiertamente de Ou Ki debido a su parcialidad, era la clase de vegete fastidioso que sin duda se presentaría en casa de Ou Ki sin invitación al volver a la corte, y refunfuñaría entre copas. A la mañana siguiente, el licor se habría terminado, y él partiría a su siguiente nombramiento. Sin embargo, su destreza como oficial era de primer nivel. En los viejos tiempos, independientemente de qué tan dura fuera la batalla, él siempre permanecía obstinadamente firme.
“… ¿Esto es en serio, Kei Na-chan? ¿Por qué te mueres en este maldito momento tan crucial? Sin duda el anuncio se retrasó. –¡Ustedes, mocosos, no se queden mirando a la nada porque Kei Na-chan murió!”
Como si volvieran en sí, Kou Kijin y el Secretario Kei se encogieron. El gran oficial Kei Na-chan había fallecido. Si, fallecido. Él ya estaba enterrado bajo un precipicio desde hacía medio mes. Era imposible que estuviera vivo. Pero, después de eso, ¿qué iban a hacer? El Secretario Kei de Finanzas estaba trastornado. Saltamontes, terremotos. ¿Había alguien que pudiera ocupar el lugar de Kei Na-chan en esta situación de emergencia? –
Son Ryouou capturó las expresiones de los altos oficiales de un vistazo y finalmente posó sus ojos en el Emperador, pero esto fue sólo por un instante, y entonces volteó hacia Yuushun y Ou Ki. Con quienes él había decidido con una mirada, que ‘podía discutir esto’.
“Reemplazar a Kei Na aún es una carga demasiado pesada para el joven vice gobernador. Él no puede hacerlo. –Kouki o yo iremos a la Provincia Heki.”
No obstante, Yuushun y Ou Ki lo descartaron al mismo tiempo.
“Eso no.”
“No.”
Mientras que todos lucían como si estuvieran tendiendo una pesadilla, sólo ellos tenían una expresión serena.
Ellos ni siquiera intercambiaron miradas, y fue Ou Ki quien repitió lo que había dicho antes.
“No. El jefe del Gyoshidai y el Ministro de Asuntos Militares simplemente no pueden abandonar la capital. Si Kouki, el jefe de investigaciones está ausente, eso incitaría una inquietud innecesaria entre los oficiales centrales. También, el puesto de Secretario de Asuntos Militares está vacante. Si tú, el Ministro, te vas, entonces el Ministerio de Asuntos Militares quedará vacío. Para un oficial civil que está por encima del ejército, estar ausente está fuera de cuestión. Los clanes Koku y Haku siguen agitados a causa del embargo del clan Kou. –Mantener el gobierno central bajo control. No podemos hacerlo sin ustedes dos.”
Rai Shunshin del Ministerio de Justicia, miró a Ki Kouki, quien estaba mirando hacia abajo. Su intención era ir, pero ahora lucía como si le hubieran clavado una garra. No obstante, Ou Ki tenía razón. Entre los altos oficiales, había dos que no podían ser fácilmente reemplazados. La historia era completamente distinta en los casos de Kou Reishin, Li Kouyuu y Ran Shuuei: era casi patético el cómo ahora su ausencia no causaba ningún daño.
“Pero, ¿hay alguien que pueda ir? No podemos dejar ir a Anju o a Yuushun. Seiga tiene habilidad, pero su rango es muy bajo. Nadie va a obedecer a un niño de veinte años de octavo rango. Especialmente la familia Heki.”
“No, hay alguien más competente. Su rango, edad y destreza están más allá de los reproches. Pero primero debo pedir la opinión del Primer Ministro Tei.”
Ante la mirada fija de Ou Ki, Yuushun asintió en silencio.
“Si, probablemente tengo la misma opinión que Ou Ki-dono. Además, ‘él mismo’ debe saberlo.”
Yuushun atrajo el abanico de plumas a su pecho, y miró directo a uno de los oficiales de alto rango.
“-Yo propongo al Secretario de Obras Públicas, Ouyou Gyoku, como gobernador en funciones de la Provincia Heki. Creo que está calificado.”
Hubo un escándalo. ¿El talentoso y joven oficial, Ouyou Gyoku como gobernador en funciones de la Provincia Heki?
No sólo Kou Kijin y Kan Hishou, sino también el Secretario de Finanzas Kei exclamaron impulsivamente ‘¡Eso no se me ocurrió!’ Ouyou Gyoku junto con You Shuu estaban clasificados como las dos estrellas del grupo de oficiales treintañeros aprobados por el examen. La extravagancia de su superior, Kan Hishou, era exhaustivamente perceptiva, pero siendo racional y con poder de decisión, él fue reconocido como un dotado y joven oficial por todos en el gobierno central. Tampoco había riesgo de que se rompiera la espalda yendo de aquí para allá. Y por sobre todo, en la Provincia Heki, el clan Ouyou, sirvientes del clan Heki, era un linaje respetado. Todos los subordinados del gobierno provincial obedecerían a Ouyou Gyoku.
“Normalmente no aceptamos nombramientos para gobernadores de sus propios lugares de origen a menos que existan circunstancias excepcionales, pero esta es una emergencia. Dado que tú conoces la geografía, eso será conveniente para dirigir el desastre. Buscaremos la aprobación del Gyoshidai y del Ministerio de Asuntos Civiles en este momento.”
Ou Ki echó una ojeada a los altos oficiales con un gesto frío.
“Por sus caras, podemos tomar la decisión ahora. Todos los ministros, secretarios, jefes y suplentes de diversas secciones están presentes. Si la mayoría accede, entonces podemos nombrarlo ahora como gobernador en funciones de la Provincia Heki. Luego, podemos consultar directamente con el Gobernador de la Provincia Heki acerca del desastre, y entonces el partiría inmediatamente después. Así no perderemos tanto tiempo. Le daremos el nombramiento oficial después.”
El Secretario Kei estaba internamente conmocionado. En ese lugar, Ou Ki y Tei Yuushun estaban conversando a un nivel diferente. Quizás si consideraba un poco más las cosas, el Secretario Kei habría llegado a la misma conclusión. No obstante, aquí él percibía dolorosamente lo mucho que esa ‘pequeña’ diferencia significaba para un oficial. Al mismo tiempo, eso ponía en claro ‘cuánta diferencia’ hacía el simple hecho de que Tei Yuushun fuera el primer ministro. La extraordinaria e intensa claridad de visión de Tei Yuushun y las eminentes cualidades de Ou Ki, las cuales el Emperador había ignorado hasta ahora, irónicamente brotaban hacia la superficie cual agudo alivio. Al mismo tiempo, de la misma forma, la figura del Emperador quedaba fuera de lugar.
Hasta ahora, Yuushun también había tenido en cuenta la opinión del Emperador y pedido su opinión hasta cierto límite, pero esta vez no lo hizo. Como si estuvieran en una carrera contra el tiempo para tomar decisiones, todos los procedimientos de informar formalmente al Emperador, fueron drásticamente acortados. Pese a que esto molestaba al Secretario Kei, él también pensaba honestamente que sería inconveniente para ellos ser interrumpidos con comentarios irreflexivos. Además, las palabras del Primer Ministro reflejaban los pensamientos del Emperador. La excelencia en un primer ministro, era señal de un monarca supremo.
El problema no era ése… O no debía serlo.
¿Entonces por qué parecía todo lo contrario?
Tei Yuushun era demasiado perfecto. Tiempo atrás, alguien había murmurado eso de él. Tan excelente, que se eso se había convertido en su maldición, ya que hacía parecer a sus superiores como ineptos, decía la gente de Yuushun. En ese tiempo, él no había entendido lo que eso significaba, pero en el presente, lo comprendía… Pensándolo bien, fue inmediatamente luego de eso, que fue degradado y enviado a la Provincia Sa.
Son Ryouou gruñó. Él creía que sólo podían ser Kouki o él. Y ellos no sólo se habían opuesto, sino que habían ideado un plan. En esta corte desprovista de personal. Son Ryouou miró a Ouyou Gyoku.
“Oye, Ouyou Gyoku, ¿qué vas a hacer? Cambiar de Secretario de Obras Públicas a Gobernador de la Provincia Heki es un gran salto de rangos, pero ser el reemplazo de Kei Na es diferente. El gobierno de la Provincia Heki está habituado al mando de Kei Na. Él era uno de los mejores oficiales del país. Honestamente, ahora es imposible que tú lo reemplaces. Es muy pronto. Aunque no es demasiado tarde.”
En ese momento, los inexpresivos ojos del Secertario Ouyou se movieron pro primera vez, y dirigió la mirada a Son Ryouou. Aunque Yuushun había propuesto nombrarlo, la expresión del Secretario Ouyou no había cambiado en absoluto.
Eso significaba que aunque estaba sorprendido, no estaba conmovido.
“Deberías pensar que tu amada y hermosa ciudad natal ya no lo es. Está llena de tejados rotos, muertos y heridos, gritos y llantos, saltamontes, terremotos, deslaves e incendios. Pero se les ha agotado la comida, las medicinas y los doctores. Si vas ahí portando anillos y arcillos, te arrancarán los dedos y oídos. Tendrás que repartir la escasa comida que hay entre la gente, y tostarás saltamontes todos los días para comerlos con sal. Correrás de un lado a otro sin pausas o descanso. Serás tú quien sea el apoyo de los oficiales y el pueblo en situación de caos después de la muerte de Kei Na. ¿Puedes hacerlo? Si no puedes, no vayas. No hay tiempo. Decide aquí y ahora. -¿Vas a ir?”
A la vez, los ojos de todos voltearon hacia el Secretario Ouyou. Su superior Kan Hishou también observaba al Secretario Ouyou, que estaba sentado a su lado.
El Secretario Ouyou suspiró una vez. Al mirar a su buen amigo You Shuu, éste lo miraba sólo con sus ojos, empujando hacia arriba sus gafas con el dedo índice. Ese era un hábito de You Shuu cuando trataba de no reír. –‘¿No es demasiado tarde?’
“… ¿Estás diciendo que yo también debo trabajar duro, Ministro Son?”
“Kan Hishou es tu superior, por eso estás disfrutando de un empleo fácil. Los contemporáneos tuyos y de You Shuu son gente talentosa y joven, pero no de lo mejor. Pero ahora es el momento. Ustedes dos están a la cabeza de la siguiente generación. Ustedes tienen la destreza que mandaría a volar a la generación de los ministros. Desarróllense de aquí en adelante. Tener tiempo libre de sobra es un privilegio reservado para los viejos como yo que envejecen dignamente. Chico. Es muy pronto para ti.”
La peculiar virilidad de Son Ryouou y su relajada sonrisa dibujándose en sus labios. Él era casi el único que podía sonreír en un momento así. Entonces con una sola de esas amplias sonrisas, él fue misteriosamente capaz de tranquilizar el lugar.
“Tu amas tu ciudad natal. Todos los días rondabas por ahí con una cara pálida como la de un kyonshi [ver nota]. Si sigues pensando en la provincia Heki día y noche, entonces ponte a trabajar. En este momento no puedes reemplazar a Kei Na. Pero si estás tan desesperado, es otro cuento. De verdad, no podría haber un gobernador de la Provincia Heki más formal. Demuéstranos que puedes convertirte en alguien como Kei Na. –¿Cierto, Yuushun, Ou Ki?”
Yuushun sonrió irónicamente. Él realmente había dicho todo, sin olvidarse de las partes buenas. Sin embargo, tal vez era bueno que Son Ryouou dijera eso. En realidad, Son Ryouou había abordado bien los puntos difíciles y los había mencionado para él.
“Si, es como dices. –Luego de eso, todo depende del Secretario Ouyou.”
Siguiendo a Yuushun, Ou Ki volteó su serena mirada hacia Secretario Ouyou.
“¿Qué es lo que vas a hacer Secretario Ouyou? ¿Vas a ir?”
Ouyou tocó los lóbulos de sus orejas como si éstos le irritaran mientras permanecía en silencio. Luego removió de ambos oídos sus bellamente elaborados arcillos, los cuales tintinearon claramente, con un ademán ya habitual. Enseguida, se quitó los brazaletes y todos sus anillos, y los puso sobre la mesa. Su jefe, Kan Hishou, abrió los ojos con sorpresa. Ouyou Gyoku siempre iba bien vestido, hasta el punto de ser un fastidio, y sin importar la ocasión, siempre portaba anillos o arcillos, pero ahora lo estaba viendo por primera vez sin una sola joya encima.
Ahora que Ouyou Gyoku se había despojado de todos los accesorios que portaba, lucía más intrépido de lo usual.
“…Esto lo hago porque sería problemático si me arrancaran los lóbulos de mis oídos o mis dedos.”
Murmurando esto con sobriedad, Ouyou Gyoku entonces levantó el rostro. La persona a la que él respondía no era a Ou Ki, sino al Emperador.
“No soportaría que una persona vulgar como mi superior fuera enviada a la Provincia Heki. –¿Hay alguien más aparte de mí? Desde el principio, mi intención era ir. Su Majestad, ¿me dará su permiso?”
Los ojos con los que Ouyou Gyoku miraba al soberano estaban sumamente serenos, y él pronunció esto con un gris y metódico tono de voz. Desde el momento en que estalló la plaga de langostas, él se había comportado así. Simplemente se trataba de una superficial cortesía, disimulando una interna falta de respeto. Eso era comprensible. Los terremotos eran otro asunto, pero en cuanto a las langostas, era muy posible que ellos pudieran haber sido advertidos por Ryuuki desde el inicio de su reinado. El Emperador sólo dijo con una insignificante voz: “Doy mi permiso.”
Yuushun afirmó y enseguida miró a You Shuu y a Ki Kouki.
“Entonces, en este momento, si el Ministro de Asuntos Civiles y el jefe del Gyoshidai dan su consentimiento especial, daremos paso al nombramiento.”
“Es una emergencia. El Gyoshidai lo considerará como una excepción especial.”
Kouki respondió de inmediato, y You Shuu puso una mano a un lado de sus gafas.
“Está bien para el Ministerio de Asuntos Civiles también. Hasta que la muerte de Kei Na-sama sea confirmada, lo reconoceremos como gobernador en funciones. Dado que este es un nombramiento temporal, podemos que ocupe el cargo de Secretario de Obras Públicas simultáneamente. Mientras está ausente, el Ministro Kan decide si ese puesto debe permanecer vacío como en el Ministerio de Asuntos Militares, o si alguien más será nombrado como Secretario de Obras Públicas en funciones.”
“ –Nah, no es necesario. Déjenlo vacío.”
Kan Hishou respondió con facilidad. You Shuu asintió levemente.
“Entonces, se quedará vacío. Dado que no se ha determinado si Kei Na-sama está vivo o no, y es incapaz de llevar a cabo sus deberes oficiales, aceptamos el nombramiento especial del Secretario Ouyou Gyoku como Gobernador de la Provincia Heki. Sin embargo, si Kei Na-sama apareciera y regresara, entonces creo que deberá devolverle su puesto y trabajar como su ayudante hasta que Kei Na-sama lo envíe de vuelta.”
Mientras medio escuchaban la respuesta de Yuushun, Ou Ki y Son Ryouou estaban rememorando algo. Al parecer You Shuu también había escuchado las anécdotas de juventud de Kei Na.
“… Con Kei Na-chan nunca se sabe… porque él es ‘Mala Suerte Kei Na’…”
“… Después de que todo acabó, Kei Na apareció y fue apaleado por una pandilla… y la gente pensó que había muerto siete veces seguidas, así que le hicieron un funeral, y entonces el entró, justo cuando estaban juntando las cenizas…”
“Ellos pensaron, ‘¿Qué es esto? Esas cenizas…’” Yuushun tosió y rápidamente Ou Ki y Son Ryouou cerraron la boca. Si, ellos no deberían alborotar a los jóvenes que estaban deprimidos con la muerte de Kei Na. Además, ellos sabían seriamente que era imposible que Kei Na estuviera vivo. Aunque él había sobrevivido a tantas feroces batallas, el que él muriera salvando a una madre y su hijo… Ellos no creían que fuera una forma adecuada de morir para Kei Na.
Tal vez la hora de la muerte estaba próxima. Son Ryouou de pronto sintió eso. Él estaba pensando que si el tiempo de morir para Kei Na había llegado, entonces tanto él como Ou Ki podrían morir también. En un abrir y cerrar de ojos, ellos habían alcanzado la edad en la que la muerte no era una sorpresa. Cuando era joven, nunca imaginó que moriría. La muerte de Kei Na puso frente a sus ojos de golpe una vez más la idea de que el tiempo que le restaba era corto. Si, el tiempo era corto. Incluso el tiempo para soñar.
“-Entonces, el plazo será hasta la primavera. Contaremos los votos de los ministros, secretarios, jefes y suplentes de cada sección ahora.”
Ante la voz de Yuushun, la atmósfera relajada se tensó una vez más, como si le hubieran dado cuerda. Pese a que su tono de voz era apacible, era como una fría navaja en el cuello de alguien. Esta vez, el Secretario Kei notó algo extraño. Su impresión sobre él de ser una persona tranquila y dócil, por un segundo se agitó. ‘Demasiado perfecto’. ‘Demasiado capaz’. Si, estaba mucho más allá que el ‘Tei Yuushun’ que el Secretario Kei había conocido hasta ahora. Entonces, ¿qué había sido de esa persona que conoció hasta ahora? Él terminó pensando tantas cosas raras.
“Si accede más de la mitad, entonces reconoceremos a Ouyou Gyoku-dono como Gobernador temporal de la Provincia Heki. –Bien, alcen las manos.”
Uno por uno él contó las manos levantadas, y cuando superaron la mitad, Yuushun miró a Ouyou Gyoku.
“-Dado que hay mayoría de votos, Ouyou Gyoku-dono ha sido nombrado Gobernador en funciones de la Provincia Heki. Toda la autoridad relativa a la Provincia Heki te ha sido transferida. Entonces, Ouyou Gyoku-dono, si hay algo que quieras decir de aquí en adelante como Gobernador de la Provincia Heki, por favor no lo dudes.”
Ouyou Gyoku respondió sin el mínimo retraso, como si siempre lo hubiera estado pensando.
“Hay muchas cosas que quisiera decir, pero primero, solicito el envío inmediato del ejército central. Debido a los frecuentes terremotos, todas las zonas han sido incomunicadas por los deslaves de tierra. Por favor, envíen al ejército central para restaurar las rutas de transporte lo más pronto posible.”
Hubo un pequeño murmullo. También lo hubo cuando Ou Ki solicitó el derecho para disponer del ejército a causa de la plaga de langostas, pero llamar al ejército para algo más aparte de la guerra o el pillaje, hasta ahora había sido impensable. Enviar al ejército a llevar ayuda para el desastre-
Incluso si hubieran mantenido la boca cerrada frente al venerado Ou Ki, ellos empezaron a murmurar críticas en contra del todavía joven Ouyou Gyoku. Pero él cruzó los brazos y los rechazó con una falta de expresión que rayaba en la arrogancia.
“Cuando hubo una epidemia en la Provincia Sa, Kou Shuurei solicitó que la Armada actuara como resguardo para los médicos de la corte, ¿cierto? Ya hay un precedente de ellos llevando a cabo encargos. ¿Cómo pueden permitírselo a una jovencita y no a mí? Es necesario, así que en este momento, no importa si se trata de un ejército pasado de moda y sin ningún sentido de la estética, por esta vez cerraré los ojos y tomaré prestado el ejército para la tarea. –Si alguien tiene problema con eso, díganlo en mi cara.”
El lugar se paralizó ante esa última frase amenazante. Su superior, Kan Hishou y su amigo You Shuu, apartaron la vista. Había pasado mucho tiempo desde que se había comportado así. No había nadie que pudiera parar a Ouyou Gyoku cuando se ponía así.
“Es normal que no haya quejas. Bueno, tomaré prestado al ejército. Ordenaré que se adelanten de inmediato a la Provincia Heki. Ministro Son, por favor déme un ejército que cumpla mis órdenes al pie de la letra, que sepa qué hacer cuando yo esté ausente, cuya disciplina sea hermosamente ordenada hasta el mínimo detalle, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, se inmiscuya en conductas inapropiadas, y también, agregue un general apuesto cuyo nombre sea conocido en la Provincia Heki.”
Son Ryouou, quien supervisaba al ejército, estaba boquiabierto. ¿Qué pasaba con ese hombre despiadado?
“… Espera un momento, Tama-chan [ver notas]”
“¿A quién le dices Tama-chan? No soy el gato del vecino. Hacer a un lado el asunto llamándome Tama-chan, ¿estás diciendo que es imposible, Ministro Son?”
“—No es necesario que sean apuestos, ¡¿cierto?!”
“Sería mejor si lo fueran. Tama-chan ataca con todo.”
“¡Lo siento! ¡Además, ¿no sería exótico un ejército de hombres bellos?! Ya veré yo si es necesario.”
Ouyou Gyoku alzó las cejas con sorpresa. Después de tres compases de silencio, puso una cara como si estuviera sonando la lengua de desilusión. Todos los presentes gritaron para sus adentros ‘¡¿Se está dando por vencido?!’. No obstante, Tama-chan presionaba demasiado.
Ouyou Gyoku, cautelosamente, preguntó una vez más.
“… ¿Todo menos belleza? ¿Y que no sean demasiados?”
“Si. Estoy de acuerdo en que sea un pequeño ejército de élite. Ahora mismo, el ejército de la Provincia Heki debe estar en un enorme caos. Si no existe un general con la capacidad de darles órdenes y subyugarlos y un ejército ‘disciplinado bajo cualquier circunstancia’, esto tendría el efecto contrario. Sólo te estorbarían. Probablemente lo dijiste porque era necesario. Comprendo.”
Por sólo tres segundos o menos, la cara de Ouyou Gyoku se relajó ligeramente. Aunque internamente se sentía algo decepcionado por dejarse llevar esperando demasiado, un gesto de satisfacción apareció en su rostro.
Mientras Son Ryouou estrujaba su mentón, fijó los ojos en Yuushun y en el Emperador, como si buscara algo.
“… Si no es necesario que sean apuestos, tengo un plan para reunirlos a todos. –La Guardia Imperial. Un imponente general, como Haku Raien o Koku Yousei, pueden conducir un pequeño escuadrón, enviado por adelantado, y viajar día y noche a la Provincia Heki. Por su apellido y hazañas, ellos son los dos mejores generales del país, los mejores escoltas de esta tierra. Su Majestad tiene mucha confianza en ellos también. Con esa reputación, con sólo acudir, calmarán las cosas como por arte de magia… Sin embargo, será necesario el permiso de su Majestad y el Primer Ministro.”
“–¡Esperen un momento, por favor!”
La persona que gritó esto fue, inesperadamente, Kei Yuuri, el Secretario de Finanzas. Su superior, Kou Kijin, lo miró con sorpresa. Era sumamente raro que el Secretario Kei abriera la boca en relación a cuestiones militares.
“… Sé que esto es necesario. Sin embargo, tengo algunas reservas. Actualmente, el mando de la Armada está en manos de Ou Ki-dono. Tomando en cuenta esto, ¿pueden los dos generales de la guardia imperial marcharse del lado de su Majestad?”
Ryou Anju, que había estado callado hasta ese momento, ahora empezó a hablar con serenidad por primera vez.
“Vamos, vamos… Secretario Kei, ¿qué reservas tienes? Aunque tu pregunta sugiere que estás levantando algunas sospechas bastante groseras contra mi superior.”
El Secretario Kei había decidido. Era irremediable, su apellido no pertenecía a una familia célebre. Lo único que podía perder era su trabajo. No le importaba vivir en la pobreza, siempre que fuera con su amada esposa e hijos. No, tal vez a su familia sí le importaría. Pero lo haría de todas maneras.
El Secretario Kei devolvió la mirada a Ryou Anju con una expresión muy seria, sin la mínima sonrisa.
“–Estás diciendo algo extraño, vice-Canciller Ryou. Eres tú quien está hablando en una forma que sugiere que estás levantando sospechas sobre algo escandaloso.”
Por un momento, el silencio se hizo impactante. Todos se quedaron inmóviles.
Kei Yuuri había buscado pelea de frente con Ryou Anju.
Era imposible que no supiera lo que les había pasado a los oficiales que hicieron eso en el pasado. El hígado de Son Ryouou también se congeló en ese momento. Cómo era posible que ese simple y afanoso Kei Yuuri –no Kou Kijin o Kan Hishou, sino él –nadie habría imaginado que sería él quien plantara cara a Ryou Anju con una mirada feroz.
Ryou Anju sonrió, con una sonrisa extremadamente feliz.
“… Entonces, Secretario Kei, ¿estás diciendo que debemos ignorar al pueblo de la Provincia Heki?”
“No estoy diciendo eso. Si esa es la mejor manera, no me opondré, al final, a que se envíe a la guardia imperial o a los ejércitos de los generales a la Provincia Heki. Únicamente la Guardia Imperial está ligada directamente al Emperador, y ellos constituyen el último escudo para protegerlo. En el ejército central, también existen los Dieciséis Centinelas, y todos ellos son militares superiores que rivalizan con la Guardia Imperial. Normalmente, podríamos considerar si podríamos enviarlos. Lo que no entiendo es por qué se sugiere enviar por adelantado a la Guardia Imperial. De hecho, creo que es bastante extraño que ninguno de los presentes exprese alguna reserva acerca de apartar del lado de su Majestad a las figuras más importantes que lo protegen.”
Él pronunció esto categóricamente, con claridad, sin vacilaciones.
Ryou Anju y Ou Ki, junto con los muchos oficiales que se habían distanciado de Ryuuki, miraron con ojos entrecerrados a Kei Yuuri, pero comenzando con el Ministro de Ritos Rou, poca gente asintió claramente o elevó sus manos en aprobación. No obstante, aquellos eran escasos, y el lugar estaba enteramente lleno de importantes ministros que apartaron la mirada.
Ryuuki lentamente abrió los ojos y luego bajó la cabeza. Yuushun dio un vistazo a las expresiones que había en la habitación detrás de su abanico. Entonces, por primera vez desde que comenzó, él pidió la opinión de Ryuuki.
“… Ahora, permítanme pedir la opinión de mi Señor. ¿Qué piensa?”
Luego de un corto silencio, Ryuuki respondió con una respuesta casi igual de corta.
“… Yuushun… lo que tú creas que es mejor. Lo dejo a tu parecer.”
Ante esa respuesta, que era igual que ‘pasar la pelota’, los oficiales importantes, aunque fue por pocos segundos, pusieron varias expresiones –o perdieron toda expresión en el rostro. Ryuuki no podía ver la cara de Yuushun, así que no supo qué cara estaba poniendo en ese momento.
Medio segundo antes de que Yuushun abriera la boca, pareció haber una pausa, pero esta fue muy corta, así que debió tratarse sólo de la imaginación de Ryuuki. Él sólo pudo sentir que Yuushun sencillamente asintió, junto con su abanico.
“Como desee, mi Señor. Entonces, esto es lo que creo. –Lo que dice el Secretario Kei es muy razonable. No obstante, en este momento, concuerdo con la opinión de Son Ryouou. También creo que sería mejor enviar a la Guardia Imperial y a los grandes generales.”
Él había rechazado la opinión de Kei Yuuri, y aceptado la de Son Ryouou.
“Entonces, la primera división ha sido decidida. Entonces, cuando ellos los vean, la capital provincial y el pueblo pensarán ‘estamos salvados’, y de ahí en adelante, la carga para el Gobernador de la Provincia Heki será completamente distinta. Entre más grande la fanfarronada, mejor. El estandarte de la Guardia Imperial por sí solo tendrá un efecto dramático. Esto representa ‘la ayuda del Emperador’. La habilidad de la Guardia Imperial también es impecable. En el primer grupo, enviaremos a los soldados de la Guardia Imperial. La selección estará a cargo del Ministro Son. Los Dieciséis Centinelas conformarán la segunda división.”
Después de que el Emperador dijo ‘Lo dejo a tu parecer’, esto se había convertido en una orden que nadie podía revertir. Los altos oficiales que estaban en desacuerdo, empezando por el Secretario Kei, no tenían margen para decir nada. Y Ryuuki tampoco.
Ouyou Gyoku dejó salir el aliento que estaba conteniendo. Él notó que inconscientemente estaba cerrando los puños. Si, Ouyou Gyoku también había pensado ‘con esto, ellos se salvarán’. En este momento de gran emergencia, ¿cuánto le asignarían a él –a la Provincia Heki? La Guardia Imperial. Ouyou Gyoku estaba conmovido de que el Emperador y el Primer Ministro accedieran a eso. No obstante, por fuera, él inclinó secamente la cabeza. Aún quedaba un asunto importante.
“Gracias. Sin embargo, aún me queda una enorme inquietud y me gustaría consultarles al respecto. –Y es esta: ¿enviarán provisiones de alimentos a la Provincia Heki?”
La cifra de tensión en la atmósfera de ese lugar se incrementó.
Ya habían llegado informes de que las cosechas en la Provincia Heki, el origen de la plaga de langostas, habían sido arrasadas en general por toda la región. De no actuar ellos, ese invierno, las muertes por inanición excederían a las muertes por los terremotos. Por supuesto, lo mismo pasaría en la Provincia Kou. El pueblo de la Provincia Kou especialmente, era como las langostas, como la tormenta negra, de haberse comido todo sin dejar un solo tallo, no aceptarían compartir sus reservas con las otras provincias. La Provincia Shi igual, porque aunque ahora los saltamontes se dirigían volando a la Provincia Kou a causa de la dirección del viento, era sólo cuestión de tiempo para que su dirección cambiara.
Pero Ouyou Gyoku necesitaba decirlo de todas formas.
“En la Provincia Heki, el lugar donde comenzó la plaga, no hubo tiempo de lidiar con ella, pero existe la posibilidad de que la Provincia Kou y Shi hayan almacenado algunos suministros. Especialmente considerando la producción de la Provincia Kou, donde una décima parte equivale a la cosecha de varios años de la Provincia Heki. –No obstante, incluso en ese caso, ¿creen que la Provincia Kou esté dispuesta a enviar suministros a la Provincia Heki? ¿Y la Provincia Shi? Suponiendo que el Gobernador de la Provincia Kou conteste que no tienen provisiones extra, me gustaría preguntarles claramente aquí y ahora, ¿qué posición tomará el gobierno central respecto a la Provincia Heki?”
Ouyou Gyoku dijo esto objetivamente, palabra por palabra, y su discurso resonó claramente por todo el lugar.
“Antes, el Ministro Son dijo que iría y respaldaría al pueblo. ¿Hasta cuándo será eso?”
Al llegar el invierno, las langostas hibernarían para sobrevivir al frío. Pero en la Provincia Heki no había provisiones de comida que permitieran a la gente sobrevivir el invierno. Dado que los graneros para el tributo anual se habían llenado de grietas, las puertas fueron abiertas, y los enjambres de saltamontes los atacarían terminándoselos, incluso las semillas para la siembra del siguiente año habían sido comidas. Ahora que Kei Na había muerto, si Ouyou Gyoku no sacaba algo de aquí, la gente de la Provincia Heki moriría una tras otra como árboles marchitos ese invierno.
Ouyou Gyoku miró a su alrededor con mirada firme, como nunca antes.
Todo había recaído en sus hombros.
-Él no podía echarse para atrás.
“Aguantar está bien. Si ustedes piden apoyo, eso haré, aún a costa de mi vida. Sin embargo, eso es si existe la garantía de que yo espere y envíen ayuda del gobierno central. Así, hasta que yo reciba clara evidencia, en vez de promesas vacías, no tengo intención de moverme de este lugar. Se los anticipo, por favor no den excusas ridículas como ‘eso depende de la Provincia Kou’, o ‘depende de las langostas’. Lo que estoy preguntando es ¿qué medidas pretende tomar la corte? Me gustaría saber eso aquí y ahora.”
Era una cuestión que golpeaba directo al centro de la controversia, sin dejar una sola ruta de escape.
Ouyou Gyoku miró a su alrededor y finalmente, por un momento, miró al Emperador. Con una mirada vacía e indiferente.
La vista de Ryuuki flaqueó violentamente. Lo que él en verdad esperaba, no era la respuesta de la corte. Él sintió que todo estaba comprimido en ese instante. Pese a ello, sin embargo, Ryuuki no encontró una respuesta. Ni una sola. Era como si estuviera vagando en una neblina espesa, en la que no distinguía más allá de dos pasos adelante. Hasta el punto en que no podía recordar cómo es que fácilmente daba respuestas hasta ahora.
Yuushun sólo esperó medio segundo más que Ouyou Gyoku, y su mirada se trasladó hacia el Emperador. Sin embargo, en ese medio segundo, el doloroso y pesado silencio se hizo más pesado en el lugar, como la niebla. Entonces, alguien dio golpecitos con el dedo en el escritorio.
“-Yo haré algo al respecto, Ouyou Gyoku. Ése es mi deber.”
No sombría ni condescendientemente, como si esa fuera una de sus decisiones acostumbradas. Ése tono de voz, indiferente, sin mucha emoción, siempre sonaba frío e inaccesible. No obstante, con esa sola frase, la pesada masa que estaba hundida en ese lugar, se sentía como si se hubiera aligerado. Ou Ki una vez más se dirigió a Ouyou Gyoku, cuyas elegantes cejas no se habían relajado.
“Anteriormente, el Emperador me confió las medidas para combatir a la plaga de langostas. Probablemente, yo soy el que tiene que responder a tu pregunta.”
“… Ustedes dijeron que harían algo.”
Ouyou Gyoku repitió esto con cautela. Puede que lo dijera en un tono de voz más severo del necesario, como para no permitirse bajar la guardia antes de escuchar la respuesta. No obstante, Ou Ki no haría una promesa imprudente a la ligera.
Ou Ki asintió con un gesto casi cortés, bajando el mentón.
“Aunque fue tarde para la Provincia Heki, probablemente en las Povincias Kou y Shi, la plaga de langostas –pese a que es una carrera contra el tiempo –no ocasionará una destrucción total. Por lo menos, este año. Además, cuando realmente llegue el invierno, los saltamontes hibernarán. El conflicto es, hasta entonces, ¿qué tanto de la cosecha se puede salvar? Por esa razón, ahora, Sai Rin, la esposa del Primer Ministro, está colaborando con el Ministerio de Obras Públicas día y noche.”
“¡¿Qué?! ¡¿El Ministerio de Obras Públicas?! ¡Oye, espera un momento, Ministro borrachín! ¡Yo no estaba al tanto de todo esto!”
Las cejas de Ouyou Gyoku se erizaron de ira, y los ojos del Ministro Kan iban de un lado a otro, como si estuviera incómodo sentado ahí.
“Secretario Ouyou, fui yo quien le pidió discreción al Ministro Kan. No podíamos estar seguros de que conservaras la calma respecto a lo que está pasando en la Provincia Heki, y mientras más supieras, más habrías perdido la compostura. La impaciencia de los que están directamente involucrados aumenta el malestar. Si presionaras a los oficiales del Ministerio de Obras Públicas más de lo necesario, se volvería un problema. Yo les pedí que no te dijeran. No obstante, ahora que eres el nuevo Gobernador de la Provincia Heki, por supuesto que eso cambia.”
“…”
Ser informado de esto de manera tan lógica era exageradamente irritante. Él deseaba montar en cólera, pero por naturaleza era una persona del tipo racional, así que aunque deseara enfadarse, no podía. Y tampoco hizo ningún escándalo. El no haber notado que su superior, que era terrible para guardar secretos debido a su candidez, estaba ‘ocultando algo’ era de por sí, señal de que su ánimo estaba bastante extraño.
“Todavía no sé hasta qué punto podrá suprimirse el daño en la Provincia Kou. Pero, independientemente del tamaño que éste tenga, yo garantizo que habrá provisiones para la Provincia Heki… Además, probablemente Kei Na ya ha hecho algunos preparativos en alguna parte.”
“¡¿Eh?!”
Son Ryouou empezó a reír con los brazos doblados, ante el grito de absoluta sorpresa de Ouyou Gyoku.
“Sip. Tranquilízate un poco, Tama-chan. El Gobernador de la Provincia Heki era Kei Na. Él era un viejo extraño, pero no un simple viejo. Era un político de primera. El vice Gobernador todavía es joven, y ha estado presenciando desastres inesperados unos tras otros, y luego el confiable Kei Na muere de pronto. Su mente ya debe estar toda revuelta. Cuando yo era Gobernador de la Provincia Ran, Ou Ki testarudamente me instó a que me preparara. Probablemente Kei Na también los hizo en algún lado. Además, los inspectores del Gyoshidai también fueron enviados a revisarlos periódicamente durante sus rondas, y dar instrucciones para su mantenimiento, ¿cierto, Kouki?”
“Ah, si… Ése fue uno de los puntos importantes cuando yo asumí el Gyoshidai después de Ou Ki-sama… dono. Hice que los verificaran periódicamente, los reemplazaran, y construyeran paso por paso…”
Inusualmente, Kouki embrollaba el final de sus palabras, y miró a Ou Ki de manera inquieta, aunque apenas levemente. Era únicamente cuando Kouki se dirigía a Ou Ki, que su actitud insensible se desvanecía.
Esta vez, Son Ryouou también estrujó su barbilla, poniendo la misma cara.
“… Ou Ki, incluso si esas cosas están como siempre, ¿servirán contra los saltamontes?”
Ante este susurro suspicaz, Ou Ki, irritado, se rascó la sien. Él evitó levemente su mirada.
“… No, honestamente, no lo sé.”
“¡¿Cómo?! ¡¿Que no lo sabes-?!”
“Estaba preparado hace algunas décadas, pero aquella vez, no hubo plaga de langostas. Ahora, por primera vez, probaremos hasta qué grado es en verdad efectivo… Pero debería funcionar. Yo fui al sur y lo comprobé con mis propios ojos… y también lo corrobora una fuente de información distinta…”
Con estas últimas palabras, su expresión se oscureció levemente, pero los que lo notaron se podían contar con los dedos de la mano. “Más tarde deberías pedirle una descripción al Gyoshidai. De cualquier forma, aunque Kei Na haya hecho preparativos, éstos deben estar al nivel apenas de una emergencia provisional. La asistencia del gobierno central es necesaria. Dado que los almacenes públicos almacenaron provisiones de alimentos y materiales durante el embargo, deben ser enviados como ayuda.”
“… Probablemente no sólo sea a la Provincia Heki.”
Ante la lúgubre voz de Ouyou Gyoku, Ou Ki asintió honestamente.
“Es correcto. Considerando las condiciones actuales, aunque enviar asistencia a la Provincia Heki es de máxima prioridad, no podrá ser sólo a la Provincia Heki. Debido al embargo del clan Kou, las provisiones invernales de alimentos que permitirían a las Provincias Koku y Haku sobrevivir el invierno, siguen bloqueadas. El gobierno central debe actuar para enviar ayuda a las provincias del norte, igual que le envía ayuda a la Provincia Heki. Ya que está proyectado que las Provincias Shi y Kou recibirán gran daño ocasionado por la plaga de langostas, la aportación para las dos provincias norteñas debe ser extraída de los graneros públicos. Las provisiones para los ejércitos enviados a las Provincias Heki y Kou también deben ser sacados de los graneros públicos, y así, aún si se usan racionadamente… Como ustedes temen, en un santiamén, se quedarán vacíos.”
Pese a que una ola de inquietud y perturbación recorrió las caras de los ministros, ellos lo comprendían claramente.
Mientras contemplaba esto, Ou Ki se frotó las sienes levemente, con una amable y serena expresión.
“No obstante, les diré que he reflexionado sobre otras muchas posibilidades. Como sería inoportuno elevar extrañas expectativas, no las explicaré con detalles. Porque yo, y probablemente el Primer Ministro Tei, creo que otras personas podrían verse afectadas. Los graneros públicos no son un recurso confiable, sino que debemos considerarlos como una mera salida. Existen otras estrategias. Porque entiendo la inquietud del Secretario Ouyou como Gobernador de la Provincia Heki, posteriormente debería preguntar al Primer Ministro.”
Ya que entonces era él el blanco de una ola de miradas sorprendidas, Yuushun sonrió sarcásticamente.
“… Ou Ki-dono… ya has levantado la suficiente cantidad de expectativas… aunque yo sigo sin estar seguro todavía.”
“Es inevitable. Yo tampoco tenía intención de hablar de esto… Señores, parece que todos están encogiéndose como tortugas más de lo necesario. Eso no está bien. Si no hacen lo mínimo por alejar sus ideas internas e inquietudes de este lugar, mientras yo esté ausente, pueden surgir muchos que no estén dispuestos a abrir los graneros públicos.”
Ante estas últimas palabras, Ryou Anju reaccionó como si lo hubieran golpeado.
“… ¡Ou Ki-sama! Eso aún-“
“Escuchen.”
Ou Ki lo interrumpió de golpe.
“Pido a los oficiales presentes que no confundan tacañería con prudencia en estos momentos de emergencia. Comenzando por el Primer Ministro y yo, los altos oficiales de todas las secciones tenemos la intención de dar lo máximo posible, y por esa razón estamos actuando. Esta no es aún la peor situación posible. Todo estará bien. Lo prometo.”
Hasta ahora, Ou Ki difícilmente había dicho ‘todo estará bien’, y por eso, esas palabras resonaron con profunda integridad. La inquietud que se expandía, se tranquilizó.
“Los graneros públicos no deben abrirse fortuitamente. Por decirlo de otra forma, quisiera que pensaran que cuando el Primer Ministro y los altos oficiales ordenen que se abran, será porque es necesario. Ayudar a las provincias del norte, socorrer a la Provincia Heki y las medidas contra la plaga de langostas, todo ello es deber de la corte. Responder a todo eso es nuestro trabajo. ‘No podemos’ no es una respuesta a cada uno de ellos. Eso no existe. Debemos hacerlo todo. La ayuda alimentaria para la Provincia Heki es una de esas cosas, naturalmente.”
Ou Ki miró directamente a Ouyou Gyoku.
“El asunto de la plaga de langostas me ha sido confiado a mí. Cuando dije que haría algo al respecto, no mentía. Ese es mi deber. Sin duda, enviaré ayuda en serio. Antes de este invierno. También provisiones suficientes. Hasta entonces, todo estará bien. Te confío la Provincia Heki a ti.”
Ouyou Gyoku se mordió los labios. Hasta el invierno. Quizás en verdad debía estar satisfecho con esa respuesta. No era una respuesta ambigua, sino una claramente recalcada con un límite de tiempo. Antes del invierno.
Entonces, probablemente existía, dentro del pecho de Ou Ki, una forma de manejar esto. Sin embargo.
“… Sé que esto es imprudente, pero volveré a intervenir. Esta vez, el centro del problema es la Provincia Kou, creo. Dependiendo cómo aborden el problema de la plaga de langostas ahí, las negociaciones con el gobierno de la Provincia y los comerciantes del clan Kou deberían cambiar. La ayuda alimentaria para la Provincia Heki probablemente será influenciada enormemente por eso. La plaga de langostas ha sido confiada a Ou Ki-dono. Creo que él está reflexionando sobre a quién enviar a la Provincia Kou. Todo dependerá de esa persona. Si él dice que aguantemos hasta el invierno, lo haré con todas mis energías. Sin embargo, quisiera preguntar, finalmente, ¿a quién planean enviar a la Provincia Kou?”
Hubo algunos pequeños murmullos. Yuushun también reprimió una sonrisa detrás de su abanico de plumas. Era lo mismo que decir que si su intención era enviar a alguien mediocre, él detendría lo que estaba haciendo. En términos de edad, experiencia y habilidad, Ouyou Gyoku no se comparaba a Ou Ki. No había existido ningún joven oficial que tuviera el valor y la voluntad para encarar de frente a Ou Ki.
Ou Ki no se ofendió, más bien, sonrió como si estuviera frente a algo peculiar.
“Tus temores son justificados. La situación cambiará enormemente dependiendo de quién sea enviado a la Provincia Kou. Es normal que quieras saber quién va a ir. –Por cierto, ¿no dije hace un momento ‘mientras yo esté ausente’?”
Luego de un segundo, los ojos de Ouyou Gyoku se abrieron enormes.
“… ¿Podría ser?”
“Si. –Yo iré a la Provincia Kou.”
Un gran escándalo se generó. Las cejas de Anju se fruncieron con mal humor. Ryuuki también levantó la cara como si hubiese sido golpeado. Eso significaba que Ou Ki estaría ausente de la capital por un tiempo.
“La eliminación de la plaga de langostas me ha sido confiada a mí. Debo ir de prisa a la Provincia Kou y dar órdenes en todo lo relacionado a las langostas. Tan pronto me prepare, partiré hacia la Provincia Kou. Esta será la última vez que asista a la audiencia matutina. Después de esto, me concentraré en los preparativos para mi viaje. Si hay alguien que tenga asuntos que tratar conmigo, pueden visitarme cuando quieran. Les daré todo el tiempo del que disponga. Durante mi ausencia, mi suplente, Ryou Anju, presidirá todos los asuntos de la Cancillería en mi lugar. Dije antes que Ryou Anju no podía ser enviado a la Provincia Heki por esta razón.”
Era claro a simple vista por la cara de Ryou Anju, que lucía como si estuviera probando algo repugnante, que no estaba completamente satisfecho, pero aún así, como si mostrara respeto por Ou Ki, de mala gana asintió. Extrañamente infantil. Kan Hishou del Ministerio de Obras Públicas, pensó que esto era algo inesperado. Él había creído que estaría feliz de librarse de su exigente superior, Ou Ki.
“Caballeros, tenemos una montaña de problemas. El Primer Ministro Tei es joven, pero ni yo niego que tiene iniciativa y una habilidad de toma de decisiones digna de las responsabilidades que le fueron confiadas. Cuando la situación es desesperada, si el Primer Ministro ha decidido el mejor rumbo a seguir, tengan cuidado de no tomarlo a la ligera. –Entonces, mientras yo no esté aquí, te confío la corte a ti.”
Todos en el lugar sintieron como si sus espaldas se enderezaran ante esas últimas pero intensas y sencillas palabras.
El Secretario Kei hizo una pequeña reverencia llena de respeto a Ou Ki, pero cuando se dio vuelta, no fue raro ver a otros oficiales inclinando sus cabezas. Considerando el rango y linaje de Ou Ki, eso no era especialmente extraño –Pero de pronto, su espalda se sintió extrañamente fría. Algo estaba fuera de lugar, pensó.
(Las palabras de Ou Ki-dono, ahora)
¿Acaso no le correspondía a la persona que ocupaba el trono decir ‘te confío la corte a ti’?
En respuesta, muchos de los oficiales le habían devuelto la cortesía. Para Ou Ki, la reverencia del Secretario Kei era un signo de respeto y estímulo por su viaje, y sin importar de quien más se tratara, él habría inclinado la cabeza con los mismos sentimientos, pero en verdad, ¿qué había de los restantes oficiales? Como era lógico, Yuushun y los ministros de las Seis Oficinas no se habían inclinado, pero más que ser un consuelo, de hecho se prestaba al malestar. ‘¿Ahora sólo quedaban ellos?’ podría verse de esa forma.
Él miró al Emperador. El soberano estaba mirando hacia abajo, con un rostro como si hubiera sido dejado atrás y completamente desplazado.
El Secretario Kei se dio cuenta de algo. Él había dicho ‘te confío la corte a ti’, más no había dicho ‘te confío al Emperador a ti’.
Notas:
Kyonshi: como se comentaba antes, los kyonshi son ‘vampiros’ chinos, aunque en realidad son más como zombies o ghouls.
El nombre de Ouyou Gyoku se escribe 玉, pero en japonés también puede leerse como ‘tama’. (Gyoku es la forma de leerlo en chino y ‘tama’ en japonés)…
***
Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/05/book-16-chapter-2-part-1/
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SAIUNKOKU 16
Capítulo 2
La capital sacudida
Parte 1/2
Posteado por Charmian
Traducido por Violet Raven
Capítulo 2
La capital sacudida
Parte 1/2
Posteado por Charmian
Traducido por Violet Raven
>ANTERIOR
Mientras los reportes eran traídos por mensajeros urgentes de cada provincia uno tras otro, las sesiones de emergencia de la corte continuaban día y noche consecutivamente. Sin embargo, desde que el mando del ejército fue transferido a Ou Ki, en realidad la toma de decisiones respecto a asuntos importantes gradualmente recayó en manos de Ou Ki y Son Ryouou.
“¿Entonces la Provincia Heki se ha vuelto como una zona aislada a causa de las langostas y los terremotos?... Todas las ciudades y la capital provincial están incomunicadas. La cadena de mando se ha esfumado, y probablemente la armada provincial y el pueblo están en estado de caos. –Oye, Kouki, ¡¿qué pasó con Kei Na-chan?!”
Kei Na-chan. Aunque Kouki frunció el ceño, no dijo nada. En vista del reporte que había sido enviado por uno de los inspectores antes, ni el mismo Kouki podía decir algo sarcástico.
“… El gobernador de la Provincia Heki, Kei Ka-dono, una vez que fue a recorrer la zona de desastre, y mientras estaba dando instrucciones, rescató a una madre y su hijo que quedaron atrapados en uno de los frecuentes terremotos, y cayó por un acantilado. Después hubo un deslave… Es decir que está desaparecido. Ya ha pasado medio mes, así que el informe dice que han perdido la esperanza de haya sobrevivido.”
Cayó un silencio, como si el agua hubiera salpicado el lugar. Esta vez, hasta los ojos de Ou Ki se abrieron por completo. Ni qué decir de la expresión endurecida de Kan Hishou y Kou Kijin, al igual que la del Ministro de Justicia, Rai Shunshin. El actual gobernador de la Provincia Heki, Kei Na, era un famoso oficial de la misma generación que Ou Ki y Son Ryouou. El que existieran tantos oficiales de la generación del Emperador anterior y cómo los jóvenes oficiales de la generación de los presentes Ministros hacían lo que les placía, se debía mayormente a que figuras importantes como Kei Na habían resistido cuando la presión aumentaba. Son Ryouou levantó la vista al cielo. Pese a que Kei Na se quejaba abiertamente de Ou Ki debido a su parcialidad, era la clase de vegete fastidioso que sin duda se presentaría en casa de Ou Ki sin invitación al volver a la corte, y refunfuñaría entre copas. A la mañana siguiente, el licor se habría terminado, y él partiría a su siguiente nombramiento. Sin embargo, su destreza como oficial era de primer nivel. En los viejos tiempos, independientemente de qué tan dura fuera la batalla, él siempre permanecía obstinadamente firme.
“… ¿Esto es en serio, Kei Na-chan? ¿Por qué te mueres en este maldito momento tan crucial? Sin duda el anuncio se retrasó. –¡Ustedes, mocosos, no se queden mirando a la nada porque Kei Na-chan murió!”
Como si volvieran en sí, Kou Kijin y el Secretario Kei se encogieron. El gran oficial Kei Na-chan había fallecido. Si, fallecido. Él ya estaba enterrado bajo un precipicio desde hacía medio mes. Era imposible que estuviera vivo. Pero, después de eso, ¿qué iban a hacer? El Secretario Kei de Finanzas estaba trastornado. Saltamontes, terremotos. ¿Había alguien que pudiera ocupar el lugar de Kei Na-chan en esta situación de emergencia? –
Son Ryouou capturó las expresiones de los altos oficiales de un vistazo y finalmente posó sus ojos en el Emperador, pero esto fue sólo por un instante, y entonces volteó hacia Yuushun y Ou Ki. Con quienes él había decidido con una mirada, que ‘podía discutir esto’.
“Reemplazar a Kei Na aún es una carga demasiado pesada para el joven vice gobernador. Él no puede hacerlo. –Kouki o yo iremos a la Provincia Heki.”
No obstante, Yuushun y Ou Ki lo descartaron al mismo tiempo.
“Eso no.”
“No.”
Mientras que todos lucían como si estuvieran tendiendo una pesadilla, sólo ellos tenían una expresión serena.
Ellos ni siquiera intercambiaron miradas, y fue Ou Ki quien repitió lo que había dicho antes.
“No. El jefe del Gyoshidai y el Ministro de Asuntos Militares simplemente no pueden abandonar la capital. Si Kouki, el jefe de investigaciones está ausente, eso incitaría una inquietud innecesaria entre los oficiales centrales. También, el puesto de Secretario de Asuntos Militares está vacante. Si tú, el Ministro, te vas, entonces el Ministerio de Asuntos Militares quedará vacío. Para un oficial civil que está por encima del ejército, estar ausente está fuera de cuestión. Los clanes Koku y Haku siguen agitados a causa del embargo del clan Kou. –Mantener el gobierno central bajo control. No podemos hacerlo sin ustedes dos.”
Rai Shunshin del Ministerio de Justicia, miró a Ki Kouki, quien estaba mirando hacia abajo. Su intención era ir, pero ahora lucía como si le hubieran clavado una garra. No obstante, Ou Ki tenía razón. Entre los altos oficiales, había dos que no podían ser fácilmente reemplazados. La historia era completamente distinta en los casos de Kou Reishin, Li Kouyuu y Ran Shuuei: era casi patético el cómo ahora su ausencia no causaba ningún daño.
“Pero, ¿hay alguien que pueda ir? No podemos dejar ir a Anju o a Yuushun. Seiga tiene habilidad, pero su rango es muy bajo. Nadie va a obedecer a un niño de veinte años de octavo rango. Especialmente la familia Heki.”
“No, hay alguien más competente. Su rango, edad y destreza están más allá de los reproches. Pero primero debo pedir la opinión del Primer Ministro Tei.”
Ante la mirada fija de Ou Ki, Yuushun asintió en silencio.
“Si, probablemente tengo la misma opinión que Ou Ki-dono. Además, ‘él mismo’ debe saberlo.”
Yuushun atrajo el abanico de plumas a su pecho, y miró directo a uno de los oficiales de alto rango.
“-Yo propongo al Secretario de Obras Públicas, Ouyou Gyoku, como gobernador en funciones de la Provincia Heki. Creo que está calificado.”
Hubo un escándalo. ¿El talentoso y joven oficial, Ouyou Gyoku como gobernador en funciones de la Provincia Heki?
No sólo Kou Kijin y Kan Hishou, sino también el Secretario de Finanzas Kei exclamaron impulsivamente ‘¡Eso no se me ocurrió!’ Ouyou Gyoku junto con You Shuu estaban clasificados como las dos estrellas del grupo de oficiales treintañeros aprobados por el examen. La extravagancia de su superior, Kan Hishou, era exhaustivamente perceptiva, pero siendo racional y con poder de decisión, él fue reconocido como un dotado y joven oficial por todos en el gobierno central. Tampoco había riesgo de que se rompiera la espalda yendo de aquí para allá. Y por sobre todo, en la Provincia Heki, el clan Ouyou, sirvientes del clan Heki, era un linaje respetado. Todos los subordinados del gobierno provincial obedecerían a Ouyou Gyoku.
“Normalmente no aceptamos nombramientos para gobernadores de sus propios lugares de origen a menos que existan circunstancias excepcionales, pero esta es una emergencia. Dado que tú conoces la geografía, eso será conveniente para dirigir el desastre. Buscaremos la aprobación del Gyoshidai y del Ministerio de Asuntos Civiles en este momento.”
Ou Ki echó una ojeada a los altos oficiales con un gesto frío.
“Por sus caras, podemos tomar la decisión ahora. Todos los ministros, secretarios, jefes y suplentes de diversas secciones están presentes. Si la mayoría accede, entonces podemos nombrarlo ahora como gobernador en funciones de la Provincia Heki. Luego, podemos consultar directamente con el Gobernador de la Provincia Heki acerca del desastre, y entonces el partiría inmediatamente después. Así no perderemos tanto tiempo. Le daremos el nombramiento oficial después.”
El Secretario Kei estaba internamente conmocionado. En ese lugar, Ou Ki y Tei Yuushun estaban conversando a un nivel diferente. Quizás si consideraba un poco más las cosas, el Secretario Kei habría llegado a la misma conclusión. No obstante, aquí él percibía dolorosamente lo mucho que esa ‘pequeña’ diferencia significaba para un oficial. Al mismo tiempo, eso ponía en claro ‘cuánta diferencia’ hacía el simple hecho de que Tei Yuushun fuera el primer ministro. La extraordinaria e intensa claridad de visión de Tei Yuushun y las eminentes cualidades de Ou Ki, las cuales el Emperador había ignorado hasta ahora, irónicamente brotaban hacia la superficie cual agudo alivio. Al mismo tiempo, de la misma forma, la figura del Emperador quedaba fuera de lugar.
Hasta ahora, Yuushun también había tenido en cuenta la opinión del Emperador y pedido su opinión hasta cierto límite, pero esta vez no lo hizo. Como si estuvieran en una carrera contra el tiempo para tomar decisiones, todos los procedimientos de informar formalmente al Emperador, fueron drásticamente acortados. Pese a que esto molestaba al Secretario Kei, él también pensaba honestamente que sería inconveniente para ellos ser interrumpidos con comentarios irreflexivos. Además, las palabras del Primer Ministro reflejaban los pensamientos del Emperador. La excelencia en un primer ministro, era señal de un monarca supremo.
El problema no era ése… O no debía serlo.
¿Entonces por qué parecía todo lo contrario?
Tei Yuushun era demasiado perfecto. Tiempo atrás, alguien había murmurado eso de él. Tan excelente, que se eso se había convertido en su maldición, ya que hacía parecer a sus superiores como ineptos, decía la gente de Yuushun. En ese tiempo, él no había entendido lo que eso significaba, pero en el presente, lo comprendía… Pensándolo bien, fue inmediatamente luego de eso, que fue degradado y enviado a la Provincia Sa.
Son Ryouou gruñó. Él creía que sólo podían ser Kouki o él. Y ellos no sólo se habían opuesto, sino que habían ideado un plan. En esta corte desprovista de personal. Son Ryouou miró a Ouyou Gyoku.
“Oye, Ouyou Gyoku, ¿qué vas a hacer? Cambiar de Secretario de Obras Públicas a Gobernador de la Provincia Heki es un gran salto de rangos, pero ser el reemplazo de Kei Na es diferente. El gobierno de la Provincia Heki está habituado al mando de Kei Na. Él era uno de los mejores oficiales del país. Honestamente, ahora es imposible que tú lo reemplaces. Es muy pronto. Aunque no es demasiado tarde.”
En ese momento, los inexpresivos ojos del Secertario Ouyou se movieron pro primera vez, y dirigió la mirada a Son Ryouou. Aunque Yuushun había propuesto nombrarlo, la expresión del Secretario Ouyou no había cambiado en absoluto.
Eso significaba que aunque estaba sorprendido, no estaba conmovido.
“Deberías pensar que tu amada y hermosa ciudad natal ya no lo es. Está llena de tejados rotos, muertos y heridos, gritos y llantos, saltamontes, terremotos, deslaves e incendios. Pero se les ha agotado la comida, las medicinas y los doctores. Si vas ahí portando anillos y arcillos, te arrancarán los dedos y oídos. Tendrás que repartir la escasa comida que hay entre la gente, y tostarás saltamontes todos los días para comerlos con sal. Correrás de un lado a otro sin pausas o descanso. Serás tú quien sea el apoyo de los oficiales y el pueblo en situación de caos después de la muerte de Kei Na. ¿Puedes hacerlo? Si no puedes, no vayas. No hay tiempo. Decide aquí y ahora. -¿Vas a ir?”
A la vez, los ojos de todos voltearon hacia el Secretario Ouyou. Su superior Kan Hishou también observaba al Secretario Ouyou, que estaba sentado a su lado.
El Secretario Ouyou suspiró una vez. Al mirar a su buen amigo You Shuu, éste lo miraba sólo con sus ojos, empujando hacia arriba sus gafas con el dedo índice. Ese era un hábito de You Shuu cuando trataba de no reír. –‘¿No es demasiado tarde?’
“… ¿Estás diciendo que yo también debo trabajar duro, Ministro Son?”
“Kan Hishou es tu superior, por eso estás disfrutando de un empleo fácil. Los contemporáneos tuyos y de You Shuu son gente talentosa y joven, pero no de lo mejor. Pero ahora es el momento. Ustedes dos están a la cabeza de la siguiente generación. Ustedes tienen la destreza que mandaría a volar a la generación de los ministros. Desarróllense de aquí en adelante. Tener tiempo libre de sobra es un privilegio reservado para los viejos como yo que envejecen dignamente. Chico. Es muy pronto para ti.”
La peculiar virilidad de Son Ryouou y su relajada sonrisa dibujándose en sus labios. Él era casi el único que podía sonreír en un momento así. Entonces con una sola de esas amplias sonrisas, él fue misteriosamente capaz de tranquilizar el lugar.
“Tu amas tu ciudad natal. Todos los días rondabas por ahí con una cara pálida como la de un kyonshi [ver nota]. Si sigues pensando en la provincia Heki día y noche, entonces ponte a trabajar. En este momento no puedes reemplazar a Kei Na. Pero si estás tan desesperado, es otro cuento. De verdad, no podría haber un gobernador de la Provincia Heki más formal. Demuéstranos que puedes convertirte en alguien como Kei Na. –¿Cierto, Yuushun, Ou Ki?”
Yuushun sonrió irónicamente. Él realmente había dicho todo, sin olvidarse de las partes buenas. Sin embargo, tal vez era bueno que Son Ryouou dijera eso. En realidad, Son Ryouou había abordado bien los puntos difíciles y los había mencionado para él.
“Si, es como dices. –Luego de eso, todo depende del Secretario Ouyou.”
Siguiendo a Yuushun, Ou Ki volteó su serena mirada hacia Secretario Ouyou.
“¿Qué es lo que vas a hacer Secretario Ouyou? ¿Vas a ir?”
Ouyou tocó los lóbulos de sus orejas como si éstos le irritaran mientras permanecía en silencio. Luego removió de ambos oídos sus bellamente elaborados arcillos, los cuales tintinearon claramente, con un ademán ya habitual. Enseguida, se quitó los brazaletes y todos sus anillos, y los puso sobre la mesa. Su jefe, Kan Hishou, abrió los ojos con sorpresa. Ouyou Gyoku siempre iba bien vestido, hasta el punto de ser un fastidio, y sin importar la ocasión, siempre portaba anillos o arcillos, pero ahora lo estaba viendo por primera vez sin una sola joya encima.
Ahora que Ouyou Gyoku se había despojado de todos los accesorios que portaba, lucía más intrépido de lo usual.
“…Esto lo hago porque sería problemático si me arrancaran los lóbulos de mis oídos o mis dedos.”
Murmurando esto con sobriedad, Ouyou Gyoku entonces levantó el rostro. La persona a la que él respondía no era a Ou Ki, sino al Emperador.
“No soportaría que una persona vulgar como mi superior fuera enviada a la Provincia Heki. –¿Hay alguien más aparte de mí? Desde el principio, mi intención era ir. Su Majestad, ¿me dará su permiso?”
Los ojos con los que Ouyou Gyoku miraba al soberano estaban sumamente serenos, y él pronunció esto con un gris y metódico tono de voz. Desde el momento en que estalló la plaga de langostas, él se había comportado así. Simplemente se trataba de una superficial cortesía, disimulando una interna falta de respeto. Eso era comprensible. Los terremotos eran otro asunto, pero en cuanto a las langostas, era muy posible que ellos pudieran haber sido advertidos por Ryuuki desde el inicio de su reinado. El Emperador sólo dijo con una insignificante voz: “Doy mi permiso.”
Yuushun afirmó y enseguida miró a You Shuu y a Ki Kouki.
“Entonces, en este momento, si el Ministro de Asuntos Civiles y el jefe del Gyoshidai dan su consentimiento especial, daremos paso al nombramiento.”
“Es una emergencia. El Gyoshidai lo considerará como una excepción especial.”
Kouki respondió de inmediato, y You Shuu puso una mano a un lado de sus gafas.
“Está bien para el Ministerio de Asuntos Civiles también. Hasta que la muerte de Kei Na-sama sea confirmada, lo reconoceremos como gobernador en funciones. Dado que este es un nombramiento temporal, podemos que ocupe el cargo de Secretario de Obras Públicas simultáneamente. Mientras está ausente, el Ministro Kan decide si ese puesto debe permanecer vacío como en el Ministerio de Asuntos Militares, o si alguien más será nombrado como Secretario de Obras Públicas en funciones.”
“ –Nah, no es necesario. Déjenlo vacío.”
Kan Hishou respondió con facilidad. You Shuu asintió levemente.
“Entonces, se quedará vacío. Dado que no se ha determinado si Kei Na-sama está vivo o no, y es incapaz de llevar a cabo sus deberes oficiales, aceptamos el nombramiento especial del Secretario Ouyou Gyoku como Gobernador de la Provincia Heki. Sin embargo, si Kei Na-sama apareciera y regresara, entonces creo que deberá devolverle su puesto y trabajar como su ayudante hasta que Kei Na-sama lo envíe de vuelta.”
Mientras medio escuchaban la respuesta de Yuushun, Ou Ki y Son Ryouou estaban rememorando algo. Al parecer You Shuu también había escuchado las anécdotas de juventud de Kei Na.
“… Con Kei Na-chan nunca se sabe… porque él es ‘Mala Suerte Kei Na’…”
“… Después de que todo acabó, Kei Na apareció y fue apaleado por una pandilla… y la gente pensó que había muerto siete veces seguidas, así que le hicieron un funeral, y entonces el entró, justo cuando estaban juntando las cenizas…”
“Ellos pensaron, ‘¿Qué es esto? Esas cenizas…’” Yuushun tosió y rápidamente Ou Ki y Son Ryouou cerraron la boca. Si, ellos no deberían alborotar a los jóvenes que estaban deprimidos con la muerte de Kei Na. Además, ellos sabían seriamente que era imposible que Kei Na estuviera vivo. Aunque él había sobrevivido a tantas feroces batallas, el que él muriera salvando a una madre y su hijo… Ellos no creían que fuera una forma adecuada de morir para Kei Na.
Tal vez la hora de la muerte estaba próxima. Son Ryouou de pronto sintió eso. Él estaba pensando que si el tiempo de morir para Kei Na había llegado, entonces tanto él como Ou Ki podrían morir también. En un abrir y cerrar de ojos, ellos habían alcanzado la edad en la que la muerte no era una sorpresa. Cuando era joven, nunca imaginó que moriría. La muerte de Kei Na puso frente a sus ojos de golpe una vez más la idea de que el tiempo que le restaba era corto. Si, el tiempo era corto. Incluso el tiempo para soñar.
“-Entonces, el plazo será hasta la primavera. Contaremos los votos de los ministros, secretarios, jefes y suplentes de cada sección ahora.”
Ante la voz de Yuushun, la atmósfera relajada se tensó una vez más, como si le hubieran dado cuerda. Pese a que su tono de voz era apacible, era como una fría navaja en el cuello de alguien. Esta vez, el Secretario Kei notó algo extraño. Su impresión sobre él de ser una persona tranquila y dócil, por un segundo se agitó. ‘Demasiado perfecto’. ‘Demasiado capaz’. Si, estaba mucho más allá que el ‘Tei Yuushun’ que el Secretario Kei había conocido hasta ahora. Entonces, ¿qué había sido de esa persona que conoció hasta ahora? Él terminó pensando tantas cosas raras.
“Si accede más de la mitad, entonces reconoceremos a Ouyou Gyoku-dono como Gobernador temporal de la Provincia Heki. –Bien, alcen las manos.”
Uno por uno él contó las manos levantadas, y cuando superaron la mitad, Yuushun miró a Ouyou Gyoku.
“-Dado que hay mayoría de votos, Ouyou Gyoku-dono ha sido nombrado Gobernador en funciones de la Provincia Heki. Toda la autoridad relativa a la Provincia Heki te ha sido transferida. Entonces, Ouyou Gyoku-dono, si hay algo que quieras decir de aquí en adelante como Gobernador de la Provincia Heki, por favor no lo dudes.”
Ouyou Gyoku respondió sin el mínimo retraso, como si siempre lo hubiera estado pensando.
“Hay muchas cosas que quisiera decir, pero primero, solicito el envío inmediato del ejército central. Debido a los frecuentes terremotos, todas las zonas han sido incomunicadas por los deslaves de tierra. Por favor, envíen al ejército central para restaurar las rutas de transporte lo más pronto posible.”
Hubo un pequeño murmullo. También lo hubo cuando Ou Ki solicitó el derecho para disponer del ejército a causa de la plaga de langostas, pero llamar al ejército para algo más aparte de la guerra o el pillaje, hasta ahora había sido impensable. Enviar al ejército a llevar ayuda para el desastre-
Incluso si hubieran mantenido la boca cerrada frente al venerado Ou Ki, ellos empezaron a murmurar críticas en contra del todavía joven Ouyou Gyoku. Pero él cruzó los brazos y los rechazó con una falta de expresión que rayaba en la arrogancia.
“Cuando hubo una epidemia en la Provincia Sa, Kou Shuurei solicitó que la Armada actuara como resguardo para los médicos de la corte, ¿cierto? Ya hay un precedente de ellos llevando a cabo encargos. ¿Cómo pueden permitírselo a una jovencita y no a mí? Es necesario, así que en este momento, no importa si se trata de un ejército pasado de moda y sin ningún sentido de la estética, por esta vez cerraré los ojos y tomaré prestado el ejército para la tarea. –Si alguien tiene problema con eso, díganlo en mi cara.”
El lugar se paralizó ante esa última frase amenazante. Su superior, Kan Hishou y su amigo You Shuu, apartaron la vista. Había pasado mucho tiempo desde que se había comportado así. No había nadie que pudiera parar a Ouyou Gyoku cuando se ponía así.
“Es normal que no haya quejas. Bueno, tomaré prestado al ejército. Ordenaré que se adelanten de inmediato a la Provincia Heki. Ministro Son, por favor déme un ejército que cumpla mis órdenes al pie de la letra, que sepa qué hacer cuando yo esté ausente, cuya disciplina sea hermosamente ordenada hasta el mínimo detalle, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, se inmiscuya en conductas inapropiadas, y también, agregue un general apuesto cuyo nombre sea conocido en la Provincia Heki.”
Son Ryouou, quien supervisaba al ejército, estaba boquiabierto. ¿Qué pasaba con ese hombre despiadado?
“… Espera un momento, Tama-chan [ver notas]”
“¿A quién le dices Tama-chan? No soy el gato del vecino. Hacer a un lado el asunto llamándome Tama-chan, ¿estás diciendo que es imposible, Ministro Son?”
“—No es necesario que sean apuestos, ¡¿cierto?!”
“Sería mejor si lo fueran. Tama-chan ataca con todo.”
“¡Lo siento! ¡Además, ¿no sería exótico un ejército de hombres bellos?! Ya veré yo si es necesario.”
Ouyou Gyoku alzó las cejas con sorpresa. Después de tres compases de silencio, puso una cara como si estuviera sonando la lengua de desilusión. Todos los presentes gritaron para sus adentros ‘¡¿Se está dando por vencido?!’. No obstante, Tama-chan presionaba demasiado.
Ouyou Gyoku, cautelosamente, preguntó una vez más.
“… ¿Todo menos belleza? ¿Y que no sean demasiados?”
“Si. Estoy de acuerdo en que sea un pequeño ejército de élite. Ahora mismo, el ejército de la Provincia Heki debe estar en un enorme caos. Si no existe un general con la capacidad de darles órdenes y subyugarlos y un ejército ‘disciplinado bajo cualquier circunstancia’, esto tendría el efecto contrario. Sólo te estorbarían. Probablemente lo dijiste porque era necesario. Comprendo.”
Por sólo tres segundos o menos, la cara de Ouyou Gyoku se relajó ligeramente. Aunque internamente se sentía algo decepcionado por dejarse llevar esperando demasiado, un gesto de satisfacción apareció en su rostro.
Mientras Son Ryouou estrujaba su mentón, fijó los ojos en Yuushun y en el Emperador, como si buscara algo.
“… Si no es necesario que sean apuestos, tengo un plan para reunirlos a todos. –La Guardia Imperial. Un imponente general, como Haku Raien o Koku Yousei, pueden conducir un pequeño escuadrón, enviado por adelantado, y viajar día y noche a la Provincia Heki. Por su apellido y hazañas, ellos son los dos mejores generales del país, los mejores escoltas de esta tierra. Su Majestad tiene mucha confianza en ellos también. Con esa reputación, con sólo acudir, calmarán las cosas como por arte de magia… Sin embargo, será necesario el permiso de su Majestad y el Primer Ministro.”
“–¡Esperen un momento, por favor!”
La persona que gritó esto fue, inesperadamente, Kei Yuuri, el Secretario de Finanzas. Su superior, Kou Kijin, lo miró con sorpresa. Era sumamente raro que el Secretario Kei abriera la boca en relación a cuestiones militares.
“… Sé que esto es necesario. Sin embargo, tengo algunas reservas. Actualmente, el mando de la Armada está en manos de Ou Ki-dono. Tomando en cuenta esto, ¿pueden los dos generales de la guardia imperial marcharse del lado de su Majestad?”
Ryou Anju, que había estado callado hasta ese momento, ahora empezó a hablar con serenidad por primera vez.
“Vamos, vamos… Secretario Kei, ¿qué reservas tienes? Aunque tu pregunta sugiere que estás levantando algunas sospechas bastante groseras contra mi superior.”
El Secretario Kei había decidido. Era irremediable, su apellido no pertenecía a una familia célebre. Lo único que podía perder era su trabajo. No le importaba vivir en la pobreza, siempre que fuera con su amada esposa e hijos. No, tal vez a su familia sí le importaría. Pero lo haría de todas maneras.
El Secretario Kei devolvió la mirada a Ryou Anju con una expresión muy seria, sin la mínima sonrisa.
“–Estás diciendo algo extraño, vice-Canciller Ryou. Eres tú quien está hablando en una forma que sugiere que estás levantando sospechas sobre algo escandaloso.”
Por un momento, el silencio se hizo impactante. Todos se quedaron inmóviles.
Kei Yuuri había buscado pelea de frente con Ryou Anju.
Era imposible que no supiera lo que les había pasado a los oficiales que hicieron eso en el pasado. El hígado de Son Ryouou también se congeló en ese momento. Cómo era posible que ese simple y afanoso Kei Yuuri –no Kou Kijin o Kan Hishou, sino él –nadie habría imaginado que sería él quien plantara cara a Ryou Anju con una mirada feroz.
Ryou Anju sonrió, con una sonrisa extremadamente feliz.
“… Entonces, Secretario Kei, ¿estás diciendo que debemos ignorar al pueblo de la Provincia Heki?”
“No estoy diciendo eso. Si esa es la mejor manera, no me opondré, al final, a que se envíe a la guardia imperial o a los ejércitos de los generales a la Provincia Heki. Únicamente la Guardia Imperial está ligada directamente al Emperador, y ellos constituyen el último escudo para protegerlo. En el ejército central, también existen los Dieciséis Centinelas, y todos ellos son militares superiores que rivalizan con la Guardia Imperial. Normalmente, podríamos considerar si podríamos enviarlos. Lo que no entiendo es por qué se sugiere enviar por adelantado a la Guardia Imperial. De hecho, creo que es bastante extraño que ninguno de los presentes exprese alguna reserva acerca de apartar del lado de su Majestad a las figuras más importantes que lo protegen.”
Él pronunció esto categóricamente, con claridad, sin vacilaciones.
Ryou Anju y Ou Ki, junto con los muchos oficiales que se habían distanciado de Ryuuki, miraron con ojos entrecerrados a Kei Yuuri, pero comenzando con el Ministro de Ritos Rou, poca gente asintió claramente o elevó sus manos en aprobación. No obstante, aquellos eran escasos, y el lugar estaba enteramente lleno de importantes ministros que apartaron la mirada.
Ryuuki lentamente abrió los ojos y luego bajó la cabeza. Yuushun dio un vistazo a las expresiones que había en la habitación detrás de su abanico. Entonces, por primera vez desde que comenzó, él pidió la opinión de Ryuuki.
“… Ahora, permítanme pedir la opinión de mi Señor. ¿Qué piensa?”
Luego de un corto silencio, Ryuuki respondió con una respuesta casi igual de corta.
“… Yuushun… lo que tú creas que es mejor. Lo dejo a tu parecer.”
Ante esa respuesta, que era igual que ‘pasar la pelota’, los oficiales importantes, aunque fue por pocos segundos, pusieron varias expresiones –o perdieron toda expresión en el rostro. Ryuuki no podía ver la cara de Yuushun, así que no supo qué cara estaba poniendo en ese momento.
Medio segundo antes de que Yuushun abriera la boca, pareció haber una pausa, pero esta fue muy corta, así que debió tratarse sólo de la imaginación de Ryuuki. Él sólo pudo sentir que Yuushun sencillamente asintió, junto con su abanico.
“Como desee, mi Señor. Entonces, esto es lo que creo. –Lo que dice el Secretario Kei es muy razonable. No obstante, en este momento, concuerdo con la opinión de Son Ryouou. También creo que sería mejor enviar a la Guardia Imperial y a los grandes generales.”
Él había rechazado la opinión de Kei Yuuri, y aceptado la de Son Ryouou.
“Entonces, la primera división ha sido decidida. Entonces, cuando ellos los vean, la capital provincial y el pueblo pensarán ‘estamos salvados’, y de ahí en adelante, la carga para el Gobernador de la Provincia Heki será completamente distinta. Entre más grande la fanfarronada, mejor. El estandarte de la Guardia Imperial por sí solo tendrá un efecto dramático. Esto representa ‘la ayuda del Emperador’. La habilidad de la Guardia Imperial también es impecable. En el primer grupo, enviaremos a los soldados de la Guardia Imperial. La selección estará a cargo del Ministro Son. Los Dieciséis Centinelas conformarán la segunda división.”
Después de que el Emperador dijo ‘Lo dejo a tu parecer’, esto se había convertido en una orden que nadie podía revertir. Los altos oficiales que estaban en desacuerdo, empezando por el Secretario Kei, no tenían margen para decir nada. Y Ryuuki tampoco.
Ouyou Gyoku dejó salir el aliento que estaba conteniendo. Él notó que inconscientemente estaba cerrando los puños. Si, Ouyou Gyoku también había pensado ‘con esto, ellos se salvarán’. En este momento de gran emergencia, ¿cuánto le asignarían a él –a la Provincia Heki? La Guardia Imperial. Ouyou Gyoku estaba conmovido de que el Emperador y el Primer Ministro accedieran a eso. No obstante, por fuera, él inclinó secamente la cabeza. Aún quedaba un asunto importante.
“Gracias. Sin embargo, aún me queda una enorme inquietud y me gustaría consultarles al respecto. –Y es esta: ¿enviarán provisiones de alimentos a la Provincia Heki?”
La cifra de tensión en la atmósfera de ese lugar se incrementó.
Ya habían llegado informes de que las cosechas en la Provincia Heki, el origen de la plaga de langostas, habían sido arrasadas en general por toda la región. De no actuar ellos, ese invierno, las muertes por inanición excederían a las muertes por los terremotos. Por supuesto, lo mismo pasaría en la Provincia Kou. El pueblo de la Provincia Kou especialmente, era como las langostas, como la tormenta negra, de haberse comido todo sin dejar un solo tallo, no aceptarían compartir sus reservas con las otras provincias. La Provincia Shi igual, porque aunque ahora los saltamontes se dirigían volando a la Provincia Kou a causa de la dirección del viento, era sólo cuestión de tiempo para que su dirección cambiara.
Pero Ouyou Gyoku necesitaba decirlo de todas formas.
“En la Provincia Heki, el lugar donde comenzó la plaga, no hubo tiempo de lidiar con ella, pero existe la posibilidad de que la Provincia Kou y Shi hayan almacenado algunos suministros. Especialmente considerando la producción de la Provincia Kou, donde una décima parte equivale a la cosecha de varios años de la Provincia Heki. –No obstante, incluso en ese caso, ¿creen que la Provincia Kou esté dispuesta a enviar suministros a la Provincia Heki? ¿Y la Provincia Shi? Suponiendo que el Gobernador de la Provincia Kou conteste que no tienen provisiones extra, me gustaría preguntarles claramente aquí y ahora, ¿qué posición tomará el gobierno central respecto a la Provincia Heki?”
Ouyou Gyoku dijo esto objetivamente, palabra por palabra, y su discurso resonó claramente por todo el lugar.
“Antes, el Ministro Son dijo que iría y respaldaría al pueblo. ¿Hasta cuándo será eso?”
Al llegar el invierno, las langostas hibernarían para sobrevivir al frío. Pero en la Provincia Heki no había provisiones de comida que permitieran a la gente sobrevivir el invierno. Dado que los graneros para el tributo anual se habían llenado de grietas, las puertas fueron abiertas, y los enjambres de saltamontes los atacarían terminándoselos, incluso las semillas para la siembra del siguiente año habían sido comidas. Ahora que Kei Na había muerto, si Ouyou Gyoku no sacaba algo de aquí, la gente de la Provincia Heki moriría una tras otra como árboles marchitos ese invierno.
Ouyou Gyoku miró a su alrededor con mirada firme, como nunca antes.
Todo había recaído en sus hombros.
-Él no podía echarse para atrás.
“Aguantar está bien. Si ustedes piden apoyo, eso haré, aún a costa de mi vida. Sin embargo, eso es si existe la garantía de que yo espere y envíen ayuda del gobierno central. Así, hasta que yo reciba clara evidencia, en vez de promesas vacías, no tengo intención de moverme de este lugar. Se los anticipo, por favor no den excusas ridículas como ‘eso depende de la Provincia Kou’, o ‘depende de las langostas’. Lo que estoy preguntando es ¿qué medidas pretende tomar la corte? Me gustaría saber eso aquí y ahora.”
Era una cuestión que golpeaba directo al centro de la controversia, sin dejar una sola ruta de escape.
Ouyou Gyoku miró a su alrededor y finalmente, por un momento, miró al Emperador. Con una mirada vacía e indiferente.
La vista de Ryuuki flaqueó violentamente. Lo que él en verdad esperaba, no era la respuesta de la corte. Él sintió que todo estaba comprimido en ese instante. Pese a ello, sin embargo, Ryuuki no encontró una respuesta. Ni una sola. Era como si estuviera vagando en una neblina espesa, en la que no distinguía más allá de dos pasos adelante. Hasta el punto en que no podía recordar cómo es que fácilmente daba respuestas hasta ahora.
Yuushun sólo esperó medio segundo más que Ouyou Gyoku, y su mirada se trasladó hacia el Emperador. Sin embargo, en ese medio segundo, el doloroso y pesado silencio se hizo más pesado en el lugar, como la niebla. Entonces, alguien dio golpecitos con el dedo en el escritorio.
“-Yo haré algo al respecto, Ouyou Gyoku. Ése es mi deber.”
No sombría ni condescendientemente, como si esa fuera una de sus decisiones acostumbradas. Ése tono de voz, indiferente, sin mucha emoción, siempre sonaba frío e inaccesible. No obstante, con esa sola frase, la pesada masa que estaba hundida en ese lugar, se sentía como si se hubiera aligerado. Ou Ki una vez más se dirigió a Ouyou Gyoku, cuyas elegantes cejas no se habían relajado.
“Anteriormente, el Emperador me confió las medidas para combatir a la plaga de langostas. Probablemente, yo soy el que tiene que responder a tu pregunta.”
“… Ustedes dijeron que harían algo.”
Ouyou Gyoku repitió esto con cautela. Puede que lo dijera en un tono de voz más severo del necesario, como para no permitirse bajar la guardia antes de escuchar la respuesta. No obstante, Ou Ki no haría una promesa imprudente a la ligera.
Ou Ki asintió con un gesto casi cortés, bajando el mentón.
“Aunque fue tarde para la Provincia Heki, probablemente en las Povincias Kou y Shi, la plaga de langostas –pese a que es una carrera contra el tiempo –no ocasionará una destrucción total. Por lo menos, este año. Además, cuando realmente llegue el invierno, los saltamontes hibernarán. El conflicto es, hasta entonces, ¿qué tanto de la cosecha se puede salvar? Por esa razón, ahora, Sai Rin, la esposa del Primer Ministro, está colaborando con el Ministerio de Obras Públicas día y noche.”
“¡¿Qué?! ¡¿El Ministerio de Obras Públicas?! ¡Oye, espera un momento, Ministro borrachín! ¡Yo no estaba al tanto de todo esto!”
Las cejas de Ouyou Gyoku se erizaron de ira, y los ojos del Ministro Kan iban de un lado a otro, como si estuviera incómodo sentado ahí.
“Secretario Ouyou, fui yo quien le pidió discreción al Ministro Kan. No podíamos estar seguros de que conservaras la calma respecto a lo que está pasando en la Provincia Heki, y mientras más supieras, más habrías perdido la compostura. La impaciencia de los que están directamente involucrados aumenta el malestar. Si presionaras a los oficiales del Ministerio de Obras Públicas más de lo necesario, se volvería un problema. Yo les pedí que no te dijeran. No obstante, ahora que eres el nuevo Gobernador de la Provincia Heki, por supuesto que eso cambia.”
“…”
Ser informado de esto de manera tan lógica era exageradamente irritante. Él deseaba montar en cólera, pero por naturaleza era una persona del tipo racional, así que aunque deseara enfadarse, no podía. Y tampoco hizo ningún escándalo. El no haber notado que su superior, que era terrible para guardar secretos debido a su candidez, estaba ‘ocultando algo’ era de por sí, señal de que su ánimo estaba bastante extraño.
“Todavía no sé hasta qué punto podrá suprimirse el daño en la Provincia Kou. Pero, independientemente del tamaño que éste tenga, yo garantizo que habrá provisiones para la Provincia Heki… Además, probablemente Kei Na ya ha hecho algunos preparativos en alguna parte.”
“¡¿Eh?!”
Son Ryouou empezó a reír con los brazos doblados, ante el grito de absoluta sorpresa de Ouyou Gyoku.
“Sip. Tranquilízate un poco, Tama-chan. El Gobernador de la Provincia Heki era Kei Na. Él era un viejo extraño, pero no un simple viejo. Era un político de primera. El vice Gobernador todavía es joven, y ha estado presenciando desastres inesperados unos tras otros, y luego el confiable Kei Na muere de pronto. Su mente ya debe estar toda revuelta. Cuando yo era Gobernador de la Provincia Ran, Ou Ki testarudamente me instó a que me preparara. Probablemente Kei Na también los hizo en algún lado. Además, los inspectores del Gyoshidai también fueron enviados a revisarlos periódicamente durante sus rondas, y dar instrucciones para su mantenimiento, ¿cierto, Kouki?”
“Ah, si… Ése fue uno de los puntos importantes cuando yo asumí el Gyoshidai después de Ou Ki-sama… dono. Hice que los verificaran periódicamente, los reemplazaran, y construyeran paso por paso…”
Inusualmente, Kouki embrollaba el final de sus palabras, y miró a Ou Ki de manera inquieta, aunque apenas levemente. Era únicamente cuando Kouki se dirigía a Ou Ki, que su actitud insensible se desvanecía.
Esta vez, Son Ryouou también estrujó su barbilla, poniendo la misma cara.
“… Ou Ki, incluso si esas cosas están como siempre, ¿servirán contra los saltamontes?”
Ante este susurro suspicaz, Ou Ki, irritado, se rascó la sien. Él evitó levemente su mirada.
“… No, honestamente, no lo sé.”
“¡¿Cómo?! ¡¿Que no lo sabes-?!”
“Estaba preparado hace algunas décadas, pero aquella vez, no hubo plaga de langostas. Ahora, por primera vez, probaremos hasta qué grado es en verdad efectivo… Pero debería funcionar. Yo fui al sur y lo comprobé con mis propios ojos… y también lo corrobora una fuente de información distinta…”
Con estas últimas palabras, su expresión se oscureció levemente, pero los que lo notaron se podían contar con los dedos de la mano. “Más tarde deberías pedirle una descripción al Gyoshidai. De cualquier forma, aunque Kei Na haya hecho preparativos, éstos deben estar al nivel apenas de una emergencia provisional. La asistencia del gobierno central es necesaria. Dado que los almacenes públicos almacenaron provisiones de alimentos y materiales durante el embargo, deben ser enviados como ayuda.”
“… Probablemente no sólo sea a la Provincia Heki.”
Ante la lúgubre voz de Ouyou Gyoku, Ou Ki asintió honestamente.
“Es correcto. Considerando las condiciones actuales, aunque enviar asistencia a la Provincia Heki es de máxima prioridad, no podrá ser sólo a la Provincia Heki. Debido al embargo del clan Kou, las provisiones invernales de alimentos que permitirían a las Provincias Koku y Haku sobrevivir el invierno, siguen bloqueadas. El gobierno central debe actuar para enviar ayuda a las provincias del norte, igual que le envía ayuda a la Provincia Heki. Ya que está proyectado que las Provincias Shi y Kou recibirán gran daño ocasionado por la plaga de langostas, la aportación para las dos provincias norteñas debe ser extraída de los graneros públicos. Las provisiones para los ejércitos enviados a las Provincias Heki y Kou también deben ser sacados de los graneros públicos, y así, aún si se usan racionadamente… Como ustedes temen, en un santiamén, se quedarán vacíos.”
Pese a que una ola de inquietud y perturbación recorrió las caras de los ministros, ellos lo comprendían claramente.
Mientras contemplaba esto, Ou Ki se frotó las sienes levemente, con una amable y serena expresión.
“No obstante, les diré que he reflexionado sobre otras muchas posibilidades. Como sería inoportuno elevar extrañas expectativas, no las explicaré con detalles. Porque yo, y probablemente el Primer Ministro Tei, creo que otras personas podrían verse afectadas. Los graneros públicos no son un recurso confiable, sino que debemos considerarlos como una mera salida. Existen otras estrategias. Porque entiendo la inquietud del Secretario Ouyou como Gobernador de la Provincia Heki, posteriormente debería preguntar al Primer Ministro.”
Ya que entonces era él el blanco de una ola de miradas sorprendidas, Yuushun sonrió sarcásticamente.
“… Ou Ki-dono… ya has levantado la suficiente cantidad de expectativas… aunque yo sigo sin estar seguro todavía.”
“Es inevitable. Yo tampoco tenía intención de hablar de esto… Señores, parece que todos están encogiéndose como tortugas más de lo necesario. Eso no está bien. Si no hacen lo mínimo por alejar sus ideas internas e inquietudes de este lugar, mientras yo esté ausente, pueden surgir muchos que no estén dispuestos a abrir los graneros públicos.”
Ante estas últimas palabras, Ryou Anju reaccionó como si lo hubieran golpeado.
“… ¡Ou Ki-sama! Eso aún-“
“Escuchen.”
Ou Ki lo interrumpió de golpe.
“Pido a los oficiales presentes que no confundan tacañería con prudencia en estos momentos de emergencia. Comenzando por el Primer Ministro y yo, los altos oficiales de todas las secciones tenemos la intención de dar lo máximo posible, y por esa razón estamos actuando. Esta no es aún la peor situación posible. Todo estará bien. Lo prometo.”
Hasta ahora, Ou Ki difícilmente había dicho ‘todo estará bien’, y por eso, esas palabras resonaron con profunda integridad. La inquietud que se expandía, se tranquilizó.
“Los graneros públicos no deben abrirse fortuitamente. Por decirlo de otra forma, quisiera que pensaran que cuando el Primer Ministro y los altos oficiales ordenen que se abran, será porque es necesario. Ayudar a las provincias del norte, socorrer a la Provincia Heki y las medidas contra la plaga de langostas, todo ello es deber de la corte. Responder a todo eso es nuestro trabajo. ‘No podemos’ no es una respuesta a cada uno de ellos. Eso no existe. Debemos hacerlo todo. La ayuda alimentaria para la Provincia Heki es una de esas cosas, naturalmente.”
Ou Ki miró directamente a Ouyou Gyoku.
“El asunto de la plaga de langostas me ha sido confiado a mí. Cuando dije que haría algo al respecto, no mentía. Ese es mi deber. Sin duda, enviaré ayuda en serio. Antes de este invierno. También provisiones suficientes. Hasta entonces, todo estará bien. Te confío la Provincia Heki a ti.”
Ouyou Gyoku se mordió los labios. Hasta el invierno. Quizás en verdad debía estar satisfecho con esa respuesta. No era una respuesta ambigua, sino una claramente recalcada con un límite de tiempo. Antes del invierno.
Entonces, probablemente existía, dentro del pecho de Ou Ki, una forma de manejar esto. Sin embargo.
“… Sé que esto es imprudente, pero volveré a intervenir. Esta vez, el centro del problema es la Provincia Kou, creo. Dependiendo cómo aborden el problema de la plaga de langostas ahí, las negociaciones con el gobierno de la Provincia y los comerciantes del clan Kou deberían cambiar. La ayuda alimentaria para la Provincia Heki probablemente será influenciada enormemente por eso. La plaga de langostas ha sido confiada a Ou Ki-dono. Creo que él está reflexionando sobre a quién enviar a la Provincia Kou. Todo dependerá de esa persona. Si él dice que aguantemos hasta el invierno, lo haré con todas mis energías. Sin embargo, quisiera preguntar, finalmente, ¿a quién planean enviar a la Provincia Kou?”
Hubo algunos pequeños murmullos. Yuushun también reprimió una sonrisa detrás de su abanico de plumas. Era lo mismo que decir que si su intención era enviar a alguien mediocre, él detendría lo que estaba haciendo. En términos de edad, experiencia y habilidad, Ouyou Gyoku no se comparaba a Ou Ki. No había existido ningún joven oficial que tuviera el valor y la voluntad para encarar de frente a Ou Ki.
Ou Ki no se ofendió, más bien, sonrió como si estuviera frente a algo peculiar.
“Tus temores son justificados. La situación cambiará enormemente dependiendo de quién sea enviado a la Provincia Kou. Es normal que quieras saber quién va a ir. –Por cierto, ¿no dije hace un momento ‘mientras yo esté ausente’?”
Luego de un segundo, los ojos de Ouyou Gyoku se abrieron enormes.
“… ¿Podría ser?”
“Si. –Yo iré a la Provincia Kou.”
Un gran escándalo se generó. Las cejas de Anju se fruncieron con mal humor. Ryuuki también levantó la cara como si hubiese sido golpeado. Eso significaba que Ou Ki estaría ausente de la capital por un tiempo.
“La eliminación de la plaga de langostas me ha sido confiada a mí. Debo ir de prisa a la Provincia Kou y dar órdenes en todo lo relacionado a las langostas. Tan pronto me prepare, partiré hacia la Provincia Kou. Esta será la última vez que asista a la audiencia matutina. Después de esto, me concentraré en los preparativos para mi viaje. Si hay alguien que tenga asuntos que tratar conmigo, pueden visitarme cuando quieran. Les daré todo el tiempo del que disponga. Durante mi ausencia, mi suplente, Ryou Anju, presidirá todos los asuntos de la Cancillería en mi lugar. Dije antes que Ryou Anju no podía ser enviado a la Provincia Heki por esta razón.”
Era claro a simple vista por la cara de Ryou Anju, que lucía como si estuviera probando algo repugnante, que no estaba completamente satisfecho, pero aún así, como si mostrara respeto por Ou Ki, de mala gana asintió. Extrañamente infantil. Kan Hishou del Ministerio de Obras Públicas, pensó que esto era algo inesperado. Él había creído que estaría feliz de librarse de su exigente superior, Ou Ki.
“Caballeros, tenemos una montaña de problemas. El Primer Ministro Tei es joven, pero ni yo niego que tiene iniciativa y una habilidad de toma de decisiones digna de las responsabilidades que le fueron confiadas. Cuando la situación es desesperada, si el Primer Ministro ha decidido el mejor rumbo a seguir, tengan cuidado de no tomarlo a la ligera. –Entonces, mientras yo no esté aquí, te confío la corte a ti.”
Todos en el lugar sintieron como si sus espaldas se enderezaran ante esas últimas pero intensas y sencillas palabras.
El Secretario Kei hizo una pequeña reverencia llena de respeto a Ou Ki, pero cuando se dio vuelta, no fue raro ver a otros oficiales inclinando sus cabezas. Considerando el rango y linaje de Ou Ki, eso no era especialmente extraño –Pero de pronto, su espalda se sintió extrañamente fría. Algo estaba fuera de lugar, pensó.
(Las palabras de Ou Ki-dono, ahora)
¿Acaso no le correspondía a la persona que ocupaba el trono decir ‘te confío la corte a ti’?
En respuesta, muchos de los oficiales le habían devuelto la cortesía. Para Ou Ki, la reverencia del Secretario Kei era un signo de respeto y estímulo por su viaje, y sin importar de quien más se tratara, él habría inclinado la cabeza con los mismos sentimientos, pero en verdad, ¿qué había de los restantes oficiales? Como era lógico, Yuushun y los ministros de las Seis Oficinas no se habían inclinado, pero más que ser un consuelo, de hecho se prestaba al malestar. ‘¿Ahora sólo quedaban ellos?’ podría verse de esa forma.
Él miró al Emperador. El soberano estaba mirando hacia abajo, con un rostro como si hubiera sido dejado atrás y completamente desplazado.
El Secretario Kei se dio cuenta de algo. Él había dicho ‘te confío la corte a ti’, más no había dicho ‘te confío al Emperador a ti’.
Notas:
Kyonshi: como se comentaba antes, los kyonshi son ‘vampiros’ chinos, aunque en realidad son más como zombies o ghouls.
El nombre de Ouyou Gyoku se escribe 玉, pero en japonés también puede leerse como ‘tama’. (Gyoku es la forma de leerlo en chino y ‘tama’ en japonés)…
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Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/05/book-16-chapter-2-part-1/
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DIos mio, pinshe Ryuuki,por dejarle las cosas al otro, te estan tronando bien bonita las lealtades, Este Ouki si sabe como como llevar acabo las cosas a comparacion de Ryuuki, se que el aun es joven, pero deberia haber compensado esa falta de experiencia con los consejos y ayuda de toda la corte, incluyendo a Ouki y sus seguidores
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