viernes, 26 de marzo de 2010

VOLUMEN 15 Capítulo 7

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.

SAIUNKOKU 15
(Kuraki Tasogare no Miya)
Capítulo 7
Editado por Charmian
Traducido por Violet Raven


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Capítulo 7


El abanico abultado en el bolsillo de su pecho estaba envuelto en calor, como electricidad estática.
Lo reconsideró tres segundos. Cuatro. Entonces, era inútil seguir esperando, pensó.
Aunque en realidad él había tenido ganas de preguntar, había soportado desesperadamente, pensando que no se podía hacer nada.
Éste era el límite.
“---¡¡Lo siento, Riou-kun!! Seguramente te vas a enfadar y dirás que este no es el momento ni el lugar, pero te preguntaré de todas formas. Te preguntaré porque después de hacerlo no me importa cuánto me grites. -¡¿Es realmente cierto que Shusui-dono está a salvo?!”
La ubicación de Jin era desconocida, no se encontraba por ningún lado. Shuuei estaba ansioso respecto a Jin, pero vio que era ridículo preocuparse por la seguridad de Jin. Con Shusui era distinto.
“Si, ella debe estar bien. A veces, Shusui merodea a nuestro alrededor.”
Los ojos de Shuuei se volvieron dos puntos. ¿Ella a veces merodeaba a su alrededor? Él se preguntó si Riou estaba mal de la cabeza, pero luego de considerar que esa era la mansión de la familia Hyou, se puso tremendamente pálido.
“…¡¿Será posible que ya sea demasiado tarde, y ella se ha vuelto un fantasma?! ¡¿Ella está vagando por ahí en algún lado?!”
Y encima de eso, ¡¿por qué Riou podía verla y él no?! Si se tratara de Shuurei-dono, podría perdonarla, ¡¿pero Riou?!
(Momento, ¡¿qué significa esto?! ¡¿El amor que le he tenido por diez años no la ha alcanzado?! Es un insulto.)
Riou estaba irritado. Shuurei estaba bien –pero parecía que para la gente del “exterior”, el clan Hyou era visto completamente como un “clan misterioso”. Aún cuando él no podía asegurar que no era así.
“¡Tonto! No. Hay un ratón blanco que merodea por aquí. Es ella. A veces ella viene aquí.”
“¿Qué? ¿Dijiste un ratón blanco?... ¿Eh?”
Era cierto, había un ratón blanco que a veces merodeaba por ahí. Shuuei también lo había observado con interés, porque era un ratón blanco que dejaba una impresión diferente a la normal.
Recordando eso, Shuuei declaró firmemente:
“No, no es Shusui-dono.”
“…¿Cómo puedes asegurar eso? Tú eres un humano normal.”
“Instinto. En verdad tiene un aura femenina, pero ése ratón tiene una belleza de clase austera.”
“¿Eres un experto en ratones-? ¿Haces tal afirmación solamente basado en el instinto?”
“No, no, soy experto en mujeres, no en ratones. Mis ojos no me engañan.”
Una firme declaración. En el clan Hyou, donde los hombres estaban por debajo de los ratones, esta era la primera vez que él había visto un hombre con tanto coraje. Riou deseó que Ruka y todos los hombres de la familia Hyou pudieran escuchar esto.
“Riou-kun, tú también eres un humano normal, ¿por qué estás tan seguro de que es Shusui-dono?”
“Pues-“
Él había visto con sus propios ojos que el ratón usó un relámpago mágico para revivir a Shuurei, y de alguna forma, el que la ilusión de Shiba Jin se dispersara, parecía haber sido obra del ratón. Era imposible que fuera un ratón normal.
(…Pero en realidad, aunque él había dicho que era Shusui, el ratón no había asentido…)
El pecho de Riou produjo un sonido desagradable. El cabello de su nuca se erizó.
(…¿Y qué pasaría si ése ratón no era Shusui? Si fuera alguien más.)
Ahora, todos los magos y sacerdotisas de alto nivel habían sido enviados lejos, y había una persona que podía usar el hechizo del relámpago mágico revitalizante.
-Había una, sólo una.
Definitivamente, si se trataba de ésa persona, la muerte de Shuurei sería un inconveniente. Siendo más exactos, la muerte del ‘cuerpo’ de Shuurei.
(¿Era posible que ése ratón fuera--)
Shuurei estaba sola en el cuarto. Riou había dicho que la dejaran ahí. Porque él había pensado que una de las razones por las que esa persona no le había hecho nada a Shuurei era porque ésa era “la Habitación de la Tranquilidad”. La regla dictaba que las personas que estuvieran dentro de “la Habitación de la Tranquilidad” estaban bajo la protección de la familia Hyou. Fue por eso que él eligió ese cuarto desde el principio. Esa regla podía ser suficiente para estar seguro de ello, y si Ruka respetaba el honor del clan Hyou- además, el ratón blanco estaba ahí, por lo tanto aunque ni Shuuei o Jin estuvieran ahí, si la presión aumentaba, Shusui seguramente la protegería.
…Esa vez, Shuurei, extraña y obedientemente había dicho “Entiendo. Vayan, entonces”, y se retiró.
Entonces, ella se quedó en la habitación con el ratón blanco.
Riou crujió los dientes.
“Entiendo. Vayan, entonces.”
No fue un ‘Los esperaré. Vayan, entonces’. Era como si algo pudiera pasar inclusive dentro de ese cuarto.
Riou escuchaba un desagradable latido en sus oídos.
…En otras palabras, si tiene mi cuerpo, Ruka-san puede vivir.
Te pido que te detengas. No te traje aquí para eso.
Te lo pido.
“…Riou-kun, ¿qué pasa?”
“—Nada.”

Riou no volvería.
“Por favor, regresa después de hacer que todas las puertas del clan Hyou que han sido cerradas herméticamente, sean abiertas de ese lado”
Él había decidido cumplir el deber del clan Hyou.

**

Shuurei, sola en la habitación, se sentó en la cama. Juntó las rodillas y puso ambas manos sobre ellas. El ratón blanco se escabulló dentro, y velozmente se aproximó, quedando frente a Shuurei.
Shuurei saludó al elegante ratón blanco.
¿Por qué razón, desde el principio, Shuurei vio a ese ratón como una mujer?
Una hermosa mujer, con chispas flameantes dentro de sus ojos negros de carbón, parecida a una niña, parecida a una anciana dama.
Los ratones blancos eran los guardianes de la mansión. Pequeños mensajeros de los dioses.
Así, ella era en especial, la persona que continuamente protegía a la familia Hyou.
El ratón blanco enroscó su cola alrededor de su garganta. Sus redondos y brillantes ojos negros, al mismo tiempo, recordaban a los de una oscuridad abismal.
De alguna parte, surgió un sonido de hojas crujiendo, como el sonido de las olas.
Por un segundo, ella creyó ver un gigantesco árbol de pagoda, con la copa de sus ramas meciéndose. Al instante en que parpadeó por la sorpresa, el sonido del crujir de las hojas y la sombra del árbol de pagoda, se desvanecieron.
En su lugar, ante los ojos de Shuurei, apareció la figura de una chica tan hermosa, que su belleza era capaz de hacerle cerrar los ojos a cualquiera.
“Hmph… eres valiente, niña. ¿Acaso has elegido enfrentarme tú sola?”
Shuurei recordaba a esa chica.
El cabello del color de la oscuridad, su pálida piel, sus labios como la sangre.
Era la joven que se le apareció a Shuurei junto a la cama, en medio del solitario rayo azul de la luna derramándose en la habitación.
-Hyou Ruka.
Ruka estiró sus elegantes, delgados y transparentes dedos hacia Shuurei.
Shuurei no se apartó.
Los dedos de Ruka se entrelazaron en la muñeca de Shuurei, una sensación más etérea que la realidad y aún así, más cierta que la nada.
Algo se transmitió de Shuurei a Ruka, como una corriente eléctrica. Algo estaba siendo succionado – al momento siguiente, después de que creyó que, junto con la ilusión de que lo que estaba delante de ella se había dado media vuelta, su visión se deformó.
Estaba extremadamente mareada, y los oídos le zumbaban.
Puntos rojos, azules y negros aparecieron en su vista.
De la nada, surgieron las escandalosas risas de algunas jovencitas.

**

Shuurei estaba rodeada de decenas de hermosas jovencitas, adolescentes y algunas como de veinte años.
Todas sonreían con inocencia.
Pese a su edad, parecían tan indefensas como infantes.
Entonces, Shuurei, quien estaba rodeada de ellas –Shuurei, quien estaba siendo observada desde arriba por ellas, era una niña más joven que ellas, tenía alrededor de diez años. Una de las chicas le jaló una manga, como si no pudiera esperar.
-Princesa, nuestra princesa.
Aunque parecía estar hablando, Shuurei notó que sus labios no se movían en absoluto.
-Hoy, por favor háblanos mucho.
-Por favor, tócanos tu hermoso erhu.
-Por favor, cántanos las canciones de la tarde.
-Estoy tan contenta de que regresaras. Princesa nuestra…
Pequeñas voces, como hojas crujiendo, lo suficientemente suaves como para hacer sentir mareado a cualquiera.
Una de las chicas, con una expresión confundida, tocó la mejilla de Shuureii con sus dedos.
¡¿Por qué lloras? ¿Pasó algo triste?
Ella estaba llorando. Surcos de lágrimas caían de su rostro acompañados de sollozos, mojando su mano. Alguien respondió. La voz, clara como la de una campana, todavía joven, era hermosa, aunque distorsionada por los sollozos.
“No… las tristezas terminaron… Han terminado. Hoy, he asesinado a todos los estúpidos miembros del clan, magos y sacerdotisas que temían y halagaban a mi padre, quien hizo a un lado su orgullo y cuyos ojos se nublaron por el deseo y la ambición. Por eso, ahora estamos bien. No volverán a escuchar la voz de mi padre. Yo lo he silenciado. Mi padre se ha vuelto loco, así que lo encerré en un lugar que nadie pueda encontrar, en la torre de “Bara-hime”. He utilizado sellos muy poderosos, así que nadie podrá volver a ver a mi padre otra vez. Ni siquiera yo puedo entrar… Así él no volverá a ver a nadie. Después de esto, no volveremos a ver a mi padre otra vez. Podemos actuar sin odiarlo. Por eso, no quedan más tristezas. Las tristezas han terminado…”
Las jóvenes ladearon sus cabezas, y con su última palabra, sonrieron. Como si dijeran “Gracias a Dios.”
Su cuerpo entero estaba manchado de sangre que goteaba, y la voz finalmente murmuró.
“Mi padre era el ‘amo’. Mientras los humanos no lleguen aquí, las cosas permanecerán como están. Mientras nadie mate a mi padre, él seguirá siendo el ‘amo’. No obstante, nadie más es capaz de hacer eso. Es imposible que alguien rompa mis sellos y lo encuentre. No puede haber otra persona que pueda matar a mi padre.”
A excepción de ella, que había nacido bajo la estrella del parricidio, no era posible que alguien más pudiera hacerlo.

La escena cambió.
Rápidamente, ella alzó la vista.
“-¿Eiki ha escapado hacia el “exterior”? ¡Esa niña estúpida! ¡¡Persíganla hasta los confines de la tierra y tráiganla de regreso!!”
A decir por el tono de la enfadada voz, que había impactado como un rayo, la persona de la que provenía tenía alrededor de treinta años.
Su vista vaciló y cayó sobre sus rodillas. Se arañó el pecho, como si fuera un pez sobre tierra seca.
“…¿Acaso… he usado demasiado poder?... Guh, esa estúpida niña… Sabía que esto pasaría pronto, por eso la crié con esmero para que fuera mi sucesora, pero… Esperé y esperé a que naciera, la única sacerdotisa que poseyera los divinos poderes ideales para ser mi sucesora… De todas las cosas, tenía que huir tras un noble de tercera categoría que eligió a ese maldito príncipe, ¿cómo puede ser tan idiota…?”
El sonido de su vida fluyendo era como los rápidos de un río. Era una sensación que Shuurei podía recordar.
“Debo vivir… al menos, hasta que Eiki vuelva –Alguien… que proteja…”
No había nadie más. Sacerdotisas que poseyeran suficiente poder para suceder a Ruka, hechiceros, nadie.
Pero- su vida, su cuerpo, ella los había estado usando al límite continuamente, y por eso se agotaron.
La emperatriz sanguinaria, blandiendo suficiente poder divino. La velocidad a la que su vida se estaba acabando, tampoco era normal.
Aún así, ella no cambió. Ella tenía un deber. Tenía trabajo qué hacer. No tenía tiempo para preocuparse de su propia vida o su cuerpo.

Existir para el bien de la gente desvalida, a la que ella tenía que proteger, era el orgullo de la familia Hyou. El orgullo de Ruka.
Si ella dejaba ir eso, Ruka dejaría de ser Ruka.
‘Mi princesa’ una voz familiar surgió de algún lado. Una voz que no había escuchado en más de diez años.
-‘Veámonos de nuevo en el crepúsculo’
‘Hasta entonces, por favor no muera, por favor, espéreme’ –incluso si ella tenía que traicionar las palabras de Uu Uu.
Porque su orgullo era la diferencia entre Ruka y su enloquecido padre.
Es mejor morir, que perderlo.
Shuurei sentía sus latidos junto a su oído. Eso era tan-
Ella sabía que ella estaba llorando. No Shuurei. Las mejillas de la dueña de esa voz, estaban mojadas de calientes lágrimas, que humedecieron sus mangas. ¿Frustración? ¿Rabia? ¿Miseria? Podía ser cualquiera de ellas, o todas mezcladas juntas. Era solamente ella quien lloraba de esta forma.
“Aún… me quedan infinidad de cosas por hacer…”
Con sus pasos cayendo como hojas, alguien se arrodilló a su lado.
Jóvenes que se habían vuelto adultas, incesantemente sonriendo inocentemente como siempre.
-Nuestra Señora… um, um, por favor, úsanos.
-Nuestros cuerpos, por favor, úsalos.
-No llores.
-Tú nos has hablado mucho, nos has cantado muchas canciones.
-Por favor, permítenos devolverte el favor. Tú siempre nos has protegido, nuestra amada Señora.
-Al igual que nuestras hermanas, poco a poco nos quedaremos en blanco, y algún día dormiremos profundamente y moriremos. Princesa, por favor, entra en nosotras. Así seremos felices.
-Entonces podremos vivir mucho tiempo a tu lado. No estaremos solas. ¿Verdad…?

Ésa fue la razón.

**

Ella sintió como si hubiera sido tirada en algún lado por una mano gigante. Se levantó, tambaleándose. Veía puntos negros danzando en sus ojos.
(Ahora era -¿qué…?)
Ese tiempo pasó como un segundo, pero también como cientos de años.
Ella limpió el sudor de su frente y levantó la cabeza. Los ojos de Shuurei se abrieron velozmente.
Ése no era el cuarto donde había estado antes.
La luz de luna azul. Linternas alineadas como si fuera un cortejo fúnebre.
Entre ellas, había algunas decenas de cajas largas y blancas.
Eran ataúdes.
“¡---¡“
Ruka apareció en el aire e hizo como si caminara entre los ataúdes.
Su transparente y delgado pie se detuvo frente a uno de ellos. Lentamente volteó hacia Shuurei.
“Ahora, niña-Kou Shuurei.”
Una voz tan fría como nieve que no se derrite ni en el verano, y ojos tan oscuros como un abismo.
“Ya debes saber esto. Los caminos que te quedan por elegir son pocos. No obstante, los hay. Si me estabas esperando, entonces parece que ya te decidiste por uno.”
Esa mirada, y una autoridad opresiva. Sin saberlo, Shuurei emitió un sonido desde su garganta. Aunque Ruka la observaba fijamente, no la estaba amenazando. Pese a que ella sólo estaba parada ahí, Shuurei sintió que sus rodillas estaban a punto de doblarse.
La emperatriz sanguinaria. En algún lado… ella no podía recordar dónde había escuchado eso, pero ése nombre le quedaba a la perfección.
Shuurei reunió fuerzas en su interior, y miró a Ruka. Ya que las escenas que Shuurei vio con anterioridad no fueron mencionadas, parecía que por mera casualidad, Shuurei había sido la única que las había visto.
Ruka sonrió, y los extremos de sus labios se elevaron lentamente.
“…Sin embargo, antes de preguntarte, ¿quieres que te ofrezca una simple garantía? En verdad no era mi intención, pero abriré este camino para ti.”
Ruka simuló dar un ligero toque al ataúd frente al que se había detenido. Por un breve momento, parecía como si la persona que estaba dentro, fuera a despertar.
“Si quieres probar, entonces abre el que desees. No tengas miedo, todos están vacíos. Excepto éste.”
Aunque eso le había dicho, a Shuurei no se le ordenó específicamente que lo hiciera, pero ya que la palabra ‘vacío’ le molestaba, ella, lentamente, sólo un poquito, abrió el ataúd más cercano.
Tenía un dulce olor a flores. Ella se asomó dentro… y definitivamente estaba vacío. Sólo tenía flores muy blancas, esparcidas como una alfombra. Shuurei, con un vuelco en el estómago, abrió uno o dos más, pero todos ellos estaban iguales. Sólo había lechos de flores.
“Ya debes haber oído que he extendido mi vida. Yo quería vivir. Por esa razón, he usado sin piedad a muchas de las hijas de este clan. El número de estos ataúdes vacíos representa el número de chicas que he usado. Ahora, todas ellas han fallecido, y descansan bajo el suelo.”
Shuurei estaba sin habla.
Había varias decenas de ataúdes blancos. Casi todos…
No obstante, la expresión de Ruka no cambió ni un poco. Sus ojos inexpresivos recorrieron con indiferencia los ataúdes.
“Un hechizo especial ha sido puesto sobre estos ataúdes. Las chicas pueden permanecer vivas algunas décadas, durmiendo. Cuando el cuerpo que estoy usando ha alcanzado su límite, elijo un cuerpo de uno de estos ataúdes, y lo utilizo como mi nuevo cuerpo. Ahora ya sólo queda un ataúd.”
Ruka le dio un golpe al ataúd que había tocado antes, con un toque tan ligero como una pluma.
“-Sólo queda un cuerpo.”
Ella lanzó una mirada al rostro de Shuurei.
“¿No crees que tienes suerte? Si hubiera usado este cuerpo, no quedaría ninguno para ti. Claro que no tengo motivos para darte este preciado cuerpo… Pero, esta vez tengo un capricho. Tú puedes usar el cuerpo de esta chica. Cualquiera que sea la razón: si quieres vivir en el ‘exterior’, si deseas vivir, si tienes algún deseo, cualquiera está bien. Si quieres seguir viviendo –entonces te daré la vida de esta chica. Te garantizo que moveré toda tu ‘alma’ al cuerpo de esta chica. Juro por mi nombre que no es una trampa.”
Ruka aterrizó tres pasos lejos de Shuurei. Su altiva mirada se posó sobre Shuurei, como una flecha.
“…Entonces, después de esto, te preguntaré otra vez. Kou Shuurei, ¿qué es lo que harás? ¿Escogerás el mismo método que yo? ¿Usaras el cuerpo de esta chica y volverás al ‘exterior’?”
Shuurei lentamente volteó la vista hacia el ataúd que quedaba.
“…¿Puedo abrirlo y ver lo que hay dentro?”
Por alguna razón, se hizo un silencio extraño. Luego de este intervalo anormal, Ruka asintió sin interés. Shuurei se acercó al ataúd y abrió la tapa. Tenía el dulce olor a flores. Pero, a diferencia de los otros ataúdes, una chica dormía ahí, rodeada de flores. Parecía ser algo más grande que Shuurei, tenía poco más de veinte años. Sus manos estaban cruzadas sobre su pecho, y las mejillas rosadas, y cuando ella estiró su mano y la tocó, estaban suaves y cálidas. Tanto que era difícil creer que no volvería a despertar. Shuurei miró a la chica. Estaba ahí dormida, como si hubiera sido enterrada en flores cien años atrás.
“…Es hermosa. Si me mudara a ella, la cara de esta persona me pertenecería.”
“Si.”
Shuurei sonrió levemente, y luego… cerró el ataúd.
“Habría sido lindo haber nacido tan hermosa… Pero, me gusta como soy.”
“¿Te desagrada cambiar tu rostro?”
“No.”
“¿No quieres vivir?”
“No, si quiero vivir. Quiero vivir mucho tiempo. Hay muchas cosas que quiero hacer. Si hubiera una forma, me lanzaría hacia ella. Pero no escogeré este método.”
Los ojos de Ruka se estrecharon. No estaba enfadada o irritada.
Más bien era como si estuviera intentando cuidadosamente de captar con detalle cada cambio de expresión y de palabras de Shuurei.
“¿Te desagrada intercambiar tu cuerpo por el de una persona viva en cuerpo y alma, aunque ésta no vuelva a despertar?”
“No es cuestión de hacer bien o mal.”
Las escenas que había vislumbrado un segundo antes, volvieron a despertar en su interior. Si ese era el pasado, y era verdad, entonces la chica a la que llamaban ‘princesa’, quizás había sido Ruka.
…Ruka no había poseído a las jóvenes en contra de su voluntad, sino más bien, ellas le habían ofrecido sus cuerpos por su libre albedrío. Ellas querían que Ruka usara sus cuerpos cuando algún día se sumieran en un sueño parecido a la muerte.
El cuerpo de la chica que estaba en el ataúd era suave, cálido, y tenía pulso. Quizás ella era más humana que Shuurei, quien se había vuelto fría hasta las puntas de los dedos. Sin embargo, ella nunca despertaría.
Mientras ellas no pudieran despertar. Intercambiar tu corazón por el de otra persona viva.
¿Eso significaba ‘matar’ a la joven del ataúd, o ‘revivirla’?
No existía una respuesta correcta, sino dar vueltas en círculos infructuosamente. Era decisión de la persona a la que se le cuestionaba.
Si, no era cuestión de hacer el bien o el mal.
Cualquiera que sea la razón: si quieres vivir en el ‘exterior’, si deseas vivir, si tienes algún deseo, cualquiera está bien. Si quieres seguir viviendo –entonces te daré la vida de esta chica.
“Ruka-hime… Quiero vivir. Ya sea si tengo una razón o no. Aún más si hay algunas cosas que quiero. Es por eso que no creo que el método que tú escogiste sea incorrecto. Aunque sólo tú sabes si tenías razón. Sin embargo, mi respuesta es diferente. No se trata de si este método es bueno o malo, sino de saber si yo elijo este camino o no –eso es lo que pienso.”
Una pregunta sin una respuesta correcta. La decisión esta en el corazón de la persona que ha sido cuestionada.
Después de que Riou se lo contó, lo había pensado por un tiempo.
“Aunque cambiara mi rostro, seguramente mi padre y los demás lo entenderían. Ellos dirían que está bien que haya recibido el cuerpo de otra persona para extender mi vida. Creo que ellos dirían ‘gracias por vivir’. Si mi padre hubiera caído en esta condición, desearía que siguiera viviendo, sin importar los medios. No me desagrada ese método. Solamente quiero vivir hasta el final, así como soy. Prefiero vivir incluso con este rostro tan común, con mi cuerpo agotado, hasta el final, permaneciendo así como soy.”
“¿Eso prefieres? Hmph, tienes una forma muy interesante de plantearlo.”
A Ruka le gustaba esa manera de hablar. Encajaba mejor que ‘bien o mal’.
Si no era cuestión de hacer bien o mal, entonces se lo dejaba a sus gustos particulares. Sus preferencias eran distintas a las de Ruka.
“¿Incluso si agotas tu vida?”
Shuurei sonrió dolorida, jalando las puntas de su cabello.
“Porque hasta el final, me quedaré tal cual soy. Es lo que recibí desde el principio. Lo que me pertenece. Cuidaré bien de ello. Así que, Ruka-hime, no voy a abrir este ataúd.”
“Entonces, ¿vivirás hasta tus últimos días en el clan Hyou?”
“No.”
“Entonces, ¿aceptarás cederme tu cuerpo, momentos antes de que dejes este mundo? Porque, claro, la forma en que yo preferiría vivir es seguir viva habiendo recibido tu cuerpo. Yo, más que tú, puedo aprovechar más a ése cuerpo. Es una solución que nos satisface a ambas.”
“-No, no te lo daré.”
Shuurei, tranquilamente, pero con confianza, respondió. Sólo de eso estaba segura.
“Riou-kun se enfadó conmigo y me dijo que pensara primero en mí misma. Definitivamente, ¿cómo podría ser tan cruel como para que, después de haberme traído aquí agonizando, darme la medicina, e investigar con todas sus fuerzas para encontrar un método, te lo entregue tan fácilmente?”
Si él había dicho ‘protégete a ti misma’.
“Por favor, piensa en lo que será de ti, y luego toma una decisión.”
Aquella vez, ella apenas había entendido vagamente y asintió con la cabeza.
Hasta entonces, cuando Shuurei tomaba una decisión, realmente nunca había pensado en sí misma. ‘Sin embargo, aunque elijas el mismo camino al final, en vez de escoger sin pensar en ti misma, piénsalo bien y después elige, por favor.’ Tal vez era debido a que había querido decir eso, que ella pasó el tiempo en el clan Hyou, y repentinamente concluyó ‘Porque si lo piensas y eliges, entonces nadie se quejará.’
Esa era, incluso si el resultado era el mismo, verdaderamente una gran diferencia.
Se dio cuenta de que al no pensar en sí misma, sino sólo en la otra persona, había seguid cometiendo errores.
“…Parece que mi cuerpo se siente como en casa dentro de este tranquilo y misterioso palacio en el cielo, y me gusta. Cuando me enteré de que podía seguir viviendo si me quedaba para siempre en el clan Hyou, creí que estaría bien. Mejor dicho, honestamente… no quería volver a Kiyou. Tenía el presentimiento de que había cometido un terrible error, pero no sabía cuál era, así que si regresaba así, ¿no significaría eso continuar con una avalancha de errores? Esa era la razón.”
Esa era la razón.
“Cuando me dijeron que no tenía que regresar, me sentí aliviada. De igual forma, cuando escuché que este era un sitio de refugio, donde me protegerían de toda autoridad. Había un problema con mi cuerpo, pero mientras estuviera aquí y no volviera a la corte, aunque no fuera lo mejor, al menos evitaría el peor escenario, ¿no es así? Pensé.”
Las cejas de Ruka dieron un salto. Había dado en el clavo.
Shuurei cerró los ojos y tomó un largo, largo respiro.
“Pero, sin importar nada, terminé pensando en mi trabajo.”
“¿No es bueno eso?”
“He tenido mucho tiempo para pensar detenidamente. –Ruka-hime, te preguntaré algunas cosas, como agente.”
Shuurei fijó su mirada directo sobre Ruka.
“…¿Hay alguna conexión entre el clan Hyou y el Jyasenkyou?”
“…”
“¿Estuvo involucrado el clan Hyou en la muerte del Secretario de Asuntos Militares?”
“…”
“¿Estuvo involucrado el clan Hyou en el hecho de que Li Kouyuu cayera una vez en coma?”
“…”
“-¿Tú ordenaste el asesinato del emperador en la Cueva de los Nueve Colores?”
Por vez primera, Ruka sonrió levantando los extremos de sus labios. Sin embargo, no respondió.
“Hay gente que te escuchó ordenar la muerte del emperador. Esta sospecha de rebelión, que es uno de los Diez Grandes Crímenes, es un asunto serio.”
La cara de Shuurei se había transformado en la de un oficial. Ruka sonrió divertida, mirándola hacia abajo. Nadie creería que esta era la niña con esa fea expresión.
“Pensé que estaría bien quedarme aquí para siempre, pasar el tiempo libre de preocupaciones, pero desafortunadamente, tengo que volver, permaneciendo como soy. Aunque, eso será después de haber hecho lo que tengo que hacer aquí.”
“Oho, ¿y qué es eso?”
“Este es un territorio sellado fuera de la autoridad imperial. Mientras alguien permanezca aquí, estará fuera del alcance del ‘exterior’, según he oído. –Sin embargo, tratándose de los Diez Grandes Crímenes, es distinto. Creo que lo sabes.”
Ruka rió entre dientes.
“Es verdad. Sacaría más ventaja si me deshago de ti para que no regreses.”
“Pero hasta ahora, ni me has poseído ni me has matado. ¿Por qué me has dejado permanecer como ‘yo’ misma, y permitido merodear por ahí a mi antojo?”
Ruka se quedó en silencio, mirando hacia abajo a Shuurei. Con una mirada tranquila.
Shuurei miró sin temor dentro de esos ojos sobrenaturales y firmes.
“Es porque si yo desapareciera ahora, tú estarías en problemas -¿no es así? En realidad no como ‘Kou Shuurei’, sino como ‘agente’.”
“…Y, ¿qué es lo que descubriste?”
“Respecto al incidente anterior, por la forma en que trataste de poseer mi cuerpo, no estaba relacionada directamente con eso, ¿correcto? Para ti, el revelarte contra el emperador y luego tratar de posesionarte de mi cuerpo, es una completa insensatez. Más que eso, era hacer las cosas a medias. Pero, ¿y si hubiera ‘alguien’ en la corte con quien estuvieras cooperando, y al mismo tiempo, debido a intereses mutuos, ustedes hayan unido fuerzas, de forma que a cualquier ingenuo le pareciera una extraña forma de obtenerme?”
Jin había dicho, ‘la abuela del clan Hyou’. En la Cueva de los Nueve Colores, él había usado las palabras ‘mi amo’. Sin embargo, sin importar cuánto se pensara, esas eran dos personas separadas. Quien estaba detrás de Jin era una persona diferente. Con una autoridad tan importante como para poder pedirle a Uu Uu-sama que enviara a Jin al clan Hyou.
“…Hay otra persona además de ti. En cuanto ‘esa persona’ supo que yo estaba en el clan Hyou, vio que existía la posibilidad de que yo regresara y reportara uno de los ‘Diez Grandes Crímenes’. Tratándose de uno de ‘los Diez Grandes Crímenes’, hasta un alto oficial sería ejecutado, sin duda alguna. Si yo optaba por quedarme a vivir aquí el resto de mi vida, ese ‘alguien’ me dejaría en paz. De igual forma, si tú me poseías. Pero, si ocurría que yo seguía trabajando como yo misma, esa persona se vería perjudicada. Ellos enviaron a alguien para que me vigilara.”
“Seguramente es porque este territorio está fuera de la autoridad imperial. Si alguien te asesinara aquí, no habría problema.”
“-Tienes razón. Al mismo tiempo, si alguien te asesinara a ti en este lugar, tampoco sería un crimen.”
Shuurei miró a Ruka.
“Esa persona sólo quiere evitar que yo siga siendo un agente, que yo regrese y se escuche el nombre de ese ‘alguien’ en la corte. Por lo tanto, matarnos a ambas sería la forma más rápida de resolver las cosas. Especialmente ahora que ha habido un embargo y una plaga de langostas, el Gyoshidai no puede enviar a nadie. Además, por alguna razón, tú has sacado a todos de esta casa y creo que algo debió pasar para que los enviaras a todos fuera. Son pocos los que pueden protegerte. Por eso me permitiste permanecer como yo misma y en libertad. Porque sólo existiría la posibilidad de que yo te proteja como ‘agente’.”
Ya que todos los medios de comunicación habían sido sellados desde antes que llegara Shuurei –Entonces eso quería decir que Ruka había pensado que podía ser asesinada antes de eso. Si esa persona quisiera asesinar a Ruka, entonces ella debió pensar que ‘alguien’ iría, aún si Shuurei llegaba o no.
Shuurei, que inocentemente había llegado en semejante momento, se había vuelto una garantía para Ruka.
Ruka sonrió.
“Entonces, ¿qué vas a hacer?”
“…La forma en que me dejaste en paz, y sólo interferiste conmigo una vez, fue deliberada.”
Si, una vez que ella le hubiera puesto las manos encima a Shuurei, esperaba para contactar directamente con Shuurei, entonces ‘alguien’ entraría en acción. Y eso en sí, le dio algo de tiempo a Ruka.
Eso le dio tiempo para hacer que Shuurei notara que había algo extraño. Y aunque no lo hiciera, a Ruka no le importaría. Para empezar, ella no esperaba que Shuurei viniera. Si Ruka hubiera decidido que Shuurei no le era útil cuando llegó, la habría poseído por la fuerza.
‘Qué persona tan ingeniosa’, pensó Shuurei haciendo una cara como si hubiera morido algo amargo.
Definitivamente algo había ocurrido en el clan Hyou. Ella no sabía que, pero dado que todos los hechiceros y sacerdotisas habían sido enviados fuera, entonces seguramente las fuerzas que le quedaban a Ruka eran escasas. No había nadie que pudiera protegerla. Precisamente por eso, la intención de Ruka era hacer que Shuurei la protegiera.
Ya que si Ruka desaparecía, Shuurei ya no podría regresar al ‘exterior’.
También estaba el problema de las langostas. Muchas cosas estaban ocurriendo al mismo tiempo.
Las palabras de Ki Kouki resonaban en lo profundo de su memoria.
“Hasta que vuelvas, tú estás bajo mis órdenes.”
Si. Era ridículo pensar que su trabajo había terminado. Hasta que ella regresara frente a esa persona una vez más, Shuurei era un agente del Gyoshidai. Ella era un agente. Tenía cosas qué hacer. Cosas que debía hacer.

“-No voy a entregarte mi cuerpo. Pero, a decir verdad sigo con la idea de que sería bueno si puedo persuadirte, y siendo yo misma, hacer algo útil dentro de la familia Hyou. A ese respecto, sigo confundida en mi interior.”
“Hmph, qué sincera.”
El ‘cuerpo original’ de Ruka estaba altamente resguardado en alguna parte, y nadie sabía dónde. Si su ‘cuerpo original’ moría, entonces Ruka moriría también. Si en verdad había alguien que quisiera deshacerse de Ruka, definitivamente iría ahí.
“-Primero que nada, iré a conocerte. Como agente, y también por mí misma.”

Ruka sonrió encantadoramente.
“También, rebelarse contra el emperador actual es uno de esos Diez Grandes Crímenes. Después de haberme protegido, no sabemos si será uno de los Diez Grandes Crímenes.”




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Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/01/saiunkoku-book-15-chapter-7/

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