Título: "Relatos olvidados de los Archivos Imperiales"
("Forgotten works of the Imperial Archives")
Autora: AltheaSaDiablo
Traducido por Violet Raven y corregido por Sakura Suzumiya
("Forgotten works of the Imperial Archives")
Autora: AltheaSaDiablo
Traducido por Violet Raven y corregido por Sakura Suzumiya
Relato 13 - La Mano Invisible
***
Ryuuki empezó a beber antes de que Seiran llegara, pero Seiran rápidamente se emparejó, sobrepasando entonces a su hermano pequeño, el Emperador. Ryuuki no estaba riendo o payaseando esa noche –estaba serio, ausente, mirando el jardín iluminado a la luz de la luna con ojos que veían algo completamente distinto –o tal vez no tan distinto. Había algo raro en el ambiente, una leve y opresiva tensión que rodeaba a Ryuuki. Seiran siempre sabía cuando algo lo estaba molestando, pero eso no quería decir que supera qué era.
Y Ryuuki tampoco estaba muy comunicativo –no hasta que ellos rebajaran considerablemente la cantidad de vino que Ryuuki había traído, y Seiran supiera que Ryuuki se estaba acercando al límite en que la conversación dejaba de tener sentido. Pero ese momento no llegaba aún, ya que él dejó de mirar el estanque y levantó la mirada para encontrar la de Seiran, y su expresión era seria.
“Quería preguntarte,” dijo él, “desde hace mucho, pero… Aniue.” Puso la jarra sobre la mesa, cuidadosamente, y puso sus manos sobre su regazo. “¿Tú mataste a mi madre?”
“Yo…” No era una pregunta sorpresiva, no lo era. Pero era una pregunta que traía el pasado al presente, y Seiran pudo ver el jardín que Ryuuki veía. Detrás de la mirada del Emperador, se encontraba un niño asustado y vulnerable, anhelando desesperadamente un amor que nadie nunca le dio. Seiran recorrió con la mirada el estanque hacia el lugar donde él había tomado en sus brazos a aquél mudo y tembloroso niño y cubierto esos mismos ojos para que no pudieran ver. Él se acordaba, pero Ryuuki no. “No lo hice,” le dijo al niño que ahora era un hombre, y se dio vuelta para darle la cara. “Yo no la maté. Pero debí hacerlo.”
¿Era un niño o un hombre el que dejó caer la mirada hacia la taza que estaba en la mesa? “He pensado mucho sobre eso, pero no lo creo… alguien debió ser. Pero no había razón para ello. Mi madre no era querida, pero no tenía poder. Ella era demasiado insignificante incluso para tener enemigos.”
“Ella te maltrataba.”
“Claro que no-“
“Ella te maltrataba, y eso estaba empeorando,” Seiran prosiguió sombríamente. “De haber continuado así… pudo ocasionarte un daño permanente. Pudo haberte matado. Yo no podía permitirlo. Habría sido muy fácil… pero al final, alguien se me adelantó.”
“No había motivos,” Ryuuki repitió, casi para sí mismo. “¿Por qué? ¿Por qué querría alguien-“
“A veces me lo pregunto,” Seiran trazó el borde de su taza con la punta del dedo. “¿Sabes? Nunca descubrí quien tramó mi exilio… Yo le estorbaba a alguien. Nuestro padre lo sabía pero, ¿quién fue? Yo solamente era un obstáculo en el camino de alguien. Por la forma en que ocurrió todo, me pregunto… quizás, a fin de cuentas, todo resultó así porque alguien más ya te había elegido a ti.”
Y Ryuuki tampoco estaba muy comunicativo –no hasta que ellos rebajaran considerablemente la cantidad de vino que Ryuuki había traído, y Seiran supiera que Ryuuki se estaba acercando al límite en que la conversación dejaba de tener sentido. Pero ese momento no llegaba aún, ya que él dejó de mirar el estanque y levantó la mirada para encontrar la de Seiran, y su expresión era seria.
“Quería preguntarte,” dijo él, “desde hace mucho, pero… Aniue.” Puso la jarra sobre la mesa, cuidadosamente, y puso sus manos sobre su regazo. “¿Tú mataste a mi madre?”
“Yo…” No era una pregunta sorpresiva, no lo era. Pero era una pregunta que traía el pasado al presente, y Seiran pudo ver el jardín que Ryuuki veía. Detrás de la mirada del Emperador, se encontraba un niño asustado y vulnerable, anhelando desesperadamente un amor que nadie nunca le dio. Seiran recorrió con la mirada el estanque hacia el lugar donde él había tomado en sus brazos a aquél mudo y tembloroso niño y cubierto esos mismos ojos para que no pudieran ver. Él se acordaba, pero Ryuuki no. “No lo hice,” le dijo al niño que ahora era un hombre, y se dio vuelta para darle la cara. “Yo no la maté. Pero debí hacerlo.”
¿Era un niño o un hombre el que dejó caer la mirada hacia la taza que estaba en la mesa? “He pensado mucho sobre eso, pero no lo creo… alguien debió ser. Pero no había razón para ello. Mi madre no era querida, pero no tenía poder. Ella era demasiado insignificante incluso para tener enemigos.”
“Ella te maltrataba.”
“Claro que no-“
“Ella te maltrataba, y eso estaba empeorando,” Seiran prosiguió sombríamente. “De haber continuado así… pudo ocasionarte un daño permanente. Pudo haberte matado. Yo no podía permitirlo. Habría sido muy fácil… pero al final, alguien se me adelantó.”
“No había motivos,” Ryuuki repitió, casi para sí mismo. “¿Por qué? ¿Por qué querría alguien-“
“A veces me lo pregunto,” Seiran trazó el borde de su taza con la punta del dedo. “¿Sabes? Nunca descubrí quien tramó mi exilio… Yo le estorbaba a alguien. Nuestro padre lo sabía pero, ¿quién fue? Yo solamente era un obstáculo en el camino de alguien. Por la forma en que ocurrió todo, me pregunto… quizás, a fin de cuentas, todo resultó así porque alguien más ya te había elegido a ti.”
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Fuente:
http://www.fanfiction.net/s/3591153/13/Forgotten_Works_of_the_Imperial_Archives
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