Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.
>ANTERIOR
La Provincia Sa –La casa principal de la familia Sa.
Hyou Eiki alzó la vista hacia el camino trazado por la estrella que había aparecido, con su abanico de plumas en la mano. Su mirada se tornó severa.
“¿Ese cometa caerá desde Tenki, y se dirigirá hacia La Doncella Tejedora?...”
Eiki cerró los ojos… Habían pasado más de cincuenta años desde que abandonó el clan Hyou.
Eiki, que había nacido con inmensos poderes sobrenaturales, había sido criada con mucho esmero como la sucesora de Ruka, una posición que no había sido decidida por mucho tiempo. No obstante, Eiki rechazó todo y huyó. Definitivamente, ella quería estar con Enjun. Pero, más que eso, ella no quiso permanecer en esa casa. Ella no deseaba estar atada a ella. Lo que ella quería, en este salvaje mundo, era vivir como lo deseara. Ella había pensado que decidir su propia vida era algo digno de orgullo. El deseo de la que alguna vez fuera una jovencita, se había realizado al abandonar la casa en la que había nacido.
-¿Decidir tu propia vida? Qué absurdo. Ella había escapado. Tal y como Ruka-sama había dicho.
De los labios de Eiki salió una mofa de autocompasión. Aún cuando ella había sermoneado a Kokujun por huir.
Ahora, ella sabía lo que debía haber hecho.
“…Así que, ¿también me ha llegado la hora?...”
Había alguien que había continuado con su labor, después de que Eiki hizo todo a un lado.
La orgullosa chica había volado y volado a través de la vida, con todas sus fuerzas.
Sólo lamentaba una cosa.
Viendo los movimientos del cielo, Eiki repentinamente sonrió, con una cara jovial.
“…Una vez que se termine, ¿nos encontraremos sin prisas en el reino del crepúsculo? Mi Señor…”
Ella sintió que el espacio se deformó a sus espaldas. Cuando ella volteó, había un hombre joven parado ahí. Cuando Eiki vio esa cara familiar, no movió ni un poco las cejas, pero si masajeo sus sienes… Una cosa más de qué lamentarse.
“Cielos, despertándote a estas alturas. Si necesitabas ayuda, ¡¿por qué no viniste antes?!”
Eiki se acercó al hombre. Levantó la vista hacia sus ojos, que se parecían a los de un gato en un lugar alto, y el hombre le sonrió de vuelta como si se estuvieran burlando un poco de él. Eiki bufó. Este hombre nunca fue sincero con Eiki o Enjun. Él siempre evadía las cosas de brazos cruzados. De pronto, Eiki movió su larga mano. Su envejecida, pero elegante mano se acomodó en la mejilla del hombre, que era bastante atractivo.
“Idiota… mira que perder la vida siendo tan joven… El mundo es grande, y tú eras tan débil. La vida y la muerte, y también el amor, no eran lo que tú pensabas… Enjun y yo no fuimos capaces de enseñarte esto cuando estabas vivo. Bueno entonces, esta es la última oportunidad que tienes para que yo haga algo por ti. Dime lo que quieres.”
Hubo un compás de silencio. El hombre lentamente estrechó sus ojos de gato, y llevó un largo y elegante dedo al mentón de Eiki. Él murmuró, con encanto inaudible. Con una voz que no era voz.
-Por favor, dame tu vida, dijo.
De pronto, hechiceros del clan Hyou y “Muñecas Asesinas” rodearon a Eiki y al hombre, formando un círculo.
Los labios de Eiki sonrieron atractivamente. Ella vio algunas caras conocidas.
“Hmph. ¿Han venido a matarme y a destruir por completo el santuario de la Provincia Sa esta vez?”
Eiki ya no poseía el poder sobrenatural que se igualaba al de Ruka. Se había casado con una persona normal, y con los años, su vida y poderes se habían debilitado. Los hechiceros y “Muñecas Asesinas” habían sido enviados por si acaso. Era como si él hubiera anticipado todos los movimientos de Eiki. Esta forma artera de hacer las cosas, sin rodeos, era igual a cómo el joven que tenía frente a sus ojos, hacía las cosas en vida.
Inexorablemente, los hechiceros y las “Muñecas Asesinas” se movían sigilosamente, presionando, cerrando el círculo.
Ella sólo lamentaba una cosa. Todavía tenía cosas qué hacer. Ella pensó que había llegado a la edad en que podía terminar con esto. No obstante, tal vez no era así. Esa sería la persona a la que ella tendría que entregar su vida.
Eiki miró ferozmente al hombre, que seguía sonriendo con elegancia, por el rabillo de su ojo.
“Tonto… Muy bien. Si tanto deseas matarme –Entonces te la entregaré.”
Eso significaría entonces, darle algo a su nieto al que nunca fue capaz de darle nada en toda su vida.
El viento sopló. Los ojos de Eiki se cerraron, y de su mano, cayó suavemente el abanico de plumas.
…Lo último que Eiki vio, fue a Sakujun, con sus ojos angostos como los de un gato, y una elegante sonrisa en su cara.
**
Siguiendo al santuario de la Provincia Heki, ahora el santuario de la Provincia Sa había desaparecido.
-Por el rabillo del ojo, él pudo ver una estrella roja aparecer repentinamente y caer del cielo, arrastrando una cola.
Una estrella que anunciaba la calamidad. El cometa cayó de la constelación de las Memorias de los Cielos hacia la constelación de la Doncella Tejedora. Un gran peso cayó sobre el pequeño cuerpo de Uu Uu. Él trataba con todas sus fuerzas de no gritar. Kiyou era el eje de toda la nación. Especialmente en cuestiones espirituales. El Ministerio de la Cueva de los Iluminados y la casa principal de la familia Hyou estaban por encima de todos los sellos de las tierras sagradas de cada provincia, y al mismo tiempo, el poder que fluía de las tierras sagradas de cada provincia protegía a Kiyou. Si alguna fallaba, los otros precintos sagrados llenarían el vacío, y juntos llenarían cualquier hueco.
Después del de la Provincia Heki, ahora era el de la Provincia Sa. Y además, la reparación del espejo que había sido roto en la Cueva de los Nueve Colores, había sido confiada a Heki Karin-dono, pero todavía no estaba terminado.
…Cuando éste estuviera completo, probablemente Heki Karin-dono moriría.
No obstante, el Ministerio de la Cueva de los Iluminados tenía que pedírselo a ella.
(Está hecho en tal forma…)
Desde tiempos antiguos, sin embargo, ha habido cosas que han sido protegidas por el bien de alguien. Había alguien que podía entrar en el recinto sagrado y llegar hasta el objeto sagrado, y entonces fácilmente destruirlo.
Esa persona –de una forma u otra, sólo podía ser una persona ligada al clan Hyou.
Él había escuchado que Ruka no había tratado de evitar que el “Lobo Negro” rompiera el espejo en la Cueva de los Nueve Colores.
“El exterior está asolado por la guerra. Has obtenido la sabiduría y la magia necesarias para poder irte. Es una regla inquebrantable para la familia Hyou no involucrarse en la política, pero no podemos permanecer indiferentes. No puedes olvidar esto. Nosotros protegemos a las personas sin luchar. Cuando salgas al “exterior”, observa al mundo y su gente, piénsalo bien y al final, haz lo que creas correcto. No te olvides del honor del clan Uu al ser sirvientes de la familia Hyou.”
En medio de la oscuridad, ésas palabras siempre fueron una guía para Uu Uu.
Él ignoraba el motivo de que ella se transformara. No obstante, Uu Uu también había cometido un error en algún punto.
Él no se arrepentía de haber dejado escapar a “Bara-hime”, traicionándola. Sin embargo, desde ese momento, era como si una enorme sombra oscura hubiera caído. La sombra, gradualmente había tomado una extraña forma, había crecido, y aún cuando él notó esto, Uu Uu no dio marcha atrás. Entre más viejo se hacía, más hábil se volvía en darle la espalda a sus errores. En verdad, él no tenía derecho a sermonear a los jóvenes.
Gradualmente, las cosas habían llegado a esto. A Uu Uu también le había llegado la hora de rendir cuentas.
Por el bien del joven emperador, por el bien de Riou, había algo que él tenía que hacer.
…Antes, él había dejado que el “Lobo Negro”se ocupara. Pero precisamente a causa de eso, su mala conciencia se había vuelto una gran sombra.
(Mi princesa)
Si no vuelves a ser la de antes…
Esta vez, tendré que enfrentarte.
Como lo prometí, te ofreceré toda mi vida, que ha sido preservada por tu bien.
-Incluso si termino por perderte para siempre.
***
Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/01/saiunkoku-book-15-epilogue/
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SAIUNKOKU 15
(Kuraki Tasogare no Miya)
Epilogo
Editado por Charmian
Traducido por Violet Raven
(Kuraki Tasogare no Miya)
Epilogo
Editado por Charmian
Traducido por Violet Raven
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Epilogo
La Provincia Sa –La casa principal de la familia Sa.
Hyou Eiki alzó la vista hacia el camino trazado por la estrella que había aparecido, con su abanico de plumas en la mano. Su mirada se tornó severa.
“¿Ese cometa caerá desde Tenki, y se dirigirá hacia La Doncella Tejedora?...”
Eiki cerró los ojos… Habían pasado más de cincuenta años desde que abandonó el clan Hyou.
Eiki, que había nacido con inmensos poderes sobrenaturales, había sido criada con mucho esmero como la sucesora de Ruka, una posición que no había sido decidida por mucho tiempo. No obstante, Eiki rechazó todo y huyó. Definitivamente, ella quería estar con Enjun. Pero, más que eso, ella no quiso permanecer en esa casa. Ella no deseaba estar atada a ella. Lo que ella quería, en este salvaje mundo, era vivir como lo deseara. Ella había pensado que decidir su propia vida era algo digno de orgullo. El deseo de la que alguna vez fuera una jovencita, se había realizado al abandonar la casa en la que había nacido.
-¿Decidir tu propia vida? Qué absurdo. Ella había escapado. Tal y como Ruka-sama había dicho.
De los labios de Eiki salió una mofa de autocompasión. Aún cuando ella había sermoneado a Kokujun por huir.
Ahora, ella sabía lo que debía haber hecho.
“…Así que, ¿también me ha llegado la hora?...”
Había alguien que había continuado con su labor, después de que Eiki hizo todo a un lado.
La orgullosa chica había volado y volado a través de la vida, con todas sus fuerzas.
Sólo lamentaba una cosa.
Viendo los movimientos del cielo, Eiki repentinamente sonrió, con una cara jovial.
“…Una vez que se termine, ¿nos encontraremos sin prisas en el reino del crepúsculo? Mi Señor…”
Ella sintió que el espacio se deformó a sus espaldas. Cuando ella volteó, había un hombre joven parado ahí. Cuando Eiki vio esa cara familiar, no movió ni un poco las cejas, pero si masajeo sus sienes… Una cosa más de qué lamentarse.
“Cielos, despertándote a estas alturas. Si necesitabas ayuda, ¡¿por qué no viniste antes?!”
Eiki se acercó al hombre. Levantó la vista hacia sus ojos, que se parecían a los de un gato en un lugar alto, y el hombre le sonrió de vuelta como si se estuvieran burlando un poco de él. Eiki bufó. Este hombre nunca fue sincero con Eiki o Enjun. Él siempre evadía las cosas de brazos cruzados. De pronto, Eiki movió su larga mano. Su envejecida, pero elegante mano se acomodó en la mejilla del hombre, que era bastante atractivo.
“Idiota… mira que perder la vida siendo tan joven… El mundo es grande, y tú eras tan débil. La vida y la muerte, y también el amor, no eran lo que tú pensabas… Enjun y yo no fuimos capaces de enseñarte esto cuando estabas vivo. Bueno entonces, esta es la última oportunidad que tienes para que yo haga algo por ti. Dime lo que quieres.”
Hubo un compás de silencio. El hombre lentamente estrechó sus ojos de gato, y llevó un largo y elegante dedo al mentón de Eiki. Él murmuró, con encanto inaudible. Con una voz que no era voz.
-Por favor, dame tu vida, dijo.
De pronto, hechiceros del clan Hyou y “Muñecas Asesinas” rodearon a Eiki y al hombre, formando un círculo.
Los labios de Eiki sonrieron atractivamente. Ella vio algunas caras conocidas.
“Hmph. ¿Han venido a matarme y a destruir por completo el santuario de la Provincia Sa esta vez?”
Eiki ya no poseía el poder sobrenatural que se igualaba al de Ruka. Se había casado con una persona normal, y con los años, su vida y poderes se habían debilitado. Los hechiceros y “Muñecas Asesinas” habían sido enviados por si acaso. Era como si él hubiera anticipado todos los movimientos de Eiki. Esta forma artera de hacer las cosas, sin rodeos, era igual a cómo el joven que tenía frente a sus ojos, hacía las cosas en vida.
Inexorablemente, los hechiceros y las “Muñecas Asesinas” se movían sigilosamente, presionando, cerrando el círculo.
Ella sólo lamentaba una cosa. Todavía tenía cosas qué hacer. Ella pensó que había llegado a la edad en que podía terminar con esto. No obstante, tal vez no era así. Esa sería la persona a la que ella tendría que entregar su vida.
Eiki miró ferozmente al hombre, que seguía sonriendo con elegancia, por el rabillo de su ojo.
“Tonto… Muy bien. Si tanto deseas matarme –Entonces te la entregaré.”
Eso significaría entonces, darle algo a su nieto al que nunca fue capaz de darle nada en toda su vida.
El viento sopló. Los ojos de Eiki se cerraron, y de su mano, cayó suavemente el abanico de plumas.
…Lo último que Eiki vio, fue a Sakujun, con sus ojos angostos como los de un gato, y una elegante sonrisa en su cara.
**
Siguiendo al santuario de la Provincia Heki, ahora el santuario de la Provincia Sa había desaparecido.
-Por el rabillo del ojo, él pudo ver una estrella roja aparecer repentinamente y caer del cielo, arrastrando una cola.
Una estrella que anunciaba la calamidad. El cometa cayó de la constelación de las Memorias de los Cielos hacia la constelación de la Doncella Tejedora. Un gran peso cayó sobre el pequeño cuerpo de Uu Uu. Él trataba con todas sus fuerzas de no gritar. Kiyou era el eje de toda la nación. Especialmente en cuestiones espirituales. El Ministerio de la Cueva de los Iluminados y la casa principal de la familia Hyou estaban por encima de todos los sellos de las tierras sagradas de cada provincia, y al mismo tiempo, el poder que fluía de las tierras sagradas de cada provincia protegía a Kiyou. Si alguna fallaba, los otros precintos sagrados llenarían el vacío, y juntos llenarían cualquier hueco.
Después del de la Provincia Heki, ahora era el de la Provincia Sa. Y además, la reparación del espejo que había sido roto en la Cueva de los Nueve Colores, había sido confiada a Heki Karin-dono, pero todavía no estaba terminado.
…Cuando éste estuviera completo, probablemente Heki Karin-dono moriría.
No obstante, el Ministerio de la Cueva de los Iluminados tenía que pedírselo a ella.
(Está hecho en tal forma…)
Desde tiempos antiguos, sin embargo, ha habido cosas que han sido protegidas por el bien de alguien. Había alguien que podía entrar en el recinto sagrado y llegar hasta el objeto sagrado, y entonces fácilmente destruirlo.
Esa persona –de una forma u otra, sólo podía ser una persona ligada al clan Hyou.
Él había escuchado que Ruka no había tratado de evitar que el “Lobo Negro” rompiera el espejo en la Cueva de los Nueve Colores.
“El exterior está asolado por la guerra. Has obtenido la sabiduría y la magia necesarias para poder irte. Es una regla inquebrantable para la familia Hyou no involucrarse en la política, pero no podemos permanecer indiferentes. No puedes olvidar esto. Nosotros protegemos a las personas sin luchar. Cuando salgas al “exterior”, observa al mundo y su gente, piénsalo bien y al final, haz lo que creas correcto. No te olvides del honor del clan Uu al ser sirvientes de la familia Hyou.”
En medio de la oscuridad, ésas palabras siempre fueron una guía para Uu Uu.
Él ignoraba el motivo de que ella se transformara. No obstante, Uu Uu también había cometido un error en algún punto.
Él no se arrepentía de haber dejado escapar a “Bara-hime”, traicionándola. Sin embargo, desde ese momento, era como si una enorme sombra oscura hubiera caído. La sombra, gradualmente había tomado una extraña forma, había crecido, y aún cuando él notó esto, Uu Uu no dio marcha atrás. Entre más viejo se hacía, más hábil se volvía en darle la espalda a sus errores. En verdad, él no tenía derecho a sermonear a los jóvenes.
Gradualmente, las cosas habían llegado a esto. A Uu Uu también le había llegado la hora de rendir cuentas.
Por el bien del joven emperador, por el bien de Riou, había algo que él tenía que hacer.
…Antes, él había dejado que el “Lobo Negro”se ocupara. Pero precisamente a causa de eso, su mala conciencia se había vuelto una gran sombra.
(Mi princesa)
Si no vuelves a ser la de antes…
Esta vez, tendré que enfrentarte.
Como lo prometí, te ofreceré toda mi vida, que ha sido preservada por tu bien.
-Incluso si termino por perderte para siempre.
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Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/01/saiunkoku-book-15-epilogue/
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