martes, 18 de agosto de 2009

VOLUMEN 13 (Prólogo)

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.

VOLUMEN 13

Reimei ni Kohaku wa Kirameku
Prólogo
Posteado por iced_wine
Traducido por Violet Raven


Prólogo

No sé quien dijo que estaba nevando mucho este año.

Si esto continúa, el río se desbordará en primavera, y quizás eso desembocará en una inundación.

“Entonces, ¿es necesario…?”

“Así es. Para asegurarnos que no haya una tormenta de nieve, tenemos que ofrecer un niño al dios de la montaña.”

La atmósfera no se oscureció, y nadie sugirió a qué niño sacrificar.

“Este año es muy bueno, ni siquiera tenemos que señalar, porque hay un niño que no es de aquí.”

Ah, si. De hecho así era. Ése era un extraño niño que siempre miraba a la distancia.

Así, la reunión de la aldea terminó pacíficamente.

El niño fue llevado a la montaña en el invierno. Para prevenir que escapara, fue atado con una cuerda al árbol sagrado. La gente lo dejó en esa condición y se fue.

“Quédate aquí. Vendremos por ti mañana.”

Aunque él escuchó éstas cálidas, pero obviamente falsas palabras, el niño asintió obedientemente y no forcejeó.

Si él era inservible, sería desechado, no había nadie que lo tratara bien incondicionalmente –de eso estaba consciente.

Temblando en el frío invernal, él buscó confundido y fijó la vista en algún sitio en la distancia. Esto se había convertido en un hábito desde antes de que fuera lo suficientemente mayor para estar conciente de ello; ni el mismo sabía por qué tenía tal hábito. Ni tampoco sabía hacia dónde estaba mirando. Con frecuencia pensaba que esto era muy extraño.

Cuando cayó la noche, el frío invernal gradualmente se llevó la sensación de sus manos y pies, y su consciencia empezaba a nublarse. Lo sorprendente era que no estaba nevando. ¿Es porque fui ofrecido al dios de la montaña? ¿Acaso finalmente me he vuelto un poco útil? ¿La gente del pueblo estará feliz por esto?... si es así, entonces está bien. Mientras cerraba ligeramente los ojos-

Él sintió el sonido del aletear de las alas de un ave en el oído.

Su conciencia estaba recuperada. Él miró silenciosamente viendo fijamente la escena a la distancia, en la oscuridad.

Entonces, una voz surgió de la oscuridad.

“… ¿Qué estás esperando?”

Él estaba sorprendido- nunca pensó que hubiera gente en este lugar.
Mirando a esa persona a la luz de la luna, él hasta pensó que era el dios de la montaña. Incluso durante su patética vida, siendo constantemente vendido y abandonado, jamás había visto ropas tan espléndidas.

El niño pensó que parecía que este dios de la montaña era uno muy irritable.

“Te estoy preguntando, ¿qué estás esperando?”

El juvenil dios de la montaña volvió a preguntar. Su tono de voz era bastante arrogante, sin duda, él era el dios de la montaña.

El niño parpadeó lentamente, sintiéndose desamparado ante la extraña pregunta que le hizo el dios de la montaña. Él estaba esperando algo. Él supo todo el tiempo que nadie vendría a salvarlo, y sabía que nadie vendría al día siguiente. Sin advertirlo, él vivió continuamente siendo comprado y vendido, tanto así, que ni él mismo sabía quién era. Lo único que tenía era un nombre; jamás tuvo alguien a quién esperar.

Así, él iba a responder “No estoy esperando nada”, pero en ese instante, él se dio cuenta, no en su cabeza, sino en algún lugar profundo de su corazón, que eso era mentira.

-¿Qué estoy esperando?

Siendo cuestionado de esa forma, el niño se dio cuenta, si –él estaba esperando a alguien, siempre había estado esperando.

Exactamente a quién o qué estaba esperando, hace mucho que lo había olvidado. Sin importar lo mucho que hubiera deambulado, sin importar lo mucho que hubiera sido vendido, siempre habría mirado hacia algún lugar en la distancia. Todos sus recursos mentales eran enteramente agotados en su vida cotidiana, todo lo demás fue completamente olvidado. Incluso el hecho de haber olvidado esas cosas estaba enterrado en el abismo de las cosas olvidadas. Pero tenía la fuerte sensación de que él estaba esperando algo o a alguien.

Sus recuerdos fueron enterrados en un lugar distante.

Él respondió con un “No lo sé”. Ni siquiera él mismo sabía qué estaba esperando.

El niño gritó fuerte por primera vez, y entonces se dio cuenta de que esto era algo importante e irremplazable para él.

Para alguien que no tenía nada, como él, era maravilloso tener algo importante, aún así, se había olvidado de ello. Oh, qué estupidez… la gente se encaminaba hacia la muerte así. Éste descubrimiento lo entristeció mucho.

“¿Cómo te llamas?”

El niño gritó al tiempo que le daba su respuesta aturdido, profiriendo ese único nombre.

“Kou.”

En algún lugar, el sonido del aletear de las alas de un ave volvió a sonar.’


Fuente: http://community.livejournal.com/saiunkoku/315459.html

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