martes, 2 de marzo de 2010

VOLUMEN 15 Capítulo 3 (2/4)

Nota aclaratoria: El siguiente texto es una traducción al español hecha de su original en inglés. Para mayores referencias, consultar la fuente que se cita al final.


SAIUNKOKU 15
(Kuraki Tasogare no Miya)
Capìtulo 3 parte 2/4
Editado por Charmian
Traducido por Violet Raven

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Shuuei se preparaba para salir de viaje. Al último, recogió un abanico de sándalo. Cuando lo abrió en su mano, éste emitió una ligera esencia a sándalo. Una elegante fragancia que no se disipó con el paso de los años. Probablemente hasta la misma Shusui se había olvidado de la existencia de ese abanico.
“-No puedo regresar. Adiós.”
Ninguna de sus últimas palabras iba dirigida a Shuuei.
(He cosechado lo que sembré…)

Era Shuuei quien se había acercado, sin pisar fuerte. Ni siquiera había intentado averiguar sobre sus orígenes. Dándose cuenta por sus pasos que su hermana, Jyuusan-hime, había vuelto, Shuuei escondió el abanico en su pecho. Shuuei, quien había perdido su hogar después de ser expulsado de la familia Ran, ahora habitaba en un cuarto dentro de la Residencia Imperial, junto al de Jyuusan-hime. Las damas de compañía que no sabían las circunstancias, pensaron que él mostraba un inesperado cariño por su hermana, y decían ‘él está tan preocupado de que Jyuusan-hime entre a la Residencia Imperial, así que es inevitable’, y la reputación de Shuuei creció. Él no pudo aclarar del todo que eso era un completo malentendido. Cuando Jyuusan-hime regresó tan tarde esa noche, él estaba francamente enojado. Tenía ganas de ir y preguntarle ‘dime, ¿qué ocurrió?’. Shuuei, que se vanagloriaba a sí mismo de ser tolerante frente a los asuntos del corazón, estaba sorprendido. Probablemente era simplemente porque hasta ahora era un hecho que se trataba de Jin, que él había dejado pasar el asunto con alivio.
Entonces, escuchó un golpe suave en la mampara de la habitación de junto.

“Hermano… ¿estás aquí? ¿Puedo entrar?”
Al darse cuenta de que ella estaba algo diferente de lo normal, Shuuei fue directo a abrir la puerta. Jyuusan-hime estaba ociosamente parada ahí. Viendo que Shuuei vestía su ropa de viaje, sus ojos se abrieron un poco.
“Jyuusn-hime… ¿qué pasa? Entra. Todavía no me voy, así que está bien.”
“De acuerdo…”
Cuando Jyuusan-hime vió la cara de Shuuei, sonrió un poco aliviada. Ella entró a la habitación y sin dudarlo acercó la silla en la que Shuuei se había sentado, y hábilmente se sentó junto a ella, recargándose en la delgada pata de la silla. Cuando Shuuei tomó asiento, la palma de su mano se posó perfectamente sobre la cabeza de Jyuusan-hime.

Esa había sido la forma en que se sentaban desde niños, y en aquellas ocasiones, para Shuuei su hermana lucía como si fuese un gatito que llegaba queriendo conversar. Cuando él frotó su pequeña cabeza, sintió que la tensión en ella se desvanecía.
“…¿Qué pasa? Es extraño que quieras que se preocupen por ti.”
“Nada. Hermano, ahora que te has vuelto el lacayo de Seiran, que es como si estuvieras desempleado, ahora te mantienes gracias a mi trabajo. La dama de compañía principal está muy ocupada. Sólo me siento algo cansada.”
“…Ah, lamento ser un hermano mayor irresponsable…”
Era tan lastimero que no pudo objetar eso. Quizás un cangrejo ermitaño era mejor que él, porque al menos tenía una casa. Jyuusan-hime cerró los ojos. A ella siempre le encantó la forma en que Shuuei le palmeaba la cabeza así. Él siempre la consentía como le gustaba, tanto como quisiera. Ella tomó los dedos de Shuuei y restregó su mejilla contra ellos como un gato.
“Es mentira. Lo siento, hermano. Creo que ahora eres cientos de veces mejor de lo que eras antes. Aunque tu salario ha disminuido y te han degradado, incluso aunque ahora estás hasta el cuello de trabajo por culpa de Seiran-san, que parece una vieja sirvienta. Me gusta verte luchar y esforzarte, mucho más que antes. Como siempre, no dejas de ser del tipo ‘malcriado señorito’, descuidado, que lo único bueno que tiene es su cara bonita… pero estás ayudando al emperador.”
“¿Jyuusan-hime…?”
“…Vas a ir a ayudar a Shuurei-chan, ¿verdad? Tú sabes dónde está y lo que ocurrió.”
Shuurei midió sus palabras, y luego de un rato, le contó lo que dijo Suou. Después de que Jyuusan-hime escuchó todo aquello, no se angustió como ellos lo habían hecho.
“Es verdad. Sólo tú puedes ir. El emperador no puede actuar por nadie. Seiran tampoco. Sin embargo, si alguien con un rango tan bajo y de poca monta decide ir por su cuenta, a nadie le importará. Después de eso, si alguien se enoja, te disculparás. Lo único que tienes por perder, hermano, es tu amor. No tienes familia, un rango oficial, ni ahorros. El Gyoshidai no puede quitarte nada. Además, ¿no fuiste rechazado por Shusui-san?”
“¡¿A qué te refieres con eso?! Todavía no he sido rechazado, ¡así que no se trata de un amor no correspondido en absoluto!”
“Nunca aprendes ni te das por vencido, pero esas son tus cualidades, hermano.”
Shouka se había vuelto el líder de la familia Kou, y Shuuei, había sido desheredado por la familia Ran. Por un lado, había una enorme diferencia entre ellos, pero Shuuei no perdía su absurda confianza en sí mismo. Tener una confianza en sí mismo sin fundamento, era el sello de un niño rico. Y su hermano mayor era un hombre que hacía las cosas cuando llegaba la oportunidad… ¿Probablemente? Si, probablemente.
“El único que puede moverse ahora eres tú, hermano. Por favor, ve al clan Hyou rápido.”
La confianza en el rostro de Shuuei cambió levemente.
Bajo la batuta de mando de Jyuusan-hime, de vez en cuando los resultados de las peleas de entrenamiento entre Jin y Shuuei, se habían revertido completamente.
“Jyuusan-hime… ¿algo te preocupa?”
“…Quizás ‘alguien’ no calculó el que Shuurei fuera llevada al clan Hyou…”
Jin apareció en la Bahía de los Nueve Colores junto con Shusui.
Ellos estuvieron inmersos en ello todo el tiempo. Asombrada al descubrir que Jin y Shusui habían tenido que ver con el asesinato del Secretario de Asuntos Militares, ellos no tomaron en cuenta la vez que él dijo “ven y sígueme” justo antes de irse.
¿Por qué Jin había estado luchando al lado de Shusui, que era parte de la familia Hyou?
“…Desde esa primavera, han pasado toda clase de cosas, y cada vez, el emperador y tú estuvieron conteniendo una avalancha, así que nadie lo notó, pero… todo ese tiempo le ocurrieron muchas cosas riesgosas a Shuurei-chan. ¿Por qué sólo a ella?”
“El Gyoshidai es un sitio peligroso. Y también parece que ella siguió investigando cosas peligrosas aún bajo la mirada furiosa de Kouki-dono.”
“…¿Estás diciendo que si Shuurei-chan investigaba más por su cuenta, habría ‘alguien’ que se vería afectado?”
“...Aparentemente.”
“Si nos referimos a Shuurei-chan, ¿entonces es posible que ella reuniera alguna evidencia? Si, quizás incluso ya la tenía. Aunque tal vez ella no se dio cuenta.”
Considerando que Shuurei ya tenía en la mira a la administración provincial, las posibilidades eran bastante elevadas. Ella estaba encabezando varias investigaciones al mismo tiempo. Aún cuando ella no podía asumir nuevas misiones una tras otra, como Riku Seiga, ella intentó sacar a la luz los puntos sospechosos en la tarea que le había sido encomendada.
Desentrañarlos.
“Puesto que ella es ahora ‘la única hija del líder del clan Kou’, no pueden matarla. La familia Kou no lo permitiría. Por eso, ellos planearon apresurarla a que entrara a la Residencia Imperial, y así deshacerse de ella ‘limpiamente’. Es como un torbellino. La seguridad al interior del Harén Imperial es una coladera, así que podrían asesinarla en cualquier momento. Es normal que una consorte de primera importancia, resulte muerta.”
“Espera un momento. Esa vez, esa era la única…”
“…Se supone que no era la única forma. Hay otra princesa y heredera directa de los Kou. Está la hija de Kurou-sama, Sera-hime, ¿no es así? Ella es una mujer talentosa, cuya fama es conocida en todo el país, una hermosa princesa que recibe incontables propuestas matrimoniales. Habría sido más normal escogerla a ella, en lugar de la hija del mayor de los Kou al momento de la ruptura con ellos. Sin lugar a dudas, el clan Kou hubiera aceptado.”
Shuuei había dado en el punto débil, y no pudo decir nada. Era… tal como ella había dicho.
“…la persona que propuso eso…fue Ryou Anju-dono.”
“Eso no importa. Todos pensaban lo mismo. Ellos pensaron que sería buena idea deshacerse de Shuurei-chan, y nadie se opuso. Por supuesto, lo digo por ti y también por los demás, hermano.”
“¡-Jyuusan-hime!”
“No quiero oír excusas, hermano. Seguramente ustedes comenzaron a pensar que en algún momento, el que Shuurei-chan fuera un oficial, sería un obstáculo. Las consecuencias de que el emperador modificara la ley, y hacer que ella se inscribiera como oficial, y su repentino nombramiento y destitución, de lo cual el emperador es enteramente responsable, han sido su maldición, y eventualmente, Kouyuu-san fracasó. Él está siendo acorralado porque Shuurei-chan está ahí. Ella es como un manojo ambulante de críticas. No me vengas con que nunca consideraste que esta era una forma de terminar con esto de una vez por todas.”
Se hizo un completo silencio, e inclusive los insectos dejaron de hacer ruido.
“…Pero eso no es culpa de Shuurei-chan. Tú y los demás lo provocaron. Shuurei-chan simplemente se quedó callada y pagó los platos rotos. Si fuera yo, ya los habría golpeado a todos. -¿Por qué te quedaste callado frente a lo que alguien como Ryou Anju dijo? ¿Por qué ni tú ni los otros dijeron nada? ¿Por qué no inclinaron sus cabezas y dijeron ‘lo siento, por favor, detente’? ¿No es eso algo por lo que ustedes deberían disculparse con Shuurei-chan con todas sus fuerzas, ya que ella ha trabajado hasta los huesos?”
Esas fueron unas estrictas, pero correctas palabras. Shuuei bajó la vista y lo reconoció con dolor.
“…Es verdad. Es tal y como dices… Le hemos hecho algo muy cruel, a Shuurei, y a ti también.”
El recuerdo de la vez que se enteró de que Shuurei renunciaría a su puesto sin protestar, le daba un toque de amargura en la lengua. Shuuei y los demás no le habían protegido, sino que la habían utilizado en distintas formas, y al final… la habían hecho a un lado. Todo el desastre que habían provocado, lo habían echado encima de ella.
De repente, la agudeza de Jyuusan-hime disminuyó.
“Es por eso que me agradas, hermano. No tratas de engañar a los demás con racionalizaciones, como Seiran-san.”
“…Entonces, el emperador…”
“No se lo he dicho, ni lo haré. Él ya se dio cuenta. Fue debido a que el lo pensó mucho, y a que esa fue su respuesta, que Shuurei-chan también accedió. No diré que ha cometido un error. Eso es otra historia. Me estoy quejando ahora porque quería que lo supieras. Porque creí que estaría mal que nadie se enfadara de que las personas fueran desechadas como objetos. Puede que se quedaran callados, pero eso no significa que nadie tenga quejas. No volveré a decir esto. De alguna forma, las consecuencias se te están regresando. Si ya lo entendiste, entonces trata de calmarte para que puedas mirar con la frente en alto a Shuurei. Después de esto, no volveré a decir ‘Shuurei-chan era necesaria’ incluso si tú me haces abrir la boca.”
“…”
“…¿Qué significa ese silencio?”
Jyuusan-hime se levantó enfadada, y lentamente agarró a su hermano por el cuello.
“-¡¿Quieres decir algo?! ¡Quieres decir algo, ¿cierto?! ¡¿No es demasiado rápido?! ¡¿No crees que ustedes son patéticos?! ¡Todos ustedes son unos perdedores! ¡¿Acaso no tienes algo que te cuelga entre las piernas, hermano?!”
“-Qué lenguaje tan ordinario, Jyuusan-hime. ¡No! ¡Probablemente sólo lo pensé por un segundo!”
“¿Qué quieres decir con eso? ¡Inútil berenjena! ¡Todos ustedes son unas inútiles berenjenas que no pueden madurar! ¡Deberían colgarlos a todos alineados en una tienda de comestibles a mitad de precio! ¡Con las amas de casa diciendo ‘por favor, sólo las compraría si tuvieran el 80% de descuento’! ¡Para que sepan lo que es la frialdad del mundo!”
“Eh, ¿ehhh?”
Aún así, cada palabra que pronunció Jyuusan-hime le afligió en el pecho.
Puede que se quedaran callados, pero eso no significa que nadie tenga quejas.
…Si eso era cierto también sobre Shuurei, tal vez el rumor era verdad en parte.
“¡Cielos! Pero, ya que vas a ir con Shuurei antes de que yo dijera algo, olvídalo. Es posible que ‘alguien más’ esté tras Shuurei-chan, así que ten cuidado.”
“¿Qué es eso de ‘alguien más’? Pero entonces, aunque Shuurei-dono vuelva-“
Shuuei cerró la boca. Jyuusan-hime alborotó violentamente su cabello.
“Es verdad. Pero cuando ella regrese, hasta que no renuncie oficialmente e ingrese a la Residencia Imperial, Shuurei-chan seguirá siendo un agente propiamente dicho. ¿Será posible que ella estuviera investigando algo y lo encontrara en el clan Hyou? Incluso si es relegada deliberadamente a la Residencia Imperial y hecha a un lado. Precisamente en la familia Hyou. Hay muchas posibilidades de que ella esté investigando lo que ese ‘alguien’ está tratando de hacer junto con la familia Hyou, y regrese.”
-Jyuusan-hime había dicho que ‘Quizás ‘alguien’ no calculó el que Shuurei fuera llevada al clan Hyou’. Ellos sólo habían pensado en la seguridad de Shuurei.
“¿El objetivo de ese ‘alguien’ es asesinar a Shuurei-dono? La familia Hyou es ajena a la autoridad real… Es posible.”
“Tomando en cuenta el estado de salud de Shuurei-chan, quizás fue para asegurarse de que muriera. O quizá para asegurarse de que no dejara el clan Hyou. Pero existe otra posibilidad. -¿Qué opinas?”
“…¿Otra posibilidad?”
“…La cuestión es, ¿ese ‘alguien’ quiere dejar que Shuurei viva, o quiere matarla?”
“¿Dejarla vivir?”
“…Disculpa, no quiero decir más. Ve, hermano. No deberías ir si luego vas a arrepentirte, pero entonces, si no vas, puede que te lo lamentes. Te preocupa dejar solo al emperador, pero Kouyuu-san y Seiran-san siguen aquí. Y yo… si las cosas empeoran, haré lo mejor que pueda para proteger al emperador.”
Percibiendo algo en sus últimas palabras, Shuuei miró a su hermana. No se trataba de una insinuación, sino que él sintió ‘algo’ que había sentido desde que Jyuusan-hime entró en el cuarto y que ahora caía frente a sus ojos.

(…¿Era posible que Jyuusan-hime… el emperador…?)
Tal vez no al grado en que pudiera declararse abiertamente como amor. Era demasiado pronto.
Sin duda, Ryuuki poseía una personalidad que bien podría atraer a Jyuusan-hime. También tenían cosas en común. Pero lo más importante era que existían pocas personas del sexo opuesto con quienes Jyuusan-hime podía hablar con franqueza. Ella ocultaba eso en su audaz tono de voz, pero debido a su pasado, su sentido de precaución con los hombres era peculiarmente alto. La actitud que tomaba hacia Seiran era un ejemplo. Aún si fuera junto a un guardia, a ella no le gustaba estar cerca de los hombres. Shuuei apenas notó que su sentido de cautela hacia Ryuuki era débil desde el principio, casi tanto como lo era con Jin. Probablemente era porque instintivamente ella sabía que la amabilidad de Ryuuki era real. Seguramente ella había sido capaz de sentir lo confortable de la sinceridad de Ryuuki y lo profundamente gentil que era. Una sensación de absoluta tranquilidad, desde el fondo de su corazón, de que incluso si estuvieran juntos, esta persona era alguien que jamás la lastimaría.
…Para Jyuusan-hime, que estaba apesadumbrada con un corazón profundamente herido, esto era más que suficiente para atraerla.

…Para Shuuei, si se trataba de Ryuuki, él no tenía objeciones. Tal vez él estaría más contento que si fuera Jin. –Sin embargo, eso era de haber ocurrido antes de que Ryuuki y Shuurei se conocieran.
Antes, Shuuei se había disculpado diciendo que les había hecho algo muy cruel tanto a Shuurei como a Jyuusan-hime. Sin embargo–Esas palabras retumbaron en su corazón, con un eco de severidad.

(…Jyuusan-hime…)
Él no podía hablar. Realmente había hecho algo terrible. Pero ya no podía deshacerlo. Probablemente Jyuusan-hime había fingido no darse cuenta de los sentimientos que estaban brotando en un rincón de su corazón. Y de ahora en adelante, ella siempre lo haría así. Sin siquiera ahogarlos o mantenerlos. Si él hubiera escogido sólo a una de ellas, ya fuera Shuurei o Jyuusan-hime, habría sido un alivio.
Aún así, Jyuusan-hime le había dicho que fuera y ayudara a Shuurei.
“¿Mmm? ¿Hermano? ¿Qué pasa, por qué no dices nada?”
“…No es nada.”

Shuuei jaló a Jyuusan-hime hacia él y la abrazó fuertemente. Jyuusan-hime pareció sorprendida, pero guardó silencio. Ella descansó su bien formado rostro bajo el mentón de Shuuei.

Jyuusan-hime calmadamente murmuró.
“…Oye, hermano. Si fueras una triste berenjena expuesta en la tienda de comestibles, yo te compraría y te llevaría a casa… Así que no te lastimes. Regresa a salvo…”



***

Fuente: http://yuzutea.net/log/2010/01/saiunkoku-book-15-chapter-3-2/

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