sábado, 30 de abril de 2011

Fanfic "La Práctica hace la Perfección" Capítulo 2 - Práctica

Título: "La Práctica hace la Perfección"
("Practice makes perfect")
Autora: Merilsell
Traducido por Violet Raven y corregido por Sakura Suzumiya


Nota de la Autora: He aquí la parte final. Hay muchas, muchas cosas sugestivas, así que espero que continúe en la clasificación T, lol. Estoy bastante habituada a escribir fics de clasificación M, así que discúlpenme por favor. Pero, realmente me divertí escribiendo esta simple pero linda historia porque necesitaba darme un descanso de la agitada ciudad en la que vivo, ya que actualmente estoy trabajando en otro fanfic nuevo y más grande: “Sacrificios” (que aún no posteo) así que espero que ustedes también disfruten leyéndolo. Los comentarios y críticas son bienvenidos, ya que eso me ayuda a mejorar. Ahora, a disfrutar :)


***


Capítulo Dos
Práctica


Ryuuki se sentó sobre el pasto, justo en el mismo sitio en que Shuurei se había sentado y cerró los ojos brevemente para disfrutar la calidez del sol de verano. Poco después, el exceso de tela en su atuendo real le incomodó mientras estaba sentado, se sentía pesado y denso sobre su cuerpo. En ese momento, deseó haberse tomado un momento para cambiar lo que traía puesto por algo más ligero, pero estaba ansioso por ver a Shuurei, como siempre. No importaba que ella fuera su esposa ahora… no, un momento, SI importaba, importaba mucho, en realidad, pensó él riendo para sí mismo, de oreja a oreja. Fue entonces cuando su mirada recorrió el lugar y comprendió por qué Shuurei adoraba sentarse en ese sitio, pues en verdad era hermoso. Estaba en medio del sol y la sombra y apartado de las miradas curiosas. Le recordaba su rincón secreto del jardín al que iba en busca de paz cuando lo necesitaba, pero este lugar también era bonito. Sus ojos se toparon con el libro que ella estaba leyendo, y lo levantó para examinarlo detenidamente. Era un libro grueso, de pasta azul y en la cubierta el título estaba escrito con grandes caracteres plateados. Al mirarlo de cerca y leer su título, quedó incrédulo.

“¿E-e-estrategias militares?”dijo Ryuuki perplejo y profundamente sorprendido. Él sabía que ella tenía intereses diversos pero, ¿por qué querría Shuurei leer un libro así? Sin importar lo mucho que pensara, no podía hallar una razón para ello. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el débil sonido de una voz femenina, así que volteó curiosamente en dirección del sonido.

“Kougou-saaamaaa~”

La voz se volvió más insistente, “Kougou-sama, por favor, espere. Déjeme ayudarla a cargar esas cosas.” Él pudo reconocer a la dueña de esa voz desde lejos. Era la doncella personal de Shuurei, que caminaba con desesperación persiguiéndola, ya que iba cargando una enorme canasta de comida con sus dos pequeñas manos. La canasta se veía pesada, pero Shuurei ni se molestó en detenerse o escuchar a su sirvienta.

“Yo puedo cargarla muy bien sola.” Bufó Shuurei, sin aliento.

“Qué testaruda,” suspiró Ryuuki al ponerse de pie para encaminarse hacia ella y ayudarla.

“Kougou-saa-… ¿Su Majestad?” se detuvo la sirvienta abruptamente en sus movimientos, al reconocer a la persona que estaba frente a ella.

“¿Cuál es el motivo de todo ese escándalo aquí?” Ryuuki exigió saber con su tono de voz imperioso, lo que le valió una mirada confusa por parte de Shuurei. Ella aún se sorprendía de la facilidad con que él pasaba de ser el Emperador, al relajado y algo infantil Ryuuki.

La joven sirvienta se sintió inquieta, dando tímidos pasos uno tras otro. “B-bueno, yo sólo trataba de ayudar a Su Majestad porque p-pensé que eso era demasiado pesado para que lo llevara sola.”

La esquina de su labio se alzó, “Estoy de acuerdo contigo, sin embargo, yo ayudaré a mi esposa ahora, así que puedes retirarte.” Dijo el joven Emperador en un tono autoritario, pero amistoso, arrebatándole la canasta a Shuurei de las manos. Shuurei abrió la boca para protestar, pero en el último momento, decidió no hacerlo.

“D-desde luego”, tartamudeó la sirvienta ruborizada y se disculpó con una rápida reverencia. Shuurei observó la escena con la ceja levantada. “Parece que Ryuuki tiene una nueva admiradora, ¿eh?” pensó ella divertida y siguió a su esposo que caminaba delante de ella.

“Yo podía cargarla sola, Ryuu-uukii.” Se quejó ella, tímidamente.

Él se detuvo un momento, mirándola sobre su hombro. “Claro, pero no tiene nada de malo aceptar de vez en cuando el apoyo de la gente que quiere ayudarte. También he notado que no dormiste bien anoche. Fue por culpa de la tormenta, ¿verdad?”

Shuurei lo miró boquiabierta. A veces, debido a su infantil comportamiento, olvidaba lo suspicaz y buen observador que era… y que siempre se preocupaba por ella. Eso la hacía sentir una calidez en el corazón y le recordaba por qué se había enamorado de él finalmente.

Unos pasos más adelante, él puso la canasta en el suelo, estiró sus articulaciones y dio un enorme bostezo, como queriendo deshacerse de su serenidad real. “Si, aquí estamos… uff, la canasta es realmente pesada, así que empacaste muchos, muchos manjuus, ¿cierto? El clima es estupendo y comeré manjuus con Shuurei en nuestro jardín… ¡Oh, estoy tan feliz!” exclamó emocionado. “Vamos, Shuurei, no te quedes ahí, vamos a comer.”

“Muy bien, muy bien Ryuuki, no te impacientes.” Dijo ella riendo disimuladamente al ver que él estaba casi brincando mientras ella desempacaba la comida. “A veces es tan infantil… pero realmente adorable.” Con ese pensamiento ella se sentó sobre el pasto, sirvió algo de frío y dulce té de kanro para ambos y le entregó a él uno de sus adorados manjuus. Él se sentó a su lado, cerca, pero no demasiado, contento al sujetar su mano y con un manjuu en la otra. Ryuuki disfrutaba el multifacético sabor del manjuu, pero no pudo contener un bostezo luego de darle una mordida.

Shuurei levantó la vista de su taza de té. “¿Estás cansado, Ryuuki?”

“No exactamente, es sólo que el sol me hace sentir adormilado. Además traté de abrazarte anoche durante la tormenta, pero tú seguías golpeándome entre sueños, así que tampoco pude dormir bien,” le dijo con una sonrisa torcida.

Ella parpadeó, “Eeh, no me dí cuenta, disculpa cariño.”

“No importa, la deliciosa comida y pasar el tiempo contigo, compensan lo de anoche,” él sonrió y se inclinó hacia delante para plantar un beso en su frente, antes de tomar el siguiente manjuu y comerlo.

“R-Ryuukii,” murmuró Shuurei asombrada por su amabilidad hacia ella. “…eeh, gracias,” ella agregó en voz baja sintiendo su corazón acelerarse de nuevo.

“Por cierto, ¿por qué estás leyendo ese libro? ¿Acaso planeas un ataque?” murmuró él, con la boca medio llena.

“¿Huh?”, exclamó ella, perpleja. Aunque pudo ver el libro sobre el pasto a su lado, ella supo a lo que Ryuuki se refería. “A veces piensa con gran astucia, ¿eh? Bueno, yo también puedo jugar ese juego” pensó ella divertida, riendo abiertamente. “En realidad, planeaba leer esto para armar un ejército superior al de mi esposo y después, gobernar Saiunkoku yo sola.”

“Oh, ¿en serio?” preguntó él, medio desconcertado y medio burlón.

“No,”respondió Shuurei honestamente con una risita ligera. “Ese libro es de Seiran, lo olvidó ayer en nuestros aposentos mientras me hacía una visita. No hace daño expandir tus horizontes, especialmente a mí. Soy una Emperatriz, después de todo.”

Él sonrió de buen humor, “¿El libro de mi –de Seiran? Ahh, entiendo, eso lo explica todo. Aunque si me preguntas, no necesitas leer ese libro, pues ya golpeas bastante bien. Igual que anoche”, le dijo riendo disimuladamente. “En fin, ¿te molesta si me recuesto un rato? La sesión de la corte estuvo muy pesada hoy.”

“Para nada… adelante”, tan pronto como Shuurei pronunció indiferente estas palabras, Ryuuki reclinó su cabeza, descansándola en su regazo.

“Mmm”, él dejó salir un suspiro de felicidad, mientras enterraba las mejillas en la cómoda calidez de los muslos de ella y su largo y rubio cabello se esparcía sobre su regazo.

“…Eso no es lo que quise decir,” Shuurei suspiró resignada, pero empezó a acariciar su cabeza y pasar sus finos dedos a través de las sedosas hebras del cabello de Ryuuki. Ella no podía evitar hacerlo, ya que le encantaba tenerlo cerca, después de todo, la hacía sentir en paz. Aunque raramente lo reconocía con palabras, no podía negárselo a sí misma… y tampoco quería hacerlo. De modo que se quedó sentada ahí, tomando su té mientras acariciaba su cabello, disfrutando el sonido de su ligera respiración. Ella sabía que para él, ella era su paraíso seguro, el único lugar en el que podía ser simplemente él mismo, sin tener que desempeñar ningún papel, el lugar donde podía ser algo más que sólo “el Emperador”. Esta era la razón por la que ella podía perdonarle sus infantiles y fastidiosas payasadas a veces; después de todo, ella lo amaba por quién era y no por lo que era.

Por un largo rato, ninguno de los dos dijo nada. Shuurei saboreaba la calidez del sol y se sirvió otra taza de té. Ryuuki no estaba durmiendo, más bien disfrutaba su cómoda cercanía, mientras sus manos jugueteaban con las costuras de su vestido. De pronto, su relajada expresión cambió, como si estuviera pensando en algo.

“¿Shuuu~reii?” dijo él, levantando un poco la cabeza, tratando de encontrar sus ojos.

“¿Si, Ryuuki?” respondió ella tranquilamente, dando un sorbo a su té.

“¿Aún no estás embarazada?”

“Prrrrft”, Shuurei escupió un gran chorro de té que aún no tragaba. Siguió tosiendo para escupir el líquido y su mal genio aumentaba. “Increíble, ¡¿cómo puede preguntarme eso tan de repente?!”

“¿Estás bien, Shuurei?” expresó el joven Emperador apenado e incorporándose para darle golpecitos en la espalda. “¿Pasa algo malo con el té?”

Cuando Shuurei al fin pudo dejar de toser, perdió la compostura. “No pasa nada malo con el té pero, ¿qué demonios pasa contigo?”

Ryuuki estaba confundido. “¿Por qué me gritas ahora? Sólo te hice una pregunta, no es necesario que te enfades tanto conmigo.”

“Oh, tenías que hablar, ¿cómo puedes preguntarme algo así de repente?” ella se quejó, irritada.

“Bueno, estamos casados, nos amamos y compartimos la misma cama… así que no tiene nada de malo que te pregunte algo así.” Ryuuki protestó tímidamente, torciendo los labios.

Shuurei suspiró, poniendo rígida su cabeza. Jamás habría imaginado que este pacífico día tomaría semejante rumbo. “Ryuuki, eso es obvio, todo eso ya lo sé, pero…” ella hizo una pausa, pensando, “…espera… ¿no me digas que esto es culpa de esos vejestorios de la corte otra vez?”

Ryuuki se acercó a ella, atrapando una hebra de su negro y largo cabello, acariciándolo. Parecía como si con ese pequeño gesto quisiera aliviar su enojo. “Bueno… lo mencionaron una o dos veces en la corte el día de hoy…” murmuró él, con una vocecita, mientras la miraba, compungido. “No quería que te enfadaras, Shuurei.”

La Emperatriz dejó salir un quejidito de frustración, su furia estaba dirigida ahora hacia los entrometidos consejeros y sus planes. “Siempre metiendo las narices donde no les incumbe, ¿eh?”. Entonces, ella miró a su esposo que seguía luciendo culpable por haber sacado el tema. “¿Y cual fue tu respuesta? Porque,” ella se sonrojó furiosamente, “creo que ese es un asunto privado entre nosotros.”

“Lo sé, lo sé. Yo les dije lo mismo,” asintió él, dándole la razón y besando su mano. “Aunque ellos respondieron diciendo ‘es un asunto concerniente al futuro de Saiunkoku’, y que tenía que engendrar un heredero lo más pronto posible,” él suspiró, “…maldición, esos ancianos siempre metiéndose en donde no les importa.” Shuurei no pudo evitar reír al ver que él expresaba en voz alta sus pensamientos. Ryuuki la miró confundido por su reacción, pero un corto y compasivo apretón en su mano le indicó que ella comprendía lo que estaba diciendo, así que él continuó.

“Es decir, ya hemos practicado para eso, ¿no? Y con bastante frecuencia, a decir verdad, así que no deberían impacientarse.” Declaró él decidido, con una voz de lo más inocente.

“¿Huh? ¿P-practicado?” ella parpadeó, pero en cuanto comprendió a qué se refería Ryuuki con eso, se sonrojó profundamente. “Ehh…”

“¿Qué? ¿A Shuurei no le gusta practicar conmigo? A mí me parece que Shuurei siempre lo disfruta mucho”, le sonrió él al rostro de Shuurei, todavía iluminado de un rojo carmín.

“R-Ryuuki”, apenas pudo decir ella antes de que él la interrumpiera de nuevo.

Sin embargo, él se tomó un momento para pensar mientras acariciaba con uno de sus dedos la mano de Shuurei, y luego prosiguió. “…Es cierto, en verdad es importante para el futuro de Saiunkoku, así que quizás deberíamos practicar más,” su cara se iluminó, totalmente cautivado por la idea.

“¡¿P-practicar máaaas?!” Shuurei exclamó levemente horrorizada, con el corazón a punto de salírsele del pecho. “Maldición, ¿en qué momento nuestra conversación tomó este rumbo?”

“Si, si. Después de todo, la práctica hace la perfección, ¿no?... Así que,” él miró hacia ambos lados, complacido de que no hubiera nadie a la vista, “…¿qué te parece ahora?”

Antes de que Shuurei tuviera tiempo de responder o siquiera abofetearlo, ya estaba enterrada entre su enorme cuerpo y el césped, sintiendo sus labios sobre los suyos. Al principio lo golpeó con sus puños en el pecho, pero pronto sintió decaer su resistencia mientras él profundizaba el beso. Seguramente lo golpearía después por actuar tan precipitadamente, aunque por ahora ella no podía sino disfrutar la forma en que él la besaba, apasionada, pero gentil. Shuurei amaba y odiaba al mismo tiempo lo fácil que él lograba encender su pasión. Años antes, Sakujun la había hecho estar consciente del hecho de ser mujer, pero Ryuuki fue el único que la hizo desear ser una. Ser querida, amada, deseada, eran cosas que poco conocía antes de estar con él. Aunque a veces actuara de forma impertinente, él jamás haría algo que la lastimara. Porque cada movimiento y caricia de Ryuuki revelaban lo mucho que él la adoraba. Este hecho hacía fácil para Shuurei entregarse en sus brazos, confiar en él. Aunque abofetearlo después de esto seguía en su lista de pendientes, o por lo menos sermonearlo. Ella sintió sus dedos acariciando su cabello, su cuello, mientras su otra mano estaba… si, definitivamente lo golpearía, decidió ella internamente, “…después”, Shuurei agregó en su mente al devolverle el beso.

La pareja real estaba demasiado sumida en su propio mundo para notar la figura que se aproximaba detrás de ellos, haciendo un sonido de desaprobación. Ésta intentó una vez más, sin lograrlo, así que decidió dirigirse a ellos más abiertamente. “Su Majestad…” Ellos seguían sin responder, y el joven los miró estupefacto… y a lo que fuera que estuvieran haciendo, con la cara enrojecida mientras sentía que la sangre le empezaba a hervir. Gracias a eso, y al hecho de que había estado corriendo por horas mientras ese idiota Emperador estaba aquí… divirtiéndose, él le gritó. “¡SU MAJESTAD!” Esta vez, su llamado tuvo el efecto esperado, y Ryuuki estaba demasiado sorprendido para concentrar más su atención en Shuurei. Él se dio vuelta hacia la fuente del sonido para ver a un Kouyuu sin aliento y furioso, parado ahí, llevando en las manos algunos documentos.

“¿Qué demonios haces aquí, Majestad?” le gruñó Kouyuu en voz alta y lleno de rabia.

“¿Q-q-qué? ¿K-K-Kouyuuuuu? Aaargh”, Shuurei dio un grito al reconocer su voz y se apresuró a arreglar sus ropas revueltas. Todavía respirando con dificultad, su cara empezó a tomar un color rojo encendido. Usó sus manos para cubrir su escote, sintiéndose muy avergonzada.

“Salvando el futuro de Saiunkoku, desde luego.” Ryuuki declaró confuso. “¿Qué haces aquí? No me digas que estabas espiándonos a mí y a mi esposa, eso es muy indiscreto.” Dijo él entrecerrando los ojos.

“¡Ryuuu~kiiii!” escuchó él diciendo a Shuurei por detrás, y de inmediato se estremeció. Aún así, tuvo el valor para voltearse y responder, “¿Si, mi amor?”

El sonido de una fuerte bofetada hizo eco a través del jardín palaciego, que de haber algunas aves en los árboles cercanos, las habría ahuyentado.

“¡Aaaaauch!” exclamó Ryuuki, “¿Por qué me golpe-“, cortó sus palabras en seco al ver las intenciones asesinas en los ojos de Shuurei. El valoraba su vida demasiado como para arriesgarla al seguir hablando con Shuurei… después de todo, aún no tenía un heredero al trono.

“Ooh, justicia divina”, pensó Kouyuu deleitado y agradeciendo mentalmente a Shuurei-dono por algo que él mismo hubiese hecho encantado.

Shuurei bufó brevemente y trató de recobrar la compostura a un nivel mucho más digno de una Emperatriz, antes de dirigirle la palabra a Kouyuu. “Ahora que he hecho eso, me siento mucho mejor pero, ¿por qué estás aquí?”

“Este idiota me ordenó traer unos documentos del ministerio de Finanzas, pero entonces las oficinas repentinamente se movieron de lugar… y misteriosamente terminé en el jardín. A propósito, ¿POR QUÉ ES TAN ENDEMONIADAMENTE GRANDE ESTE LUGAR? Verde por todos lados, y se ve igual, totalmente fastidioso. Estaba tomando el camino de vuelta cuando de pronto vi…”

“¿El camino de vuelta? Pero por ese lado está el estanque de las carpas… lo sé bien, pues este es nuestro jardín, después de todo.” Ryuuki comentó, señalando hacia la dirección a la que Kouyuu se dirigía.

“¡YA LO SÈ!” gritó él, molesto, a la cara del Emperador.

‘Se volvió a perder’, afirmó Shuurei con la ceja levantada, “Ryuuki, si sabes que no tiene sentido de orientación, ¿por qué lo enviaste a recoger esos documentos?”

“¿Qué? En verdad necesitaba esos papeles y no había nadie más ahí que Kouyuu”, el joven Emperador se encogió de hombros y sonrió inocentemente a Shuurei. “Así que, estoy muy agradecido de que fueras a recogerlos por mí”, agregó en dirección hacia Kouyuu, pero internamente lo maldijo por haberlo encontrado tan rápido. Ryuuki pensó que estaría vagando por lo menos hasta el atardecer. ‘No tuve suerte el día de hoy’, dijo internamente con un puchero.

Kouyuu estaba a punto de explotar, “NADA DE ESO…” gritó el en dirección hacia Shuurei antes de detenerse a sí mismo y centrar su furia en el Emperador de nuevo, “TÚ, ahora que te encontré, vas a regresar conmigo. Todavía hay una montaña de papeles que esperan ser revisados y yo me aseguraré de que esa montaña no disminuya su tamaño.”

Shuurei no podía creer lo que estaba oyendo e inmediatamente miró furiosa a su esposo, “Ryuuki, ¿me-men-tis-te? ¡Dijiste que ya habías terminado tu trabajo!”

Él hizo una mueca al escuchar su agudo tono de voz, “N-no te mentí… más bien alargué la verdad… porque quería pasar tiempo…”

“NO DIGAS UNA PALABRA MÁS.” Gruñó ella en voz alta y él obedeció al instante, mirando sobresaltado en dirección a ella.

Cuando Shuurei-dono estaba en un estado furioso como este, incluso Kouyuu la encontraba aterradora. ‘Y sólo ese idiota es capaz de enfurecerla así con tan poco esfuerzo’, se dio cuenta en su mente. Bueno, no es que se opusiera a ello, ya que eso le hacía el trabajo incluso más fácil… y además era endiabladamente divertido.

“Discúlpame, Kouyuu… creo que es mejor que vuelva al trabajo ahora. Sé lo importante que es el trabajo de oficina, pero realmente necesitaba este receso, Shuurei.”murmuró el Emperador sintiéndose culpable y trató de tomar su mano, aunque ella de inmediato la retiró.

No, ella no lo perdonaría tan fácilmente, no ahora que ella seguía respirando con dificultad debido a la ira. Cuando menos, eso le daría algo de motivación para hacer bien su trabajo y reflexionar sobre sus errores. Quizás en verdad haya tenido deseos pasar el tiempo con ella, lo cual era bastante difícil dadas sus actividades cotidianas… pero a fin de cuentas le había mentido. Eso le molestaba más a Shuurei que si hubiera abandonado su trabajo por una hora para descansar.

Ryuuki se puso de pie para seguir a Kouyuu –quien iba directo al estanque de carpas –de vuelta al trabajo. Luego de corregir el camino del oficial una vez más, se detuvo brevemente al lado de Shuurei. “Gracias por el día de campo, realmente disfruté este tiempo contigo, te amo”, Ryuuki le dejó saber, pero ella lo ignoró. De modo que él dejó salir un dolido suspiro antes de avanzar lentamente con actitud apesadumbrada. Ryuuki sabía que estuvo mal mentirle, pero realmente quería verla para recargar su energía para su necesario, aunque tedioso trabajo. Así que pensaba que ella entendería las cosas después de apaciguar su ira.

Shuurei intentó de nueva cuenta deshacerse del enojo contra Ryuuki, empacando los sobrantes de comida en la canasta, “Baka, baka, baka”, gritó ella casi azotando la comida de vuelta a la canasta. “Ahora me siento mucho mejor”, aseveró contenta consigo misma, terminando con su coraje. Luego se sentó sobre el césped de nuevo, disfrutando del súbito silencio que la envolvía luego de toda esa conmoción. Shuurei seguía molesta con él y seguramente lo haría dormir en el suelo esa noche debido a sus mentiras. Sin embargo, no podía negar que en verdad había disfrutado esa tarde al lado de Ryuuki, e incluso su inoportuna “práctica”. Aunque él a veces desesperaba a Shuurei hasta el punto de querer estallar de ira, ella adoraba la facilidad con que él le alegraba el día y también lo mucho que se preocupaba por ella. Estaba segura de que sería un gran padre una vez que su práctica tuviera éxito… lo cual, sin duda, ocurriría una de esas noches.

‘Después de todo, la práctica hace la perfección…’, sonrió ella ante ese pensamiento, tomando el libro para retomar su lectura.


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Nota de la autora: Adoro lo lindo de Ryuuki esta vez XD Es hora de volver a la versión atormentada de él :D Me daría gusto que dejaran un comentario de paso –gracias ^^

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Fuente:
http://www.fanfiction.net/s/5346782/2/Practice_makes_perfect

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